Dime cómo te llaman y te diré quién eres: producción discursiva de la categoría de víctima | Centro Cultural de la Cooperación

Dime cómo te llaman y te diré quién eres: producción discursiva de la categoría de víctima

Autor/es: Constanza Pastor, Luciana Victoria Almada

Sección: Especial

Edición: 22

Español:

Esta artículo forma parte de una serie de reflexiones en el marco de un proyecto de investigación más amplio, en relación al discurso de los medios y la constitución de identidades sexogenéricas, denominado “Políticas discursivas en la construcción de identidades sexo-genéricas: retóricas de la naturalización”. (SeCyT, CEA-UNC). Nos proponemos abordar los discursos que tematizan, por un lado, el asesinato de Natalia La Pepa Gaitán; y, por otro, los discursos institucionales del abolicionismo de la prostitución en Argentina, atendiendo a la noción de “víctima” que se plantea en ellos. Este trabajo considerará los aportes de los estudios del discurso desde la teoría de la discursividad social y los estudios de género, considerando que los discursos sobre la sexualidad son un espacio donde se produce gran parte de la subjetividad; un espacio de codificación de saberes-poderes en relación con la constitución de las identidades.


El feminismo tiene que volver a su primitiva intención de alterar el universo sociosimbólico que nos regula y eso pasa necesariamente por tener un discurso sobre la política sexual; y pasa por tener un discurso contra la heteronormatividad, y pasa por un discurso a favor de las voces y presencias disidentes; bastaría con escuchar esas voces y darles cabida.

Beatriz Gimeno

Partimos de la observación de un amplio espectro de discursos (mediáticos, literarios, de la academia y del activismo) de la Argentina contemporánea que ponen de manifiesto transformaciones en la concepción de las identidades sexo-genérico-afectivas, de la sexualidad y de las relaciones de filiación y parentesco, junto con el reconocimiento de nuevas identidades que han adquirido no sólo visibilidad, sino nuevos niveles de inclusión social, política y cultural. Esto se vincula especialmente con la sanción –entre 2008 y 2012– de una serie de leyes: Ley de Violencia de Género, Ley de Matrimonio Igualitario, Ley de Identidad de Género; y decretos como el de prohibición de publicidades de oferta sexual.

Paralelamente, en el campo general de los discursos que nos ocupan, permanecen vigentes algunos estereotipos en torno al género-sexualidad y construcciones identitarias esencializadas que no han perdido eficacia simbólica y material. La incorporación de la categoría de género –desde nuestra perspectiva– supone el reconocimiento de la dinámica social y de las interacciones que allí se producen; donde esta noción es fundamental en la construcción de parámetros de sujetx y parámetros de humanidad. Asimismo, consideramos que esta categoría no agota las posibilidades de descripción del objeto que nos ocupa y que, necesariamente, debe cruzarse con otras categorías para dar cuenta de la complejidad de la problemática.

Este trabajo forma parte de una serie de reflexiones en torno al lenguaje y la constitución de identidades, en el Programa Interdisciplinario de Estudios de Género y del Proyecto de Investigación: “Políticas discursivas en la construcción de identidades sexo-genéricas: retóricas de la naturalización”, ambos radicados en el Centro de Estudios Avanzados de la Universidad Nacional de Córdoba. En este mismo marco, estamos realizando nuestros respectivos trabajos finales de licenciatura en Comunicación Social y Letras, abordando los discursos que tematizan, por un lado, el asesinato de Natalia La Pepa Gaitán en medios gráficos de Argentina, y, por otro, los discursos institucionales de la Campaña abolicionista: ni una mujer más víctima de las redes de prostitución.

Nos proponemos realizar un abordaje interdisciplinario, que considere los aportes de dos vertientes concretas: los estudios de discurso desde la teoría de la discursividad social (Angenot, Foucault) y los estudios de género, a partir de la constitución performativa del género (Butler), del dispositivo de la sexualidad (Foucault) y de las relaciones entre sexualidad y discurso (Foucault, Butler). La articulación entre estas zonas disciplinares se realiza por medio de la noción de hegemonía, entendida como un sistema regulador (Angenot), que se vale de la existencia de “marcos” o “normas de inteligibilidad” (Butler) tanto para aquello que se produce socialmente como discurso, como para aquello que se dice sobre la sexualidad y el género. Junto con Foucault, consideramos que los discursos sobre la sexualidad son un espacio donde se produce gran parte de la subjetividad; un espacio de codificación de saberes-poderes en relación con la constitución de las identidades.

Discurso social y matriz heterosexual

Atendiendo a que el discurso social (en los términos de Angenot) es un sistema que regula géneros discursivos, tópicas y modos de agrupamiento de enunciados y que organiza aquello que puede ser dicho y pensado en un determinado contexto histórico, nuestra propuesta es dar cuenta de la producción social de sentidos en la discursividad social Argentina en relación a la constitución de identidades, partiendo de dos enunciados puntuales: “Todxs somos Marita Verón” y “Todxs somos Natalia La Pepa Gaitán”.

