El bachín, el teatro brechtiano y la historia argentina: Mariano Moreno y un teatro de operaciones. Seria comedia política | Centro Cultural de la Cooperación

El bachín, el teatro brechtiano y la historia argentina: Mariano Moreno y un teatro de operaciones. Seria comedia política

Autor/es: María Victoria Eandi

Sección: Palos y Piedras

Edición: 12


A propósito de las celebraciones del Bicentenario y coincidiendo con el 10° aniversario del grupo, el bachín teatro presentó en 2010 Mariano Moreno y un teatro de operaciones. Seria comedia política, inspirándose en esta figura emblemática argentina.

Como en toda su producción continúan trabajando en este espectáculo con la poética brechtiana, pero es la primera vez que lo hacen tan explícita y cercanamente a la historia de nuestro país. Ya habían trabajado con acontecimientos históricos en Teruel y la continuidad del sueño, pero en esa oportunidad se trató de la Guerra Civil Española.

En Mariano Moreno…, siempre coherentes con su búsqueda e investigación teatral y con sus convicciones e ideales presentan, a través de una elaborada y compleja puesta en escena y con actores invitados (como habían hecho en La comedia mecánica), otro exponente de teatro comprometido e involucrado con la realidad social y política. Como siempre, han puesto en escena la forma en que ven el mundo, a Latinoamérica y a Argentina, pero también sus dudas y contradicciones, no sólo como artistas sino como hombres y mujeres, aunque siendo muy claros sobre sus principales ideas.

Origen y trama de la obra

La idea de realizar esta obra surge del deseo de acompañar las celebraciones del Bicentenario. La figura elegida fue nada menos que la controvertida de Mariano Moreno. “Leímos mucho e hicimos mucho trabajo de investigación para desandar todo el camino trazado por los estudios históricos con el fin de repensar lugares comunes”, explica Manuel Santos, director y dramaturgo. Y agrega: “Cuando empezás a profundizar en la personalidad de Mariano Moreno, empezás a ver su humanidad y sus contradicciones. Y eso es lo que quisimos reflejar en la obra.”

El bachín tomó entonces algunos de los más importantes textos de Moreno para estructurar el espectáculo alrededor de ellos y transformar su figura en el centro de la pieza: el Plan revolucionario de operaciones, el prólogo que escribió para el Contrato Social de Rousseau, el Decreto de Supresión de Honores del Presidente de la Junta y otros ligados a la creación de instituciones: la Biblioteca Pública, la Escuela de Matemáticas, la Gaceta de Buenos Aires.

Entonces empezamos a pensar cómo imprimirle teatralidad a esos escritos -continúa Santos-, ése era el desafío. Porque no nos sentíamos identificados con la idea de presentar a Moreno con vestuario de época y hablando en español antiguo durante 60 minutos. Nuestro objetivo era contar una historia con documentos históricos y con un personaje que sentíamos cercano a nosotros.

Y así es cómo decidieron que se alejarían de esa idea de “prócer” que suele atravesar a estos personajes, evitando la construcción que de Moreno se ha hecho a través de los manuales y revistas escolares, al estilo Billiken, y lo abordarían exponiendo y explicitando la complejidad que para ellos implicaba. Nada más auténtico entonces que incluir en la propia ficción que ellos crearon a un grupo de actores que están por montar una obra sobre Moreno. Y como dice en el programa de mano: “A ellos se oponen, por un lado, la mirada esteticista y el comportamiento dictatorial del director del espectáculo y, por otro, distintas fuerzas sociales y políticas que no quieren que sea la figura de Moreno a partir de la cual se cuenten los sucesos revolucionarios del 25 de Mayo, ni se pretenda discutir y polemizar a través de ella la historia nacional de cara al Bicentenario.”

 

Poética brechtiana

Santos explica que continúan trabajando en Mariano Moreno… con la idea de teatro épico (desde un punto de vista filosófico y escénico vinculado a la dialéctica), presentando a Moreno como un hombre contradictorio (de hecho en un momento de la obra aparecen cuatro Morenos hablando a la vez y hay una discusión con el Director al respecto1, quien espera que llegue el Moreno que él pidió por catálogo): “Nuestro objetivo es oponernos a la construcción de bronce que se hizo de él, humanizarlo y traerlo más cerca nuestro. Nuestro propósito era ponerlo en discusión con el presente”. En ese sentido Santos señala que “hay una escena fundamental cuyo disparador es la pregunta: ‘¿qué tiene que ver este hombre conmigo?’. Fue maravilloso ver cómo los escritos de Moreno son aún vigentes hoy en día. Parecen estar escritos en presente. ¿Y por qué? Porque Moreno pensó en un país; esa idea ya tiene 200 años y fue atravesando distintas generaciones, acontecimiento tras acontecimiento, hasta hoy. Cada cosa que vemos en este momento de gran convulsión social y política está conectada con dos modelos de país confrontados, dos grupos de ideas que están siendo discutidos. Entonces esta obra se convierte en algo que va más allá de una simple conmemoración. Aunque sea una celebración por el Bicentenario y por el décimo aniversario del grupo, la pieza también le formula preguntas al presente y genera una multiplicidad de sentidos.”

