Tomar las riendas. Caja de Crédito San Genaro
La población de la localidad santafesina protagonizó la gestación de una entidad que transformó para siempre la dinámica de la región. Entre otros progresos, dio origen al cooperativismo telefónico.
Nacida en pleno auge del movimiento cooperativo de crédito en el sur de Santa Fe, la caja de San Genaro es dueña de una particular historia. La localidad, situada a 130 kilómetros al suroeste de la capital provincial tenía, en 1960, 2.496 habitantes. En ese entonces, limitaba al este con San Jenaro Norte, del cual lo separaba la ruta provincial 65 y las vías del ferrocarril General Belgrano.
Las áreas céntricas de ambas poblaciones se encontraban a 2.000 metros de distancia. A lo largo de su historia, hubo diversos desacuerdos entre las dos localidades pero el más resonante fue el desatado en 1958, a raíz de la decisión del directorio del Banco Provincial de Santa Fe de mudar su sede a San Jenaro Norte, cambiando así el lugar de funcionamiento, San Genaro, donde se había instalado en 1946.
La decisión fue el origen de una pueblada sin precedentes en la zona: los vecinos de San Genaro se resistían a perder un servicio fundamental. Luego de días de asambleas barriales, paros generales, tomas pacíficas de la sucursal original del banco, solicitadas y manifestaciones (que fueron contrastadas, entre otras acciones, con el envío de un pelotón policial proveniente de Coronda y la citación a indagatorias judiciales), en agosto de 1959 se inauguraba el nuevo edificio del Banco Provincial en San Jenaro Norte. Documentos y testimonios coinciden en que el factor determinante para que el conflicto entre ambas localidades se aplacara fue la creación de la Caja de Créditos San Genaro Cooperativa Limitada.
La propuesta de fundar una cooperativa de créditos les fue sugerida durante el conflicto a los integrantes de la Comisión pro-banco por Juan Lazarte, médico sanitarista rosarino que residía en San Genaro. Reconocido intelectual anarquista, consideraba que el cooperativismo debía ser la base de una sociedad más justa y equitativa. Lazarte estaba al tanto de la gestación de un movimiento socioeconómico tendiente a fomentar el cooperativismo de crédito en todo el país. Este movimiento se materializó con la realización en la ciudad de Rosario del Congreso Argentino de Cooperativas de 1958, cuyo resultado fue la creación del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos (IMFC).
El 14 de febrero de 1959, una delegación del IMFC viajó a San Genaro para participar en una reunión informativa al término de la cual más de 200 vecinos decidieron constituir la Caja de Créditos. El 28 de febrero se realizó la asamblea constitutiva, con la asistencia de aproximadamente 350 personas. Fueron designados: presidente Edmundo Ascheri, escribano y presidente comunal en ejercicio; vicepresidente Luis Pettinari, comerciante de artículos para el hogar y ex presidente comunal; secretario Elso Castagno, comerciante mayorista y ex presidente comunal; prosecretario Victorio Grandov, veterinario y productor agrícola; tesorero Higinio Meschini, comerciante de maquinaria agrícola; protesorero Enzo Bagnoli, productor agropecuario; vocales Antonio Grassetti, presidente de la Cooperativa Federal Agrícola Ganadera y de la filial local de la Federación Agraria Argentina; Guido Strappa, comerciante; Humberto Gentiletti, tesorero de la Cooperativa Tamberos La Lolilla; Segundo Galetto, comerciante en semillas y síndico de la misma cooperativa; Jerónimo Bonati, industrial; síndicos los médicos Jaime Jarupkin y Eduardo Buschiazzo.
Hasta la madrugada
El 3 de mayo abrió sus puertas la nueva entidad, en el marco de una gran fiesta popular. Al momento de comenzar su operatoria, la cooperativa contaba con más de 300 asociados. En los primeros meses de funcionamiento, los mismos traspasaron su operatoria bancaria desde el Banco Provincial a la Caja de Créditos, por lo que al momento de su traslado a San Jenaro Norte aquel había disminuido sus depósitos a menos de la mitad.
