El valiente y la fantasma, un sainete inédito de 1818: edición e introducción
Autor/es: María Belén Landini
Sección: Palos y Piedras
Edición: 14/15
Triunfante la Revolución de Mayo, y más allá del llamado “teatro de la emancipación”, dentro de la producción artística postcolonial floreció en el Plata un incipiente sainete criollo, del que se ha rescatado el texto El valiente y la fantasma.
Cuando hablamos de “orígenes” del teatro argentino es necesario hacer referencia al período histórico y al momento social y político que sirven de marco a esta práctica artística. En este caso tomaremos los períodos colonial y post-colonial, según la periodización de Tulio Halperín Donghi (y otros), para centrarnos en el segundo, que da marco al sainete del que trataremos. Al referirnos a período colonial, queremos dar a entender el período comprendido entre el “descubrimiento” de América y el año 1810, correspondiente a la entronización de la primera junta de gobierno en Buenos Aires. El período que denominamos post-colonial comprende el intervalo ubicado entre los años 1810 y 1830 aproximadamente.
Durante la dominación española en América, a pesar de las diferencias étnicas, sociales y culturales de la población americana respecto de la española europea, desde la metrópoli no se genera un respeto por los discursos propios de las comunidades americanas y europeas que conviven en este territorio, y se tiende a homogeneizar la zona como un todo. Como consecuencia, las instituciones reproducen en “las Indias” a aquellas existentes en el continente europeo. Esto repercute en todos los aspectos de la vida de los pobladores del territorio al que nos referimos. En este contexto, el teatro que podemos observar en los comienzos de la época colonial es aquel que se corresponde con las prácticas específicas de dos instituciones: la Iglesia y la Corona.
En cuanto al período post-colonial, debemos decir que los procesos de mayo de 1810 generan un cambio en la temática de la dramaturgia porteña. Las ideas iluministas comienzan a penetrar las creaciones de nuestros autores más destacados.
Tulio Halperín Donghi (1985:74-75) sostiene respecto de este período: “La lucha por la independencia sería (...) la lucha por un nuevo pacto colonial”, refiriéndose al cambio económico que se producirá después de la revolución en la relación entre América y el continente europeo. Por otro lado, en lo que respecta al cambio ideológico político, la ilustración que guía las ideas revolucionarias no se basa, según Halperín Donghi, en la impugnación de la monarquía sino en su más alta fidelidad; a pesar de sus debilidades, esta institución era la fuerza más poderosa aún en toda la colonia. La crítica de la economía o de la sociedad colonial no implicaba una disolución del orden monárquico ni una ruptura total con el pasado.
Es sabido que en Buenos Aires, luego del auge del teatro español y principalmente de Calderón y Lope, comenzaron a representarse piezas de autores franceses, entre ellos Molière, uno de los favoritos. Las traducciones halladas ponen en evidencia el gusto por lo francés: todas llevan el sello del Coliseo de Buenos Aires, lo que nos deja ver que fueron subidas a escena allí o, por lo menos, que alguien planeó representarlas. El valiente y la fantasma es un sainete en un acto, que presenta múltiples referencias a la vida cotidiana, centrando su sátira en la vida de la ciudad de Buenos Aires en la época post-colonial: representa una broma que le juega el hijo de Piltrafa a Mariquita con el fin de conquistar a su criada. Blas Raúl Gallo afirma en Historia del sainete nacional (1970:25): “Gracias al sainete, nuestro teatro incorporó tipos, costumbres, vestimentas, danzas, canciones y modismos que por entonces daban particular fisonomía a la naciente capital.” El antecesor del sainete, según Gallo, fue el entremés, que abundó en épocas coloniales en Buenos Aires, pero siempre en piezas españolas. De a poco, el género dejó de ser un acto suplementario para llegar a categoría protagónica. El auge del sainete en nuestro país cubrió el período comprendido entre 1905 y 1920.