Han incluido además diversos escritos sobre otros hombres pertenecientes al ala más revolucionaria de Mayo de 1810: Juan José Castelli, Manuel Belgrano y Bernardo de Monteagudo.

Entre sus motivaciones, los miembros del bachín plantean en el programa de mano que

(...) es posible descubrir en Moreno como en los hombres de Mayo, además de pasión, convicción y entrega a un ideal, la certeza de una voz que nos habla en presente. Una invitación a pensar un país, pensar en su liberación, pensar en los obstáculos para concretar esta meta. Una invitación a entrar en el conflicto, sin duda un conflicto abierto, permanente, en disputa; un conflicto Bicentenario.

Puede decirse entonces que más allá de un abordaje teatral concreto y una exploración sobre los hombres de Mayo, la obra plantea un punto de vista y un discurso acerca de la historia en sí misma. Y acá Santos insiste una vez más en lo que el bachín considera que es su rol como colectivo de actores y artistas:

Presentamos acontecimientos pero a la vez tomamos una posición respecto de ellos. No somos blandos, no nos olvidamos de nosotros mismos y de nuestros puntos de vista. A partir de esta investigación sobre Moreno, nos dimos cuenta de que hay tantos Morenos como historiadores. Y nosotros elegimos algunas tesis sobre su figura antes que otras.

Es así que Moreno es presentado como un hombre que fue mucho más que el impulsor del periodismo y la libertad de prensa; es mostrado como uno de los grandes espíritus revolucionarios de nuestro país. El bachín, fiel al estilo didáctico brechtiano que lo caracteriza, le da de esta manera al espectador toda una lección de historia explicitando que se trata de una de las perspectivas posibles, pero que es la que ellos eligen.

Como explican María Seoane y Víctor Santa María en el Prefacio a la edición que lanzó Caras y caretas del Plan Revolucionario de Operaciones de Mariano Moreno:

Se tuvo que esperar hasta mediados del siglo XX, a partir de los aportes de Forja, Scalabrini Ortiz y de los otros historiadores del generación del 60 –casi 150 años más tarde de aquel grito libertario de Mayo- para abrir una brecha cada vez más profunda en el muro levantado por la historia oficial sobre esa brigada “infernal”, como se llamaban a sí mismos [Moreno, Castelli, French y Beruti, Monteagudo] para asomarnos a un relato histórico de esas vidas que se aproximara, con sus luces y sus sombras, a la verdad. (…) Cuando la verdad histórica comenzó a romper el muro de silencio y se filtraba hasta por los poros en las memorias sobre esos patriotas, primero se los convirtió en la izquierda de la Revolución de Mayo, en jacobinos sanguinarios para quienes el fin de la independencia justificaba los medios. Se los consideró los guillotineros de la Revolución, sin espesor ni razón. Luego, se admitió a regañadientes su pasión revolucionaria y la defensa del primer gobierno nacional argentino contra una reacción conservadora que aliada con el colonialismo español estaba dispuesta a todo para no perder sus privilegios. Recién a comienzos del siglo XXI podemos asomarnos a una dimensión más equilibrada de esas vidas extraordinarias: para Moreno no era más importante la sangre que la construcción del Estado. Era un tiempo histórico que requería poner el cuerpo, la inteligencia y la organización sin vacilaciones. La violencia fue una fatalidad en ellos porque eran románticos e iluministas, no eran soldados sino intelectuales (…) Es posible comprender más allá del texto iracundo del Plan de operaciones que Moreno, como líder de esa generación de Mayo de 1810, es el padre del primer gobierno nacional, de dotar a la idea de una nación propia, de una casa común, de un instrumento político para construir el primer Estado libre de estas tierras. Fue, en síntesis, el primer gran político argentino. Quien reconoció el valor de la política como arma transformadora, el nacionalista que no dudó en señalar la necesidad de un Estado intervencionista en la economía para transformar un territorio vasto y esclavizado en una organización de hombres libres.

Es de alguna manera cercana a ésta la perspectiva que elige el bachín para abordar la figura de Moreno.

