“La supervivencia del planeta se juega en nuestro continente”: entrevista con Sergio Rodríguez, director de Relaciones Internacionales del Ministerio del Poder Popular para la Cultura de la República Bolivariana de Venezuela | Centro Cultural de la Cooperación

“La supervivencia del planeta se juega en nuestro continente”: entrevista con Sergio Rodríguez, director de Relaciones Internacionales del Ministerio del Poder Popular para la Cultura de la República Bolivariana de Venezuela

Autor/es: Alejandro Aymú

Sección: Entrevistas

Edición: 8

Español:

América Latina transita el despertar de nuevos desafíos que la posicionan en un lugar estratégico a nivel mundial. Rica en recursos naturales, se convierte en un territorio apetecido por el imperio norteamericano en busca del control de sus riquezas. La vía militarista es la que históricamente ha elegido el imperialismo para crear desestabilización en la región para posteriormente avanzar sobre los países de la región.
Venezuela propone crear un modelo revolucionario a partir de cambios sustanciales en la matriz cultural, política, económica y social que sea una alternativa al modelo impuesto por las políticas neoliberales que maniataron a los países latinoamericanos. Chávez sabe de los riesgos que corre frente al acoso constante de EEUU lo que le lleva a profundizar los cambios en la sociedad civil venezolana y en las Fuerzas Armadas.


El escenario latinoamericano se enfrenta al desafío de siempre: el acoso intervencionista de los Estados Unidos para obtener el control de sus recursos naturales. La metodología también es conocida, desestabilizar a los gobiernos que se atreven a proponer una alternativa independentista. La vía militarista es la que escoge el imperio, a la que se suma el poder mediático, siempre al servicio de las oligarquías locales.

En este contexto, las bases militares ubicadas en distintos países de la región son una amenaza constante a la que Venezuela debe enfrentarse cada día. Para el presidente Chávez el desafío es sobreponerse como estadista a esta situación y preparar a las Fuerzas Armadas y a la sociedad civil para un profundo cambio cultural, político, social y económico.

Este reportaje a Sergio Rodríguez fue realizado el 26 de noviembre de 2009 en el marco de la “IIº Semana del Libro Venezolano”

¿Cuál es el planteo que hace Venezuela al mundo frente a la amenaza de las bases militares en Colombia?

Primero hay que definir el contexto en el que se desarrolla el tema de la instalación de las bases. Estados Unidos necesita reposicionarse en América Latina a raíz de que el 31 de diciembre de 1999 tuvo que abandonar el Canal de Panamá en virtud del cumplimiento de los acuerdos Torrijos-Carter. Eso desarticuló el entramado militar de EEUU para el hemisferio occidental y en especial para América Latina, porque en la zona del Canal de Panamá se encontraba la sede del Comando Sur. Desde la zona controlaba todo el aparato militar para nuestro continente. Para cumplir los acuerdos, EEUU tuvo que retirarse y se instaló provisionalmente en Puerto Rico y en La Florida, desde 1977, y comenzaron una serie de gestiones para ver dónde instalaban esas bases. Lograron establecer acuerdos para instalar una base militar en Palmerola (Honduras), Comalapa (El Salvador) y en Manta (Ecuador). Después, frente a las costas de Venezuela -a escasos 30 km- con radares en Aruba y Curazao y así EEUU empezó a reestructurar el aparato militar. Estamos hablando de los años 1999-2000, a fines del gobierno de Clinton y comienzos del gobierno de Bush, y esto lo digo para que se vea que no son políticas del gobierno, sino del Estado. En eso no importa mucho si son demócratas o republicanos. Políticas de Estado son políticas del imperio y las administraciones cumplen con esas directrices que le señalan el complejo militar industrial que es el que fija las políticas en EEUU.

En ese contexto ya había desaparecido la URSS, con lo cual el enemigo sobre el cual se había construido toda la estructura militar de América Latina en la posguerra no tenía sustento. Tenía que buscar otro enemigo. En esos años, fines de los 90 y comienzos del milenio, los enemigos eran el narcotráfico y las inmigraciones de indocumentados y en función de éstos, que podían desestabilizar EEUU, comienzan a reestructurar su sistema militar para el continente. Ahí empieza el Plan Colombia. El mismo se negocia con Clinton y con Pastrana y se ejecuta con Bush y con Uribe. Lo cual demuestra que son políticas de Estado en EEUU y en Colombia.

El 11 de septiembre de 2001 cambió esta percepción y transforma al “terrorismo” en el enemigo principal y sobre el cual se reestructura. El 20 de septiembre de 2001, en un discurso, el presidente Bush dice aquella famosa frase de “...o están con nosotros o están con el terrorismo”. Esa frase establece el mundo unipolar, porque nadie quería estar con el terrorismo, por lo tanto tenía que estar con EEUU.

