"Floreal Gorini. La Batalla Cultural. Discursos 1991- 2004." Ediciones Instituto- IMFC. Buenos Aires, 2008.
Autor/es: Rubén Cedola
Sección: Comentarios
Edición: 4
Conocí a Floreal el 2 de mayo de 1964, luego de mi ingreso a la Cooperativa Popular de Crédito de Berisso. Se formó entre nosotros una relación muy estrecha, fomentada, no sólo por su extraordinaria calidad humana, sino por el hecho de haber disfrutado gran parte de su niñez en Berisso, mi ciudad natal. Su padre tenía un micro que unía las ciudades de Ensenada (ciudad en la cual residía) y Berisso, siendo esta última el lugar donde lo guardaba. De esta manera, Floreal pasaba sus tardes jugando al fútbol a orillas del río de la calle Génova. Muchas veces recordaba Floreal lugares que habían sido comunes a ambos.
La Cooperativa de Berisso se fundó el 10 de abril de 1959 y seguidamente se vinculó al Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos. Cuando Floreal nos visitaba, no exagero al decir que sentía una enorme satisfacción de regresar al lugar donde disfrutó momentos muy gratos de su adolescencia.
Cuando comencé a tratar a Floreal yo tenía 31 años y su personalidad me dejó su marca de persona criteriosa, respetuosa, humana. Fue para mí, y para muchos, un ejemplo de vida. Nos dejó físicamente aquel 3 de octubre de 2004, aunque siempre permanecerá en mi recuerdo. Maestro permanente para con el trato hacia los demás, comprensible ante la diversidad de pensamiento político y religioso con quienes teníamos la misma filosofía de vida, de búsqueda de mejores condiciones para los sectores más vulnerables de la sociedad. Prudente para hacerme ver que estaba equivocado en tal o cual apreciación, para mí Floreal fue un gran árbol a cuya sombra recurrí en muchas oportunidades en busca de la respuesta equilibrada y oportuna. Tuve con él una relación que superó lo institucional y eso acrecentó mi admiración y respeto. Por eso, cuando el señor Camuratti sugirió, en reunión del Comité de Presidencia, que para el próximo aniversario del fallecimiento de Floreal analicemos la posibilidad de editar un libro con una selección de sus discursos, me pareció una idea extraordinaria y hoy podríamos decir que se convirtió en un libro de cabecera, ya que sus reflexiones no tendrán una temporada de vigencia, sino que marcarán un estilo de vida que perdurará para que sigamos luchando por los ideales a los cuales dedicó su vida.
En relación con el libro, en el artículo “La lucha es el precio de la dignidad”, encontramos:
El dilema de hoy, como ayer, sigue siendo liberación o dependencia, porque la lucha por la liberación del hombre, desde Espartaco hasta nuestros días, es la lucha por la dignidad. Mantengamos la firmeza en nuestra ideología, que sólo está muerta para los deshonestos, los traficantes de drogas, los corruptos y los que prostituyen su inteligencia por los favores del poder. Quienes creemos en el hombre nuevo, en la sociedad justa y libre; quienes creemos en la dignidad del hombre debemos continuar nuestra lucha, porque la lucha es el precio de la dignidad.
Yo quisiera agregar que en esa lucha estamos y seguiremos comprometidos los militantes del movimiento cooperativo, porque es nuestro deber dejarles a nuestros hijos y nietos un testamento que contemple la vida en su faceta ética y moral. De esta manera, nacerá el hombre nuevo que soñaba Floreal.
En lo referente al título “Una alternativa popular”:
Porque somos conscientes de la inexistencia de una alternativa política, es que creemos que nuestro principal aporte será el de contribuir a gestar una alternativa popular; y por eso, nosotros sostenemos: la necesidad de recrear el factor subjetivo, promoviendo la decisión de cada vez más amplios sectores populares de resistir al neoliberalismo, de confrontar con él hasta derrotarlo, de construir colectivamente una alternativa, realizando una revolución política, social y cultural que recupere para el pueblo argentino la riqueza por él producida, la dignidad pisoteada, su lugar consciente en la historia.
Considero que quienes estamos trabajando en la constitución del Partido Solidario, estamos dando los primeros pasos para lograr ese objetivo, en conjunción con otros sectores movilizados por los mismos propósitos y proyectos.