Miguel Coscio, uno de los cuatro empleados de la Caja, recordaba en una entrevista que el primer día tuvieron «una sorpresa terrible ¡abrir las puertas y ver la cantidad de gente! Porque todo el mundo quería ver qué era. Fue una cosa maravillosa. Ese día trabajamos hasta la madrugada». Con menos de cuatro meses de operatoria la cooperativa registraba 1.167.000 pesos en depósitos en cajas de ahorro, 5.793.000 en depósitos en cuentas a la vista y 1.410.000 de capital social, y había entregado préstamos por 9.149.000. Vale considerar que el presupuesto promedio de la comuna de San Genaro no superaba los 60.000 mensuales.
Las amplias posibilidades de la cooperativa de brindar apoyo crediticio, que la llevaron, a partir de su tercer ejercicio, a encarar incluso operatorias a largo plazo, como el otorgamiento de créditos hipotecarios a ocho años, se basaba en el permanente crecimiento de los depósitos. Estos se reinvertían totalmente en la zona. La asistencia crediticia permitía modernizar la maquinaria agrícola, edificar o ampliar comercios y a la transformación de algunos talleres artesanales en pequeñas industrias. Por otra parte, también fue muy fuerte el impacto urbanístico: la Caja financió la realización de numerosas obras públicas, entre las que se destacan el asfaltado de las principales calles de la localidad y la instalación de luminarias en la vía pública. A esto debe sumarse el eficiente sistema de servicios administrativos, financieros y legales proporcionado por el IMFC, en particular la cámara compensadora nacional de órdenes de pago, que permitía vincular e integrar la operatoria de todas las cooperativas de crédito, y el servicio nacional de canje de valores bancarios. La estrecha relación operativa e institucional entre la Caja de San Genaro y el Instituto se expresó en el nombramiento de Edmundo Ascheri, presidente de la Caja, como vicepresidente del IMFC entre 1960 y 1973.
La Caja también fue central para la creación de la Cooperativa Telefónica de San Genaro, primera entidad de ese tipo en Latinoamérica. Hasta ese momento, la población carecía de teléfonos domiciliarios, reduciéndose la posibilidad de comunicación a una cabina pública con dos líneas. El primer Consejo de Administración estaba integrado, entre otros, por cuatro consejeros de la cooperativa de créditos y otros dos dirigentes de la pueblada. Entre estos estaba Juan Carlos Vimo -secretario de la nueva entidad-, quien fue el que aportó la idea de crear la cooperativa.
Un logro de todos
Con apoyo financiero de la Caja, la nueva cooperativa encargó la construcción de un conmutador con capacidad para 100 líneas telefónicas. El desarrollo de la nueva entidad fue fruto del apoyo institucional de la comunidad: la Comisión de Fomento donó el terreno y el 50% de la construcción del edificio en que funcionaría, y la Caja otorgó créditos sin interés y a largo plazo a los vecinos para la integración del capital accionario que les daba derecho al servicio.
El 14 de mayo de 1961, se inauguró la primera central telefónica del país construida por sus propios usuarios. Asistieron al acto el presidente de ENTEL, el ministro de Agricultura de Santa Fe y el gerente de la empresa constructora del conmutador, además de las autoridades locales y de ambas cooperativas, y más de 300 vecinos. Ya a fines de 1964 la cooperativa brindaba sus servicios a 172 asociados, 24 de los cuales estaban ubicados en zonas rurales. Esta iniciativa fue tomada de ejemplo por numerosas poblaciones del país, a punto tal que a solo cuatro años de la inauguración, existían 142 cooperativas del ramo.
La necesidad de aunar esfuerzos, peticionar conjuntamente y promover la creación de nuevas entidades llevó a que se creara la Federación de Cooperativas Telefónicas (FECOTEL) en una asamblea realizada en la filial Litoral del Instituto, el 23 de julio de 1965. FECOTEL estableció su sede legal en San Genaro, donde continúa funcionando hasta hoy. También el movimiento solidario de crédito sostiene su presencia en la localidad: la caja de San Genaro es la actual filial 385 del Banco Credicoop. En 2006, San Genaro y San Jenaro Norte fueron unificadas política y jurídicamente bajo el nombre de San Genaro, mediante una ley votada por la legislatura santafesina.
Extracto del trabajo «La caja de créditos San Genaro y el desarrollo socioeconómico regional (1959-1966)», de Daniel Plotinsky.
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