Tierra y Libertad... de mercado: sojización y apuntes para comprender el conflicto de la 125
Autor/es: Ernesto Mattos
Sección: Estudios de Economía Política y Sistema Mundial
Edición: 14/15
Es éste un análisis de la evolución de la producción agrícola en la Argentina, con la marca de un vigoroso proceso de sojización de la región pampeana y extra-pampeana. Este fenómeno, resultante de los altos precios de la soja en el mercado internacional, tiene impactos importantes tanto en la balanza comercial argentina como en su estructura productiva, y atraviesa dos períodos de políticas económicas bien diferentes desde su concepción. La de los años 90, identificada con recetas neoliberales, implicó el retiro del Estado, la desregulación del comercio interior y exterior , la desindustrialización, la convertibilidad de la moneda y otras medidas que dieron como consecuencia un proceso de fuerte extranjerización de la economía, con una creciente desindustrialización y precariedad del empleo. Producida la implosión de 2001, a partir de 2003 hubo un cambio de modelo donde se repone la presencia del Estado, con metas explícitas: una mayor independencia económica y una más justa distribución de la riqueza.
Reflexiones sobre las transformaciones en el subsector agrícola. Tierra y Rentabilidad 1990-2010.
1. Sector Agropecuario: orden jurídico y producción agropecuaria 1991-2010.
La Reforma del Estado 1989-1992 rumbo a la Constitución de 1994 por la “Revolución Productiva”.
La constitución de una nación no debe entenderse como un simple documento político, sino como la expresión de un proyecto de país1 y organización territorial. En este sentido, podríamos decir que…
…la Constitución es el orden creado para asegurar el fin perseguido por una comunidad política, y la que instituye y demarca la órbita de las diversas magistraturas gubernativas.2.
Las elecciones del 14 de mayo de 1989 dieron como ganadora la formula Carlos Menem–Eduardo Duhalde bajo el lema de la llamada Revolución Productiva. “Revolución” que, según la autora Mabel Thwaites Rey (2003), venía a resolver los problemas económicos de la especulación financiera y la falta de un horizonte en base al factor trabajo. El documento presentado por la fórmula ganadora, propuso que…
...si acentúa que esa cultura de la especulación había sido consecuencia natural de un esquema basado en la sobrevaluación cambiaría, la apertura a las importaciones baratas y el alto endeudamiento externo, que no había beneficiado –además de a los más ricos– a los segmentos más altos de las clases medias, cerrándoles los ojos frente a la destrucción nacional que ese proceso involucraba…3
En el fondo, la fórmula presidencial, proponía:
…una política de redistribución del ingreso que recuperara el mercado interno y proporcionara una demanda solvente para el relanzamiento industrial, financiado con las divisas que debía proveer un “sector primario reactivado”.
Los dos pivotes de este esquema eran, según la autora, el salariazo, base de la expansión de la demanda, y un tipo de cambio real que sustentara la capacidad exportadora. En síntesis: la idea era lograr que el sector primario se reactivara y provocase una mayor cantidad de divisas que permitiera el lanzamiento de la industrial; para lograr eso surgieron las siguientes modificaciones entre 1989-1992. Según Blutman, G. (1999) la reforma del Estado tiene su sustento en dos leyes (1991/92) la 23696 y la 23697, que proponen lo siguiente:
- Privatización o participación del capital privado en las empresas públicas;
- Reforma de la carta orgánica del Banco Central de la República Argentina;
- Régimen de inversiones extranjeras, similar tratamiento que al capital nacional;
- Decreto de desregulación (2248/91) plantea la Desregulación del comercio interior de Bienes y Servicios4 (supresión de normas que limitan el libre funcionamiento de los mercados); Modificación de la ley de competencia y suspensión de la ley de abastecimiento (producir bienes o fijar precios o imposición de sanciones);
- Desregulación del comercio exterior: se suprimen las limitaciones a las importaciones y exportaciones, con excepciones por razones sanitarias, alimentos y farmacéuticos;
- Entes Reguladores: se deroga la legislación que regulaba mercados agrícolas (granos, carne, azúcar, vinos, yerba mate, etc.), se suprimen junto a los entes encargados (Junta de Carne, Granos, Vino, Instituto Forestal Nacional, Yerba Mate, etc.).
Un punto que acompañaba a esta desregulación –y no por ello menos importante, de la legislación anterior a 1989–y otros entes es la:
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Reforma Fiscal: supresión de impuestos relacionados con los mercados agrícolas, supresión de las tasas de estadística para la exportación, los regímenes de promoción industrial remanentes, modificación de aranceles de importación, etc.
Estas transformaciones en las funciones del Estado, después de los hechos de 19895, buscaban la estabilidad económica. Sin embargo, habrían de producirse diversos cambios organizacionales y una reestructuración del aparato institucional que modificó la estructura productiva y contribuyó al proceso de desindustrialización6. Sentando las bases para el avance de un sector que es objeto de nuestro estudio: el sector agropecuario.
En síntesis, la crisis social de 1989 posibilitó la reforma de la Constitución Nacional, lo cual implicó un nuevo orden jurídico para las actividades económicas, sociales, políticas y culturales. El sector agropecuario tendrá un protagonismo en la economía –sustentado en este nuevo orden jurídico–, no sólo por su producción, sino también por la participación en las exportaciones, y logrará ir caracterizando el modelo económico que se basará en la exportaciones de productos primarios, ocupando un lugar dominante en la economía –que no se vio reflejado en las estadísticas del PIB–. En paralelo, se profundizará el proceso de desindustrialización. La participación en el comercio exterior será a través de la exportación de productos primarios.
Según Menem-Duhalde, la “Revolución Productiva” vendría de la mano del sector agropecuario, el cual produciría un desarrollo industrial. En realidad, fue todo lo contrario: se terminaría por consolidar las tendencias de primarización de la economía nacional, especializándonos en la exportación primaria; derivados de la soja (harinas y aceites) en función de una demanda externa, con efectos múltiples para los sectores populares. Las causas y orígenes de la hegemonía del sector agropecuario en la economía se profundizarían, dando como resultado una tendencia a la concentración en el uso de la tierra, que se verá reflejada en el alza de los precios, así como en su valor patrimonial durante la convertibilidad, y que se incrementarían aún más en la post-convertibilidad. No obstante, ahora nos adentraremos en las variables económicas más importantes en la estructura productiva desequilibrada.
1.1. El valor de la tierra, el mapa de la soja y la ganadería.
En el Gráfico Nº 17 podemos observar lo comentado en el apartado anterior, el precio (u$s/ha) de la tierra fue incrementándose, según el informe del INTA:
En el período de convertibilidad, el precio de la tierra por hectárea osciló entre los 2.500 y 3.500 dólares. En la post-convertibilidad 2002-201, los valores de la tierra se incrementaron entre 3,700 y 12,550 dólares. Dicho incremento en el precio de la tierra podría traducirse en un aumento del valor patrimonial del poseedor de las tierras. El fenómeno que viene sucediendo es el siguiente: el precio de la tierra sube, pero no debido a un incremento de la demanda de tierras –comprando– para la producción, sino que el valor tierra crece por la demanda externa, que prioriza la producción de soja (poroto, harina y aceite) para exportación. Conjuntamente con este fenómeno, podríamos deducir que estuvo creciendo el arrendamiento. Como dijimos antes, el precio durante el período 1991-2001 fue creciendo, pero, ¿qué se produce en las tierras de la región pampeana? Esta zona se caracteriza por la producción de cereales y oleaginosas, carne y leche.
