Los orígenes del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos | Centro Cultural de la Cooperación

Los orígenes del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos

17/05/2014


El 23 de noviembre de 1958 fue la fecha de nacimiento de una entidad clave para fortalecer el crédito solidario en todo el país, promotora del cooperativismo con vocación transformadora.

El Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos nació a instancias del Congreso Argentino de Cooperativas realizado en la ciudad de Rosario los días 22 y 23 de noviembre de 1958. Ese encuentro fue la culminación de un intenso trabajo que se había desplegado desde el mes de abril en gran cantidad de encuentros zonales y en la Conferencia Preparatoria Nacional. Fue esta la ocasión en la que se debatió sobre los principales problemas sociales y económicos que en ese momento atravesaba el país, los caminos para superarlos y el aporte que podían hacer las entidades cooperativas al respecto. De las actividades realizadas participaron delegados de cooperativas de diverso tipo: de crédito, agrarias, de consumo, de transporte y eléctricas, tanto de primer como de segundo grado. El congreso tenía lugar en medio del proceso de profundos cambios en la política económica nacional, iniciado con el golpe de Estado de 1955.

La creación del Instituto había comenzado, sin embargo, dos años antes, en respuesta a la necesidad de los empresarios nacionales de dinamizar la función de las cooperativas de crédito, elevándolas hasta la categoría de verdaderos bancos populares financiadores de las pymes argentinas. Según uno de los promotores del encuentro, Jaime Kreimer, había coincidencia en que era necesario «buscar la forma o la organización a través de la cual el pueblo que crea con su trabajo disponibilidades de dinero sea quien disponga qué se hace con él, y para que ello se concrete, el mismo pueblo sea quien maneje estas organizaciones». A tal fin decidieron convocar a una reunión preparatoria del Congreso que se realizó también en Rosario el 20 y 21 de junio de 1958.

El discurso de apertura de la Conferencia Preparatoria fue pronunciado por el presidente de la comisión organizadora, Moisés Scheinfeld. Luego de un análisis crítico de las reformas económicas desarrolladas desde 1955, Scheinfeld definió a la política crediticia como la «palanca motora de la economía de las naciones», por lo que proponía la creación de una cooperativa de segundo grado que integrara a todas las cooperativas de crédito existentes y contribuyera a crearlas allí donde no las hubiera. Esta entidad debía tener carácter nacional y aprovecharía los sobrantes monetarios de una zona para cubrir las carencias de otras. Las cooperativas de primer grado atenderían entonces las necesidades inmediatas de sus asociados y podrían recurrir a la entidad a crearse para proveerle sus excedentes y solicitar créditos que, a través de este nuevo organismo, deberían distribuirse en función de lo que conviniera económicamente y no de la utilidad que pudiera rendirle al que lo otorgara ni a las pretensiones individuales.

El discurso inaugural de Scheinfeld planteó, asimismo, que «las entidades cooperativas han cumplido en el país un papel de primigenia importancia. Sin embargo, no se ha realizado del todo porque está latente el problema de los ahorros de los cooperativistas y de los saldos provenientes de las entidades que los aglutinan, los cuales van a parar a las arcas de bancos manejados inteligentemente para favorecer muchas veces al que más tiene, pero negando el apoyo a quienes menos poseen y más necesitan».

De la preparación al Congreso

El 22 y 23 de noviembre de 1958 se llevó a cabo en la ciudad de Rosario el Congreso Argentino de la Cooperación. Participaron más de un centenar de delegados de entidades cooperativas de diverso tipo y de todo el país. El día 23, al finalizar las sesiones, se realizó la Asamblea Constitutiva del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos S. C. L., que aprobó el primer estatuto. «El objeto principal de este Instituto es centralizar, compensar y encauzar el movimiento emergente de las operaciones realizadas por las cooperativas asociadas, inspiradas en los nobles postulados de la cooperación, apoyando en todo momento las de producción agropecuaria, extractiva, industrial, comercial, profesional, consumo, vivienda,  crédito y todas las ramas que atañen al movimiento cooperativo, contribuyendo en todo sentido al progreso económico y social de vastas regiones del país», subraya ese documento fundacional.
Paralelamente, en su Declaración Constitutiva, el Instituto expresaba los fundamentos económicos y sociales de la entidad. Allí se fijaron los objetivos generales: motorizar la creación de más cooperativas de crédito, respetar la independencia de las cooperativas afiliadas, determinar la política crediticia a partir de asambleas participativas y democráticas y contribuir «al verdadero concepto de federalismo económico» mediante una distribución equilibrada del crédito entre las distintas regiones del país.

El equipo de funcionarios necesario para poner en marcha el Instituto surgió del grupo de empleados bancarios cesanteados luego de las huelgas de 1958 y 1959. «Los bancos oficiales, tanto en el orden nacional como los distintos bancos provinciales, optaron por una instrucción política, y habiendo perdido la huelga los bancarios, optaron por el despido de todos los que fueron dirigentes. Así quedó desplazada una cantidad de funcionarios bancarios y técnicos que conocían el movimiento, y precisamente eso era lo que le hacía falta a este incipiente Instituto, tener técnicos que conocieran sobre operatoria bancaria. Yo fui uno de los dirigentes despedidos que ingresó al Instituto Movilizador», relataba en una entrevista de 1999 Ernesto Bonini, el primer empleado del IMFC. De este grupo provendrán también algunos de los gerentes de las cajas de crédito que se crearon como consecuencia del nuevo escenario abierto por el IMFC.

Poco después de realizarse el congreso en Rosario, Carlos Silvestre Begnis, gobernador de la provincia de Santa Fe en ese momento, enviaba a los asistentes un mensaje donde consignaba la importancia del sector. «El panorama que abre la práctica del cooperativismo tiene límites insospechadamente amplios; además de ser el camino por el que el pequeño ahorrista hace su contribución al bien común, es la iniciación y el ejercicio de los saludables aspectos espirituales y de la conducta que significan ir desprendiéndose de los estrechos límites del interés personal para sumar su aporte al bien de la sociedad».


www.accion.coop

Maximiliano Senkiw

Asesoramiento Histórico: Daniel Plotinsky

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