Al rescate de la narración | Centro Cultural de la Cooperación

El Búho y la Alondra

Al rescate de la narración

Autor/es: Marina Arias

Sección: Editorial

Edición: Irrupciones, tramas, públicos


A partir de la lectura de "El poder de la Narración", último libro de Graciela Falbo, el artículo regresa sobre la centralidad de las narrativas en un contexto dominado por el bombardeo constante de informaciones fragmentarias.

La desaparición de la narración en beneficio de la información (segmentada y segmentadora de la realidad, sin volumen ni invitación al análisis por parte de los públicos: una información en detrimento de la narración que es, por el contrario, colectiva, vivencial y corpórea) es quizá el nodo central de nuestros problemas contemporáneos.

Ya en 1936, Walter Benjamin, en su famoso artículo “El narrador”, había identificado este cambio y las pérdidas significantes, culturales y colectivas que implicaba.

En la misma línea, El poder de la narración, último libro de Graciela Falbo, doctora en Comunicación, nos interpela con el objetivo de aprehender y definir las aristas desde las cuales analizar la cuestión e intentar empezar a pensar estrategias para volver a “tejer” el entramado social que implosionó por el crecimiento voraz de la información en detrimento de la experiencia colectiva que implica la narración.

Para quienes se identifiquen como intelectuales relacionados con la comunicación, ese libro de Falbo ofrece una suerte de brújula para la praxis, para la transformación de los sentidos sobre lo social en pos de sociedades más justas y pueblos más felices.

Pueden identificarse tres ejes que lo atraviesan, lo traman y lo convierten en una lectura fundamental:

1) La dimensión política de la narración.

2) La genealogía y los efectos del cambio de narración por información, y la puesta en valor de la crónica como una vuelta a la narración y la experiencia.

3) La necesidad humana de recuperar la habilidad de leer el mundo.

La dimensión política de la narración

Texto fuertemente político, El poder de la narración, de Graciela Falbo, no se deja encasillar por asignaturas académicas ni paradigmas teóricos. Supera el marco del campo de la comunicación, el de la lengua y el de la filosofía, y se transforma en una suerte de “manual”, en el amplio y mejor sentido de la palabra, para comprender nuestro presente y para pensar cómo cambiar el destino de nuestros pueblos.

Se señala en él algo que sabemos, pero muchas veces olvidamos: la falacia de pensar a la narración como la forma que toman “naturalmente” los hechos de la vida y no, como la forma que tenemos de organizar esos hechos y valorarlos. Y es que la narración organiza la experiencia, no refleja una experiencia previa. Tiene su origen en la oralidad y, por eso, está adherida a la voluntad creativa de los pueblos; nunca se aparta de lo que en ella habla, de lo que la hace hablar: la voz del grupo, la comunidad. Es un campo de juego y de batalla cuyos componentes mantienen, tensionan, desbaratan y vuelven a organizar, a lo largo de los tiempos, los sentidos que emite cada cultura.

¿Podríamos pensar que “las narraciones” son las voces de los pueblos y el Relato (masculino, patriarcal) es la del poder? Pensar al Relato (unívoco y en mayúscula) como sinónimo de “la” Historia (también unívoca y en mayúscula, escrita por quienes han ganado). Un Relato que, entonces, se naturaliza y, de ese modo, logra invisibilizarse.

¿O deberíamos pensar en términos de narraciones hegemónicas y contrahegemónicas? Estas son algunas preguntas que surgen de la lectura de un libro como El poder de la narración.

Por otra parte, las narraciones son mucho más “veloces” para crear o establecer sentidos frente a otras formas discursivas, como las argumentativas o conceptuales: es solo con la narración que el entendimiento irrumpe también a través de los sentidos (no solo por “la razón”). El poder lo sabe. Y utiliza la capacidad empática de la narración para sus intereses. Es hora de que asumamos, comprendamos y utilicemos esa capacidad en pos de los intereses de las mayorías. O estaremos condenados.

El poder también sabe que una buena narración capta y sostiene el humor de una época. Por eso socava permanentemente cualquier narración que lo cuestione y alienta aquellas que se relacionan con el miedo atávico de los humanos a lo diferente. Así, “formatea” sujetos capitalistas mientras, echando mano de la narración, atiza un miedo al Otro que lo que hace es discriminar y generar violencia.

La genealogía y los efectos del cambio de narración por información, y la puesta en valor de la crónica como la vuelta a la narración y la experiencia

La noticia como relato hegemónico del diario no es otra cosa que el reflejo de una economía en formación que pide la producción continua de novedades, y el recorrido de lectura que propone organiza un mundo de campos parcelados con poca o sin ninguna articulación entre sí, sostiene el ya citado libro de Falbo. El lector recibe entonces una visión compartimentada de la sociedad, cuyas tensiones o conflictos parecen surgir y resolverse (o no resolverse) en el mismo campo de donde emergen sin relacionarse entre sí. Por eso, el suplemento cultural de un diario puede ser leído como un discurso “independiente” del medio y del grupo en el que está inscripto.

A diferencia del mundo “informado” (el actual, en el que estamos inundados de pantallas y de supuestas “conexiones virtuales”), el mundo narrado conserva un “espesor”. Perder la capacidad de narrar “a” y “con” otros es también perder autoridad para decidir, como persona y como grupo, sobre nuestras elecciones. En ese sentido, la crónica es, según El poder de la narración, la reintegración del cuerpo a la escritura.

Necesidad humana de recuperar la habilidad de leer el mundo

El poder de la narración, en definitiva, interpela en el mismo sentido que Paulo Freire daba a la palabra “alfabetizar”: hoy, cuando desde las pantallas de televisión se instala un tiempo sin memoria y todo es “positivo” (un detalle interesante: no hay botón de FB de “no me gusta”), es necesario y urgente recomponer la potencia metafórica del relato para crear y recrear el sentido, para re-imaginar el futuro, arrancándolo a las fuerzas del instinto y de la explotación.


Cómo citar este artículo:
Marina Arias. "Al rescate de la narración". El búho y la alondra [en línea]  Enero / Junio 2019, n° Irrupciones, tramas, públicos. Actualizado:  2019-01-08 [citado 2024-04-25].
Disponible en Internet: https://www.centrocultural.coop/revista/irrupciones-tramas-publicos/al-rescate-de-la-narracion. ISSN 2618-2343 .

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