Para tener una idea de la producción agropecuaria, sacaremos una foto8 del territorio argentino:
En 1996, la autorización de la soja transgénica por parte del secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca, Felipe Solá, contribuyó a las transformaciones que estaban sucediendo en el sector. Dicha introducción en 1996-979 reforzó la importancia que tenía en el complejo cerealero y oleaginoso. La soja transgénica incentiva una mayor producción. Al respecto nos aporta el profesor Teubal, M., que:
A partir de 1997, año en que comienza la producción de la soja transgénica, aumenta substancialmente la proporción de soja RR en la producción total de este rubro, alcanzando en 2004 casi el 100%. Asimismo, se trata de un rubro que se exporta casi en su totalidad. Se visualiza claramente el avance de la soja transgénica sobre los demás cultivos en términos de la producción. En 1997/1998, cuando arranca la producción de la soja transgénica combinada con la siembra directa, se produjeron 18, 732,172 de este cultivo.10
En la primera parte, habíamos desarrollado la idea de que la mercancía producida por el sector agropecuario cumple un doble rol: bien salario y producto exportable.
En síntesis, la agricultura sin agricultores avanza sobre la región pampeana, y se extiende. De esta forma, va cambiando el perfil productor de la zona más importante del país. El aumento del precio de la tierra por hectárea que llega a un pico u$S 12000 es parte de estas transformaciones. La ganadería comienza a experimentar cambios en torno a la agriculturización de la zona. Otro resultado de estos cambios en el territorio tiene que ver con lo agrario, con la hegemonía que surgirá expresada en los medios de comunicación, y develará otro sujeto social oculto durante los noventa, pero, en conjunto con los productores de soja, son los grandes beneficiarios del comercio exterior.
1.1.1 Producción Agropecuaria: pool de siembra y siembra directa. Cereales y Oleaginosas, Principales Cultivos Industriales, Frutas, Hortalizas y Legumbres y Ganadería 1990-2010.
En este apartado, interesa centralizarnos en la producción agropecuaria y las tendencias que emanen de ella. Un dato relevante para nuestro trabajo es la superficie sembrada y su producción campaña a campaña. Los mapas provistos por el INTA sobre la ganadería y el sector agropecuario, ¿podrían decirnos que es una zona donde la soja prevalece por sobre los otros cultivos? No. Y, ¿el cultivo de soja, realmente, prevalece por sobre otros cultivos? Tampoco. Para dar repuesta a estas preguntas construiremos una serie de gráficos para ir de lo macro a lo micro, con la intención de tener datos concretos y responder dichas preguntas. Advertimos al lector que por cuestiones de estadística pueden faltarnos algunos datos que no están actualizados11. El Gráfico Nº 212 refleja la importancia del rubro cereales y oleaginosas por sobre los cultivos industriales, frutas y hortalizas y legumbres. La falta de algunos datos sólo nos permite deducir ciertas tendencias.
Una primera respuesta a nuestras preguntas anteriores podría ser que la importancia de las cereales y oleaginosas por sobre los otros cultivos es notoria. Ahora, ¿qué productos componen cereales y oleaginosas? ¿Qué productos componen los principales cultivos industriales, frutas y hortalizas y legumbres? La siguiente Tabla 113 nos brinda dicha información. Antes de continuar hacemos la siguiente sugerencia pensar que, por un lado cereales y oleaginosas contienen productos como el arroz, trigo y maíz, que son parte vital de la canasta básica del pueblo argentino. Por otro lado, también el girasol es de suma importancia para la cocina de las familias, aunque el trigo, el maíz y el girasol son productos de exportación. Entonces, supondremos y retomaremos la idea planteada, en apartados anteriores, del rol de estos productos: bien salario y producto de exportación. En si, la sugerencia es pensar estos productos como parte de la dieta de la población. Podríamos incluir el trigo, el maíz y el girasol con los principales cultivos industriales, frutas y hortalizas y legumbres, aunque la fuente de datos ya viene bajo ciertos parámetros y responde al conocimiento que sobre estas producciones tienen los organismos estatales que relevan los datos.
Tabla 1. Producción Agrícola: Cereales y Oleaginosas y Principales cultivos industriales, frutas y hortalizas y legumbres
Cereales y Oleaginosas |
Principales cultivos industriales |
Principales frutas |
Principales hortalizas y legumbres |
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1. Alpiste |
11. Cártamo |
1. Algodón (en bruto) |
7. Naranja |
16. Ajó |
2. Arroz |
12. Colza |
2. Caña de azúcar (molida) |
8. Limón |
17. Batata |
3. Avena |
13. Girasol |
3. Tabaco |
9. Mandarina |
18. Cebolla |
4. Cebada cervecera |
14. Lino |
4. Té (hoja verde) |
10. Pomelo |
19. Papa |
5. Cebada forrajera |
15. Maní |
3. Vid (uva para vinificar) |
11. Ciruela |
20. Pimiento |
6. Centeno |
16. Soja |
4. Yerba Mate (canchada) |
12. Damasco |
21. Tomate |
7. Maíz |
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5. Joroba |
13. Durazno |
22. Melón |
8. Mijo |
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6. Tung |
14. Manzana |
23. Zanahoria |
9. Sorgo granífero |
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15. Pera |
24. Zapallo |
10. Trigo |
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25. Arveja |
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26. Lenteja |
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27. Poroto |
Si pensamos que al bien salario lo componen: los principales Cultivos industriales, frutas y hortalizas y legumbres que, en total, son 27 productos, y le sumamos, de Cereales y Oleaginosas, los productos 2. Arroz, 3. Avena, 7. Maíz y 10. Trigo, tendríamos 31 productos que componen la dieta alimentaria de la población, o son representativos como bien salario. En esta idea, no están incluidos los productos pecuarios. Ahora estos productos ocupan una superficie sembrada; entonces, tengamos presente a lo largo del trabajo esta reflexión:
Los productos que ocupan mayor superficie, desplazan a otros productos, provocando una reducción en su producción. La reducción de producción va a producir una demanda de dichos productos que se verá reflejada en un alza de sus precios.
Una pregunta que cabría introducir en esta parte del trabajo sería: ¿es la soja la causante de esta reducción en la producción agrícola?
Para tratar de responder esta pregunta, deberemos tener presente la desagregación realizada en los gráficos que contienen los datos de: los cereales y oleaginosas, los cultivos industriales, las frutas y las hortalizas y legumbres. El Gráfico Nº 314 nos muestra la superficie que ocupa cada producto.
Entre las campañas 1990/91 y 1997/98, se produce un cambio en la superficie sembrada, la mencionada introducción de la soja transgénica posiciona a las oleaginosas por encima de los cereales y se mantiene por sobre los otros cultivos. Como dijimos, esta superación en la superficie sembrada por parte de las oleaginosas sobre los otros cultivos se acentúa durante el período de post-convertibilidad, y tiene también su explicación en las nuevas tecnologías aplicadas a la producción y la arquitectura financiera: pool de siembra15 y siembra directa.
La soja ocupa 20.000.000 hectáreas (ha) de la superficie sembrada para la campaña 2009/10, cuando en la campaña 1990/91 era sólo de 8.000.000 (ha). Los otros cultivos, a excepción de los cereales, no superan los 5.000.000 (ha) durante las campañas de 1990/91 a 2009/10.
Por otro lado, construimos con los datos de producción de los cultivos que presentamos en el Gráfico 416. Por lo visto en el gráfico anterior (8), las oleaginosas ocupan la mayor parte de la superficie sembrada del sector agrícola.
