Un teatro nómade: César Brie, en tránsito | Centro Cultural de la Cooperación

El Búho y la Alondra

Un teatro nómade: César Brie, en tránsito

Autor/es: Ezequiel Gusmeroti

Edición: Confines y fronteras


En este texto, el autor juega con las figuras del exilio, el tránsito y el nomadismo para dar cuenta del teatro César Brie y su reingreso en la escena nacional.

César Brie es uno de los teatristas argentinos más destacados en el ámbito internacional. La característica más sobresaliente de su teatro es que se construye en tránsito. Brie no se ha quedado quieto jamás desde que dejó el país en 1974; es, por definición, un teatrista nómada: el nomadismo es la marca de su teatro. Sin embargo, en todos lados, ha conseguido echar raíces y dejar huella. Así lo ha hecho –y lo hace– en nuestro teatro nacional; así lo ha hecho en Europa –en Italia y en Dinamarca, especialmente–; así, en Bolivia.

El teatro de César Brie está atravesado por el exilio. En 1972, cofundó la Comuna Baires, y tras ser reprimida por grupos paramilitares, se exilió en Italia, en 1974. Tres años después, en 1975, fundó en Milán el Colectivo Teatral Túpac Amaru. En 1980, se trasladó a Dinamarca y participó del Odin Teatret, de Eugenio Barba. Luego, fundó el grupo Farfa, con Iben Nagel Rasmussen. En 1991, otra vez en Latinoamérica, creó en Bolivia el Teatro de los Andes, donde se quedó hasta el año 2010. Este año es clave para nosotros, ya que cierra el ciclo de Brie con el Teatro de los Andes y comienza un nuevo período, que llamaremos “teatro reciente”.

Así, su “teatro reciente” comienza con su partida definitiva de Bolivia y se extiende hasta hoy, momento en el cual Brie no deja de crear y de hacer teatro, pasando largas temporadas repartido entre Italia y la Argentina.

Esta nueva etapa de su teatro se inicia con la obra Árbol sin sombra y se extiende –por lo menos, en su producción en la Argentina– hasta Orfeo y Eurídice. Si algo caracteriza a las obras de este último período, es la influencia que tienen todas ellas de la literatura universal: Dostoievski, Simone Weil, el mito de Orfeo y Eurídice, el mito del descenso al Hades, son solo algunos de los ejemplos más obvios.

Por otro lado, su “teatro reciente” es, sin duda, el de mayor conexión con el teatro argentino desde su exilio. Desde 2012, César Brie no ha dejado de volver al país: realiza, año a año, giras nacionales y presenta sus obras simultáneamente en el Gran Buenos Aires y en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

El espectáculo que marca este retorno es El grito de Alcorta, producido por la Escuela de Teatro Municipal de Rosario y la comunidad de Alcorta, para conmemorar los cien años del “Grito de Alcorta”, la rebelión agraria de pequeños y medianos arrendatarios rurales que en 1912 sacudió el sur de Santa Fe y se extendió por toda la región pampeana. El movimiento marcó la irrupción de los chacareros en la política nacional del siglo XX y, además, dio origen a su organización gremial representativa: la Federación Agraria Argentina. Los ensayos de la obra se realizaron en la Sociedad Italiana, en el mismo local donde se produjo el “Grito de Alcorta”. La puesta fue el 25 de junio de 2012, en la localidad de Alcorta, provincia de Santa Fe.

Desde entonces, Brie ha consolidado un grupo de trabajo con intérpretes locales, con quienes realizó El paraíso perdido para la Bienal de Arte Joven de Buenos Aires 2015. En 2012, cuando vino al país para realizar El grito de Alcorta, César Brie fue, en Italia, el director artístico de la Compañía Emilia Romagna Teatro Fondazione. Con los actores italianos de esta Compañía, Brie regresó a la Argentina de manera consecutiva hasta el año 2014: trajo los espectáculos El mar en el bolsillo, ¿Te duele?, El viejo príncipe, La mansa y Karamazov, en 2012; Árbol sin sombra, ¿Te duele?, El viejo príncipe y La mansa, en 2013; y Karamazov, El mar en el bolsillo, Árbol sin sombra, Solo los giles mueren de amor y 120 kilos de jazz, en 2014.