Del capítulo “Nuestro punto de partida”, desearía citar el último párrafo:
Nuestra adhesión al centenario de la fundación del Partido Socialista, expresa no sólo un reconocimiento histórico y académico, sino también la necesidad de redoblar los esfuerzos para avanzar en unidad todos aquellos que aspiramos a una vida mejor; sin explotadores ni explotados, sin marginados y desocupados, sin jóvenes desorientados ni ancianos abandonados. Para que todos tengamos un lugar en el mundo.
La participación es fundamental para este objetivo, y de esta manera podremos ir ampliando nuestro rol de inserción en la sociedad. El trabajo no será sencillo, pero no debemos rehusar el objetivo final. Y podríamos preguntarnos: ¿le fue fácil a Gandhi? Por supuesto que no, pero en su lucha lanzó el siguiente desafío:
Tenemos que ser el cambio que queremos ver.
Prosigue Floreal Gorini en el capítulo “Sin solidaridad no hay futuro”:
Coincidió esta capacidad de acumulación del capitalismo con un proceso de desarrollo científico y técnico, que se dio en llamar Revolución, por lo rápido y profundo que fue aprovechado, en su totalidad, por el capitalismo. Esto, sumado a los errores de la otra parte: la gestión en los países socialistas, su estatismo y su falta de democracia. Como también algunos errores cometidos en nuestras cooperativas. Pero en mi opinión, esos fueron aspectos secundarios. El aspecto central fue esa capacidad de acumulación capitalista establecida en forma hegemónica. Hoy el mundo no es bipolar. Es unipolar. A esa unipolaridad la llamaron globalización.
Según mi criterio, a esa política le está llegando su turno, y hoy vemos y leemos azorados cómo EEUU está saliendo al rescate de bancos y empresas, mientras aumenta la desocupación y la recesión, siendo conscientes de que el costo final seguramente lo pagarán la clase media y los que menos tienen. Esto es el fruto de un capitalismo salvaje y deshumanizado.
Debemos reafirmar nuestro lema: “sin solidaridad, no hay futuro”.
En el capítulo “Pensamiento único”, leemos:
Que el hombre no sea el lobo de hombre, sino el hermano del hombre. Para que todo esto sea posible, debemos comenzar por la práctica constante de educar, especialmente a nuestros jóvenes, a las nuevas generaciones, que hoy están cooptadas por un sistema propagandístico que los aleja del debate social, de la necesidad de proyectar la sociedad que queremos, sociedades que tienen que ser cambiantes. Cada generación será su tipo de sociedad.
Este párrafo nos debe llevar al desafío de incorporar a nuestro movimiento jóvenes capaces de ir modelando este cambio de sociedad. Es una meta alcanzable, ligada al esfuerzo que realicemos.
En el capítulo siguiente, “La derrota Cultural”, nos dice Floreal:
Ustedes pueden hacer un paralelismo entre grandes estados socialistas y pequeñas cooperativas; ambos se burocratizaron. Sociedades que abandonaron la cultura, dejaron de creer en el hombre y en la necesidad de que el hombre crea en los principios en los cuales se basa la sociedad que lo organiza. Creyeron resolver todo con la eficiencia del servicio, creyeron que era suficiente, y ahí perdieron la batalla. Porque más eficientes en el servicio son los que no tienen preocupación por la justa distribución y acumulan en forma ampliada, quienes están en condiciones de una reproducción mucho más fuerte y que, carentes de principios humanistas, pueden hacer de la explotación, de la segregación, de la discriminación, valores aceptables. Hasta pueden tener filósofos que hacen un elogio del egoísmo.
Luego de esta reflexión de Floreal, desearía agregar el último párrafo de la carta que escribió Arturo Orgaz el 17 de diciembre de 1942:
Medita un instante, Argentino desconocido, quizás inconscientemente estás forjando, con el hierro de tus horas absurdas, tus cadenas. Muy parecidas a aquellas “rotas cadenas” que están rotas…en el himno nacional.
Me parece que lo dicho por Orgaz tiene sintonía con el pensamiento de Gorini.
Con respecto al capítulo “Cómo vencer a la injusticia”, quería resaltar el siguiente párrafo:
Nuestra propuesta como cooperadores se basa en un cambio del modelo económico y social, para terminar con el individualismo, la desigualdad distributiva y la explotación desmedida de los recursos humanos y naturales, e instalar una sociedad que se apoye en los principios de la solidaridad, la justicia social, la democracia participativa, y que reemplace el concepto de mercado por el de sociedad.
