“Emergencia: Cultura, música y política” por Mariano Ugarte (Coord.) y Luis Sanjurjo (Comp.). Buenos Aires, CCC, 2008. | Centro Cultural de la Cooperación

“Emergencia: Cultura, música y política” por Mariano Ugarte (Coord.) y Luis Sanjurjo (Comp.). Buenos Aires, CCC, 2008.

Autor/es: Juano Villafañe

Sección: Comentarios

Edición: 3


tapa Para un Centro Cultural que trabaja con las artes, las letras, las ciencias sociales, produciendo imágenes, obras de teatro, literatura, investigaciones, pensamiento crítico, un libro como Emergencias: Cultura, Música y Política nos genera una gran satisfacción. Este nuevo título es el resultado de una política cultural que nosotros deseamos y nos ofrece un marco referencial para darle continuidad a esta producción intelectual.

Cuando me tocó presentar Filosofía del teatro (Tomo I) de Jorge Dubatti, lo hice bajo el título: Una nueva Filosofía de la Praxis. El libro de Dubatti era el resultado de un trabajo colectivo: un libro donde todos piensan, un libro donde todospractican: directores, actores, investigadores y público reflexionan y producen actividades artísticas.

Mariano Ugarte, en la presentación de este libro nos dice: Mientras algunos artistas tocan, otros investigan. Este es un libro donde también está presente un trabajo conjunto. Este material, coordinado por Mariano Ugarte y compilado por Luis Sanjurjo, permite reconocer un movimiento original: la búsqueda de los músicos para encontrase con sus investigadores y los investigadores encontrarse con sus músicos. Los músicos muchas veces se sorprenden de los hallazgos teóricos que producen sus investigadores y los investigadores se descubren como músicos.

De esta forma el Centro Cultural de la Cooperación aparece como un gran laboratorio de prácticas y teorías posibles, generador y promotor de músicas y productor de investigaciones. Un laboratorio interno y también un observatorio que permite extender la mirada hacia el conjunto de la vida artística de la Ciudad de Buenos Aires. Esta condición nos permite hablar, como dice Mariano Ugarte, no solo de la música, sino también del campo de la música, con la complejidad que el campo de la música tiene.

Cuando en una oportunidad, dentro de los Departamentos de Artes, abordamos las relaciones entre arte y política y nos propusimos periodizar esas relaciones en los años treinta y en los años sesenta, descubrimos que casi durante cincuenta años los estudios sobre el arte se dedicaron a atender la estética de los productos finales y la crítica de los productos finales. Más aún, en muchos casos, se defendía la idea que en el producto artístico terminado se resumían todas las funciones: la función política, la función ideológica, la función crítica,y que el realismo era la estética que permitía esa condición. También el sentido común establecido consideraba que la crítica debía atender únicamente la excelencia del producto terminado. Hoy podemos decir que la crítica no termina en el análisis del producto final, sino que recién comienza con ese análisis y que se desplaza también a las formas de producción artística y a las formas en que esos bienes artísticos circulan por la sociedad. De este modo, la función crítica se suma a la función artística, a la función intelectual y la función política. Ya no se trata del producto artístico terminado y su estética, sino de una gran cantidad de productos terminados y sus estéticas que circulan por la sociedad donde una nueva crítica de la cultura permite potenciar a los propios artistas en tanto intelectuales, pensar las funciones artísticas, las funciones críticas, las funciones intelectuales y políticas desde otro lugar.

Por eso Mariano Ugarte establece un punto de partida con la crítica a la vieja arquitectura de la dualidad estructura-superestructura y revaloriza a la música como parte de la producción simbólica, más aun, habla de una concepción simbólica-estructural de la música, por lo que significan los símbolos musicales dentro de contextos que estructuran su funcionamiento.

La gran virtud de este libro es la nueva búsqueda teórica. Una búsqueda que tiene la audacia de tomar cuerpos teóricos de los más diversos orígenes que desbordan el campo específico de la música, pero que permiten aportar a conocer justamente ese campo. Mariano Ugarte propone un marco para el abordaje del campo musical y su relación con el poder y lo dominante, para ello toma el término Emergente que le da título a este libro desde el pensamiento de Raymond Williams. Lo Emergente permite mantener un mapa alternativo en ese movimiento entre reabsorción, o negación de los discursos musicales dentro del sistema cultural establecido y, a su vez, estudiar la dinámica del propio campo musical. Definir lo Emergente implica una dialéctica particular del desenvolvimiento del campo musical. Lo Emergentese establece en relación con lo dominante, se establece por contraste, por comparación y no se debe confundir con lo nuevo necesariamente o con otra fase de lo dominante. Lo Emergente obliga a una elaboración permanente de la cartografía musical: establecido el mapa del campo musical, lo Emergente se dispara del mapa. Este movimiento genera un desplazamiento de fronteras que obliga a una cartografía en permanente elaboración. Lo Emergente impone una cartografía de lo musical en permanente movimiento.

Para una definición de lo Emergente Mariano Ugarte establece una sistematización que permite avanzar sobre nuevas apreciaciones teóricas: como modo de significación, lo emergente como periodizador, como actor resistente y resiliente, como formador de una agenda, lo emergente como memoria y como actor político, lo emergente como fractura de las convenciones y lo emergente en el campo cultural dominante.

Por otra parte, podemos acotar que el conflicto de fondo no es entre música y reproducción industrial y nuevas tecnologías, sino entre creadores, propiedad intelectual y propietarios de los grandes enclaves de comunicación y de las industrias culturales. Entre artistas y entre dueños de las grandes cadenas de producción de música.