El peso de las oleaginosas sigue siendo superior al de los otros cultivos –como en el Gráfico 5 de superficie sembrada–, en cuanto a la producción; y, por lo tanto, reafirma su importancia en la producción agrícola. La producción de oleaginosas llega a un máximo de 55.000.000 (tn) para la campaña 2009/10, mientras que en la campaña de 1990/91 fue solamente de 15.000.000 (tn), inferior en comparación a los cereales de 22.000.000 (tn), y los cultivos industriales, que eran de 17.000.000 (tn). Podríamos inferir de estas tendencias que los productores destinan la mayor parte de la superficie agrícola a la producción de oleaginosas. Pero, ¿qué rendimiento tiene cada cultivo? ¿Podríamos decir que el rendimiento de las oleaginosas es superior al de los demás cultivos? Sí, si no basamos en los datos anteriores, pero estaríamos en un error. El cálculo del rendimiento lo encontramos en el Gráfico Nº 517, donde notamos lo siguiente:
El rendimiento de cada cultivo en el Gráfico Nº 5 nos muestra que ni el rendimiento de las oleaginosas, ni el de los cereales, es superior al de los otros cultivos, si sumamos los cultivos industriales, las frutas y las hortalizas, y legumbres. En cambio, cereales y oleaginosas tienen un rendimiento por hectárea menor 5 ((tn)/ha) puntos, mientras que los cultivos industriales alcanzan un máximo 36 puntos ((tn)/ha). Cabe aclarar que para las campañas 2006/07 a la 2009/10 faltan datos, pero los datos de cereales y oleaginosas están completos. Este gráfico nos demuestra la importancia que tienen, en cuanto a rendimiento, los cultivos industriales, frutas y hortalizas y legumbres, que son para la alimentación de la población. Su alto rendimiento por hectárea es necesario para abastecer a una población en crecimiento.
Ahora bien: sacando el maíz y el trigo de cereales y oleaginosas, ¿qué cultivo es relevante entonces? Vimos que el cultivo de oleaginosas tiene peso en la producción y en la superficie sembrada, pero no pasa lo mismo cuando evaluamos su rendimiento. Entonces, podríamos deducir que la mayor importancia que tienen las oleaginosas en la superficie sembrada y la producción ¿tiene que ver con que son productos para la exportación? Sí, pero veamos primero el producto que más peso tiene en las oleaginosas. No olvidemos que la mercancía que produce el sector agropecuario tiene esta característica de ser de exportación. En ella podríamos ubicar la soja, el trigo y el maíz, aun a sabiendas de que el maíz y el trigo también tienen más peso que la soja en la mesa del pueblo argentino.
El Gráfico Nº 618, nos muestra el peso de las Oleaginosas. Aún teniendo en cuenta otros cultivos como los cereales: maíz, sorgo granífero y trigo.
Para medir el nivel de importancia de dichos productos, utilizaremos la variable superficie sembrada (ha), que nos mide la importancia del producto “x” por las hectáreas destinadas a su producción.
Podemos contemplar que el producto soja es el que ocupa la mayor parte de la superficie sembrada en comparación a otros productos, que son importantes para la mesa del pueblo argentino, y que, a su vez, son productos de exportación. En la campaña 1990/91, la soja sólo ocupaba 4.000.000 de hectáreas, por debajo del trigo, que alcanza los 6.100.000 de hectáreas. En la campaña 1997/98 –año de introducción de la soja transgénica–, la soja supera en forma constante, al trigo y los otros cultivos, convirtiéndose así en el producto, dentro de las oleaginosas, con mayor relevancia para la producción agrícola. Para la campaña 2009/10, se destinan 18.000.000(ha)de la superficie sembrada para la producción de soja. Su relevancia es notoria. Por último, agregamos el caso del sorgo granífero, ya que sería una alternativa al maíz como producto de engorde de corral, ya que la idea es destinar la mayor parte de la producción de maíz a la comercialización.
Sin embargo, se nos hace necesario introducir la evolución de la producción de dichos productos. El Gráfico Nº 719, nos informa que de esas tierras sembradas cuánto fue la producción de estos productos, que tienen en común ser producidos en la zona pampeana.
El producto soja dentro de las oleaginosas ocupa casi el 80% de la producción y de la superficie sembrada para la campaña 2009/10. Estos datos nos permiten deducir la aceleración en el ciclo agrícola y reafirmar la idea del profesor Teubal: una agricultura sin agricultores.
Las modificaciones del orden jurídico permitieron reorganizar el sistema económico; por otro lado, la desregulación del sector agropecuario contribuyó a una tendencia en la producción de soja durante 1991 y 2010. Por lo tanto, es importante resaltar la importancia de dos elementos que contribuyeron en este proceso de transformación del sector agrícola y pecuario: la siembra directa y el pool de siembra.
1.1.2. La siembra directa y el pool de siembra
Durante los años noventa, se dan dos modificaciones en la relación capital y trabajo dentro del sector agropecuario; ambas marcan la expansión de la frontera agrícola de producción. No sólo se resolvía el problema de duplicar la producción, sino que esto repercutía en el mercado internacional, donde la Argentina se convertiría en uno de los exportadores de soja (harina, aceite y pellet) al mercado externo. En conjunto con Brasil, llegará a representar el 65 por ciento de la oferta20 mundial de estos productos. Pero, como nos explicó antes el profesor Teubal, M. (2005), la combinación de siembra directa y soja transgénica provocó una fuerte expansión de la frontera agrícola de producción.
La siembra directa21 surge como una necesidad para hacer frente a la erosión de los suelos. En 1989 se constituye la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (AAPRESID); se comienzan a adaptar las máquinas para los granos gruesos y el glifosato; esto va mostrando sus ventajas, logrando así la siembra directa una reducción en los costos -el glifosato pasa de 40 a 10 dólares hacia fines de los noventa- en mano de obra22 y combustibles al eliminarse las tareas mecánicas asociadas al arado de tierras, según Barsky, O. (2008). Los datos de AAPRESID23 la siembra directa cubre casi el 75% del total de la superficie agrícola.
Mientras tanto, del total de la superficie bajo (SD) la soja cubre más de 15.000.000 de (ha) de un total de casi 25.000.000 ha. Esto explica su volumen de producción y la superficie sembrada.
Hasta aquí podríamos decir que la importancia de la siembra directa en el período de post-convertibilidad ha sido relevante en tanto producción y superficie sembrada.
Esto, pensando que los productores agropecuarios han decidido, por sobre otros cultivos, nvertir más en el producto soja, dado su bajo costo de producción. Ahora, la expansión de la frontera agrícola de producción necesitó también del financiamiento, o de una organización para canalizar las inversiones en el sector agropecuario que, para estos años, veía en la soja un negocio rentable, tanto para el productor como el exportador. A raíz de esto, comienza a utilizarse el “pool de siembra”, pero ¿que es un “pool de siembra”?
El pool de siembra surge durante los años noventa a causa de:
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Primero, de la desregulación. El Decreto de Desregulación (2248/91) plantea la desregulación del comercio interior de Bienes y Servicios (supresión de normas que limitan el libre funcionamiento de los mercados); suspensión de la Ley de Abastecimiento; se deroga la legislación y entes que regulaba mercados agrícolas (granos, carne, azúcar, vinos, yerba mate, etc.); Reforma Fiscal: supresión de impuestos relacionados con los mercados agrícolas, supresión de las tasas de estadística para la exportación, los regímenes de promoción industrial remanentes, modificación de aranceles de importación, etc.
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Segundo, como resultante de los fuertes endeudamientos. Endeudamientos que, a finales de 1999 eran cercanos a los 6.000.000 de dólares, su principal acreedor era el Banco de la Nación (3.000.000 dólares) y, en menor medida, las bancas provinciales (1.200.000 dólares).
Entre el 1991 y 2002 la morosidad por estas deudas oscilaba entre 38 y 50 por ciento24. Si tenemos en cuenta que la tasa de interés en convertibilidad fue entre un 18 y 24 por ciento para los préstamos que realizaban las entidades financieras. Es de suponer que el negocio de la soja tenía una mayor rentabilidad que justificaba tan altas tasas de interés, y que tenía un riesgo alto, ya que dependía de los precios internacionales (demanda externa). Situación que requería, sí o sí para solucionar cualquier inconveniente, no sólo de la producción, sino ahora de los precios internacionales (demanda externa). Un mercado externo que tuviera una fuerte demanda y, en lo posible, constante, y que no provocase crisis de producción. Retomando la idea del “pool de siembra” según el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA):
El pool de siembra es cualquiera de las combinaciones posibles por las que el cultivo se lleva adelante. La forma frecuente es la combinación del dueño de la tierra, un contratista y un ingeniero agrónomo, que convienen una producción aportando cada uno sus recursos (tierra, labores e insumos respectivamente) y se reparten utilidades de acuerdo a su participación. El organizador propone un plan de actividades de siembra y, una vez armados, se lo ofrece a potenciales inversores. El éxito radica en tres ejes: la selección de campos (de buena calidad y buen precio), la comercialización y compra de insumos, la organización, fundamento de la eficiencia y transparencia del negocio. El riesgo a la producción agrícola se diluye a través de la diversificación de producciones y zonas.