Con Emilia Romagna, Brie realizó en 2012 una gran gira por la Argentina, presentando en distintas provincias el espectáculo Karamazov, una descomunal transposición de la novela homónima de Fiódor Dostoievski. En 2013, repitió la experiencia, pero sin contar ya con la producción ejecutiva de la Compañía italiana. Esta nueva gira se autofinanció con las funciones de Árbol sin sombra. Esta fue una obra bisagra. Fue con este unipersonal que Brie llegó a Italia en 2010 y dejó atrás definitivamente su experiencia boliviana, luego de dieciocho años de trabajo en Yotala (de 1991 a 2009), al frente del Teatro de los Andes.

Esta obra es un viaje al inframundo, un descenso desgarrador que Brie realiza en soledad para darle voz a los muertos de la Masacre de Pando, ocurrida en Porvenir, Bolivia, el 11 de septiembre de 2008.

La obra que cerró el período de César Brie en el Teatro de los Andes es La Odisea (2008), sin embargo, el episodio que marcó su ida definitiva de Bolivia es la Masacre de Pando, que Brie documentó en su película Tahuamanu (2010). En rigor, son dos los documentales que César Brie filmó denunciando la represión que sufren los campesinos indígenas en Bolivia. El primero de esos filmes es Humillados y ofendidos (2008), donde se documentan los hechos violentos y racistas que ocurrieron el 24 de mayo de 2008 en la ciudad de Sucre. Esta película denuncia la brutalidad y la violencia llevada a cabo por miembros del Comité Interinstitucional y por estudiantes de la Universidad San Francisco Xavier, contra agricultores y líderes comunales indígenas. El segundo filme documental es Tahuamanu (2010), dirigido por César Brie y Javier Horacio Álvarez. Aquí se reconstruye cronológicamente la Masacre de Pando.

Árbol sin sombra es, como decíamos, un viaje al Hades, un descenso al mundo de los muertos. Allí, quienes hablan son esos nadies, a quienes no solo les arrebataron violentamente la vida, sino también sus identidades, sus historias. De esto se encarga Brie en Árbol sin sombra: de darles, por fin, un nombre, un rostro, un pasado y un porvenir sombrío e inquietante –en el inframundo, claro–: el porvenir que en Porvenir masacraron. Y así como supieron descender al Hades Ulises, Eneas, Dante; así, como testigo, también Brie inicia su viaje en soledad. Pero volverá fortalecido para dar testimonio, para restituirles a esos nadies sus identidades, sus rostros, sus historias…

Desde 2012, en el Banfield Teatro Ensamble, un muy bello –y necesario– espacio del conurbano sur, situado en la localidad de Lomas de Zamora, cada regreso del teatrista argentino al país se celebra con un Festival Brie. Así, se presenta frente al público bonaerense, en 2014, con El mar en el bolsillo, Árbol sin sombra, Solo los giles mueren de amor y 120 kilos de jazz; en 2015, con Fui, El viejo príncipe y La mansa; y en 2016, con La voluntad y ¿Te duele?

Esta presencia cada vez más visible de César Brie –y de su teatro– en la Argentina se ve reflejada en los premios nacionales que recibió durante 2016: el Premio del Espectador, que otorga la Escuela de Espectadores de Buenos Aires, al espectáculo La voluntad; el Premio Teatro del Mundo a César Brie por la dramaturgia de La voluntad; y los Premios Luisa Vehil y Teatro del Mundo a Florencia Michalewicz, como actriz revelación por su trabajo en La voluntad.

2017 fue el año que marcó su retorno definitivo al país, con siete obras en cartel. En Santos 4040, el público porteño pudo ver El paraíso perdido, Fui, ¿Te duele? y El viejo príncipe –esta última, una transposición del clásico de Saint-Exupéry, El principito–; en Timbre 4, La voluntad (fragmentos para Simone Weil); y en El Extranjero, La mansa –transposición del cuento homónimo de Fiódor Dostoievski– y Orfeo y Eurídice.


Cómo citar este artículo:
Ezequiel Gusmeroti. "Un teatro nómade: César Brie, en tránsito". El búho y la alondra [en línea]  Julio / Diciembre 2018, n° Confines y fronteras. Actualizado:  2018-08-14 [citado 2024-04-19].
Disponible en Internet: https://www.centrocultural.coop/revista/confines-y-fronteras/un-teatro-nomade-cesar-brie-en-transito. ISSN 2618-2343 .

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