En ese momento Chávez llevaba poco tiempo en el gobierno, Lula, Evo y Correa no eran presidentes; los sandinistas no habían regresado al poder. El continente era otro pero era evidente que los modelos neoliberales habían fracasado y los pueblos buscaban alternativas. Cuando Chávez se transforma en un “peligro” para EEUU, organizan el golpe de Estado del año 2002. En ese contexto de reestructuración es que ha comenzado la ofensiva de parte del imperialismo. Se manifiesta en la reinstalación de la IV flota en el Caribe que estaba paralizada desde la posguerra, en el golpe militar en Honduras operado por EEUU y en la instalación de las bases. Tienen bases militares en Puerto Rico, que está a 1 hora y cuarto de Venezuela; tienen bases militares en Guantánamo, en Cuba; tienen 2 radares en el Caribe; tienen bases militares en Honduras y El Salvador; están trabajando por instalar una base militar en el norte de Costa Rica; están instalando bases navales en Panamá y las de Colombia. Uno puede darse cuenta de que están instalando un cerco militar sobre Venezuela para generar las condiciones de una intervención imperialista que no necesariamente en este momento de la historia signifique el desembarco de marines. Pareciera ser que el modelo a implementar esta vez es generar inestabilidad social en Venezuela a través de los paramilitares colombianos, creando conflictos en la frontera e ir generando un alzamiento contra el presidente Chávez.

En la última reunión de Unasur hubo un pronunciamiento en contra de la instalación de las bases y Uribe tuvo que dar explicaciones a los presidentes de la región. Sin embargo, su política no ha cesado ¿cómo fue reflejado por los medios venezolanos?

Los medios venezolanos tienen un sentido antipatriota y antinacional muy fuerte. Ellos se pliegan a las políticas de EEUU y defienden cualquier propuesta del presidente colombiano. El problema es que Uribe es el narcotraficante número 82 en la lista del FBI, y en investigaciones realizadas en Colombia, como por ejemplo la de una organización muy seria que es la Asociación Nuevo Arco Iris, financiada por la Agencia Sueca para el Desarrollo se señala con elementos contundentes que Uribe también es paramilitar. Participó directamente de la creación de la organización Convivir que devino en una de las primeras fuerzas paramilitares. El FBI y la DEA deben tener de él un tremendo expediente como paramilitar y como narcotraficante. Eso está en Internet. Cualquiera lo puede consultar. Entonces teniéndolo controlado como lo tienen, Uribe no tiene mucha opción de movimientos, él tiene que hacer todo lo que dice EEUU porque si no le va a pasar lo mismo que a Noriega, se lo van a llevar, juzgar y podría estar muchos años preso.

¿Cree usted que ese es el destino de Uribe en caso de que salga del poder de una forma traumática como el caso de Noriega?

No, no creo, porque en el caso de Noriega trató de independizarse de EEUU. Entonces EEUU invadió Panamá, mató a miles de civiles y se lo llevó. Uribe no va a hacer eso. Además es un outsider creado para darle continuidad al modelo de dominio de la oligarquía colombiana. Es el primer Presidente que no es conservador ni liberal. Crea un partido con fuerte apoyo paramilitar para llegar al gobierno y, en tanto eso, un defensor a ultranza de las políticas de Estados Unidos y a ellos les sirve para aplicar sus políticas no sólo en Colombia sino contra el continente. Uribe no va a tener ninguna salida traumática. El caso de la reelección de Uribe, ya fue reelecto una vez y ahora está pugnando por hacerlo nuevamente, es que el sistema no ha encontrado quién lo sustituya. Lo intentaron con el ministro de defensa Santos, quien renunció a fin de dar continuidad al proyecto de Uribe recreando la democracia representativa con una alternancia de figuras en el poder. Sin embargo, Santos no genera consenso en la burguesía colombiana porque él es representante de solo un sector y en cargos anteriores persiguió a muchos de su clase. Colombia en el seno de Unasur está completamente aislada. Uribe dio una serie de explicaciones pero el instrumento firmado entre EEUU y Colombia se conoció y cualquier analista serio de derecho internacional puede demostrar que hay una cesión de soberanía evidente y un proceso de recolonización. Eso tiene que ver con los instrumentos básicos del derecho internacional.

¿Qué riesgo corre la integridad de Uribe en caso de que el día de mañana termine su gobierno?

No va a tener ningún riesgo, es un instrumento del imperio que cumplió una misión. Él tiene protección de las fuerzas armadas colombianas a quienes ha dado todo su apoyo y, además, seguramente tiene todo un ejército paramilitar que lo protege.

¿Cómo se posiciona Venezuela frente a golpes de Estado como el de Honduras y sobre todo qué aprendizaje hizo a partir del que vivió con la destitución del presidente Chávez en el 2002?

