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Autor: Ernesto Burgos, Investigador del Dto. de Cooperativismo del Centro Cultural de la Cooperación "Floreal Gorini"

El pasado 5 de junio se llevó a cabo el festival Molino Osiris en Lucha en el barrio de Parque Patricios para denunciar los dos intentos de desalojo violento y visibilizar el conflicto que están padeciendo los trabajadores.

Ahí estuvieron vecinos, fuerzas políticas, organizaciones sociales y el sindicato para acompañar a los compañeros.

En efecto, todo empezó en octubre del año pasado cuando los 30 trabajadores fueron despedidos sin previo aviso ni indemnización. Gran parte de ellos lleva entre 25 y 30 años trabajando ahí. La empresa nunca se presentó a la conciliación obligatoria dictada por el Ministerio de Trabajo. Fue a principios de noviembre cuando decidieron ocupar la fábrica para evitar el vaciamiento y el desmantelamiento para así proteger sus fuentes de trabajo.

En enero hubo un primer intento de desalojo y el 24 de abril sufrieron una nueva agresión cuando una patota armada de 14 personas ingresó al molino. El propósito era desalojar violentamente a los trabajadores, sin embargo un vecino pudo avisar a prefectura y fueron detenidos. Extrañamente la policía metropolitana estuvo ausente. La misma que responde a Mauricio Macri quien vetó la Ley de Fábricas Recuperadas.

El objetivo encubierto de Rafael Alberto Cisilino y Cristina Lisanti, los dueños del Molino Osiris ICSA, es la venta del inmueble. La proximidad a pocas cuadras de la nueva sede del gobierno de la ciudad y el hecho de que la zona se transforme en un distrito tecnológico hizo disparar los valores de los inmuebles y engendró una gran especulación.

El molino ocupa media manzana y sus silos son vistos por la gente del barrio como parte integrante del paisaje de Parque Patricios. Existe desde hace más de 80 años y es el último que queda en CABA.

La lucha pacífica de estos trabajadores precisa que sea difundida y acompañada, para que puedan mantener su fuente de trabajo y el ingreso de 30 familias.