Las ventajas que se desprenden de esta nueva forma de producción, distribución y comercialización del producto soja, según el mismo documento, son:
(…) permitir el aumento de la escala y consecuentemente del poder de negociación; constituir una fuente interesante de recursos para la producción agropecuaria; hacer más eficiente el uso de los factores, al aumentar la producción y disminuir los costos; no constituir una fuente financiera para los productores, aunque sí para el sector; de los agentes del sector, los beneficiarios son los contratistas (bien equipados) y empresa de servicios25.
Un detalle, no menor, es que no hay registro de los pools de siembra en el Censo Nacional Agropecuario. Cabría suponer que esto podría cotejarse con los datos de arrendamiento o de contratismo accidental. Pero aun así, es difícil saber su tamaño. Es posible inferir que la desaparición de explotaciones agropecuarias sea parte de un proceso de concentración, a través de esta forma de estructurar la producción agropecuaria. Pero estos cambios han modificado la forma de producción, concentración y centralización del capital. Esta estructura fuerte de servicios para el desarrollo de la producción agropecuaria tuvo una expansión geográfica de suma importancia, y con mayor fuerza en las zonas de mayor rendimiento.
Estos hechos explican la profundización de la producción agrícola, con una fuerte tendencia al monocultivo de soja. Según el informe del Banco Mundial sobre “Agricultura y Desarrollo”, estas transformaciones fueron posibles por las reformas político económico de los noventa26. Por lo tanto, la llamada Revolución Productiva es la confirmación de un modelo económico basado en la exportación de productos primarios que, en paralelo, profundizó el proceso de desindustrialización, con una fuerte extranjerización de la economía durante los noventa. Posibilitando una tendencia de la agroindustria vinculadas a las principales empresas exportadoras (Cargill, Noble Argentina, ADM Argentina, Nidera, Bunge Argentina, Dreyfus, Toepfer). Durante el período de convertibilidad (1991-2001) el salto cualitativo en producción y superficie sembrada a partir de la introducción de la soja transgénica se suma a que la experiencia acumulada del pool de siembra y la siembra directa (1977/78-2008/09) permitieron –en el período de post-convertibilidad 2001-2010–, consolidar una “posición agropecuaria” del sector agropecuario, dificultando la oportunidad de iniciar o acompañar un proceso de industrialización.
En cambio, se consolidarían las agroindustrias –y la agriculturización de la producción agropecuaria–, vinculadas a las empresas exportadoras que tienen grandes rendimientos, no sólo con el aceite de soja, sino también con lo aceites de girasol y maní, entre otros ejemplos. La siembra directa permitió profundizar el “ciclo agrícola” de dos cosechas agrícolas anuales, en base a tres productos, como el trigo, maíz y soja. La producción siguió incrementándose según los datos construidos, y manteniendo la producción agrícola con fuerte participación en ello.
Como se mencionó antes, la aprobación de la Ley Nº 24.441 de Fideicomisos (1994) mejoró la instrumentación del pool de siembra, avanzando en la nueva estructuración financiera del sector, la siembra directa lograba una fuerte reducción de costos, y la “frutillita del postre” fue la introducción de la soja transgénica. Estos elementos permitieron incrementar las toneladas de soja, maíz y trigo. En los Gráficos 8 y 9, luego de 1997/98, se ve un salto cualitativo en la producción de soja como resultado de lo antes mencionado. Salto que se profundiza con en la superficie sembrada bajo el método de siembra directa como dicen los gráficos de AAPRESID, mostrando así la consolidación de la estructura productiva desequilibrada basada en la producción primaria para la exportación.
Durante los años 2001-2010, existe una particularidad en el crecimiento económico, la que tiene que ver con la restricción; al mejorarse los métodos de producción y estar en un contexto propicio de alza de precios (demanda externa constante), producto de la demanda de los mercados de China y otros países del Asia, que han contribuido a evitar la restricción externa y por ende incrementado el flujo de divisas. Tal es así, que se pagó con reservas los intereses devengados y la deuda con el FMI. El inconveniente es que nos hemos convertido en una economía primarizada al servicio del comercio exterior, y es por ello que el sector agropecuario se ha transformado en el sujeto hegemónico de la economía en este período. Aun así, el peso de la industria manufacturera, como fuente de riqueza, sigue siendo superior al sector agropecuario, medido en riqueza generada en el país.
En este proceso de modernización y de nuevas formas de gerenciamiento en el sector agropecuario, ¿qué pasó con la ganadería? Para ello hemos construido los datos según la Secretaria de Política Económica del Ministerio de Economía y Finanzas Públicas (Gráfico 1027).
Los efectos del ciclo agrícola sobre el ciclo ganadero marcan ciertas diferencias en tanto producción e intereses de los productores por invertir. Y esto está dado por el tiempo de rotación de la inversión. Mientras el ciclo agrícola puede en un año dar dos cosechas, el ciclo ganadero tiene como mínimo dos años de tiempo.
Cuenta la historia:
Las siete vacas y un toro que al promediar aquel siglo XVI acarreó “un fulano Gaete” desde Brasil a Asunción por cuenta de los hermanos Escipión y Vicente Goes en “La Argentina”, pasan por ser los primeros cuadrúpedos bovinos que pastaron en las “aparejadas” regiones platenses28.
Es éste el comienzo de la utilización de estas zonas pampeanas para la actividad ganadera la característica que sentó las bases del perfil productor de la Argentina que vendría en los siglos venideros.
Durante varias décadas la ganadería fue de suma importancia para los productores de la región pampeana. El ciclo agrícola y el fenómeno de agriculturización son elementos esenciales que explican el porqué de la caída de la ganadería, pero no por ello deja de ser una producción importante. La reducción de cabezas entre 1991-1997 puede tener relación con la transformación al interior del sector agropecuario, junto con una caída de 2.920.000 (tn) a 2.460.000 en dicho período, con la posterior expansión en toneladas para el período posterior a 1997.
Podemos decir que durante el período de convertibilidad, la caída de las cabezas y la disminución de las toneladas de los vacunos están relacionadas con la exportación de ls mismas (1 peso = 1 dólar). En tanto, la producción de leche aumenta hasta lograr un pico de 10.330.000 millones de litros. A la vez, durante la post-convertibilidad (2002-2010) se incrementan las cabezas de vacunos (política de subsidios). Lo sobresaliente en este período es la reducción de cabezas entre 2009 y 2010: de 16,5 a 11,8 millones de cabezas. Otra explicación sobre la reducción en el sector pecuario sería una de las consecuencias que produjo ocupar más tierra para la producción de soja: trasladar el pastoreo del ganado a zonas extrapampeanas. Entonces, esta expansión de la frontera agrícola respondió más a una necesidad de plantear soja y derivados para la exportación. Y eso fue exactamente lo que fue pasando en el período de convertibilidad y continuó, con un tipo de cambio competitivo, en la post-convertibilidad. Lo podemos inferir en la caída de producción de leche durante el período 2002-200929. No es la intención del autor profundizar sobre el tema de la ganadería, ya que requiere de otras fuentes y análisis para cuantificar los efectos reales de estas transformaciones; por esa razón sólo podemos deducir algunos efectos.