Si bien a partir de los procesos de emancipación comenzados en 1810 la producción artística del territorio rioplatense cambió y tomó parte de lo social y de la coyuntura del momento como materia de trabajo, el sainete que nos ocupa se aleja de dichas temáticas. En otra oportunidad (Landini, 2011:53-79) habíamos hablado de Al que le venga el sayo que se lo ponga, un sainete de Luis Ambrosio Morante correspondiente a 1827. Se sabe que Morante estaba fuertemente comprometido con la realidad de su época; esta pieza suya se ocupa de episodios cotidianos de la ciudad, que son consecuencia directa del bloqueo al puerto de Buenos Aires, y alude a este conflicto varias veces a lo largo del texto. El valiente y la fantasma no comprende más que una chanza entre amigos como eje de su trama. Sin embargo, uno de los personajes, Pataleta, es un soldado recién vuelto de la batalla. 1818 es el año del triunfo de San Martín en Maipú. La fecha que figura en el manuscrito es apenas posterior a este hecho histórico: 26 de abril de 1818. Según las crónicas históricas, la ciudad estaba en plenos festejos. Este sainete quizá haya sido parte de la fiesta, se sabe que las representaciones teatrales se enmarcaban siempre en momentos festivos. Raúl H. Castagnino dice en Milicia literaria de Mayo (1960) que a la celebración del 25 de Mayo se agregó la del triunfo de San Martín en Maipú, y se interpretaron la tragedia La muerte del César y una loa. También afirma que desde 1812 a 1839 el tema de la emancipación no se vuelve a tratar. Recién en el 39, Alberti publica su crónica dramática. Esta última aserción coincide con la materia de que trata El valiente y la fantasma.
La escena comienza con Penote narrando a Manongo su pelea con Mariquita, a causa de la voluntad de esta última de mudar de casa. La mujer sostiene que de noche se oyen ruidos de cadenas. Manongo alerta a su amigo sobre la fama que tiene esa morada: se dice que andan en ella almas en pena. A dicha escena se suma Pataleta, recién llegado de la guerra, quien alardea largamente sobre su valor y sobre las bajas que logró en la batalla. Manongo entonces le solicita ayuda para enfrentar a la supuesta fantasma. Pataleta se resiste un poco porque parecieran amedrentarlo los asuntos de otro mundo, pero ante la duda que se plantea acerca de su valor, acepta el desafío. Pide a Penote más armas que las que porta, y ante el anuncio de que éste las posee en su casa, parten juntos hacia allí. En la casa están Mariquita, su hermana Chepa y la criada, Chola, conversando sobre el mismo tema. Llega entonces Piltrafa de visita y ante el miedo de las mujeres de ir a buscar agua, éste se ofrece y vuelve aterrorizado por la vista de la fantasma. En ese momento llegan Penote, Pataleta y Manongo y deciden partir todos juntos, dejando en casa a Pataleta para que enfrente a la fantasma junto a Piltrafa. Enseguida se hace ver el ser sobrenatural, que amenaza a los hombres para que liberen la casa, y como éstos se resisten, los ataca con sus matachines hasta hacerlos caer. Por el ruido vuelve Chola dando gritos. Allí es donde se resuelve la intriga: la fantasma no era otro que el hijo de Piltrafa que intentaba cortejar a Chola. Esta entonces lo denuncia con sus amos y ante un juez, quien decide llevarlo a la cárcel.
Este tipo de sainetes costumbristas es descendencia directa de Ramón de la Cruz. Teodoro Klein, en El actor en el Río de la Plata. De Casacuberta a los Podestá (1994) habla de Al que le venga el sayo que se lo ponga como del primer sainete porteño. El valiente y la fantasma mantiene el mismo estilo de habla coloquial que este último, y corresponde a 1818. La trama se sucede en Buenos Aires, pero no conocemos a su autor, lo que genera dudas acerca de su lugar de origen. La afirmación de Klein nos llama la atención también porque en el manuscrito encontramos un sello del Coliseo de Buenos Aires que reza “1836”, contradiciendo la fecha manuscrita encima de uno de los tres repartos, y que ya hemos mencionado. Es probable que la pieza se hubiera representado más de una vez con distintos repartos, o que se haya planeado varias veces y se haya representado finalmente en 1836. Oscar F. Urquiza Almandoz, en “El teatro en Buenos Aires en la época de la emancipación (1810-1820)” (1977:13) dice: “…algunos entremeses famosos como El valiente y la fantasma, recibieron en Buenos Aires el nombre de sainetes”. ¿No es entonces un texto creado en territorio americano? ¿Era ya famoso en España? No tenemos datos certeros acerca de esto y su lenguaje no difiere mayormente del de los demás sainetes que se saben representados en la aldea de Buenos Aires.
