El crédito solidario: Tarjeta Cabal | Centro Cultural de la Cooperación

El crédito solidario: Tarjeta Cabal

31/10/2014


A principios de la década del 80 nacía la herramienta financiera que pronto extendió sus servicios a lo largo de todo el país.

Entre 1980 y 1983, el Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos se propuso aumentar su eficiencia ante la crítica coyuntura económica y financiera derivada de las políticas aplicadas por la dictadura cívico-militar.

En ese contexto, el IMFC formuló cuatro ejes de acción entre los que se encontraba el desarrollo de la banca cooperativa a través de la incorporación progresiva de diversos servicios. Con ese objetivo, en marzo de 1980 comenzó el proceso de creación de tres nuevas prestaciones. Entre ellas figuraba el Departamento de Arquitectura, encargado de la proyección y dirección de obras que pusieran en marcha las entidades adheridas. Por otro lado, se crearon una entidad de seguros -hoy Segurcoop- y una tarjeta que facilitara la obtención de un crédito personal de manera ágil para los asociados de las cooperativas. Esa tarjeta llevaría el nombre de Cabal.

La herramienta financiera del IMFC comenzó su camino meses después, en noviembre de 1980, con la apuesta de 16 bancos que suscribían a la tarjeta. Al mismo tiempo, Cabal comenzó a publicar su revista bimestral, un proyecto que, en su trayectoria, superaría los 200.000 ejemplares distribuidos entre sus suscriptores. Poco después de la fundación de la tarjeta, en enero de 1982, el sistema de Cabal incrementó a 24 el número de bancos y se conformó una red de 20.000 comercios adheridos y más de 40.000 tarjetas circulantes. Hacia finales del mismo año, las tarjetas emitidas superarían las 75.000 marcando el pulso de crecimiento de un servicio que superaba los 3,4 millones de operaciones a poco de lanzarse a los asociados. «Hemos sido un poco una entidad todo servicio», comentaba el dirigente cooperativo Aarón Gleizer en una entrevista realizada en 2008 para el Archivo Histórico del Cooperativismo sobre el desarrollo del IMFC durante principios de la década del 80. «Todo lo que se consiguió, cada ladrillito, cada milímetro que se avanzó, fue el resultado de una lucha. Cuando se decidió emitir la tarjeta de crédito ocurrió lo mismo. Hay que ver esto, conseguir aquello. Es decir, fue una larga historia, tal vez de pequeños logros, pero que, en aquella época, eran importantes y que ahora, vistos a la distancia, ya se toman naturalmente», agregaba Gleizer sobre la creación de Cabal.

Una entidad independiente

Si bien los procesos hiperinflacionarios de finales de los 80 limitaban el uso de la tarjeta, la tarea del IMFC con su herramienta financiera no se detuvo. En  1984 se decidió incluir la tarjeta en el sistema de bancos no cooperativos. La idea era incorporar también bancos oficiales: en 1984 se incorporó el Banco Municipal de Rosario, entre 1985 y 1986 los bancos municipales de La Plata y Tucumán, en 1987 el Banco de Santa Cruz y en 1989 continuaron incorporándose al sistema bancos como Ciudad de Buenos Aires, Provincial del Chaco y de Chubut, entre otras entidades, y se comenzó a trabajar en la habilitación de la Red Cabal de Cajeros Automáticos. Asimismo, en 1991 se emprendió el diseño de los grupos de afinidad con la tarjeta, se conectó la red de cajeros a las redes Link y Multibanco y se constituyó el proyecto de Turismo Cabal.
Junto con esos avances, al año siguiente, Cabal inició una nueva etapa en su extensa trayectoria: el 12 de junio de 1992, en el marco de las transformaciones que llevaba adelante el IMFC y que comprendían la transferencia progresiva de los diferentes servicios, Cabal se estableció como una entidad cooperativa autónoma. «Cabal, que nació como una gerencia, como un departamento del Instituto, luego adquirió una magnitud que hizo necesario, para ampliar sus posibilidades, que se constituyera como entidad cooperativa por sí misma, ya no como un departamento sino como una entidad en sí misma», explicaba Edgardo Form al Archivo Histórico del Cooperativismo en 2008. Ese cambio abría para la tarjeta un nuevo mapa institucional que se orientaba a la consolidación de una trayectoria de 12 años en el circuito financiero. «El crecimiento de Cabal puede considerarse un verdadero logro teniendo en cuenta que fue creada en la década del 80 para uso exclusivo de los bancos cooperativos, bancos que, producto de la aplicación de la Ley de Entidades Financieras decretada durante la última dictadura y aún vigente, fueron desapareciendo, sobreviviendo sólo aquellos cuyas estructuras lograron ser absorbidas por el actual Banco Credicoop», explicaba un documento de formación institucional de 2013.

A partir de 1989, la entidad -presidida actualmente por Rubén Vázquez- extendió su operatoria a otros países de Latinoamérica. A la presencia nacional se sumó la consolidación regional de la tarjeta en países como Uruguay, Paraguay, Brasil y Cuba. «La regionalización fue en gran medida una respuesta al fenómeno de la globalización. Y un impulso que, generado también por la necesidad de crecer, pudiera poner nuestros conocimientos y recursos productivos al servicio de un proyecto regional que defendiera a América Latina de un modelo pensado sólo para beneficio de las grandes corporaciones», sostenía Vázquez sobre la expansión de la tarjeta en el mencionado documento institucional. «El desarrollo de Cabal en la región se sustenta en un esfuerzo negociador creativo, que propone negocios atractivos para las partes e impulsa acuerdos, visualizados no sólo como herramientas generadoras de rentabilidad sino como respuestas genuinas y alternativas a las imposiciones de la mentada globalización neoliberal», agregaba Vázquez. Además de la tarjeta de crédito, Cabal creó otros servicios con el propósito de ofrecer a los sectores sociales vinculados con el cooperativismo, y también a otras franjas de la población, un instrumento que sirviera para dar respuesta efectiva y útil a sus necesidades, como las tarjetas Cabal Universitaria, AgroCabal, las tarjetas de afinidad, la tarjeta precargada, Cabal Múltiple y Cabal Débito.

«La independencia económica y operativa y el desarrollo de una identidad que no tiene como finalidad el lucro desmedido es lo que ha otorgado a Cabal un perfil distintivo, claramente solidario, con presencia nacional y regional en América Latina, con nuevas posibilidades para crecer y diferenciarse en un mercado tan competitivo como es el de los medios de pago», aseguran los responsables de la herramienta financiera que en 2015 cumplirá 35 años de acompañamiento a aquellos sectores como los pequeños y medianos empresarios del comercio y la industria, los profesionales y los trabajadores que, históricamente, dieron origen al cooperativismo de crédito.

Maximiliano Senkiw
Asesoramiento histórico: Daniel Plotinsky
Fotos: archivo Acción

www.accion.coop

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