Retomando la duda de apartados anteriores, y dado que el Censo Agropecuario no brinda información sobre los pools de siembra, podríamos cotejarlo con los datos de arrendamiento o de contratismo accidental. Pero aun así es difícil saber su tamaño; es posible inferir que la desaparición de explotaciones agropecuarias sea parte de un proceso de concentración a través de esta forma de estructurar la producción agropecuaria. Durante la post-convertibilidad, el profesor Basualdo, E (2009), comenta en su trabajo Características estructurales y alianzas sociales en el conflicto por las retenciones móviles que:
(…) la primera comprobación, es que el propietario rural sigue siendo durante la fase de expansión el protagonista decisivo de la producción agropecuaria pampeana. En este sentido, es revelador observar que la superficie trabajada por aquellos propietarios que sólo explotan sus tierras descendió muy acentuadamente (9.500.000 hectáreas), mientras que los propietarios que, además de explotar sus tierras, trabajan otras, se incrementaron en forma ostensible (prácticamente en 5.000.000 hectáreas). La importancia de estos últimos se pone de manifiesto cuando se constata que son los “tomadores de tierras” más relevantes de la región pampeana superando ampliamente a quienes son “arrendatarios puros, entre los que se encuentran los Pool de Siembra pertenecientes al sector financiero30.
Estas ideas podrían confirmar la tendencia a la desaparición de las EAPs31, reforzando la premisa de una “agricultura sin agricultores”, ya que estos fueron a manos de los grandes propietarios bajo la estructura del pool de siembra –incentivados por los precios internacionales favorables– haciendo de esta forma desaparecer las EAPs del Censo Nacional Agropecuario 2002. Otra hipótesis, difícil de comprobar por la falta de catastro y otros datos, tiene que ver con el aumento de la propiedad de la tierra de los históricos grandes terratenientes. Pero, como se dijo, esto es muy difícil de comprobar, tanto así como los datos de arrendamiento, y no es el objetivo de este trabajo. En la Tabla 2., notamos cómo fueron evolucionando estas unidades de producción.
Tabla 2. Evolución de las cantidades EAPs según estratos de superficie
CNA 1947–CNA 2002.
|
CNA 1947 |
CNA 1960 |
CNA 1969 |
CNA 1988 |
CNA 2002 |
EAPs pequeñas 0-200 (ha) |
352,762 |
367,662 |
428,570 |
282,029 |
206,736 |
EAPs medianas 201-5000 (ha) |
62,976 |
63,153 |
77,047 |
68,873 |
61,652 |
EAPs grandes 5001-10000 o + (ha) |
25,693 |
26,358 |
32,813 |
27,455 |
29,037 |
Total |
441,431 |
457,173 |
538,430 |
378,357 |
297,425 |
Los datos demuestran los cambios que se han dado en los distintos estratos de las EAPs; si comparamos el CNA 1947 con el CNA 2002, vemos que la disminución en las EAPs menores a 200 (ha) es notable, pero crece el estrato de EAPs superiores a 5000 (ha), lo cual corroboraría la idea del profesor Basualdo sobre el accionar de los grandes terratenientes y su decisión de arrendamiento32. El estrato de entre 201-5000 (ha) no sufre grandes modificaciones para el año 2002, lo cual no marca la importancia del estrato medio como actor político en la discusión sobre políticas agropecuarias, porque son los que representan a la Federación Agraria Argentina.
Pero no queremos desviar el objetivo de este trabajo; como vemos, se ha producido una fuerte reducción de las EAPs pequeñas y un fuerte incremento de las grandes EAPs, que podría deberse a su interés de, no sólo trabajar su tierra, sino de arrendar otras, dado el contexto favorable para producir soja y derivados para la exportación. Podemos deducir –teniendo en cuenta los datos desarrollados– que la soja es el motor de la desaparición de las EAPs pequeñas, por algunas conclusiones: es el producto que ocupa mas superficie cultivable, con el pool de siembra los estratos pequeños concentran tierra para su producción, son difíciles de ver en el CNA, los precios internacionales arrojan una buena rentabilidad debido a su aumento, y las superficies tienen rendimientos (tn/ha) bajos.
Resumiendo, el apartado 2 no da una idea general de la producción agropecuaria durante el período de convertibilidad y post-convertibilidad. El peso importante que cobraron las oleaginosas por sobre otros cultivos, incluido el maíz y trigo, como los industriales, frutas y hortalizas y legumbres que son de vital importancia para la mesa del pueblo argentino. Este peso se ve reflejado en tanto superficie sembrada y producción. Dentro de los productos del complejo oleaginoso, podemos ver la importancia que va cobrando la soja y sus derivados, afectando de esta manera la ganadería.
Estas transformaciones fueron posibles, no sólo por el nuevo orden jurídico, sino por la implementación de la soja transgénica combinada con las nuevas tecnologías como la siembra directa (producción) y el pool de siembra (financiero). Las transformaciones del período de convertibilidad consolidaron un modelo de “exportación primaria”, en tanto la producción de los productos bienes salario (agroalimentos) iba en disminución afectando la dieta de la población. Todos estos elementos descriptos demuestran el peso que tiene la Argentina como uno de los principales países productores de soja (y derivados), lo que la convierte en uno de los “sojeros del mundo”.
Los hechos de diciembre de 2001 permitieron un resurgir de la industria y su capacidad de generar empleo. Pero este resurgir tenia que coexistir con el fuerte avance que experimentó el sector agropecuario en tanto tecnología y productividad. Durante el año 2002-2010, el empleo fue creciendo y los salarios también; esto permitió recomponer la demanda interna de vastos sectores de la población, permitiendo mejoras en su nivel de vida. Indudablemente, las transformaciones en el sector agropecuario posicionaron a dicho sector en el modelo económico, y esto se nota territorialmente al ver el resultado en los distintos estratos de las EAPs, si comparamos el CNA 1947 con el CNA 2002, vemos que la disminución en las EAPs menores a 200 (ha) es notable pero crece el estrato de EAPs superiores a 5000 (ha). Por ello, los hechos de marzo de 2008 desnudaron la importancia que tiene la rentabilidad generada en este sector y que dicha rentabilidad encierra diversas problemáticas que tendrán que plantearse en un futuro cercano.
2. Balanza Comercial y la Demanda Externa. Las exportaciones, importaciones, las comercializadoras y los precios internacionales.
En los primeros apartados de este trabajo hemos visto la importancia que tiene la producción de oleaginosa. Dentro de ellas, la soja es el producto, por excelencia, que ha ocupado la mayor parte de la superficie sembrada y la que tiene más peso, en cuanto a toneladas, que otros cultivos. En sentido inverso, a mayor cantidad producida de soja va disminuyendo las EAPs en los estratos menores a 200 (ha) y aumentando los estratos mayores a 5000 (ha) según los datos de la Tabla 2. A su vez, notamos que el rendimiento (tn/ha) de la soja es totalmente inferior al de los cultivos industriales, frutas y hortalizas y legumbres. Entonces, si los cultivos industriales, frutas y hortalizas y legumbres son medidos como bienes salario –algunos productos como el maíz y trigo entrarían en esta clasificación–, ¿por qué producimos tanto del producto soja? Podemos encontrar la respuesta en el comercio exterior.
En la primera parte, comentamos la importancia del comercio exterior para un país periférico productor de materias primas. Cabe una aclaración para nuestro trabajo: en las exportaciones, los productos primarios van sumando con las manufacturas de origen agropecuario33. Dicha distinción entre producto primario (PP) y manufactura de origen agropecuario (MOA) no es tan tajante. Sí es preciso diferenciarlo de las manufacturas de origen industrial34 (MOI). La soja es un producto que participa tanto en las MOA como en los PP.
En nuestro siguiente Gráfico Nº 935, podemos observar la evolución de la balanza comercial y los derechos de exportación e importación. Trataremos de ir de lo macro a lo micro. Este gráfico muestra dos etapas muy claras: una llamada convertibilidad, la que se caracterizó por fuertes déficits de balanza comercial, que se explicaban por la entrada de importaciones (mayores a las exportaciones), lo que contribuyó en el proceso de desindustrialización.
