"Boedo: Orígenes de una literatura militante. Historia del primer movimiento cultural de la izquierda argentina" por Leonardo Candiano y Lucas Peralta. Buenos Aires, CCC, 2007. | Centro Cultural de la Cooperación

"Boedo: Orígenes de una literatura militante. Historia del primer movimiento cultural de la izquierda argentina" por Leonardo Candiano y Lucas Peralta. Buenos Aires, CCC, 2007.

Autor/es: Mariana Sverlij

Sección: Comentarios

Edición: 2


TapaBoedo. Orígenes de una literatura militante es el resultado de un tenaz trabajo de investigación, llevado a cabo por Leonardo Candiano y Lucas Peralta. El libro nos invita a un redescubrimiento creativo de la experiencia boedista, argumentando con solidez los orígenes, las tensiones, y discusiones de carácter artístico e ideológico que atraviesan lo que los autores denominan el primer movimiento de la izquierda cultural argentina.

La militancia cultural del grupo de Boedo aparece en primer plano, enmarcada en un contexto político y cultural específico (Cap. I. “Aclarando Tinieblas. Contexto, conformación y desarrollo del Grupo de Boedo”). Desde este prisma particular los autores buscan acercar una comprensión de esta experiencia cultural de la década del 20, incluyendo tanto la voz de sus protagonistas como las versiones de la crítica (Cap. II. “La madeja de la crítica. Las versiones sobre Boedo”) que han operado en la posterior visión del fenómeno boedista y, en ocasiones, también, en su relegamiento. En este último aspecto, los autores proponen una aproximación a esta experiencia que no caiga en “prejuicios, subestimación o elogios desmesurados” (p. 41), términos utilizados para analizar el abordaje que la crítica ha hecho de la experiencia boedista.

Boedo. Orígenes... no busca introducir a los autores de Boedo en un panteón intelectual -por cierto relegado- sino introducirlos en el tiempo de la historia, para poder analizar en toda su complejidad esa experiencia cultural; una de las primeras experiencias culturales de una Argentina que iba adquiriendo una fisonomía económica, territorial y social desigual. Y que iba a encontrar una respuesta en este movimiento artístico. En este aspecto los autores desarrollan la centralidad otorgada por el Grupo de Boedo a la lucha de clases, una lucha que se desarrolla en todas las esferas de la vida. “Para el grupo de Boedo -dicen los autores- burguesía y proletariado se enfrentan indefectiblemente en todas las esferas donde se encuentren, tanto en las calles como en la visión de la economía, la representación política y la práctica artística”(p.17). Siguiendo esta concepción, el grupo de Boedo se define –en términos ideológicos y artísticos- por un determinado tipo de escritura, de circulación de los textos, de trabajo editorial, donde el acento recae en la socialización, la apertura de los productos culturales, a los que intenta extender más allá del círculo de especialistas, como parte activa del desarrollo de la lucha de clases en este país. En sintonía, se erige una concepción del artista o intelectual que no se ubica por encima de la lucha de clases, sino que forma parte activa de ésta. En palabras citadas de Alvaro Yunque “el artista debe militar entre los hombres que cambian el mundo” (p.17).

Una pregunta que sobrevuela el texto es cuál es el vínculo entre la especificidad artística y la imperiosa necesidad de transformación social proclamada por los boedistas. De ahí que la neutralidad del artista sea, para Castelnuovo, no sólo complicidad sino parte de la reproducción de las relaciones viciadas del orden capitalista. Y entonces ¿cuál es el rol del intelectual que se elabora? Boedo. Orígenes... nos propone, ya desde el título, pensar una “literatura militante”, un producto cultural que es también sujeto del cambio social, que milita de algún modo en lo social y lo político con sus propios recursos.