Luis Sanjurjo, a cargo de la compilación de este libro, nos ofrece su trabajo: Del ghetto a la máquina política. Apuntes genealógicos sobre la emergencia del reggae en el dispositivo musical.Su trabajo aborda la participación de los medios de comunicación en el dispositivo musical y la forma en que está armado ese dispositivo,a propósito de una idea de Guilles Deleuze que remite a “una especie de ovillo o madeja, un conjunto multilineal”. Un dispositivo entonces ahora musical, conformado por líneas de visibilidad, líneas de enunciación, líneas de fuerza, línea de subjetivización: este dispositivo musical es de alguna forma organizado por la prensa que permite darnos un origen de la escena, los rituales y subjetividades de los participantes del género musical.Si el reggae era parte del ghetto, al entrar en el dispositivo y en la legitimidad de la prensa ya ha entrado en la máquina política. Se opera el ingreso de un elemento cultural emergente a la máquina política y se produce sobre el propio genero musical “reggae” un control que vuelve a modificar el propio mapa de lo emergente con la nueva vigilancia que le impone el circuito comercial.

Fernando González Ojeda presenta: El acontecimiento musical: ¡Yo también quiero ser un rock star¡ Define la “gastronomía musical” como aquella música sin objetivos artísticos que impone el gusto del mercado. La música gastronómica es una música del entretenimiento.El espectador obeso no podrá gozar de la singularidad de aquella aura de la obra de arte que hablaba Walter Benjamin cuando se trata de gozar un hecho estético original. La tensión ensayística de Gonzalez Ojeda actúa como un nuevo asalto a la singularidad Benjaminiana que va del aura a la reproducción artística industrial y de la reproducción artística industrial a la recuperación del aura. Además,la noción del acontecimiento en Foucault (que puede entenderse como una ruptura, un hacer surgir la singularidad, una singularidad en sí misma) permite descubrir la tradición, la historia que esta detrás de la música: el Reggae aquí es visto en relación a la autenticidad de su propia historia.

Deleuze, el pensador de la diferencia y de la máquina del deseo, dice que pensar es un hecho singular y que esa unidad vale tanto como cualquier conjunto y frente a las categorías totalizadoras hay que desconfiar. Pensar es generar una producción positiva de sentido. Aparece el rizoma como suma de líneas: una forma de pensar lo múltiple y lo único. Cada recital es único e irrepetible y son en sí mismas múltiples las líneas que aparecen en cada presente, en cada acontecimiento. Un acto único e irrepetible es construido por infinitas líneas que genera el fluido de la música.

Fernando González Ojeda toma a la mercancía-música. En cierto modo, cada uno de los trabajos da cuenta de los nuevos tipos de mercancía musical y de los nuevos tipos de campo o de tráfico de esa mercancía, aportando también para una nueva crítica de la música como parte del campo cultural.

El libro se completa con trabajos de campo y ensayos sobre la música como: De villeros a románticos: Transformaciones y continuidades de la cumbia de Malvina Silva, Recreaciones e identidades: Nota sobre arte afro en Buenos Aires, de María Angélica Balmaceda, Tango, nación e identidadde Mariano Gallego, Corbata con saco gris: Subcultura y comunidad en el rock de Daniel Salerno, “Vagos, drogadictos, delincuentes y machistas”: La cumbia villera, el Estado y los medios de comunicaciónde Carolina Spataro, Pura fusión: Eugenesia, nacionalismo y (cierto) heavy metal de Gabriel F. Herz, y Hacia una producción musical más allá del género de Virginia López.

Es notable la calidad de lecturas de la producción intelectual que acompaña todos estos trabajos (en cuyas páginas encontramos a Antonio Gramsi, Theodor Adorno, Félix Guattari, Michel Foucault, Slavoj Zizek, Oscar Terán, Nicolás Casullo o Jorge Luis Borges, etc.). Intelectuales que acompañan los viajes del Reggae, el heavy metal, la cumbia villera, el tango, el rock o la música afro en Buenos Aires. De la escuela de Frankfort al Campeonato Internacional de Tango. Se trata de un recorrido intelectual que por cierto es mucho más amplio dentro de las páginas del libro, pero que remarca la aventura y la audacia de ir hacia las cosas desde todos los sitios como las músicas también penetran en los mundos contemporáneos de los hombres.

El giro cultural de la época permite de alguna forma un descanso ante la propia historia, una época que puede mirarse ante sí misma de otro modo, un descanso post, un descanso para atender los campos y las modificaciones de las distancias críticas tradicionales. Este libro recorre desde distintos miradores los distintos movimientos musicales con un gran arsenal teórico y con nuevas ideas. Un conjunto de investigaciones, ensayos y estudios de campo, que permiten ir configurando una nueva cartografía de la música en permanente movimiento. La discusión con el poder y con la política debe tener la misma inteligencia con que se aborda la crítica de lo establecido, para que lo nuevo establecido sea realmente superador o transformador o realmente una ruptura. La voluntad teórica es una parte del camino, el impacto de las poéticas en la sociedad y la política harán el resto. Pero es indudablemente la suma de lo teórico, lo poético y lo político lo que hace a la historia, en este caso de la música. Los autores de este libro y el Área de Música del Departamento Artístico del Centro Cultural de la Cooperación han escrito el primer capítulo con excelencia. Lo que sigue nos llena de esperanzas.

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