Colombia, un siglo antes un siglo después. | Centro Cultural de la Cooperación

Colombia, un siglo antes un siglo después.

16/12/2009

 

             A fines del siglo XIX, Colombia sufrió un duro enfrentamiento entre liberales y conservadores, cuyo hecho más saliente y sangriento, fue la llamada Guerra de los mil días entre 1899 y 1902, la cual se cobro unos 100.000 muertos, además de consolidar a los conservadores en el poder. Pero en 1903, conservadores y liberales tuvieron que llegar a una coalición para hacer frente a las presiones de EE.UU. que apoyaba la independencia panameña dado los intereses que tenían para la construcción de un canal interoceánico.

            La economía colombiana basada en la exportación del café sufrió un duro golpe durante los años 1917 y 1918 dada la depresión económica que sufrió el mundo por el desarrollo de la Primera Guerra Mundial, pero este fue sólo el principio de lo que durante la década del 20 termino siendo el comienzo de la dependencia económica que le impuso EE.UU., quién en 1922 aprovechándose de esa crisis obligó al gobierno colombiano a firmar la independencia de Panamá bajo el tratado Thompson Urrutia, donde a Colombia se le entrego un “dinero de conciencia” por el territorio robado y cuya suma fue de 25 millones de dólares.

Claro que EE.UU., no sólo se conformo con lograr la fragmentación de Panamá y Colombia, sino que además, unos meses después, enviaron una misión económica encabezada por Princeton Kemmerer, que impuso al gobierno colombiano un programa económico conservador basado en préstamos bancarios, además de tener que equilibrar el presupuesto de gobierno despidiendo a cientos de trabajadores y bajar los sueldos de los que siguieron trabajando.

No fueron sólo las políticas económicas las que EE.UU. impuso en Colombia, sino que también las empresas norteamericanas comenzaron a instalarse en el país cafetero haciéndose presentes en la producción y exportación petrolera a manos principalmente de la Stándar Oil, y de plátanos, a manos United Fruit Company (UFCO) que se estableció en Barranquilla, la costa caribeña de Colombia a comienzos del siglo XX.

En la década del 20 la UFCO llego a emplear unos 30.000 trabajadores, los cuales en 1924 se declararon en dadas las malas condiciones de pago y trabajo. La respuesta no se hizo esperar y la empresa norteamericana dijo que los trabajadores no eran responsabilidad de ellos ya que dependían de pequeños contratistas. Cuatro años más tarde, mejor organizados los trabadores volvieron a declarar la huelga, la respuesta de la UFCO, apoyada por el tribunal de justicia, fue la misma, los trabajadores eran responsabilidad de los pequeños contratistas, pero el gobierno si tomo una respuesta diferente, y el 6 de diciembre de 1928, en Ciénaga, los soldados del ejército dispararon contra los trabajadores y demás personas que se encontraban reunidas en la plaza del pueblo. El hecho dejo alrededor de 3.000 personas asesinadas, además los principales dirigentes comunistas y socialistas fueron encarcelados.  Acontecimientos semejantes, pero con menos muertos tuvieron las huelgas de los trabajadores del transportes y de una de las petrolera norteamericanas que operaba e Colombia, la Tropical Oil Company, en Barrancabermeja, a orillas del río Magdalena.

 

No sólo los trabajadores se revelaron contra el gobierno conservador, las malas condiciones de vida y trabajo durante las décadas de 1920 y 1930, también los pueblos originarios llevaron adelante sus reclamos en busca de mejores condiciones de vida y de las tierras que les fueron robadas a manos de terratenientes locales y empresas extranjeras; uno de sus líderes y pensadores más representativos fue Manuel Quintin Lame en los Valles del Cauca, el suroccidente de Colombia, quién llevo adelante una serie de importantes levantamientos.