Me parece que la respuesta al párrafo anterior la encontramos en la Propuesta para Construir un País con más Democracia y Equidad Distributiva,1 en el capítulo “Inequitativa distribución del ingreso”, donde se destaca el fracaso de la política del derrame, siempre alentada por los economistas que responden al modelo neoliberal, y que hoy queda al descubierto ante la crisis financiera que los Estados Unidos exportan al mundo.
Continuamos leyendo en “La responsabilidad de la inteligencia”:
Llamamos a ustedes a la participación activa en la construcción del Centro Cultural de la Cooperación, para que sea capaz de proyectar un imaginario popular, progresista y de izquierda, que instale en el corazón y la conciencia del pueblo que es posible una sociedad humana, solidaria y libre. Quiero terminar diciendo lo que se cantó, pleno de alegría y entusiasmo, en el último Foro Social Mundial en Brasil: “Otro mundo es posible si la gente quisiera”. Yo sé compañeros y amigos, trabajadores e intelectuales, yo sé que ustedes lo quieren. Luchemos para que muchos más lo quieran, entonces sí, otro mundo será posible.
El Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini se destaca por la tarea que viene realizando, habiéndose instalado como uno de los referentes culturales de Buenos Aires.
Leemos en el capítulo “Transformación de la sociedad”:
Los sectores poderosos no sólo han dominado económica, financiera y políticamente el país, sino que también han logrado su dominio cultural. Han apartado a la gente de los hechos sociales, se han cerrado muchísimas entidades sociales. Sociedades de fomento, cooperativas, bibliotecas y clubes sociales disminuyen en la argentina. Clubes que eran de carácter deportivo social han pasado a ser enormes empresas comerciales. Y en lo cultural vamos cayendo, cada vez más, bajo la influencia de la cultura importada.
Esta parte del pensamiento de Floreal nos invita a una de las batallas más importantes. ¿Pero cómo hacer ante la infiltración de publicidad, costumbres, recitales con artistas del exterior que enfervorizan a una parte importante de la juventud? No tengo las respuestas, pero sí las ganas de que desde el movimiento cooperativo le encontremos una solución a esta problemática que tanto le preocupaba a nuestro queridísimo Floreal.
En el capítulo “En esa lucha se nos va la vida” nuevamente nos encontramos con la riqueza vital e intelectual de Floreal:
Damos nuevas formas de organizar la prevención social apoyándonos en la gestión cooperativa. Enfatizamos en el presupuesto participativo, y no en el vergonzoso chantaje político del actual sistema de co-participación, y sobre todo, planteamos la necesaria reforma Constitucional como nuevo contrato social, basado en los principios de la igualdad, la libertad, la democracia participativa, la gestión social y la solidaridad. Parece mucho, ¿ no es cierto? Pero mucho más lo fue para San Martín, Bolívar y los patriotas del siglo XIX encarar la gesta libertadora, no fue una tarea fácil. Tampoco será fácil para nosotros. Pero, si estamos convencidos de la justicia de nuestra posición y levantamos tribunas en cada cooperativa, y comenzamos a debatir nuestra propuesta con otros sectores sociales, podremos lograrlo. Lo primero es instalar la idea en el pueblo, afirmarla y de allí sugerir la fuerza transformadora. Hay que instalar la utopía en el corazón del pueblo, y que se transforme en idea activa. Y aún cuando nos sigan negando tener radios y televisoras, con la voluntad y el coraje de los hombres que aman la justicia y sienten la solidaridad, como componente fundamental de una sociedad humana, podremos lograrlo. Y yo sé que nuestro movimiento está lleno de hombres de coraje y voluntad transformadora, generadas por el ideal de un mundo mejor y luchando por su concreción. ¡En esa lucha se nos va la vida, pero es una linda forma de vivir con amor y dignidad!
Muchos dirigentes del movimiento estamos trabajando para concretar ese proyecto nacional, proyecto que nos impulsa a caminar con una meta transformadora. Estamos convencidos de que sin participación política es imposible llevar a la realidad nuestra propuesta.
El libro, un muy buen trabajo de compilación del periodista Roberto Gómez, refleja sobremanera un pensamiento claro, transparente e imbuido de precisiones, donde se manifiesta la coherencia entre el decir y el hacer de Floreal Gorini.
1 IMFC. Propuesta para Construir un País con más Democracia y Equidad Distributiva, Ediciones del IMFC, Buenos Aires, 2008.