“Calzar el coturno americano, mito, tragedia griega y teatro cubano” de Miranda Cancela, Elina. Ediciones Alarcos, La Habana, Cuba, 2006.
Autor/es: Cristina Quiroga
Sección: Palos y Piedras
Edición: 9/10
Elina Miranda Cancela, ensayista y profesora de la Universidad de La Habana, Cuba, reúne en este libro una decena de ensayos nucleados en torno a la presencia de los mitos y cánones clásicos de la tragedia ática en el teatro cubano, con una referencia bibliográfica cuidada y extensa de un tema que ha estudiado a lo largo de quince años de labor investigativa y creadora.
Elina Miranda Cancela, ensayista y profesora de la Universidad de La Habana, Cuba, reúne en este libro una decena de ensayos nucleados en torno a la presencia de los mitos y cánones clásicos de la tragedia ática en el teatro cubano, con una referencia bibliográfica cuidada y extensa de un tema que ha estudiado a lo largo de quince años de labor investigativa y creadora.
En el Prólogo, la autora anticipa la imbricación entre los dos polos aparentemente opuestos: la tragedia griega y el teatro contemporáneo, que se dio en Cuba en la década del sesenta, rompiendo las fronteras europeas para situarse en Latinoamérica, empujado por las nuevas experiencias políticas y culturales de la década.
Por otra parte, muchas de estas piezas cubanas dejaron de ser entendidas como meros ejercicios miméticos, para volverse un medio de legitimación de los problemas específicos contemporáneos, mudando su anterior marginalidad a un éxito teatral popular y único.
El título elegido para su ensayo, hace referencia al escritor José María Heredia que se propuso, ya en 1827, “calzar el coturno americano”, para guardar en la memoria del Teatro universitario el inicio de un posible diálogo del tema, que afloró a mediados del siglo XX como una nueva manera de entender la intertextualidad que devino en un teatro propio cubano.
La investigación hace un pareo de la historia del teatro desde principios del siglo XVIII hasta hoy, iniciado con la obra El príncipe jardinero y fingido Cloridano del habanero Santiago Pita, considerado el primer vínculo del imaginario griego en Tracia con el caribe americano. Recorre las obras que se adueñaron de las figuras míticas y lugares remotos griegos, para ir delineando la nueva idiosincrasia nacional en la fundación de las letras autóctonas.
Destaca nombres de escritores y traductores paradigmáticos del teatro como el mencionado Heredia, Francisco Covarrubias, Joaquín Lorenzo Luaces, Francisco Sellén, Rafael María de Mendive y José Martí -amante de la poética de Esquilo- dispuestos a escribir una tragedia americana “en grande”.
La mirada que hace Cancela del Teatro Universitario se centra en el período de principios del siglo XIX, en los primeros treinta años de verdadera floración de la escritura, las puestas en escena y la fundación de salas teatrales, con la irrupción del Romanticismo y una producción de más de cuatrocientas obras escritas y producidas.
Este período se inicia en 1838 con José Jacinto Milanés, entre otros autores, que debieron enfrentar la censura y la oposición del gobierno colonial, exacerbada por el enfrentamiento entre criollos y peninsulares.
La autora continúa detallando exhaustivamente con excelentes fundamentos documentales correspondientes a cada capítulo, los avatares del recorrido del teatro cubano hasta llegar a principios del siglo XX, en medio de la frustración de la intervención americana y del repertorio de las compañías españolas, que mantuvieron ajeno al teatro tanto de los textos clásicos como de la producción contemporánea.
Resalta, además, el trabajo que desarrollaron en la década del 40 los estudiantes de la Universidad de La Habana y de la Academia de Artes Dramáticas, reivindicando en la escena moderna a los clásicos griegos, con un nuevo sentido socialista, colectivo y creativo con que se concebía el hecho teatral.
Cancela, al referirse a la obra del director austriaco Ludwig Schajowicz y de sus continuadores, hace una cronología de nombres de dramaturgos, directores, actores y puestas en escena de obras de teatro griego hasta llegar a otro hito del teatro con la obra Electra Garrigó de Virgilio Piñera, en 1948. El análisis detallado de esta obra, le permite concluir que Piñera logra la conjunción de cubanía y contemporaneidad, adelantando la importancia de los mitos griegos en el teatro hispánico en la segunda mitad del siglo XX.
Los escritores Virgilio Piñera, Carlos Felipe y Rolando Ferrer forman la tríada fundacional de un teatro verdaderamente cubano. Como describe la investigadora, escriben para una escena en verdad cubana y mitifican la realidad, “la imagen de una cultura de resistencia”, con gran repercusión pública.
Dedica un capítulo a José Triana y su Medea en el espejo, la María-Medea del solar habanero, apoyado en el mito griego, para continuar hilvanando la historia del teatro cubano con otros autores de la década de los sesenta signados por el triunfo de la Revolución.
Seguidamente fundamenta que, en esos años, los dramaturgos vuelven los ojos a Esquilo por su manera en que emplea a sus personajes, a modo de encarnación de las fuerzas en pugna, en un intento por conseguir en forma acabada, un teatro poético, intelectual y verbalista, como afirma el dramaturgo Antón Arrufat.
En los ochenta, la autora del libro destaca a Alejo Charpentier, novelista devenido autor teatral, quien hizo suyo el viejo anhelo herediano de calzarse el coturno americano, con el “drama del comprometimiento” a partir de su modo de entender la historia y el presente latinoamericano.
Demuestra que los personajes de las obras de Sófocles, Eurípides y Esquilo siguen vigentes hasta hoy en la Cuba contemporánea, se mitologizan y proyectan como tragedias una cubanización que subvierte la contaminación contextual, logrando que el espectador no se sienta ajeno, sino que lo lleva a reflexionar sobre sus propias circunstancias sociales.
En la génesis de este libro, Elina Miranda Cancela combina la prosa ágil y sencilla, trazando una cartografía de la especial relación entre la escena cubana y la griega. Finalmente, dedica las últimas páginas de su estudio a la exposición de una galería de imágenes de las puestas, afiches y programas de mano de algunas de las obras estudiadas.