Así, la industria manufacturera seguía su debacle, e incrementaba así los datos de desempleo y subocupación; en este contexto, es característico que sean muy bajos los derechos de exportación en comparación con los derechos de importación. Los derechos de importación contribuían a la recaudación según los datos de la AFIP; por otro lado, los derechos de exportación no tenían significatividad en la recaudación; las empresas vinculadas al comercio exterior exportaban libremente. La convertibilidad equipara los precios internos a los nacionales, una razón por la cual nuestras manufacturas se dolarizaban, y no podían competir con otras manufacturas que no tenían paridad con el dólar en el comercio internacional.
La segunda etapa, conocida como post-convertibilidad, se caracterizó primero por una política de incremento en los derechos de exportación, dado el fenómeno de la soja –que venía ocurriendo desde la convertibilidad–, y se pudo así captar la rentabilidad entre los precios internos y los internacionales. Segundo, la balanza comercial se mantuvo superavitaria en los últimos ocho años. Tercero, la cuenta corriente no necesitó financiarse en el exterior para afrontar sus obligaciones, dado el contexto de crecimiento económico, con tasas del 9% anual entre el año 2003 y 2010. Sin embargo, las importaciones que durante 1991-2001 sustituyeron a los productos fabricados en el país, siguieron siendo necesarias en la post-convertibilidad. Esos productos los podemos encuadrar en: bienes de capital, bienes intermedios, y piezas y accesorios de capital. Dichos productos, durante la post-convertibilidad, tuvieron una demanda sostenida, dado el proceso de crecimiento económico iniciado en el año 2003, junto con el crecimiento de la industria que empezó a demandar bienes intermedios para continuar su expansión. La composición de las exportaciones las podemos subdividir en dos: productos primarios + MOA y MOI. Nos aporta el nivel de (productos primarios + MOA) primarización de nuestras exportaciones. Como dijimos en párrafos anteriores, tanto los PP como las MOA las tomamos como un solo ítem. El Gráfico 1036 muestra el desempeño de la composición de las importaciones (M) y exportaciones (X).
Las X-PP+MOA han liderado el proceso de 1992 a 2010 en millones de dólares. Acompañan este crecimiento las X-MOI y las X-Combustibles y Energía. Si juntáramos las exportaciones de productos primarios con las manufacturas de origen agropecuario y los combustibles y energía, serían superiores a las manufacturas de origen industrial. Esto nos muestra que nuestras exportaciones siguen estando compuestas por una mayoría de productos primarios durante el período 2003-2010. Y por ello, dado las ventajas del sector agropecuario, se hace necesario captar esa renta. Una de las ventajas es la calidad de tierra y su bajo costo de inversión para la producción. Tengamos en cuenta que el aumento de los precios, de los productos de la soja, no responde a una decisión del país, sino que esta definida por la demanda internacional. Esta demanda internacional está sustentada en la demanda de las economías de los países asiáticos. En especial, China.
Hasta aquí, podemos decir que el crecimiento económico durante 2002-2010 se sustentó en las exportaciones primarias (PP+MOA+Energía y Combustibles). Pero las exportaciones de las manufacturas de origen industrial crecen sostenidamente. En el próximo apartado expondremos los números de los costos internos y el precio internacional vinculados a la soja.
En los años de la convertibilidad, las importaciones de bienes intermedios fueron superiores a los bienes de capital y piezas accesorias de capital. Eso significa que se desmembró el tejido industrial que producía los bienes intermedios para los bienes de capital y accesorios producidos en el país. El proceso de modernización se plasmó en el sector agropecuario y en el sector servicios. Pero no modernizó la industria manufacturera, ni generó los niveles de bienestar que eran necesarios para la población. En los años que siguen a 2002, el crecimiento económico y la fuerte demanda interna traccionaron la recomposición de la industria manufacturera; eso explica los niveles bajos de los derechos de importación en comparación a los derechos de exportación que fueron en aumento. En este período de recomposición de la industria manufacturera, se hace prioritario de los bienes intermedios, mientras se busca la sustitución de dichas importaciones.
Mientras tanto, se hacía necesario redistribuir la rentabilidad de los productos primarios y manufacturas de origen agropecuario que estaban asociadas a los precios favorables, para seguir acompañando el crecimiento de la industria y la ampliación del empleo. También, mantener los subsidios a los transportes públicos, que afectan directamente el salario del trabajador.
Como se desarrolló en este trabajo, y dada toda la información recabada, podríamos decir que existe una rentabilidad en el sector productor de soja (harina, aceite y pellet) por tres razones: el bajo costo, la calidad de los suelos y precios internacionales favorables.
Indudablemente, está faltando un actor en este análisis; ellas son las comercializadoras. Son las empresas que compran la producción y la comercializan al exterior. Sobre éstas recae el derecho de exportación. Para un mejor análisis de la importancia de estas empresas, construimos la siguiente Tabla; tengamos en cuenta que durante la convertibilidad exportaban casi sin pagar derechos de exportación, cuestión que cambia a partir del 2002.
Haciendo un poco de memoria, recordemos que en 1976 José Alfredo Martínez de Hoz, ministro de Economía de la dictadura, pasó a manos privadas el comercio exterior. La información provista por el suplemento económico “Cash” de Página/12 37 nos provee datos que demuestran la elevada concentración económica que hay en el comercio exterior, tanto en los productos de soja como de trigo para exportación. Esta tendencia a la concentración del comercio exterior en manos privadas contribuyó a que la estructura productiva quedase al servicio de la demanda externa y el mercado externo, relegando el mercado interno y poniendo en crisis –por la sojización del campo en detrimento de otros cultivos– el sistema agroalimentario.
Tablas 3. Niveles de concentración en el comercio exterior 1998-2007
Porotos por el puerto |
||||||||||
Indicadores de concentración en el mercado de exportación de soja En porcentaje de mercado primeras 8 empresas (C8) y primeras 4 (C4) |
||||||||||
|
1998 |
1999 |
2000 |
2001 |
2002 |
2003 |
2004 |
2005 |
2006 |
2007 |
C4 |
81,38 |
77,78 |
74,23 |
56,65 |
57,77 |
6431 |
57,58 |
61,71 |
62,11 |
59,50 |
C8 |
95,3 |
94,55 |
91,12 |
91,16 |
87,29 |
95,51 |
87,49 |
97,26 |
96,22 |
96,46 |
Granos en el puerto |
||||||||||
Indicadores de concentración en el mercado de exportación de trigo En porcentaje de mercado primeras 8 empresas (C8) y primeras 4 (C4) |
||||||||||
|
1998 |
1999 |
2000 |
2001 |
2002 |
2003 |
2004 |
2005 |
2006 |
2007 |
C4 |
43,03 |
52,37 |
52,91 |
57,13 |
63,32 |
61,36 |
56,10 |
66,61 |
63,54 |
54,65 |
C8 |
73,37 |
80,00 |
80,82 |
81,49 |
92,13 |
94,67 |
92,17 |
95,29 |
93,39 |
84,04 |
La concentración de la producción y uso de la tierra en el sector agropecuario no es causal, ni tampoco es casual que haya tanta concentración en el comercio exterior. Según los indicadores de medición internacional se puede describir a un comercio exterior entre C4 o C8 (4 empresas -más del 50%- u 8 empresas -más del 80%). Si hay concentración de mercado mayores a 50 por ciento entonces es C4; y si la concentración es mayor al 80 por ciento es C8. Estas situación va en sintonía con los requerimientos del sector agropecuario / hegemónico. Como podemos apreciar, las exportadoras son el nexo con el sector externo. En lo que respecta al mercado de poroto de soja, podemos deducir que hay una fuerte concentración. Lo mismo pasa con los “granos por el puerto” aunque este es un poco más leve, C8. Y esto se acentúa durante la post-convertibilidad.
Podemos decir que el sector externo en el período de 1991-2010 sufrió varias modificaciones, una es la caída de la convertibilidad, de un tipo de cambio fijo a uno libre. Aun así, el tipo de cambio libre sigue poniendo en pie de igualdad al sector agropecuario e industrial, imposibilitando el desarrollo de este último; aunque a partir del 2003 se comenzaron a utilizar los mecanismos de derechos de exportación. El informe del suplemento “Cash” nos informa, además, sobre cuál es el top ten de la soja.
