Historia del cooperativismo 12 (3). El IMFC, un proyecto de sistema financiero alternativo en la República Argentina (1958 - 1966) | Centro Cultural de la Cooperación

Historia del cooperativismo 12 (3). El IMFC, un proyecto de sistema financiero alternativo en la República Argentina (1958 - 1966)

07/02/2011

(Tercera parte)

LA CONFERENCIA PREPARATORIA NACIONAL

 

En el contexto creado por las medidas económicas tomadas por el gobierno de la autodenominada “Revolución Libertadora”, en que la capacidad de financiación del sistema bancario era claramente insuficiente, un grupo de dirigentes cooperativos se propuso dinamizar la función de las cooperativas de crédito transformándolas en pequeños “bancos populares” que pudieran financiar la actividad de la pequeña y mediana empresa nacional. Con el objetivo de promover esa transformación fue creado en noviembre de 1958 el Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos Soc. Coop. Ltda. (IMFC).

Continuando con la serie iniciada con INTRODUCCIÓN (21 de diciembre de 2010) y LA NECESIDAD DE UN NUEVO TIPO DE OPERATORIA (27 de diciembre de 2010), publicamos a continuación la tercera parte del artículo: La Conferencia Preparatoria Nacional desarrollada en la ciudad de Rosario en junio de 1958.

La Conferencia Preparatoria se desarrolló los días 20 y 21 de junio de 1958 en la ciudad de Rosario. De la misma participaron veinte cooperativas de crédito, tres de otras ramas (Sancor Fábrica de Manteca, Sancor Seguros y Lefar Coop. Farmacéutica), la Federación Argentina de Cooperativas Agrarias - FACA, la Federación Argentina de Cooperativas de Crédito - FACC, la Comisión pro defensa del Cooperativismo de Rosario, el Banco Rural Argentino Coop. Ltdo. y la Federación Agraria Argentina. Adhirieron a la Conferencia, sin estar presentes, siete cooperativas de crédito y dos entidades agropecuarias de segundo grado: la Asociación de Cooperativas Agropecuarias Rosafe y la Asociación de Cooperativas Argentinas - ACA.

De las cooperativas de crédito participantes, nueve operaban en la ciudad de Buenos Aires, cuatro en el conurbano bonaerense, dos en Rosario y una en las ciudades de Santa Fe, Córdoba, Tucumán, Salta y Mar del Plata. Las deliberaciones de la Conferencia se vieron atravesadas por una serie de posiciones encontradas que si bien no se expresaron en un conflicto abierto durante las mismas, pueden verse como determinantes de las características y objetivos del Congreso que se desarrollaría en noviembre y del organismo integrador que surgiría a propuesta del mismo. Los debates pueden dividirse en tres grandes temas, que muchas veces se entrecruzan y confunden entre si.

Uno de ellos, que refiere directamente al propósito del Congreso, era la definición de los objetivos y las características de la entidad que se promovía crear.

Entremezclado en aquel aparece el enfrentamiento entre los intereses, posibilidades y proyectos de los sectores económico- sociales del interior, representados en este caso por las entidades rosarinas, y los de la Capital Federal.

De una manera mucho más indirecta y velada se expresa, finalmente, el conflicto más significativo que gira en torno al concepto de cooperativismo y al papel que debe jugar el mismo en la vida socio-  económica del país.

El discurso de apertura de la Conferencia Preparatoria, pronunciado por el presidente de la comisión provisoria, Dr. Moisés Scheinfeld, sienta la posición del grupo convocante sobre los tres ejes del debate. Luego de un análisis crítico de las reformas económicas desarrolladas desde 1955 y de detallar las nefastas consecuencias que las mismas tenían para los sectores productivos nacionales, afirma que la crisis por la que estaba atravesando el país es de infraproducción y subconsumo.

Define luego a la política crediticia como «palanca motora de la economía de las naciones», por lo que propone la creación de una cooperativa de segundo grado que integre a todas las cooperativas de crédito existentes y contribuya a crearlas allí donde no las hubiere. Esta entidad deberá tener carácter nacional para explotar los diferentes ciclos económicos regionales, aprovechando los sobrantes monetarios de una zona para cubrir las necesidades de otras. Las cooperativas de primer grado deberán atender las necesidades inmediatas de sus asociados y podrán recurrir a la entidad a crearse para proveerle sus excedentes y solicitar créditos que, a través de este nuevo organismo «deberá distribuirse, no en función de la utilidad que rinde al que lo otorga, ni a lo que personalmente pretende, sino a lo que económicamente conviene»

Analiza posteriormente los problemas por los que atraviesan las economías regionales, originados entre otras causas por la concentración financiera en Buenos Aires. En el contexto de un país que registra una cabeza de gigante y un cuerpo raquítico, supone que disponer en la ciudad de Rosario de un organismo de crédito que «facilite mediante el crédito sus operaciones, no puede sino traducirse en extraordinarias ventajas para los productores, industriales y comerciantes de la zona»

Plantea, asimismo, que el pueblo que ahorra es el que debe orientar que es lo que se hace con el fruto de ese ahorro, por lo que «las cooperativas de primer grado que deben crearse en cada pueblo y deben ser manejadas democráticamente por sus asociados, deberán ser simples en el otorgamiento de créditos». Estos créditos deberán estar orientados, fundamentalmente, al desarrollo económico de sus asociados y a tratar de solucionar sus necesidades de vivienda, salud y servicios públicos.