José Luis Trenti Rocamora, en El teatro en la América Colonial (1946:98) es otro de los pocos autores que menciona el sainete y dice que éste pudo haber sido representado en el teatro de la Ranchería, que existió hasta 1792, lo que nos ubica en otro período diferente del que tomábamos a partir del manuscrito. Tenemos entonces dos hipótesis posibles: se trata de un sainete español famoso representado más de una vez en Buenos Aires o simplemente se desconoce la fecha de su estreno, atribuyéndola cada autor adonde mejor le parece.
El hecho de que las fechas propuestas por los autores no coincidan y de que el sainete no tengo referencias directas al momento que se estaba viviendo cuando sabemos que hubo festejos por el triunfo de Maipú nos hace pensar que este sainete no es originario de territorio americano. Se sabe también (Ordaz, 1999:20) que se representó la pieza El detalle de la acción de Maipú en ese año y eso nos hace ver que, a pesar de lo que dice Castagnino, los temas patrióticos se seguían poniendo en escena, aunque no se tratase puntualmente de las cuestiones revolucionarias de mayo. También puede pensarse que este sainete probablemente español fue representado en el entreacto de las piezas conmemorativas del festejo. Lo cierto es que ningún autor de los que trataron el teatro de la época da mayores datos sobre esta obra y establecer su fecha de origen nos es sumamente complicado sin ellos.
Bibliografía
- Anónimo, El valiente y la fantasma, sainete inédito, Instituto Nacional de Estudios de Teatro. Archivos.
- Castagnino, Raúl H., Milicia literaria de Mayo, Buenos Aires, Nova, 1960.
- Gallo, Blas Raúl; Historia del sainete nacional; Buenos Aires, Leyendo, 1970.
- Klein, Teodoro; El actor en el Río de la Plata. De Casacuberta a los Podestá; Buenos Aires, Asociación Argentina de Actores, 1994.
- Landini, Belén; “Al que le venga el sayo que se lo ponga, un sainete inédito de Luis Ambrosio Morante (1827)”, en Pygmalion Nº 3, Madrid, Universidad Complutense, 2011.
- Ordaz, Luis; Historia del teatro argentino desde los orígenes hasta la actualidad; Buenos Aires, Instituto Nacional del Teatro, 1999.
- Trenti Rocamora, José Luis; El teatro en la América colonial; Buenos Aires, Huarpes, 1947.
- Urquiza Almandoz, Oscar F.; “El teatro en Buenos Aires en la época de la emancipación (1810-1820)”; en Latin American Theatre Review, Spring 1977, pp.11-28.
El valiente y la fantasma. Sello teatro de Buenos Aires 1836.
1
Abril 26 de 1818
Penote……………………Mart.
Manongo…………………Manuel
Pataleta………………….<Gni>jano
Chepita………………….Pepa
Mariquita………………Petronita
Dn Piltrafa……………….Gnevaxa
Fantasma………………Casacuba
Juez…………………….Perez
Entremés
El Valiente y la Fantasma
Personas
Guiso……………………Penote
Aleimna………………….Manongo Rafael
Moreno…………………Pataleta Soldado
Justa……………………Chepita
Gabriela………………...Mariquita
(...)………………………Piltrafa Casacubta
Gerona Dna Chola…….Anita
vamon…………………La Fantasma
Bolero………………….Dos matachines
Po. Per(…)………………Carro de Rondas
Calle: Penote y Manongo
Penote. Dexame, amigo, por Dios,
qe me falta la paciencia
con esta muger del Diablo.
Man. Pues qe hà habido aora?
Pen. La tema
de que se quiere mudar:
qe dice que se amedrenta
de noche con un ruido
qe oye ir arrastrar cadenas,
y de andar gente en la sala
de adentro.
Manon. Puede que sea
cierto.
Penot. Que cierto hà de ser
hombre, si es una embustera!
Como yo no escucho nada?
son enredos qe arma ella
por andar à cada rato
mudando de casa.
Man. Esa
tiene mala fama, amigo
qe dicen qe andan en ella
almas en pena.
Sale Patal. Oh. Penote!
Pen. Oh Señor Dn Pataleta!
qe hay de nuevo? cómo ha ido
en tantos años de ausencia?
Patal. Muy bien, amigo, ami gusto
siempre en asaltos, y guerra
contando piernas, y brazos,
y destrozando cabezas
à millares, cada vez
qe tendrá la tremenda:
Vaya no quiero acordarme
habrè muerto en mi conciencia
noventa mil enemigos
en poco màs de hora y media
qe durò el combate: Amigo
no se viò mayor fiereza:
(ya conoceis mi valor)
A entrar por una brecha todos.