Como en otras obras del grupo hay referencias explícitas a la poética brechtiana que los rige. En la Escena 4, denominada “Discusiones teatrales”, hay un largo intercambio entre el Director del espectáculo, la Actriz, el Actor que hace de Moreno y el Asistente en el que esto se deja bien claro.

Director: Señoras y señores aquí presentes, asistimos a una representación de un teatro con características épicas. ¿Y qué quiere decir esto? Entre otras cosas… Que para nosotros el espectador es un observador, que frente a la acción presentada la estudia. Y es invitado a despertar su espíritu crítico. Será el hombre el objeto a investigar, el hombre como proceso, el hombre en un cambio permanente.

Actriz: Disculpe, ¿usted nos quiere hacer creer que este fantoche es Mariano Moreno?

Director: En absoluto. En la forma épica del teatro el actor no se transforma totalmente en el personaje, sino que lo muestra ante el público.

Y luego viene una larga disquisición sobre qué actor interpretará a Mariano Moreno.

También hay otra escena, “El distanciamiento”, en la que los propios actores del bachín plantean cuáles son los recursos que vienen utilizando a lo largo de estos diez años y a la vez cómo se sienten hijos de esa generación que hizo la Revolución hace doscientos.

Caro (Carolina Guevara): ...Utilicemos carteles y proyecciones, amplifiquemos el gesto y el contra gesto, hablemos en versos y en tercera persona, hagamos apartes y expliquemos en canciones, utilicemos los recursos del teatro, para decir que esta fantasía es sólo teatro.

Manu (Manuel Santos): Tomemos distancia entonces, otra vez…

Juli (Julieta Grinspan): Y pensemos de nuevo en ese 1810.

Caro: Me pregunto qué tiene que ver con nosotros…

Marcos: Con un grupo de teatro independiente…

Caro: Que en los doscientos años sólo tiene diez de existencia

Juli: La conciencia -Tal vez-

Caro: La impaciencia -Quizás-

Manu: Hay algo de esa historia que nos parece indicar que somos -porque somos-

Juli: Producto de ella

Marcos (Marcos Peruyero): Y su movimiento.

Y a partir de este momento se profundiza en cómo todo lo ocurrido hace 200 años aún tiene que ver con nuestra realidad actual.

 

Continuidades y novedades

Mariano Moreno... retoma las ideas principales con las que el grupo se maneja y las lleva aun más lejos: explorar en el teatro épico desde la poética brechtiana y construir una épica propia y latinoamericana. Lo que es nuevo es la aproximación a la historia nacional, al tratar con la figura de Moreno, lo que significó un desafío para el bachín.

Por otra parte, es una obra de mayor despliegue que las últimas que presentaron. Como había ocurrido con La comedia mecánica, hay actores invitados, que son alumnos de la escuela del grupo, lo que permite crear otras imágenes, además de que esta vez utilizan un escenario más grande.

Continúan también con la utilización de proyecciones y carteles (otro elemento brechtiano), pero en esta oportunidad introducen el video por primera vez.

 

Actores, personajes y un hombre silencioso con una máquina de escribir

Tal como en obras anteriores, pero quizás en este caso llevado más lejos, se explicita la teatralidad de los personajes: todos son actores que interpretarán personajes dentro de esta obra sobre Mariano Moreno. Ya desde la ficha técnica queda clara la estructura de teatro dentro del teatro que, claro está, conducirá al distanciamiento.

Manuel Santos aparece en escena como un hombre silencioso que observa. Tiene una máquina de escribir y es como una suerte de guiño. Se trata del director, pero no de aquél que en esa obra adentro de la obra intenta imponer sus ideas por sobre las de los actores, sino uno que se encuentra en otro nivel de ficción, “un paso más afuera”, pero que también da indicaciones. Santos explica que “abordar el tema de la Revolución de Mayo nos llevó a utilizar muchas armas de utilería, pero hay otra arma sobre la que queremos poner el acento y es la máquina de escribir. ‘La poesía es un arma cargada de futuro.’ Es importante que alguien escriba para hacer una revolución.”

Hay una idea que aún no han puesto en práctica que es invitar a alguien del público a ver la obra desde adentro, desde otro punto de vista, ubicándolo junto a Manuel Santos. Esto subrayaría los aspectos brechtianos de la obra, explicitando que lo que está sucediendo es teatro, vivir la fantasía desde adentro y dejar en claro que son actores jugando con ideas.

 

Humor, títeres y presentadores

Como siempre en las obras del bachín y como en muchas obras de Brecht, el humor está presente a lo largo de toda la pieza. En el caso de Mariano Moreno…, “es una buena manera de hacer dinámica una obra histórica”, según Santos.

