"Las huelgas bancarias, de Perón a Frondizi (1945-1962). Contribución a la historia de las clases sociales en la argentina" Por Omar Acha. Buenos Aires, Ediciones del CCC, 2008. | Centro Cultural de la Cooperación

"Las huelgas bancarias, de Perón a Frondizi (1945-1962). Contribución a la historia de las clases sociales en la argentina" Por Omar Acha. Buenos Aires, Ediciones del CCC, 2008.

Autor/es: Agustín Nieto

Sección: Comentarios

Edición: 4


TapaEn 1844 Engels y Marx reflexionaban que “los diferentes individuos sólo forman una clase en cuanto se ven obligados a sostener una lucha común contra otra clase”. Desde que fuera enunciada aquella frase a esta parte mucha agua ha corrido bajo el puente de las ciencias sociales. La otrora sólida historia social se desvaneció al unísono del derrumbe del muro de Berlín y de la URSS. De esta forma, el fin de la historia social implicó un rechazo colectivo del marxismo, en particular de los conceptos de clase y lucha de clases que pasaron al museo historiográfico. Ya nadie que preciara ser reconocido como historiador atinaría a utilizar dichos conceptos para dar cuenta de la realidad histórica. Pero…, verde es el árbol de la vida. Después del invierno neoliberal de la larga década del 90, el ocaso del trajinado siglo XX dio lugar al siglo XXI y con él a una nueva primavera que otorgó las condiciones de posibilidad para una reactualización de las investigaciones que tienen por preocupación la lucha de clases. Es que las jornadas del 19 y 20 de diciembre de 2001, no solo produjeron la huida del presidente Fernando De la Rua y un hito en la historia argentina, sino que también marcaron el inicio del fin del consenso historiográfico sobre el fin de la lucha en las calles. El libro que reseñaremos en los párrafos siguientes es uno de los frutos primaverales de este caprichoso cambio de época, producto de una nueva generación en ciernes.1

A lo largo de la obra, su autor nos cuenta, recreándolos molecularmente y con un uso extensivo de variadas fuentes2, los periplos transitados por una particular fracción de empleados, que nunca fue igual a sí misma. El camino transitado fue forjado, al igual que esta fracción social, en su transitar conflictivo. Así, da cuenta de un territorio social cuyos límites y contenidos estaban en permanente fluencia, un cuerpo social que continuamente transfiguraba sus rasgos anatómicos y fisonómicos. “Lo intrigante de esta historia -nos dice el autor- reside en cómo una ‘asociación’ de empleados orgullosos de sus saberes profesionales y de la vestimenta que los caracterizaba se convirtió en un reconocible actor del movimiento obrero en los años 1960 y 1970, posición que aún hoy conserva” (p. 15). Este proceso de proletarización parcial fue producto y productor de profundos cambios sociales y culturales entre los bancarios. Hubo modificaciones organizativas, en el proceso de trabajo, en sus identidades y representaciones, en sus vínculos con el Estado, en los grados de solidaridad, todas las cuales se encontraban interrelacionadas y ayudaban a la constante reconfiguración de este sujeto social.

En la introducción, O. Acha nos sitúa en una historia previa de los bancarios, brindándonos una breve panorámica del gremio entre 1924 y 1943, así como también de la primera huelga bancaria de 1919. De esta forma, logra ilustrar la preeminencia de una identidad de clase media y de una organización corporativa de tipo mutualista entre los bancarios, rasgos ambos, que serán redefinidos en el transcurso de los años posteriores (pp. 23-31). Ya en la primera parte del libro, que trata de las huelgas bancarias de febrero-marzo de 1948 y de abril-junio de 1950 y que lleva por título “Conflictos en el mundo peronista”, el autor elabora una descripción analítica de las mismas buscando establecer el contexto de conflictividad en la década peronista e inscribiéndolas en las tensiones precipitadas por demandas salariales y organizacionales. En estas páginas señala la relevancia de la exigencia de normalización del sindicato intervenido por la CGT y el no lineal y sinuoso proceso de incorporación en la sociedad política peronista3 (peronización) de la Asociación Bancaria. De esta forma se da cuenta de las tensiones y “desencuentros entre las lógicas hegemónicas de la sociedad política peronista y las disputas económicas e institucionales que surcaban el mundo del trabajo” (p. 42), de desencuentros entre los propios militantes peronistas y de la existencia de activistas y prácticas de izquierda, así como radicales y católicos, que encontraban eco en las bases del gremio. También se nos cuenta que en el proceso de lucha surgieron delegados peronistas que privilegiaron el interés de clase por sobre su identidad política. Con una huelga ganada (1948) y una perdida (1950) en su haber, el gremio de los bancarios experimentó durante el primer peronismo un cambio esencialmente cultural, pues “los agudos conflictos sindicales habían introducido al gremio bancario en el terreno de la conflictividad laboral aparentemente más propia de los obreros” (p. 91).