2
todo un batallón entero
se me puso a la Defensa;
pero, amigo de mi alma,
si vieras con la destreza
con qe los iba agarrando
y de docena en docena
me los iba sepultando
qual si fuera una ballena!
pues lo mismo los tragava
que si tragara ciruelas:
y en menos de diez minutos
dexo franca aquella brecha
por qe el exercito entrase
á ganar la Ciudadela.
Man. Se comió <(…)zè> el batallón?
Patal. Quien pregunta esa friolera?
soy yo capaz de comerme
toda una ciudad entera:
yà me conoce Penote.
Penot. Es cierto: Dn Pataleta
es hombre qe dice y hace;
y por lo tanto quisiera
me sacarais de un empeño:
Pat. Decid lo qe os causa pena,
qe si es cosa de matar
toda la región entera
aves, peces, animales
ayre, agua, fuego y tierra
dexarè al mundo asolado
en sacando mi tremenda.
Pen. Pues amigo, mi mujer
dice qe anda en pena
en casa, y qe á media noche
oye un ruido de cadenas
muy asombroso, y por ver
si es cierto, de Usted quisiera
merecer qe aquesta noche
nos quedáramos en vela,
y qe usted con su valor
este encanto desiciera:
Patal. Hombre, como esas son cosas
del otro mundo:
Pen. Ea, ea,
qe, teneis miedo?
Pat. Què es miedo?
pues està buena la idea,
miedo yo? Si esa fantasma
fuese la sierpe lennea
mi valor no acobardara:
miedo yo, qe en esta guerra
en un minuto matè
de enemigos diez docenas
qe agachapados estaban
debaxo de una cureña?
Man. Esta no puedo tragarla,
què cureña sería esa
qe ocultaba tantos hombres
Pat. Eso es una friolera
se conoce bien qe usted
no hà salido de su tierra,
en su ignorancia metido:
todo aquel qe anda en la gue<rra>
vè, amigo, cosas extrañas
y màs admirables qe estas.
3
Pen. Con qe vamos qe yà es hora.
Pat. Y decidme, teneis armas
bastantes en casa, amigo?
Man. Pues no llebàis v^ra espada?
Pat. Las cosas del otro mundo
requieren fuerzas dobladas.
Pen. Vamos, qe no faltaràn.
En casa tengo yo armas
suficientes.
Patal. Pues fiad
en mì, qe aquesa fantasma
no se atreva à incomodaros.
Penot. Yo confío en v^ra espada,
y en v^ro valor, amigo.
Patal. Eso es una patarata
para mì, vamos corriendo.
Penot. Vamos, qe mi esposa aguarda.
Vanse
Pito
Sala con sillas
Salen Chepita, Mariquita, y la Chola.
Mar. Ay Chepita de mi vida
es mucho cuento esta casa!
yo no vivo aquí un instante.
Chola. Si Utè viela qe fatáma
tan alta, Seora Chepita,
una boca tamañaza
un cuelpazo tan gland<as>
y olejas de media <vara>;
què fea! yo estoy tembrando.
Chepa. Yo al instante me mudaría.
Mar. El bueno de mi marido
dice qe son patanatas
mias, para querer muda…
todos los días de casa,
qe como èl viene cansado
y en quanto se echa en la ca<ma>
queda rendido del sueño,
no escucha la zalagarda
del ruido de cadenas;
qe parece, muger, qe anda
en esa sala de adentro
más de quatrocientas al<mas>
Chep. No sé, muger, como vives
asì tan sobresaltada?
Ya yo estoy toda temblando
de escucharte: vete à casa
de tu madre, Mariquita.
Mar. A eso estoy determina<da>
si no me saca de aquí esta noche.
llaman.
Chep. Creo qe llaman.
Mar. Abre muchacha.
Chol. Ya voy
Vase.
Chep. Siempre ha tenido esa fa<ma>
esta casa, y siempre hàn di<cho>
qe almas en penas andavan
en ella.
Sale Chol. Ay età señola
esperando Dn Piltrafa.
Mar. Dile qe entre al instan<te>
nos servirá de compaña.
