EL DESTINO MANIFIESTO | Centro Cultural de la Cooperación

EL DESTINO MANIFIESTO

19/04/2009

La doctrina que lleva este nombre, y mediante la cual los Estados Unidos justificaron tantas de sus tropelías en el continente, tiene un sustento religioso proveniente del puritanismo que profesaban los primeros colonos ingleses, mediante el cual estaban convencidos de ser el pueblo elegido por Dios para sobresalir por sobre los demás. Convencidos de su superioridad moral como pueblo, no tuvieron problemas de conciencia en la aplicación de sus políticas nacionales de expansión y conquista.

Ya en 1818 invaden Florida con la excusa de reprimir a los indios Semínolas que incursionaban sobre tierras yanquis; posteriormente llegan a un acuerdo de compra de ese territorio a España. Es conocida la expansión que desarrollan por todo el Oeste, desde el Río Bravo hasta Canadá. Ocupan Hawai, intentan invadir Cuba en 1841 y aplican, desde 1823, la comentada Doctrina Monroe, por medio de la cual ningún territorio del continente americano podía ser ocupado por potencias europeas, aunque en la práctica no se aplicaba a las colonias francesas, inglesas, holandesas o danesas existentes.

La denominación “Destino Manifiesto” aparece por vez primera en 1845 en un artículo publicado en la revista Democratic Review de Nueva York, de autoría del periodista John O’Sullivan, en el que se fundamenta la necesidad de demostrar el ser un pueblo elegido por Dios, extendiéndose

 

....por todo el continente que nos ha sido asignado por la Divina Providencia, para el desarrollo del gran experimento de libertad y autogobierno. Es un derecho como el que tiene un árbol de obtener el aire y la tierra necesarios para el desarrollo pleno de sus capacidades y el crecimiento que tiene como destino.

 

Es el tiempo de aplicar esa concepción a Texas, territorio por cuya disputa Estados Unidos entabla una guerra con México, de 1846 a 1848, y que termina anexando junto a otros territorios mexicanos, como ya comentamos. Se aplica en 1898 cuando Estados Unidos se involucra en la guerra con España por la posesión de Cuba y, posteriormente, en el período 1901 – 1914, en la secesión de Panamá, para señalar los hechos más significativos. Escribe Laura Garza Galindo sobre el “Destino Manifiesto” en La Jornada de México:

 

La expansión territorial y la concepción imperialista de Estados Unidos se asientan en el siglo XIX. En 1803 el presidente Thomas Jefferson compra Luisiana y Florida... A lo largo de ese siglo, compran o pelean con otros países; no sólo en la propia América del Norte desplazan a sus pueblos indígenas, esclavizan o guerrean entre ellos, sino también salen a lugares lejanos y, con estrategias amigables o no, se apoderan lo mismo de Puerto Rico, que de Cuba, Panamá, Hawai, Alaska, Filipinas, UAM, Islas Vírgenes, entre otros ejemplos...

Lo esencial es que desde su origen como nación, la obsesión de Estados Unidos ha sido encontrar la perfección social mediante un triple compromiso: con la divinidad (cumpliendo con el destino impuesto por Dios), con la religión (observando una moral intachable) y con la comunidad (defendiendo su libertad, su seguridad y su propiedad). A lo largo de su historia, los políticos de esa nación han invocado el favor de Dios en sus discursos y han insistido en la ‘misión trascendente’ que tienen la obligación de cumplir.[1]

 

Por supuesto que tal misión trascendente a cumplir no contemplaba entre sus objetivos eliminar la situación de esclavitud y miseria de los cientos de miles de negros que vivían explotados inhumanamente en el sur de los Estados Unidos.

 

Horacio A. Lopez



[1] Laura Garza Galindo. La Jornada, México. 31 de mayo de 2003.

 

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