El primer aprendizaje es que, tal cómo ha sido la historia de Estados Unidos, los instrumentos de domino e intervención son múltiples. No escatima a la hora de usar uno u otro, se han aplicado las políticas de “Diplomacia del Dólar”, la de “El gran garrote”, las directas con los marines, la intervención para controlar las aduanas, los bancos nacionales, el apoyo a los militares fascistas para hacerse del poder, la intervención en las elecciones. Todo esto en los últimos 200 años, los instrumentos son múltiples y los adapta a cada momento. Mucha gente –no yo- se entusiasmó con Obama y a un año de su gobierno se ha visto que se han profundizado los métodos imperiales. No va a cerrar la base de Guantánamo, como alguna vez dijo; va a incrementar la presencia norteamericana en Afganistán; no eliminó el bloqueo a Cuba; está pensando cómo mantener la presencia en Irak; no apoya la toma de decisiones con respecto al cambio climático; entonces la experiencia es que el sistema imperial está en contra de los pueblos de América Latina. Digo el sistema imperial y no el pueblo de EEUU, porque creo que el pueblo es la primera víctima del sistema imperial. Como dijo el presidente Chávez, hay que evitar la guerra pero prepararnos para ella, desde el punto de vista militar pero también manteniendo nuestra soberanía para llevar adelante los procesos de transformación que se viven en Venezuela.

Ese proceso de transformación también incluyó a las FFAA venezolanas, ¿cómo podría caracterizarlo a lo largo de estos 10 años?

Es un proceso que no ha concluido y que se ha dado mediante la participación cada vez mayor de las FFAA en las tareas de la República, no sólo en defensa militar, es mucho más amplio. Cuando hablamos de soberanía estamos hablando de soberanía alimentaria, y en eso las FFAA están jugando un papel importante, hablamos de soberanía energética, y en eso también juegan un papel importante. Nosotros tenemos unas FFAA muy bien preparadas, porque nuestros militares estudian y adquieren profesiones en el área civil. En la medida en que nosotros no teníamos una hipótesis de conflicto, esos oficiales podían dedicarse a cooperar en todo el proceso de desarrollo que el país está teniendo.

En el ministerio de Cultura tenemos un convenio con el Ministerio de Defensa por el cual desarrollamos actividades conjuntas en cultura. No sentimos que haya una distancia entre un militar y un civil en Venezuela. Eso forma parte de lo que el presidente Chávez ha hecho, por un lado rescatar la dignidad de las FFAA, que estaban al servicio de la oligarquía, y ponerlas en la defensa de la soberanía entendiendo a ésta en su concepto más amplio; y por el otro dándole a las FFAA un papel protagonista en el proceso de transformación que vive Venezuela. Hemos eliminado la Doctrina de Seguridad Nacional, que transformaba al pueblo en enemigo como elemento sobre el cual se formaban los militares en América Latina. Hoy en su lugar se enseña en las academias la Doctrina en Defensa de la Soberanía entendiendo, como dijo Bolívar, que “la Patria es la América”. Las FFAA venezolanas constitucionalmente no pueden salir del territorio de Venezuela ni siquiera a cumplir misiones de paz.

En Argentina las FFAA son rechazadas por un amplio sector social, ¿cómo logró Chávez generar empatía entre esas Fuerzas Armadas que estuvieron siempre al servicio de la oligarquía y la sociedad civil?

El presidente Chávez viene de la FFAA, tiene el conocimiento personal y eso le ha permitido no sólo entender sino conocer el problema desde adentro. Por eso ha visualizado que el problema es la formación de los militares. Eso no es automático sino que es un proceso de años. Los jóvenes oficiales de las FFAA estudian la historia de lucha del pueblo venezolano, se les enseña a no despreciar a los países hermanos, se les enseña a no mirar al norte como un ícono, como un Dios que hay que respetar y amar por sobre todas las cosas y además los soldados venezolanos no son de la burguesía sino del pueblo. En las FFAA venezolanas no entran los hijos de los ricos sino los pobres, entonces ahí intrínsecamente hay un instinto de clase que los lleva a entender estos procesos. Además se trata de enseñarle al resto de la sociedad que estamos construyendo FFAA distintas y que van a cumplir junto al pueblo lo que la Constitución les indica.

¿Cómo desarrollaron los programas de integración entre el Ministerio de Cultura y las FFAA y cuál fue el impacto social directo en el pueblo?