Don Piltrafa de <capigorron ridículo>
Pilt. Señoras, felices noches
4
Mar. Oh! Mi señor Dn Piltrafa!
arrima, chica, una silla.
Pilt. Cómo se halla Usted, Madama?
Señorita mui propicio (à Chep.ta)
Chep. Muger, no vès, y qe planta
qe tiene el hombre tan fea?
diría qe es la fantasma
si no lo viese venir
de la calle.
Mar. Es cosa extraña
Pilt. Pareceme qe està usted
un poco dezazonada;
ved si puedo remediar
ese disgusto, madama;
mandad en mis facultades.
Mar. No oyes. Chepita? qué gracia!
Chep. Yo apuesto no tiene medio
en la faltriquera.
Pilt. Vaya
decidme v^ra aflicción.
Mar. Estoy muy dezazonada
por no querer mi marido
mudarse de aquesta casa.
Pilt. Pues no es capaz, y preciosa?
Mar. Si Señr pero es qe andan
duendes, ô diablos en ella
qe me traen asombrada.
Pilt. Quien cree esos disparates
de duendes, ni de fantasmas.
Chola. Yo, yo la hò vito Señol.
pilt. No puede ser: es patraña
Mar. Yo lo oygo todas las noches
Chep. Chola trae un poco de agua.
Chol. Yo tengo miero, Señola!
Mar. Trae agua.
Chol. No, mi ama,
tengo miero.
Pilt. Donde està
yo irè por ella.
Mar. Mil gracias.
Chol. Ay està Señò ahì drento.
Pilt. Què duende, ni patarata!
Yo de nada tengo miedo.
Dexa capa, y sombrero, y entra.
Chep. Dexalo, pues, qe la traiga.
Chol. Quiela Dios de qe la vea.
<Se >Pilt. tirando el jarro. Jesus, Jesus, Santa Olaya
Sn Ciriaco bendito
que me pilla, qe me agarra
Jesus! Ay de mì!
Cae.
Mar. Acude, presta, muchacha
qe se ha privado del susto.
Salen Penote, Manongo, y Pataleta como temeroso.
Penot. Què bulla hay en esta casa.
Man. Esto es pa qe lo creas:
mira, pues, a Dn Piltrafa
privado, por haver ido
à sacar un poco de agua.
Pilt. Ay de mì!
Penot. Vamos, amigo.
Patal. Se habrá visto ma(…) <mandria>
Pil. Que cierren aquella puerta.
Peno. Què haveis visto?
Pilt. Una fantasma
chiquíta, qe poco a poco
(si no puedo echar el habla)
se iba alargando (què miedo!)
5
con una trompa tamaña
Pen. Vos la visteis?
Pilt. Con mis ojos.
Mar. Sacame de aquesta casa.
Penot. Esta noche puedes irte
con esta, cas<a> de tu hermana,
qe el Sr Dn Pataleta
se queda a guardar la casa,
para vencer este encanto
con su valerosa espada.
Chep. Conmigo puedes venirte.
Pen. Ese parecer me agrada.
ruido lexos
Patal. Parece qe va de veras.
tredme aquí todas las armas
qe haya en casa.
Penote. Aquí están yà. (saca las qe dicen los versos)
Patal. Aora bien, venga esa daga;
las pistolas, el puñal,
el machete, la navaja,
los cachorrillos: venga aora
esa rodela, y la lanza.
Yà estoy listo; quede aquì
el amigo Dn Piltrafa
para testigo ocular.
Pilt. El diablo me lo mandava.
Man. Pareceis una armerìa.
Patal. Requieren fuerzas dobladas
las cosas del otro mundo:
no se vaya Dn Piltrafa.
Pilt. Cómo <por>
Pen. No haveis de íros.
Pilt. Què es esto, Santa <Susana>
Pat. No tengáis miedo, pobre(…)
qe yà veràs la fantasma
como la hago mil pedazos.
Chep. Vamos Mariqta à casa
Man. Tambien nosotros nos vamos
Pat. Dexad esa puerta franca
Pen. Està bien: dexarlos solos.
Vamonos.
Todos. Hasta mañana. Vanse
Patal. Vengan temprano, y verán
el destrozo qe aquí hallan.
Aora verán mi valor:
A mi lado, Dn Piltrafa.
Estos son unos medrosos
qe arman estas patanatas.
Pilt. Patanata? Yo lo he visto.
Sale la fantasma, chiquita,
y se va alargando poco à
poco, haciendo ruido de cadenas.