Los discursos –y especialmente aquellos considerados hegemónicos– funcionan como códigos de ordenamiento del pensamiento y de la percepción, tamices cognitivos que permiten inteligir el mundo de una manera siempre contingente, esto es, no universal. En este mismo sentido, la noción de género performativo nos ayuda a pensar en identidades cuya potencia política radica en su inestabilidad constitutiva, es decir, que las identidades –y las identidades de género paradigmáticamente– siempre son articulaciones contingentes. Contradictoriamente, las identidades se encuentran altamente codificadas en lo que Butler denomina matriz heterosexual: sistema normativo que regula la existencia de lxs sujetxs a partir de la presuposición de una coherencia entre sexo, género y deseo:

La matriz cultural –mediante la cual se ha hecho inteligible la identidad de género– exige que algunos tipos de “identidades” no puedan “existir”: aquellas en las que el género no es consecuencia del sexo y otras en las que las prácticas del deseo no son “consecuencia” ni del sexo ni del género. En este contexto, “consecuencia” es una relación política de vinculación creada por las leyes culturales, las cuales determinan y reglamentan la forma y el significado de la sexualidad. (Butler 2007:72).

Como dijimos arriba, consideraremos una intersección entre sociocrítica y estudios de género, que toma como eje las nociones de hegemonía y matriz heterosexual:

A grandes rasgos, podemos afirmar que, más allá de sus distintos alcances, ambas perspectivas suponen en sus planteos teóricos la existencia de una regulación que funciona limitando lo pensable y lo impensable, lo decible y lo que no es posible decir; marcos de inteligibilidad que operan tanto restrictiva como productivamente. En el caso de Angenot, esa regulación se aplica al objeto estudiado, el discurso social [...]. En el caso de Butler, la hegemonía planteada es la de la matriz heterosexual, una construcción y restricción constitutiva (es decir, condición de ser, sin la cual no se puede pensar) que produce a la vez cuerpos y prácticas inteligibles y posibles, y otros impensables o abyectos. (Roqué López, 2012)

En esta encrucijada, pensada como un espacio de convergencia teórico, los interrogantes que nos interpelan en relación a los enunciados “Todxs somos Martita Verón” y “Todxs somos Natalia La Pepa Gaitán” son:

  • ¿Qué, en estas modalidades discursivas, reproduce la diferencia sexual como forma estructurante de las relaciones entre sujetxs?
  • ¿Cuáles son los lugares desde los cuales se nombra a las víctimas como tales? ¿Quiénes están autorizados a ponerles voz y rostro?
  • ¿Qué efectos sobre las identidades (“mujer”, “lesbiana”, “víctima”) producen esas formas de nombrar?
  • ¿Qué no puede nombrarse/pensarse en la elección de visibilizar ciertas identidades/subjetividades? ¿Qué exclusiones habilita?
  • ¿Cómo operan las resistencias a estos modos de nombrar?

Enunciadorxs legítimxs

En el contexto del feminismo argentino de los últimos años, el debate que opone los términos prostitución y trabajo sexual ha mostrado una altísima productividad discursiva, que se incrementa notablemente a partir de la promulgación, en 2011, del decreto de prohibición de avisos de oferta sexual. La perspectiva abolicionista es, en este panorama, una de las voces hegemónicas del debate, aunque ciertamente existen voces que reivindican otras posturas.

Contemporáneamente, y atendiendo a la agenda LGTTTIBQ que a partir de la sanción, en 2010, de la Ley de Matrimonio Igualitario allanó el camino para los debates mediáticos en torno a la visibilización de sexualidades no hegemónicas; toma la escena de los medios el caso Natalia La Pepa Gaitán: nos estamos refiriendo al tratamiento discursivo del asesinato de Natalia Gaitán, joven fusilada en el año 2010 en un barrio de la periferia cordobesa. Este acontecimiento, considerado un “crimen de odio lesbofóbico” desde el inicio, circuló con esta misma etiqueta, en los espacios de activismo LGTTTIBQ y en la prensa, e incluso se trasladó a la actuación judicial.

Enunciados formalmente idénticos en ambos casos, “Todxs somos Natalia Gaitán”, “Todxs somos Marita Verón” (o sus versiones en femenino), surgen en un momento específico donde la estrategia de absolutización persigue un fin político concreto, pero que luego “escapan” de ese contexto, en su alcances, y se plantean, muchas veces, como posibilidades únicas de lectura/inteligibilidad, negando otros modos de ser, otras prácticas, otras voces.

Consideramos que la metonimia “Todxs somos.”, que extiende la categoría de víctima –o al menos propone a unas víctimas potenciales–, en algunos casos invisibiliza las condiciones de vulnerabilidad de las víctimas que nombra. La figura rechaza, también, la contingencia y generaliza las condiciones (materiales, objetivas) en las que una persona “llega a ser” o se convierte en una víctima. Los ámbitos de eficacia de estas afirmaciones están delimitados, y su generalización produce muchas veces efectos negativos.