En la segunda parte del libro, “La era frondizista: los empleados y la lucha de clases”, O. Acha continúa con la descripción analítica de la huelga de febrero-marzo de 1958 (ganada) y la de abril-junio de 1959 (perdida). A tal efecto se reconstruye la situación imperante durante la fase terminal de la “Revolución Libertadora” y la asunción de Arturo Frondizi, así como en los primeros años de su gobierno. De esta forma se ilustra el escenario de los reclamos de los trabajadores bancarios, del proceso de formación de los organismos de base y de las relaciones entre los bancarios y las organizaciones políticas. Un objetivo de ese apartado es revisar el sentido común historiográfico que sostiene “que la relevancia de la izquierda en el movimiento obrero fue clausurada por la incomprensión del peronismo”, mostrando que “la acción de la izquierda no fue eliminada ni dejó de tallar en la actuación de sectores del movimiento obrero” (p. 115). En las páginas de este tramo del libro el lector se encontrará con una narrativa que da cuenta de un complejo proceso de lucha de clases donde una fracción social de “clase media” en proceso de proletarización se constituye en una fracción de la clase obrera argentina. Es así que solo después de concluido el ciclo de las huelgas de 1958-1959 los trabajadores bancarios y de seguros pertenecerán “con pleno derecho al seno del movimiento obrero organizado” (p. 119). Es que el proceso de proletarización no fue meramente político-cultural, también implicó un una transformación técnica del proceso de trabajo. Durante el frondizismo las acostumbradas prácticas de autoorganización desde abajo reemergieron con fuerza. A estas prácticas de democracia sindical se le sumaban las de solidaridad de clase, que prevalecieron por sobre las escisiones ideológicas inmediatas. Si bien el relato del ciclo conflictivo culmina con una derrota de los trabajadores bancarios en 1959, podemos decir junto al autor que “el viejo topo de la rebelión continuó su excavación infatigable” (p. 229). No nos debemos olvidar de destacar que la descripción y análisis de las huelgas no se reducen a lo acontecido en la Capital Federal. A través de diarios locales del interior de la provincia de Buenos Aires y de otras provincias y de otro tipo de fuentes, el autor logra recrear lo acontecido allende las fronteras capitalinas, mostrando los rasgos nacionales de las luchas bancarias.

Más allá de la lectura lineal del libro, podemos destacar cómo el autor ha bien logrado recrear la imbricada relación entre las lógicas de la conflictividad social con, por un lado, las relaciones sociales de producción y los procesos de trabajo y, por otro, sus expresiones político-institucionales. De esta lectura que hace Acha se desprende una doble periodización, la primera, ilustrada en el título (1945-1962) que hace a lo político-institucional, y una segunda que se desprende del ciclo de lucha analizado (1948-1959). Otro rasgo a destacar, común al ciclo de lucha analizado en el libro, es la reiteración de la escisión entre jefes y auxiliares, de tal modo que los niveles de adhesión a las medidas de fuerza siguieron un patrón de forma piramidal, “mientras más bajo era el cargo del empleo, mayor era la repercusión de la medida de fuerza” (p. 81).

Sin embargo, la propuesta del autor no se agota en el análisis y reconstrucción de una historia de los bancarios y sus luchas, tiene la vocación de aportar a la escritura y comprensión del “drama de una realidad donde se debatieron las clases, las identidades políticas y el Estado”, pretende un relato donde la historia de la clase obrera “atraviese” al peronismo (p. 17). Para finalizar quisiéramos justamente reflexionar sobre la idea achista del atravesamiento del peronismo, a mi juicio, una de las más sugerentes del libro. En tal sentido, si se quiere situar la experiencia peronista en el mundo obrero en una temporalidad mayor, quizás sea necesario no reemplazar, pero si acompañar, la perspectiva analítica de la peronización con otra que dé cuenta de la “obrerización” del estado y del sistema político-institucional.

Volviendo a las reflexiones e ideas del primer párrafo de la reseña, en esta obra Omar Acha apuesta a recuperar y vigorizar una tradición en el abordaje del análisis de clase. A tal efecto sostiene Acha: “…las clases no están plenamente configuradas antes de los procesos de confrontación en que se renegocian sus perfiles e intereses, ideologías e instituciones” (p. 21). Pues, la lucha de clases es el modo de existencia de las clases.


Notas

1 Omar Acha desarrolla sus ideas y reflexiones sobre la nueva generación intelectual en el libro La nueva generación intelectual. Incitaciones y ensayos, Buenos Aires, Editorial Herramienta, 2008.

2 El autor utiliza en el libro reseñado fuentes oficiales, panfletos obreros, informes policiales, periódicos comerciales y políticos, revistas y semanarios, entrevistas, fotos y datos estadísticos de censos y archivos bancarios. Es de destacar que el libro contiene tres apéndices en papel y un CD-ROM con discursos de reconocidos militantes del gremio bancario.

3 Véase Omar Acha “Sociedad civil y sociedad política durante el primer peronismo”, en Desarrollo Económico. Revista de Ciencias Sociales, Nº 174, pp.199-230, 2004.

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