Patal. Valgame Santa Susana.
Pilt. Ay qe miedo! San Cirilo.
Fant. Olà! fuera de la sala
Pat. Ay de mì! San San Sn
<San Simon> aquí me valga
caensele las <armas>
Fanta Cuidado como no salen
al instante de esta casa
Salen los hombres
Todos. Què ruido ha sido ese?
Pilt. Què?
que ha salido la fantasma.
Pen. Donde està v^ro valor?
6
Pat- A mì no me asusta nada
Las Pistolas, el puñal
<…> cachorrillos, la daga,
el machete, la Rodela
la espada, la lanza; bien:
a<br>ame ustè <…> Navaja:
fantasmas âmì- Por vida::-
no se vaya dn Piltrafa.
idos aora con cuidado
todos… Vamos, y valor (vanse
Pat. Piltrafa
A mi lado.
La Fantasma
Fan- No le han dicho
qe se vaya de la sala?
Pat- Ay qe miedo! Si Señora
yà yà se iràn.
Pilt- Sta Susana!
Fant- Yo harè qe se me obedezca (ve
Pilt-Por qe ustè aora no la mata
Pat- Adonde està, que se hà ido?
ah perra, aora te me escapas?
te tengo de hacer pedazos
venga la Espada, la daga
las pistolas, el machete
y todas las Zarandajas:
aora veràs fantasmilla
si de mis uñas te escapas:
ahora verán un soldado:
està abierta la navaja?
Pil- Abierta està
Patal- Pues cuidado
Dn Piltrafa: ahora qe salga.
Fantasma Echadmelos de aquí pronto.
(Salen los matachines
con geringas de fuego)
Patal- Que me quemo!
Pilt- Que me abrasan! (Caen
Salen todos chola
Chol- Què hà sucedido Seño?
ay! válgame Sta Engla<ria>!
ay què miedo! vengan plonto
qe. me come la fantasma.
Fanta. No dès màs vozes, querda.
no ves qe. de Dn. Piltrafa
soy el hijo?
Chol- Si seño.
Fant- Pues à este exceso arrasame
el ardiente amor qe. âtì
profesan mis fínas ansias.
Chol- No yo no quielo a los hombr
qe. se vite de fantama:
vengan plonto qe. aquí està.
Salen todos. Porque. dàs vozes muchac
Chol- No tiene Vtè qe. tapase
Utè conoce éta cala?
Pilt- Como hay <vi>ñas, qe. es mi hijo
aora lo veràs canalla:
Se el Juez.
Què hà havido aquí: La <Justi>
Fant. A Dios yà caì en la trampa
Pilt. Nada señor, esto hà sido
de mi hijo una muchachada.
Vexot. No señor, no, còmo es es<to>
no hay qe taparle (…) <familia>
Mar. Señor Juez, este brivon
7
nos tenía amedrentadas
todas las noches con ruido,
y fingiéndose fantasmas
Yo juzgo:-
Juez. Basta señora,
qe luego a la cárcel vaya
qe allí se averiguarà
quien dio al fingimto causa.
Pilt. Es mucha razón yà yà
tendràs tu castigo: calla:
Vex. Dn Pataleta, tendido
aun permanece en la sala:
levantese v^m seo guapo.
Ya està presa la fantasma.
Patal. Ay demì: visión: sì: yo:
no ves la fantasma allì?
Pat. Conqe aquella es la fantma?
Vex. Sì Señor
Pat. Dexen le meta este
este puñal por la espalda,
aora qe atada la veo.
Vex. Poco à poco camarada:
yà hemos visto su valor;
retírese de Campaña:
y tu, muger, nunca creas
en semejantes patrañas
qe nunca huvo, hay ni habrá
Duendes, trasgos ni fantasmas,
qe eso lo fingen algunos
pa cortejar muchachas;
otros muchos pa robar:
y otros pa otras infamias
qe al fin pasan en la cárcel:
premio devido à su estoy
Todos. <Ydamo> aquí el inter
fin: perdonad sus faltas.
Fin.
Vexote…………Ferndo
Manongo………<…>
Pataleta……….hú/o
Chepèta………<…>
Mariqta………..Gabla
Piltrafa………..Amb.o
Chola…………Peron.a
Fantasma……Ventura
Ca<rr>o de Ronda<s>……..Corral
Matachones…….<…>aim y Guevara