Tablas 4. Niveles de concentración en el comercio exterior 1998-2007
Top Ten Soja |
||||||
Exportaciones por empresa. En toneladas y porcentaje sobre el mercado total. |
||||||
Empresa |
1998 |
% |
2002 |
% |
2007 |
% |
Cargill |
529.950 |
19 |
1.321.076 |
21 |
2.329.058 |
20 |
Noble Argentina |
- |
0 |
355.450 |
6 |
1.499.346 |
13 |
ADM Argentina |
- |
0 |
704.778 |
11 |
1.488.907 |
13 |
Nidera |
- |
0 |
513.163 |
8 |
1.462.194 |
13 |
Bunge Argentina |
- |
0 |
389.980 |
6 |
1.453.704 |
13 |
Dreyfus |
56.758 |
2 |
417.191 |
7 |
1.195.605 |
10 |
Toepfer |
72.717 |
2 |
996.934 |
16 |
903.204 |
8 |
ACA |
304.116 |
10 |
500.879 |
8 |
659.164 |
6 |
La Plata Cereal |
23.202 |
1 |
541.547 |
9 |
0 |
0 |
Prod. Sudamericanos |
1.310.053 |
41 |
14.721 |
0 |
0 |
0 |
Por una cuestión de falta de información no pudimos actualizar la Tabla 3, pero podemos deducir de ella la tendencia a la concentración del producto soja en unas cuantas comercializadoras, estuvieron involucradas en distintos escándalos por cuestiones impositivas:
“Tres de las firmas cerealeras líderes en la exportación de granos y aceites, Louis Dreyfus Argentina, Bunge Argentina y Oleaginosa Moreno, fueron suspendidas por la AFIP del Registro de Operadores de Granos, por irregularidades en sus operaciones. Concretamente, la oficina responsable de la administración tributaria y aduanera las denunció por realizar “triangulaciones nocivas, utilizar paraísos fiscales y registrar maniobras financieras con el exterior”. El organismo señaló que, “puntualmente, en el caso de Bunge Argentina, también se la sancionó por la utilización de facturas apócrifas”. La medida obliga a las cerealeras a “regularizar su situación ante el fisco” en un plazo de 60 días o, en caso contrario, “serán excluidas del Registro de Operadores de Granos”, según advirtió la AFIP.
Hace apenas tres semanas, la misma medida había sido tomada con Cargill Argentina, ADM Argentina y Alfred Toepfer, estas dos últimas pertenecientes a un mismo grupo empresario, por similares motivos. Las operaciones de triangulación en la exportación de granos y aceites es una práctica bajo la lupa desde hace casi una década, ya que se sospecha que podría ser una maniobra utilizada para evadir tributos subfacturando el valor de la operación mediante una venta ficticia.38
Otras noticias desnudan las tramas para la evasión en otra provincia donde la producción de soja es importante:
La Justicia Federal de Córdoba ordenó ocho nuevas detenciones en una megacausa por evasión en la comercialización de granos iniciada por una denuncia de la AFIP. Estos pedidos de prisión, informados ayer por el organismo recaudador, se suman a otros ocho librados anteriormente en la misma causa, que alcanzaron a profesionales (contadores y abogados), productores y acopiadores que habrían montado una llamativa red de empresas fantasma para adquirir, acondicionar, transportar y vender soja y maíz, al mercado interno y al exterior, sin declararlo. El ocultamiento al fisco involucra, por lo verificado hasta ahora, operaciones por 650 mil toneladas de granos valuadas en 430 millones de pesos39.
En medio de estas denuncias realizas por la AFIP, comenzaron a descubrirse los negociados que las comercializadoras realizan evadiendo el fisco. Otro ejemplo de ello es esta noticia: “La sanción a Bunge por operar con proveedores falsos es sólo una de las investigaciones que está llevando adelante la AFIP. El otro frente que involucra a Bunge y a otras seis cerealeras tiene que ver con las maniobras de triangulación. El titular de la AFIP, Ricardo Echegaray, presentó en noviembre del año pasado un informe sobre “Evasión de grandes grupos concentrados” ante la Comisión de Agricultura de la Cámara de Diputados. Allí denunció la intermediación o tercerización de las operaciones de exportación que venían realizando un grupo de cerealeras a través de paraísos fiscales o países sin convenio de intercambio de información con Argentina. En este último caso, el propósito de los “pases” del producto antes de llegar a su destino final era la subfacturación de la exportación para evadir las cargas tributarias correspondientes, afirmó. Además, los fondos evadidos al subfacturar exportaciones, cuya diferencia terminaba cobrándose en el exterior, volvían al país provenientes de paraísos fiscales o jurisdicciones con escaso control, lo cual constituía las maniobras financieras. A comienzos de marzo, el funcionario aplicó las primeras sanciones a las multinacionales Cargill, ADM Argentina y Toepfer Argentina. Después hizo lo propio con Louis Dreyfus Argentina, Bunge Argentina y Oleaginosa Moreno y el miércoles pasado fue el turno de la cerealera Molinos Río de la Plata.40
Todas estas denuncias por evasión al fisco, vía triangulación de la comercialización, tuvieron sanciones. Pero en nuestro trabajo queremos aportar cuán importante se ha tornado la producción de soja para la economía. Estas denuncias corresponden al 2011, dejaremos una pregunta: ¿durante el período de convertibilidad, existieron denuncias de esta naturaleza? La producción de soja arranca en 1977 y el comercio en manos privadas data del mismo año.
Nuestro Gráfico 1041 fue construido con la intención de dejar planteadas algunas dudas sobre la rentabilidad del producto soja. Primero, porque es el producto con mayor peso en la superficie sembrada: Segundo, porque toda su producción es para exportación. Tercero, se produce en tierras que son las de mejor calidad. Cuarto, su modernización ha posicionado a la Argentina como uno de los principales productores de soja y derivado. El Gráfico Nº 1142 nos muestra los costos en u$s y los precios internacionales en u$s. En cuanto a la demanda externa, vamos a relacionarla con el precio internacional. Este punto es el inicio de un futuro más exhaustivo. Por ahora queremos dejar planteada la problemática, que merece la atención de otros estudios complementarios.
Es evidente que existe una rentabilidad apropiada por las comercializadoras de cereales y oleaginosas, que tienen fuertes intereses en la producción de soja, razón por la cual el conflicto desatado en marzo de 2008 fue tan fuerte. Por un lado, se mostró la hegemonía del sector agropecuario en los medios de comunicación; y, por otro, se ocultó a los verdaderos responsables de esta tendencia al monocultivo, que son las comercializadoras de granos. Mientras el costo de la producción de soja fue de un máximo de u$s 250, los precios internacionales oscilaron entre 600 y 900 dólares para el producto aceite de soja. Y en este punto, aparecen las agroindustrias que se especializan en el aceite de soja situadas en la zona de Santa Fe.
Para finalizar este apartado, el período de convertibilidad tuvo déficit de balanza comercial, bajos derechos de importación, aunque superiores a los derechos de exportación. Un incremento constante en los bienes intermedios importados, donde se consolidó la concentración económica en la comercialización de granos. Las principales empresas fueron Cargill, Noble Argentina, ADM Argentina, Nidera, Bunge Argentina y Dreyfus, que durante la post-convertibilidad estuvieron implicadas en casos de evasión al fisco. Estas empresas no tuvieron inconveniente de exportar sin restricciones, dado el insignificante nivel de derechos de exportación. Y los precios internacionales estuvieron por encima de los costos internos tanto en porotos, harina y aceite. Este último fue el más rentable de los tres.