Finalmente, en su concepción, el movimiento crediticio deberá ayudar a financiar las exportaciones e importaciones sobre la base de un organismo mixto cooperativo- estatal, integrar el agro y la industria en un todo económico nacional a fin de asegurar el desarrollo económico y contribuir a desarrollar el federalismo económico como base del federalismo político (SCHEINFELD, 1958)

En cuanto al primero de los temas -los objetivos y características de la entidad a crearse- la principal objeción la expresaron quienes preferían un banco cooperativo a la cooperativa de segundo grado. Esto es fundamentado con distintos argumentos, a veces contradictorios entre si.

Las grandes centrales agropecuarias plantearon que ya estaba en marcha el proyecto de creación de un Banco Cooperativo Agrario que permitiría financiar la actividad de las cooperativas agropecuarias, por lo que la nueva entidad propuesta se superpondría a su accionar.

La Federación Argentina de Cooperativas de Crédito - FACC entendía que una cooperativa de segundo grado entraba en contradicción con su propio accionar, por lo que plantearon que era preferible crear un banco cooperativo de alcance nacional que representara a las cooperativas de todo tipo. Esta moción fue apoyada desde posiciones técnico- profesionales, con el argumento de que el Estado no permitiría la existencia de una entidad crediticia que escapara a las directivas del Banco Central.

La respuesta de quienes defendían la posición del grupo impulsor se basaba, fundamentalmente, en dos argumentos. Desde una posición jurídica, recordaban que por las reformas financieras de 1957 estaba prohibido crear bancos cooperativos. Desde una posición doctrinaria, planteaban el problema que se le generaría a un banco cooperativo en caso de entrar en contradicción las normativas del Banco Central con los principios cooperativos.

El segundo de los temas en debate, el enfrentamiento interior- Buenos Aires, aparecía subsumido en otros temas y se expresaba como trasfondo de las discusiones sobre la representatividad y las funciones de la FACC. Fuera del debate, el tema asomaba expresamente en la preocupación de la Comisión Ejecutiva Provisoria por asegurar la presencia de muchas cooperativas del interior «para contrarrestar una posible asistencia numerosa de Buenos Aires» (Acta Nº 2. Comisión Ejecutiva Provisoria).

Finalmente, las diferentes concepciones sobre el cooperativismo y su papel en la vida socio- económica argentina no se expresaron en los debates sino de una manera tangencial e indirecta. Se observan, de cualquier manera, en la actitud dilatoria expresada en las intervenciones de las entidades agropecuarias y la Federación Argentina de Cooperativas de Crédito.

La Conferencia Preparatoria aprobó, finalmente, convocar en el término de 120 a 150 días a un Congreso que abarcara en el orden nacional a cooperativas de las distintas ramas de la producción, consumo y crédito, en la ciudad de Rosario. Esta convocatoria ampliaba el criterio original de hacerlo exclusivamente de cooperativas de crédito.

Aprobó también una declaración, cuyos puntos más significativos expresaban:

«La finalidad principal de este Congreso es racionalizar una justa orientación del crédito cooperativo, tendiendo a apoyar fundamentalmente las actividades industriales, productivas y agropecuarias del país, contribuyendo así al desarrollo de nuestra economía nacional».

«El objetivo principal de este movimiento será el siguiente: superar la atención crediticia a las fuerzas productoras del país, ya sean agropecuarias, industriales o comerciales, mediante la creación del organismo que se propugna que abarque en un solo sistema a todas las cooperativas de crédito existentes y contribuya a crearlas allí donde no las hubiere. Las cooperativas agrarias deben crear su propia cooperativa de crédito ya sea como entidad nueva o bien como sección de las cooperativas agrarias ya en marcha o mediante la reforma de sus estatutos vigentes.»

«Crear el organismo de segundo grado sin que el mismo afecte en los más mínimo la independencia de las cooperativas afiliadas, ni trabe su libertad de acción (...)

«Este movimiento crediticio podrá ayudar, asimismo, a financiar el comercio de importación y exportación, sobre la base de un organismo mixto cooperativo estatal (...)

«El agro y la industria deben integrar un todo económico nacional a fin de asegurar mediante este sistema coadyuvante al del crédito oficial, el desarrollo de nuestras fuerzas económicas. El Estado, nacional y provincial, debe apoyar este sistema, a través de sus instituciones oficiales, y el nuevo organismo deberá tener su representación legal ante las autoridades e instituciones financieras del Estado».