Un recurso que no habían utilizado y que introducen en esta oportunidad son los títeres de guante, típicos del teatro popular y que ponen de manifiesto una vez más el artificio escénico.

“Sin embargo –señala Santos- si ves al titiritero y ves al títere, seguís prestándole atención al títere. No es nuevo, pero continúa sorprendiéndome.” Los títeres son French y Beruti, presentadores de la obra.

El procedimiento del presentador, algo recurrente en el bachín y su poética brechtiana, también aparece a través de la voz en off de Patricio Contreras, que se escucha al principio y al final de la obra, mientras se proyectan imágenes del mar, lugar donde fue asesinado Moreno. También aparece al promediar la pieza en una escena de gran comicidad.

Santos explica que querían “discutir sobre este recurso teatral: ¿es todavía moderno o ya está pasado de moda? Entonces aparece este reconocido actor con su voz tan reconocible. Pero no es la voz de la conciencia ni un fantasma, ni el sentido común. Es sólo Patricio Contreras.”

El texto que está a su cargo al inicio del espectáculo “Quién es el que regresa” empieza por el final de la vida de Moreno, pero a la vez lo trae al presente, lo hace recomenzar una y otra vez:

Lograr la libertad absoluta. Ése fue el motivo de escribir el plan. Unificar los objetivos revolucionarios y las estrategias para alcanzarlos. Ése fue el motivo. ¿Pero quién es ese hombre que regresa? ¿Será un hombre que regresa de la muerte, del profundo océano, del agua apagadora de los fuegos, quien asoma y viene marchando por esta madrugada? O quien marcha no es un hombre, sino un nuevo tiempo de batalla, envuelto en una bandera británica. Bajo el agua, bajo el agua está. Un cuerpo asesinado, en alta mar sucumbe, al puñal y al veneno, y a la rabia del traidor. Mas no la idea que a flote subirá. Y subirá cortando, doscientos años más tarde, o más temprano. Lograr la libertad absoluta. Unificar los objetivos revolucionarios. Ése fue el motivo de entregar la vida. Mariano Moreno yace bajo el agua, sin forma ya su rostro, sin forma su mortaja.

Unas escenas después de la mitad de la obra hay una dedicada especialmente a la Voz en off. Moreno la busca con un revólver en la mano y le hace un interrogatorio, a través del cual se devela muy brechtianamente el artificio, al punto tal de que la voz explica que ha sigo grabada y que “había que embocarle justo al tempo de la pregunta-respuesta y era mejor dejar las respuestas espaciadas”, cuando Moreno lo interpela diciendo “¿Por qué tarda tanto en responder?”. Y unas líneas más tarde, la Voz revela que pertenece a Patricio Contreras. Y cuando Moreno le pregunta si no cree que el recurso está pasado de moda, la Voz responde: “¿Pasado de moda para quién? Sepa, ni el pasado fue siempre mejor, ni el presente una panacea cierta. La moda y la estética revisten intereses, todos distintos y todos… cargados de sentido. Ahora déjeme de apuntar…quiere que me vaya…”. A lo que Moreno contesta: “No, no. Perdón… (Guarda el revólver) ¿Nos vemos en la escena final?”. Y la Voz aclara: “No, no nos vemos porque soy la voz en off. Pero sí, mi voz la escucharán en el cierre del espectáculo. Adiós. Y hablando de cierre, ciérrese la bragueta”. A la vez que aparece claramente el efecto de distanciamiento y que se pone de manifiesto cómo toda elección estética es a su vez ética, ideológica y política, se trata de un momento muy cómico del espectáculo, alejándose de la solemnidad que podría esperarse de una obra histórica.

Y en efecto, al final vuelve a escucharse la voz de Contreras diciendo un poema sobre la vigencia del plan de Moreno, quien hoy sigue “ganando nombres” en esta América Latina.


Ficha técnica

Mariano Moreno y un teatro de operaciones. Seria comedia política

  • Intérpretes:
    • Marco Peruyero (Mariano Moreno)
    • Jorge Tesone (Director)
    • Jerónimo García (Asistente)
    • Alfredo Aguirre - Federico Ramón (Titiriteros)
    • Julieta Grinspan (Actriz con galera)
    • Carolina Guevara (Actriz sin galera)
  • Texto, puesta en escena y dirección: Manuel Santos
  • Sala Solidaridad, Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini

1 Uno de los Morenos dice: “Puede que el personaje de Moreno dude, pero la historia nos indica que él finalmente tomó un camino, el de la revolución…Las situaciones pueden ser de una u otra manera…más o menos cercanas a la realidad, pero este sujeto se decidió por una causa…”.

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