El uso paradigmático de la fórmula “Todxs somos...”, a la vez que intenta ampliar y “hacer cuerpo” un reclamo específico, trae aparejado el peligro que tiene toda representación: hacer pasar por real aquello que es una estrategia de enunciación, como si efectivamente todxs pudiésemos ser, pragmáticamente, lxs enunciadorxs empíricxs de ese enunciado:

El “nosotros” feminista es siempre y exclusivamente una construcción fantasmática, que tiene sus objetivos, pero que rechaza la complejidad interna y la imprecisión del término, y se crea sólo a través de la exclusión de alguna parte del grupo al que al mismo tiempo intenta representar. (Butler, 2007: 277)

Creemos que está pendiente el debate sobre cuáles son los ámbitos posibles-pensables de emisión y circulación de tales enunciados. Sospechamos que existe un efecto más, contrario a los propósitos iniciales: estos enunciados funcionan a modo de advertencia, estableciendo un deber-ser asociado a ciertas prácticas y, en el caso de las víctimas, un deber-no-ser que limita y cristaliza las posibilidades de lxs sujetxs.

Si pensamos, por ejemplo, en la circulación de los cuerpos en el espacio público, estos enunciados tienen como efecto pragmático el condicionamiento de algunas prácticas y expresiones de corporalidad; y de alguna manera incluso fijan estereotipos sobre el deber ser de una “mujer” o una “lesbiana”.

Una de las críticas que la tercera generación hace a la segunda es que su feminismo está centrado en un permanente victimismo. Lo malo no es el victimismo en sí (yo sí creo que hay víctimas). Lo malo es que no hay un discurso sexual alternativo y afirmativo potente. La queja sola no vale y muchas mujeres ya no sintonizan con ese lenguaje. No se afirma con la suficiente convicción que no sólo somos víctimas, sino también sujetos de deseos de los que no hablamos porque no se le ha dado cauce, de placeres culturalmente negados, de fantasías perfectamente legítimas y que implican transgresiones profundas de la norma que deberíamos sentirnos libres para explorar. A estas alturas es sorprendente que las representaciones sexuales casi únicas que seguimos recibiendo sean las mismas de siempre. (Beatriz Gimeno, 2010).

Consideraciones finales

Volvemos, continuamente, a la pregunta de ¿quiénes nombran? O ¿en qué condiciones podemos nombrar-nos y/o ser nombradxs como posibles víctimas? ¿Qué cuerpos-sujetxs pueden “hacerse cargo” de un enunciado como “Todxs somos Marita Verón” o “Todxs somos Natalia Gaitán? ¿Y qué otrxs no pueden? ¿Qué excluye ese enunciado, al parecer, tan inclusivo?

Estos son algunos de los interrogantes que impulsan nuestra propuesta. Los enunciados seleccionados nos interpelan en función de su presencia en la discursividad social actual, en tanto tienen la capacidad de agrupar tópicas heterogéneas y presentarlas como un todo uniforme, y porque son eficaces en tanto anulan las contradicciones, complejidades y contingencias de las que parten; apropiándose de las figuras de “mujer”, “lesbiana” y “víctima” como si fueran categorías clausuradas de antemano y escondiendo los mecanismos que las vuelven legítimas.


Bibliografía

  • Amossy, Ruth, y Pierrot, Anne, Estereotipos y clichés, Buenos Aires, Eudeba, 2005.
  • Angenot, Marc, Interdiscursividades. De hegemonías y disidencias, Editorial Universidad Nacional de Córdoba, Córdoba, 1998.
  • Angenot, Marc, El retorno de la retórica, 2011, disponible en: http://reconstruyendoelpensamiento.blogspot.com/2011/07/el-retorno-de-la...
  • Butler, Judith, Vida precaria: el poder del duelo y la violencia. Primera edición, traducción de Fermín Rodríguez, Paidós, Buenos Aires, 2006.
  • Butler, Judith, El género en disputa. El feminismo y la subversión de la identidad, Paidós, España, 2007.
  • Butler, Judith, “Imitación e insubordinación de género”, en: Grafías de Eros. Historia, género e identidades sexuales, Edelp, Buenos Aires, s/d.
  • Foucault, Michel, El orden del discurso. Lección inaugural en el Collège de France. Buenos Aires, Tusquets, 1992.
  • Foucault, Michel, Historia de la sexualidad. 1: La voluntad de saber, México DF, Madrid, Siglo XXI, 2008.
  • Gimeno, Beatriz, “¿Qué feminismo?”, en: Revista Trasversales N° 16, otoño 2009. Edición digital en: http://www.trasversales.net/t16bg.htm
  • Mattio, Eduardo, “¿Esencialismo estratégico? Un examen crítico de sus limitaciones políticas”, en: Revista electrónica Construyendo Nuestra Interculturalidad, Año 5, Nº5, vol. 4, 2009.
  • Preciado, Beatriz, “Terror anal: apuntes sobre los primeros días de la revolución sexual”, en: El deseo homosexual de Guy Hocquenghem, Melusina, España, 2002.
  • Roqué López, Camila (2012): “Problemas de genre / gender en objetos de la cultura masiva: el género yaoi – shounen ai desde una perspectiva interdisciplinar.”, en Actas del 2º Congreso Género y Sociedad, 2012. Disponible en: http://publicaciones.ffyh.unc.edu.ar/index.php/2congresogeneroysociedad/...

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