Poemas aparecidos: "Pájaros Rojos" de Graciela Pernas Martino. Universidad Nacional de La Plata, 2008. | Centro Cultural de la Cooperación

Poemas aparecidos: "Pájaros Rojos" de Graciela Pernas Martino. Universidad Nacional de La Plata, 2008.

Autor/es: Javier Marín

Sección: Comentarios

Edición: 9/10

Español:

Graciela Pernas Martino nació en la ciudad de La Plata en el año 1955. Junto a Julio Poce, quien sería su marido, participó en los grupos de lectura y militancia política de tendencia socialista que surgieron durante los años 70 en el colegio Nacional de La Plata. El 19 de octubre de 1976 fueron encontrados en su casa y secuestrados por un grupo de militares, civiles y policías funcionales al régimen castrense de aquella época. Graciela tenía apenas 20 años de edad cuando fue detenida. Junto con Julio, fueron vistos por última vez en el centro clandestino de detención el Pozo de Banfield, hacia fines de ese año. Pájaros Rojos es una selección de poemas escritos por Graciela, libro que fue posible gracias a su madre, Alba Martino, quien conservó los papeles, Ayelén Oliva, quien ayudó en la selección y edición, y la Universidad Nacional de La Plata, que lo publicó en 2008.


Cuando algo que estaba oculto aparece, muchas veces nos provoca el efecto de haber sido generado de pronto frente a nosotros. Esta es una sensación posible, entre muchas otras, frente al libro Pájaros Rojos, selección de poemas de Graciela Pernas Martino, desaparecida en 1976 por la dictadura militar. Rescatados de entre las cajas, estos poemas nos alcanzan como una prepotencia de vida, como si la continuidad que fuera interrumpida de manera violenta se reconstruyera, o mejor, se creara otra vez en este gesto de presencia.

Hay en el acontecimiento de esta publicación una nueva invención de memoria, distinta de aquella imprescindible que se sostiene en el reclamo de justicia. Mientras son juzgados muchos responsables de tantos crímenes, presentes también por persistencia de sus efectos, este libro nos habla de algo que nos llega de ese tiempo como memoria de vida. En palabras de Laura Esponda:

En Pájaros Rojos, Graciela vuelve para devolvernos la memoria; no la memoria del museo, del monumento, esa memoria dictada que es, en definitiva, la memoria del olvido, sino la memoria del presente, del instante en que la voz que habla en estos poemas ama, observa, degusta, sufre, juega, comparte, llora, toca, camina, corre, vuela, reclama, teme, tiembla, se agita, e insiste en su enorme decir.

Esa vida que se agita todavía en las palabras que leemos responde a tanto silencio que persiste más allá de los reclamos y los juicios. El silencio de los que se fueron y también de los que están, porque es en definitiva el silencio de ese diálogo ya imposible.

“Quiero vivir con aquellos que me dejaron creer”, dice Graciela y abarca en este espacio mínimo a toda una generación de jóvenes que creyeron con ella. Ojalá todos hubieran podido dejarnos palabras que nos contaran acerca de esas vidas, que reconstruyeran al menos un momento fugaz de eso que fueron como voces únicas. A pesar de todo, mucho de lo que fueron sigue hoy con nosotros.

Hay entonces un privilegio que Alba Martino (la madre de Graciela), Ayelén Oliva (a cargo de la edición) y todos los hacedores de este libro han rescatado para Graciela: la posibilidad de una huella, esa inscripción que marcamos en el mundo con nuestro paso, que fue deseo estructurante de toda la generación a la cual perteneció Graciela.

¡Qué largo el camino

que marcan mis pasos

y qué pocas las huellas

que en él han dejado!

Largos caminos de jóvenes vidas. Pájaros Rojos de Graciela Pernas Martino no reconstruye esos caminos, pero nos acerca destellos de una vida y nos interpela por eso desde lugares que son a la vez: bronca, dolor, ternura, y al final de todo... reparo.

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