El Ministerio de Cultura es el encargado de desarrollar las políticas culturales y se trata de que esas políticas culturales no se lleven a cabo sólo afuera de los cuarteles. Eso se logra a través del Ministerio de Defensa porque ellos tienen sus propias normas y hay limitaciones del servicio de la carrera militar y por lo tanto lo hacemos en función de los reglamentos que fija Defensa. Los militares también tienen el derecho constitucional de participar de los procesos de transformación cultural que vive el país y es eso lo que se ha hecho. Es la cultura que está en los cuarteles y a que también los soldados son sujetos de transformación cultural.

La transformación también se extendió al pueblo, ya que Venezuela ha formado un cuerpo de la sociedad civil a través de los consejos comunales. ¿Qué se buscó específicamente en esta propuesta transformadora? ¿Se hizo a través de una intervención directa por parte del gobierno?

Hay una ley que fija lo que hay que hacer para constituir un consejo comunal y el gobierno lo que ha hecho es estimular que eso se haga. Cualquier grupo de vecinos que tenga la intención de constituir un consejo comunal puede hacerlo acorde a lo que fija la ley. Esta iniciativa sirve para transferir cada vez más responsabilidades al poder popular.

Venezuela tiene un sistema de democracia participativa, donde hay consultas permanentes al pueblo. El Presidente le dio a la ciudadanía la posibilidad de estudiar y tener criterios propios y por lo tanto de tener conocimiento y tener participación en las tomas de decisiones de una manera informada. Otra cuestión importante que se ha hecho es avanzar en la construcción de mecanismos de integración. Tenemos un pueblo que participa y un país que es capaz de luchar por la democracia participativa que cuestiona el modelo imperial estadounidense. Por lo tanto estos dos elementos son fundamentales y son los que crean la diferencia. Hoy tenemos un pueblo pensante que ha elevado su nivel educativo, cultural y político. El pueblo ya no es objeto de la política sino que es sujeto y es capaz de transformarla.

¿Cuál es el costo político que enfrenta el gobierno de Chávez por haber encarado este proceso revolucionario?

El costo es el de vivir bajo la posibilidad de agresión de EEUU. Todos los días se construye una nueva mentira por parte de las agencias de información y de los instrumentos mediáticos. El impacto de la agresión mediática es permanente. Hemos sufrido un golpe de Estado organizado y financiado por EEUU; hemos sufrido el sabotaje petrolero organizado desde la embajada de EEUU. No son mentiras cuando decimos que hemos vivido bajo el acoso permanente de EEUU, que ahora está organizando una presión permanente instalando en Colombia y Panamá sus bases militares.

Nosotros tenemos que dedicarle recursos a la defensa que podríamos dedicar al desarrollo y la lucha contra la pobreza que heredamos. Hemos reducido la pobreza de 51% a 21% y la pobreza extrema del 22% a 9%.

Ante un mundo que cambia de eje, ¿cómo se posiciona Venezuela hacia el afuera y se vincula con las nuevas regiones?

Nuestra política internacional se orienta hacia la construcción de un mundo multipolar. Nos hemos volcado en particular hacia nuestros hermanos más directos de América Latina y el Caribe. Participamos junto a Cuba en la construcción del ALBA, que originalmente fue una alternativa al ALCA, pero que hoy es una alianza bolivariana que se sustenta en principios de política internacional completamente distintos a los principios tradicionales de política exterior de los estados. Eso tiene que ver con relaciones políticas económicas, culturales y sociales. Son principios de complementariedad, no de competencia; de solidaridad, no de dominio. El establecer relaciones equitativas sin importar el tamaño del país, la cantidad de habitantes o el tamaño de su economía. Pero, también tenemos una relación privilegiada con el resto de los países de América Latina que no están en el ALBA, porque entendemos que todos los esfuerzos que hagamos por construir un bloque de Unasur o un bloque más amplio con nuestros hermanos de América Latina y el Caribe nos van a dar la posibilidad de tener una actuación protagónica en el mundo multipolar al que aspiramos en el mañana. Tenemos el continente con el mayor potencial del mundo. Tenemos las mayores reservas de agua, oxígeno, petróleo, gas y biodiversidad del mundo. Por lo tanto vamos a ser apetecidos por la voracidad de los intereses imperiales estadounidenses. La supervivencia de nuestro planeta se juega en nuestro continente y apuntamos a luchar por la unidad para ser capaces de defender los recursos y ponernos al servicio de la humanidad. En ese sentido, tenemos relaciones con África, Rusia, China, Irán, Siria, Bielorusia. Hemos ampliado el abanico de nuestras relaciones no sólo políticas sino económicas. El petróleo venezolano llega a una gran cantidad de países y tenemos inversiones, no sólo de las grandes petroleras, sino que hemos abierto la exploración de la franja petrolífera del Orinoco a más de veinte países. El elemento central de la política internacional de Venezuela es la construcción de un mundo multipolar pero sobre todo la defensa y salvaguarda de la vida en nuestro planeta que es lo que está en juego hoy.

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