«El ente a crearse, por sus características democráticas, permitirá, finalmente, que sean oídos en sus instituciones crediticias, las cooperativas, dirigidas por representantes de las actividades agropecuarias, industriales y comerciales. Las necesidades de la producción en sus distintas facetas, sin intermediarios ni interpretes que en la mayoría de los casos actúan como entes dadores de crédito, y no como interesados directos en el desarrollo económico del país».

«Contribuirá este organismo, además, al verdadero concepto de federalismo económico, en base del federalismo político, tan dejado de lado ante el centralismo que arroja como saldo nuestra historia».

«El crédito, a través de este nuevo organismo, tendera a mantener una planificación del desarrollo industrial, agropecuario y comercial, de bases estables, teniendo en cuenta que deberá distribuirse, no en función de la utilidad que rinde al que lo otorga, ni a lo que personalmente se pretende, sino lo que económicamente conviene» (diario LA CAPITAL, Rosario, 25 de junio de 1958, p.  4).

El análisis de las resoluciones de estas conferencias, permite señalar que los promotores del Congreso:

a) Retomaban el principio rochdaleano de integración cooperativa, concibiendo la creación de un organismo de segundo grado que no fuera de mera defensa gremial, sino que implicaría la creación de un sistema dinámico que por sus propias actividades desarrollara el ideal cooperativo mas allá de las unidades que lo creaban.

b) Proponían el desarrollo de formas viables para asegurar, en un periodo de gran concentración económica, que el ahorro sea manejado por los propios ahorristas. Esto implicaba, además, llevar a la práctica el principio rochdaleano de participación, base de la democracia cooperativa.

c) Consideraban a la producción tanto industrial como agropecuaria, la distribución y el consumo como un todo interrelacionado, donde el crédito, para jugar un papel dinamizador y no distorsionador, debería estar en manos de los mismos productores sin intermediaciones. Para ello se tenían en cuenta los distintos ciclos productivos, especialmente en el agro, y la necesidad de una planificación de la economía con la participación de las cooperativas.

La actitud dilatoria de las grandes entidades agropecuarias y la Federación Argentina de Cooperativas de Crédito se fue profundizando en el período que media entre las Conferencias Preparatorias y el Congreso, ya que pese a que se había resuelto la integración a la Comisión Organizadora de representantes de Sancor, ConInAgro, el Banco Rural, la Federación Agraria Argentina y la FACC, ninguna de esas entidades se incorporó a la misma.

Más aun, en el mes de agosto Sancor expresó que la participación de quienes la habían representado en la Conferencia había sido a título personal y sin autorización, por lo que carecían de valor los compromisos contraídos. Más allá de las expresiones públicas, lo que se puede observar es que las grandes cooperativas agropecuarias no estaban dispuestas a integrar una entidad en la que ellas aportarían los recursos financieros pero de la que no tendrían el control mayoritario.

Simultáneamente, un grupo de cooperativas porteñas integrantes de la FACC se dirigieron a la Comisión Organizadora para expresar su disconformidad con la actuación dilatoria de la Federación en relación a la creación de una entidad de segundo grado y manifestar su adhesión al Congreso a título individual.

El trasfondo de estas discusiones es la cada vez más evidente oposición de las  federaciones agropecuarias y de crédito a las posiciones doctrinarias predominantes entre los promotores del Congreso, que concebían al cooperativismo como un instrumento de transformación económica y social. Esto motivó finalmente que la Comisión Organizadora resignara a fines de setiembre sus esfuerzos por incorporar a otros sectores cooperativos para concentrarse en la organización del Congreso, a partir de inventariar que contaban con el apoyo de cuarenta o cincuenta cooperativas de crédito. En la reunión del 2 de octubre se elaboró el programa del mismo previéndose dejar libre la tarde del segundo día ya que de aprobarse la constitución del organismo proyectado, el Congreso se transformaría en su Asamblea Constitutiva (GORINI, 1999, Entrevista).

Daniel Plotinsky

Próxima entrada:

(Cuarta parte) EL CONGRESO ARGENTINO DE COOPERATIVAS

 

Bibliografía:

GLEIZER, Aron. (1981). «La experiencia del movimiento cooperativo de crédito en la República Argentina como instrumento de transformación económica y social», (CD), en Revista del Instituto de la Cooperación, Rosario, Nº 31.

GRELA, Plácido (1965), Cooperativismo y Monopolio. Buenos Aires, Editorial Platina.

KREIMER, Jaime (1980). «Apuntes de un cooperativista. La gestación del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos», (CD), en Revista del Instituto de la Cooperación, Rosario, Nº 27.

SCHEINFELD, Moisés (1958). Discurso del Presidente de la Comisión Ejecutiva Organizadora. Conferencias Preparatorias del Congreso Argentino de Cooperativas. Rosario, s/e.

Entrevistas:

GORINI, Floreal. Funcionario y Dirigente del I.M.F.C.. Entrevistas realizadas en la ciudad de Buenos Aires el 26 de octubre y 15 de noviembre  de 1999. Entrevistador: Daniel Plotinsky. Archivo Oral del Archivo Histórico del Cooperativismo de Crédito. Entrevistas Nº  59 y 60.

 

 

 

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