Cooperativismo de trabajo: PELUQUERÍA Y ESTÉTICA EN FLORES | Centro Cultural de la Cooperación

Cooperativismo de trabajo: PELUQUERÍA Y ESTÉTICA EN FLORES

12/08/2011


 

 

 

 

 

 

Situado estratégicamente en avenida Rivadavia al 6200, en la neurálgica área comercial del populoso barrio porteño de Flores, se encuentra el amplio salón de belleza de la Cooperativa de Trabajo Peluqueros y Estética Buenos Aires Ltda., una entidad formada por un grupo de profesionales esteticistas.

Peluqueras, manicuras, coloristas, peinadoras, asistentes, pedicuras, depiladoras, maquilladoras, recepcionistas, cajeras, administrativas y personal de limpieza, conforman el universo de trabajadoras y socias de la cooperativa. Para ellas, la organización asociativa surgió como una manera de hacer frente a la posibilidad de quedarse sin trabajo. Instalada desde hace más 16 años en la zona, la peluquería en la que trabajaban pertenecía a una reconocida cadena, con sucursales en diferentes puntos del país. Por razones financieras, en 2009, el dueño de la empresa les propuso formar una cooperativa.

«Nos entusiasmó la idea porque nos dijo que todo iba a ser más equitativo y que íbamos a estar mucho mejor», recuerda Celia Ávila, manicura y presidenta de la cooperativa. Pero la propuesta encerraba un engaño, el empresario continuaba manejando los números y, aprovechándose de la nueva situación, se desligaba de las responsabilidades. «Nosotras trabajábamos todo el día, sabíamos que ingresaba dinero, pero siempre estábamos como desactivando bombas –cuenta Marcela Martino–. De repente, con el salón lleno de clientes, nos cortaban la luz, el agua, el gas o el teléfono por falta de pago. También aparecían embargos a la cuenta del banco por manejos turbios que él había hecho en antiguas razones sociales», agrega la colorista y secretaria del consejo.

Preocupadas por conocer más sobre los principios, los valores y la forma de gestión del cooperativismo, las integrantes de la entidad solidaria se acercaron al Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos para solicitar asesoramiento. «El contacto nos llegó de la mano de la persona que nos confecciona los uniformes. Ella nos dijo que fuéramos a la filial Flores de Banco Credicoop para pedir ayuda; allí los miembros de la comisión de asociados rápidamente se pusieron a nuestra disposición –comenta Ávila–. Especialmente Salomón Dubrovsky, que desde el desde el principio mostró mucho interés por apoyar nuestro proyecto», destaca la presidenta.
Por recomendación de sus abogados, las trabajadoras no abandonaron la idea de continuar funcionando como cooperativa y finalmente se desligaron del anterior dueño del salón. «Al principio nos costó –comenta Teresa Segovia, encargada de la sindicatura–. Acostumbradas a tener un jefe que decidiera por nosotros, nos sentíamos perdidas. Ahora que somos socias tenemos más beneficios, pero también más obligaciones y responsabilidades», explica la colorista.

No todas las trabajadores quisieron enfrentar el desafío de la autogestión, sólo 16 de ellas se quedaron, pero también hubo quienes, como Graciela Midún, encargada administrativa, cuando vieron cómo funcionaba la empresa asociativa decidieron volver para poner el hombro en el emprendimiento. «Yo estaba cansada de los malos tratos y pensé que el tema de la cooperativa era un engaño del dueño para que renunciemos. En ese sentido no me equivoqué porque él no quería formar realmente una cooperativa, pero sí me equivoqué en no comprender que sólo unidas podíamos enfrentarlo y ganarle la batalla», dice la ahora tesorera de la entidad.

Si bien la forma operativa de trabajo en el salón siempre fue de cooperación, las asociadas subrayan la diferencia de desarrollar sus tareas en un ambiente sin presiones y en un clima de franca solidaridad. «Trabajar en grupo es maravilloso –dice entusiasmada la vocal Flavia Mamani–. Me gusta la idea de que tengamos un proyecto en común porque, a pesar de las dificultades, todos tiramos para un mismo lado y eso te da fuerza. Siempre supimos cuánto trabajábamos pero ahora también estamos al tanto de cuánto dinero entra y cuánto sale», subraya la depiladora y pedicura.

Las nuevas cooperativistas están orgullosas de tener la peluquería más grande y la clientela más numerosa del barrio de Flores. Además del importante movimiento que tienen durante la semana, los sábados pasan por el salón alrededor de 180 personas que toman algunos de los diferentes servicios que allí se ofrecen: corte de cabello, coloración, peinado, maquillaje, manicuría, pedicuría y depilación, entre otros. «Somos muchas las profesionales que trabajamos aquí, por eso podemos brindar una excelente e inmediata atención», explica Martino.

Para consolidarse como empresa autogestiva y solidaria, las esteticistas realizaron –con el asesoramiento técnico de Idelcoop– diversos cursos y talleres de capacitación cooperativa. «Este modelo de gestión nos fue impuesto, pero cuando descubrimos las ventajas, no dudamos en adoptarlo como propio», dice Segovia.
Son varios los proyectos que tienen por delante, como dejar de alquilar y adquirir un local e instalaciones propias, pero en este momento las cooperativistas están abocada a la tarea de promoción y difusión. «Estamos tramitando nuestra propia marca que va llevar el nombre “Amazonas urbanas” –cuenta risueña Segovia–, para poder lanzar algunos productos con nuestro nombre. Y también –concluye Mamani– para realizar un gran desfile en nuestro salón».

Mail: amazonasurbanas@hotmail.com

 

http://www.acciondigital.com.ar/15-08-11/cooperativismo.html

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