Los autores dicen que lo que los motiva “es la posición que los miembros de Boedo sostienen en la lucha ideológica y cultural de la época como movimiento artístico” (p.14); esta posición encuentra una de sus respuestas en la consideración del propio accionar cultural como una forma de participación política. Aparece entonces la posibilidad de intervenir, a partir de un arte que es también una herramienta. Es desde esta acción –cultural- que el escritor, a partir de su especificidad literaria, se inserta en la lucha de clases. Dice Yunque que “El artista no ha venido a contemplar sino a vivir. Arte es acción. El arte es herramienta” (p.19).

Vemos también a lo largo del libro cómo se ponen en juego, en esta concepción que sostiene Boedo, varios elementos: el uso de determinadas estrategias narrativas; la apelación a un determinado lenguaje –comprensible- e, incluso, el planteo de creación de una cultura específicamente proletaria, forjada por proletarios. Esta propuesta abarca la construcción de una práctica ideológica que aglutine a los trabajadores “como clase social dominada y en conflicto con su clase antagónica” (p.17). El carácter popular de esta literatura –realista y pedagógica- implica obligatoriamente también un determinado modo de producción, circulación y recepción (también populares) donde el carácter colectivo del proceso artístico deviene fundamental. El forjamiento de una identidad, a su vez, supone también un mecanismo de diferenciación de otros sectores con los que pugna al interior del campo cultural: entre ellos, nos señalan los autores, tanto el mercantilismo y populismo del folletín y sus cristalizaciones como la alta cultura y el academicismo (Cap. 4 “Boedo contra Florida. Dos miradas estéticas).

El análisis de los textos del grupo de Boedo, entonces, aparece en primer plano como parte de un análisis global del grupo. Y en esta globalidad es el texto el que importa, pero también el contexto en que surge y se difunde; la forma en que lo hace, la recepción –ideológica, literaria y cultural- que lo aborda a lo largo del tiempo, así como los soportes materiales en los que se inscribe. Es decir, no sólo el texto es puesto en primer plano, también lo que sostiene al texto y que hace a la ideología global del grupo, a su concepción de la práctica artística: las revistas –minuciosamente analizadas y documentadas, teniendo en cuenta, como valor extra, la dispersión del material aquí reunido- la elección de sus nombres, los precios bajos y la divulgación masiva.

Candiano y Peralta insertan al grupo de Boedo en el tiempo de la historia, con sus idas y vueltas, la salida y entrada de intelectuales, con su complejidad y contradicciones, como parte de una tradición insoslayable de la cultura de izquierda argentina. De este modo, Boedo. Orígenes... da un paso importante en la reconstrucción de la historia cultural de nuestro país, insertándose dentro de ella, y haciendo sus propias preguntas.

Creemos que una de las posibles promesas que nos deja el libro es la propuesta de pensar la situación y los combates por dar del intelectual latinoamericano hoy, desde una mirada que no es complaciente sino crítica, pero comprometida. Los boedistas que recorren el texto y el análisis de Candiano y Peralta nos invitan a pensar en los usos de la palabra y su contexto de producción. Este es un contexto distinto de aquél, pero no menos escandaloso en la producción de ese miserabilismo que los autores citan en tanto la expresión literaria de situaciones, posiciones, caras y cuerpos expuestos a la miseria, el hambre, el abandono. La fabricación industrial del consenso, las condiciones de vida y de trabajo evidenciadas por los boedistas en sus textos, la recreación imperial de la hegemonía forman parte hoy de la escena en que el intelectual inserta su palabra.

Entonces este pensar y pensarnos –en términos de un desafío colectivo que confronte con las ideas y prácticas instaladas por el neoliberalismo- nos posibilita vislumbrar otro horizonte en el cual es posible y necesario defender el pensamiento crítico, las ideas cuestionadoras e independientes de los intereses del mercado. Un modelo que nos permite discutir con el pensamiento único, el saber erudito y abstracto que pregona la realización meramente individual.

Boedo. Orígenes de una literatura militante evoca el paisaje intelectual, estético y político de la generación de Boedo y nos hace preguntarnos acerca del nuestro. Se trata entonces de redescubrir, meditar y actualizar creativamente un sentido de la tarea intelectual que puede ser un principio de encuentro y de acción.

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