En agosto de 1914, Quintin Lame, se dirigió a Bogotá, capital del país, para reclamar por las tierras que les habían arrebatado, y que nunca les habían devuelto. Luego de entrevistarse con los ministros de Relaciones Exteriores y de Guerra, de los cuales no obtuvo ninguna respuesta favorable. De regresó al Cauca comenzó a organizar un levantamiento general junto a las comunidades de Tolima, Huila, Tierradentro, Cauca y Valle para febrero de 1915, en busca de conformar lo que se denominaría, la “República Chiquita de indios”, expulsando a los terratenientes dueños de las fincas, las cuales volverían a ser propiedad de los habitantes originarios para distribuirlas de forma equitativa. Al enterarse del plan las autoridades locales, fieles representantes de los terratenientes, apresaron a Quintin Lame un mes antes del levantamiento en el pueblo de Coetano, fue trasladado y condenado a nueve meses de prisión en la ciudad de Popayán.

Cuando Quintin Lame obtuvo la libertar, a pesar de seguir siendo perseguido, simuló trabajar en las faenas agrícolas para poder continuar con su actividad política. Claro que los terratenientes continuaron con las denuncias,  además  de pedir que fuera encarcelado nuevamente. A fines de 1916 Quintin Lame encabezo el levantamiento de Inzá, donde los indígenas fueron reprimidos por las autoridades y por Pio Collo, un líder indígena en desacuerdo con la idea de Quintin Lame y aliado de los terratenientes. Durante la represión fueron detenidos, heridos y asesinados una gran cantidad de indígenas lamistas.

Quintin Lame fue perseguido constantemente, a pesar de ello en abril de 1917 llevo adelante un levantamiento en la hacienda de San Isidro, nuevamente fue traicionado por un líder indígena que formaba parte de la comisión que llevo adelante la organización del levantamiento, fue detenido golpeado y trasladado nuevamente a Popoyán.

Cuatro años pasaron hasta que en abril de 1921 Quintin Lame fue juzgado, asumiendo él mismo su defensa, en la que hablo por quince días, pero finalmente el juzgado lo declaro culpable por delitos de hurto, asonada fuerza y violencia condenándolo a cuatro años de prisión. Como ya había estado encarcelado durante esa cantidad de tiempo, en agosto de ese mismo año logro la libertad.

Los casi cuarenta años que pasaron hasta su muerte a los 80 años no cambiaron su objetivo de lucha y escribiendo obras como “En defensa de mi raza” y “Los pensamientos del indio que se educó en las selvas colombiana” donde seguía manifestándose por la relación entre el hombre y la naturaleza, la identidad, las tierras y los derechos que correspondían, y corresponden, a los pueblos originarios.

    

 Parece que nada es casualidad por nuestras tierras, que el tiempo no pasa, por un lado los pueblos originarios siguen luchando por recuperar su identidad y sus tierras arrebatadas desde hace más de cinco siglo; por el otro, hace casi un siglo EE.UU. apoyó la supuesta independencia de Panamá de Colombia que tuvo como fin la construcción de un canal interoceánico a cambio de unos dólares, además de imponer una política económica deficitaria para ambos países (Colombia y Panamá). Hoy casi un siglo después, Colombia parece no haber aprendido o entendido la lección, pues permite la instalación de bases militares estadounidenses en su territorio poniendo en peligro el difícil proceso de integración y unidad que se esta dando en nuestro continente, y que además nos puede costar y llevar a un enfrentamiento entre hermanos nuestramericanos.

 

Alejandro Pisnoy

Prof. Invest. CCC

 

Referencias Bibliográficas

 

Bethell, L. Ed. Historia de América Latina. Economía y sociedad 1870 1930. Vol VII. Ed. Crítica. Barcelona. 2000.

Cockcroft, J. América Latina y Estados Unidos. Historia y política país por país. Ed. Siglo XXI. México DF. 2001.

 

http://alirio-acevedo.blogdiario.com/i2007-11/

http://www.lablaa.org/blaavirtual/biografias/lamemanu.htm

http://www.luguiva.net/articulos/detalle.aspx?id=70

 

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