En los años posteriores a 2003, la balanza comercial comenzó a dar superávit. Se incrementaron los derechos de importación, pero los derechos de exportación ahora sí eran superiores a los derechos de importación, captando no sólo los precios favorables de la soja que estuvieron entre 400 y 1000 dólares (aceite de soja). Los porotos de soja y la harina seguían manteniendo su rentabilidad. Las empresas comercializadoras siguieron apropiándose de este diferencial entre los precios internacionales y los costos internos. Podemos decir que siguió siendo rentable dado los niveles de producción y superficie sembrada que abarcó el producto soja. El nivel de concentración económica en el comercio exterior fue bajando pero, aun así, tiene niveles muy altos en lo que respecta a la soja. Para el año 2007, Cargill es la empresa que exporta el 20% de la producción de productos relacionados con la soja. Y fue denunciada por operaciones de triangulación en la exportación de granos y aceites.
Es por toda esta información que resulta necesario un estudio exhaustivo de la rentabilidad del sector agropecuario y de las empresas que se apropian de esta rentabilidad. Con esto dejamos planteado algunas dudas sobre ¿qué magnitud de la renta es apropiada por las empresas?, ¿cuáles son los costos de dicha producción?, ¿y si en este punto de precios favorables no se hace necesario reinvertir esa rentabilidad en estimular la industria y mantener los niveles de precios estables? Controlando, así, los precios internos para evitar un deterioro en los salarios.
3. Reflexiones finales
Como pudimos comprobar a lo largo del trabajo, la sojización y concentración de la comercialización de los granos y aceites de soja es importante en el comercio exterior argentino y en su estructura productiva. La estructura productiva diferente de la economía argentina se sustenta en su agente principal: el sector agropecuario. Este agente tiene mayor productividad que la industria, por sus ventajas: tierra de una calidad poco habitual y unos costos de producción que son menores a los internacionales. Por lo tanto, la mentada Revolución Productiva es la confirmación de un modelo económico basado en la exportación de productos primarios que, en paralelo, profundizó el proceso de desindustrialización con una fuerte extranjerización de la economía durante los noventa, posibilitando una tendencia de la agroindustria vinculada a las principales empresas exportadoras (Cargill, Noble Argentina, ADM Argentina, Nidera, Bunge Argentina, Dreyfus, Toepfer).
Hay condiciones naturales que hacen de la región pampeana una zona importante en la producción de materias primas. Pero esta materia prima tiene una doble característica, por un lado como bien salario, y por el otro como producto de exportación. Entonces, los productores agropecuarios entran en una disyuntiva sobre qué productos producir: productos que componen a los bienes salario, o productos para la exportación. Incluso así, el productor agropecuario obtiene una doble rentabilidad: una, porque hay escasez de productos y eso eleva los precios internos; y, por otro lado, los productos que son para exportación están acompañados de precios en crecimiento. Esta rentabilidad es un tema pendiente en este trabajo. En el período comprendido entre 1991 y 2010, la balanza se inclinó a producir productos para la exportación. De esta manera, disminuyeron los que están directamente relacionados con el salario del trabajador. Los vemos en la importancia que cobran los cereales y oleaginosas por sobre los cultivos industriales, las principales frutas y las hortalizas y legumbres. Dentro de este rubro de cereales y oleaginosas, es la soja el producto que tiene mayor peso que otros cultivos. Los superó ampliamente en la superficie sembrada, y en la producción entre 1991 y 2010.
Esta ampliación en la tierras cultivables estuvo acompañada por modificaciones en el orden jurídico (1994), que no modificó el comercio exterior que estaba en manos privadas desde la época de Martínez de Hoz (1977), pero que permitió que el agente principal fuera el sector hegemónico que logró modernizarse, y así ampliar la frontera agrícola de producción. Otros elementos que contribuyeron a esta ampliación y hegemonía fueron: el pool de siembra (financiero) y la siembra directa (producción). Ambos elementos permitieron que los pequeños productores comenzaran a participar del negocio de la producción de granos y aceites de soja para la exportación, que estaba más asociada a los grandes propietarios, contribuyendo de este modo al fenómeno de disminución de EAPs, y al incremento de los arrendamientos y contratos accidentales. Expresión de ello fue la suba del precio de la tierra en la región pampeana.
Otra característica en los noventa fue el incremento de las deudas de los productores agropecuarios para invertir en soja. Pero el hito fundamental que terminó de perfilar el modelo exportador de granos y aceites de soja fue la introducción en 1997 de la soja transgénica por parte del Secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca, Felipe Solá. En esos tiempos de la convertibilidad, los derechos de importación eran bajos, pero los de exportación eran insignificantes. Esto permitió que las comercializadoras de granos y aceites concentraran económicamente el comercio exterior. Estuvieron favorecidas por los precios internacionales entre 1990 y 1998, breve caída en los precios internacionales para los commodities, pero que a partir de 2001 fueron en crecimiento constante. En este contexto, el proceso de desindustrialización y precariedad del empleo seguía en aumento, situación que se conjugaba con un incremento de la deuda externa para sostener los déficits comerciales y de balanza de pagos. Estos últimos elementos hicieron implosión en diciembre de 2001. El pueblo, hambreado y sin horizonte de trabajo, no resistió más el modelo de convertibilidad. Tras los años que siguen a 2002, los precios internacionales siguieron en aumento, pero distinta fue la situación, los superávit eran fiscales y comerciales y el endeudamiento para financiar la economía fue en disminución. El tipo de cambio volvió a ser libre y no con paridad al dólar que solo incentivaba la salida de utilidades y dividendos del país de las grandes empresas, las cerealeras. Se da freno al proceso de desindustrialización y comienzan a caer los indicadores de desempleo y pobreza. El sector agropecuario mantiene su hegemonía y los altos niveles de producción de granos de aceites y sojas para la exportación. Pero en este período el aumento de los derechos de importación ahora son menores en comparación a los derechos de exportación que permiten financiar las políticas de protección social y subsidio para que las empresas mantengan el nivel de empleo tras las crisis de 2009. Pero, un año antes, en el 2008, al aumentar los derechos de exportación se dio un conflicto que involucró a los productores agropecuarios vinculados a la soja y dejaron en silencio la problemática de las empresas comercializadoras de granos que se apropiaban de la rentabilidad. Dicha problemática puso en el escenario político-económico a un sujeto que también había estado en las sombras de los análisis económicos. Muy pocos economistas, hasta marzo de 2008, trabajaban el tema agropecuario como una cuestión central de la economía y la estructura productiva diferente en la Argentina. El aumento de los derechos de exportación afectaba directamente a las comercializadoras de granos y aceites. Con el tiempo, se descubrió que estaban involucradas en operaciones de evasión al fisco: se denunció la intermediación o tercerización de las operaciones de exportación que venían realizando un grupo de cerealeras a través de paraísos fiscales, o con países sin convenio de intercambio de información con Argentina. Además, los fondos evadidos, al subfacturar exportaciones, cuya diferencia terminaba cobrándose en el exterior, volvían al país, provenientes de paraísos fiscales o jurisdicciones con escaso control, lo cual constituía maniobras financieras. A comienzos de marzo, el funcionario aplicó las primeras sanciones a las multinacionales Cargill, ADM Argentina y Toepfer Argentina. Después hizo lo propio con Louis Dreyfus Argentina, Bunge Argentina y Oleaginosa Moreno y la cerealera Molinos Río de la Plata.
Estas características plantean hasta acá un problema para continuar desarrollando políticas como la asignación universal por hijo, aumento a los jubilados, inclusión de las amas de casa, subsidio a las pequeñas y medianas empresas que contribuyen a incrementar el nivel de empleo decente. El problema es la rentabilidad que han estado apropiándose las empresas comercializadoras. En el presente trabajo, no pudimos estudiar en profundidad esta rentabilidad; sólo dejamos planteadas algunas puntas para continuar. Sumado a ley de Tierras anunciada en marzo de 2011 (y aprobada en marzo 2012), el futuro de los estudios económicos deberá tener como eje central, en el sentido amplio, los recursos naturales como la TIERRA.
Notas