¡Por qué no te callas, Borbón! (O la recuperación de la dignidad nuestroamericana por Hugo Chávez) | Centro Cultural de la Cooperación

¡Por qué no te callas, Borbón! (O la recuperación de la dignidad nuestroamericana por Hugo Chávez)

Autor/es: Julio Fornelli

Sección: Opinión

Edición: 20


I. - Hombre, cualquiera que seáis, dime quién eres.

F. - Fernando soy de Borbón, séptimo de aqueste nombre, de todos los soberanos el más triste y desgraciado.

I. - ¿Y por qué desgraciado?

F. - ¿Y pues quién a ti también te arrebató como a mí tu corona?, ¿la ambición?

I. - El miserable Atahualpa, el infeliz soberano del Imperio del Perú, Fernando, a tu lado está. Pues que de injusta e inicua la conquista habéis notado de España por Bonaparte, ni te sientas ni te admires que de usurpada y furtiva igualmente yo gradúe la dominación que ha tenido en América el español.

De: “Diálogo entre Atahualpa y Fernando VII en los Campos Elíseos”. Propaganda revolucionaria escrita y distribuida por Bernardo Monteagudo (1785-1825). Documento recuperado en 1908.

 

Nuevos hechos, ya grotescos, agravan aún más la realidad que viven los españoles: una monarquía corrupta y pendenciera, ajustes económicos que degradan la vida de la mayoría de la población y la perpetuación de la impunidad franquista. Es bueno, entonces, recordar… y reflexionar.

¿Qué es lo que asiste (cual virtud) a gobernantes europeos para tratar con menosprecio a un continente que, luego de 300 años de colonialismo y de 200 de tenaz lucha emancipadora, está logrando lo que pocos en el mundo: vivir en paz, sin conflictos “raciales”, ni guerra, y con creciente libertad?

¿Qué facultad asiste al “jefe” de una de las más antiguas dinastías del mundo –que sigue viviendo del esfuerzo ajeno– que pretendió y pretende todavía acallar la voz de sus críticos, como lo hiciera con un representante legítimo del pueblo venezolano –votado por su pueblo repetidas veces–, quien con sumo respeto pedía que su voz fuera escuchada, para así poder decir “su verdad” soberana, humilde, y no absolutista?

Nuevamente la monarquía española deja ver sus miserias, su corrupta existencia, que involucra a su plana mayor en hechos que en este siglo XXI deben ser denunciados, y a los que solo se les debe exigir justicia. (Las transfugadas de príncipes e infantas son el más claro ejemplo de los valores que tienen para exportar).

En la Europa de 2014 sobreviven las monarquías que colonizaron al mundo durante 500 años, y que dominaron nuestro territorio hasta en siglo XIXi. Ahora las llaman monarquías constitucionales, como si esa calidad les diera legitimidad, o vaya a saber qué bendición divina. Pero el rey de España sigue siendo el jefe de las fuerzas armadas de su país, y la reina de Inglaterra, dueña todavía de importantes territorios de “ultramar”, incluso de países que supuestamente son ejemplos de democracia y libertad como Canadá y Australia, entre otros. Vaya paradoja. O chantada.

La Europa civilizada, la de las grandes letras y las luces, la del desarrollo económico “ejemplar”, sigue siendo, en gran parte, gobernada por formas esclavizantes del poder que considera a sus ciudadanos súbditos, eso sí, ¡pero con plenos derechos!. Monarquía constitucional, las llaman. Pero los nuestroamericanos no “comprendemos” ese engendro. Por lo tanto, ¿estamos atrasados o adelantados con respecto a Europa?

Europa sigue siendo intervencionista, monárquica e imperial. Actúa con soberbia sobre el resto del mundo. Ahora un gobierno cuyo jefe se dice “socialista”, de un país que barrió con la monarquía en 1794, ha decidido unilateralmente intervenir en dos países de África, en Malí y en República Centroamericana, como lo hacen otros países de Europa. El presidente de Francia, François Hollande, envió tropas a estos países y, tras ellas, llegan las empresas contratistas. Con monarquía o sin ellas actúan monárquicamente, se creen imperios. Y todavía lo son.

Pero en América Nuestra no hay monarquías. Es más, hay repúblicas democráticas, que con mucho esfuerzo y problemas que vienen de antaño, están construyendo sociedades más justas, sin monarquías, sin linajes, sin títulos nobiliarios como reyes, príncipes, y señores, y con libertad para elegir a sus gobernantes. En los últimos diez años hemos logado dar importantes pasos, al avanzar con transformaciones que hacen que esta idea republicana sean derechos disfrutables por cada vez más ciudadanos del continente. Últimamente, los pueblos eligen a gobiernos de izquierda en la mayoría de los países, consolidando así una tendencia.

Nuestros países no intervienen, no invaden, no imperializan al resto ni a nadie. Es más: nos estamos poniendo de acuerdo en formas de convivencia nunca antes desarrolladas, con el objetivo de poder arreglar nuestros asuntos y problemas de manera común y con mutuo beneficio, sin intervenciones foráneas. Todavía queda por resolver el conflicto interno de Colombia, y hacia allí están puestos los esfuerzos. Creamos la Unasur y la Celac, donde estamos todos y no falta nadie. También está el ALBA, la base para consolidar una unidad a partir de las relaciones igualitarias y no mercantiles. No nos sobra nada, no pretendemos exportar nuestras culturas y tradiciones para imponerlas al mundo. Es más: nos falta, entre otras cosas, el resultado de 300 años de saqueo colonial cuando un puñado de monarquías se llevaron del suelo nuestroamericano las riquezas, explotaron de formas inimaginables a nuestros pueblos originarios y los redujeron a sobrevivientes. Pero no tenemos rencor; como los vietnamitas, tendemos la mano, pero ya sin imposiciones, ya sin imperialismo, sin intervencionismo en nuestros asuntos internos. Pero no nos olvidamos del colonialismo que sufrimos durante tres siglos, y tampoco de las dictaduras militares que nos impusieron (de las que también somos responsables, y del imperialismo que sigue haciendo de las suyas cada vez que puede meter sus garras. Pero estamos construyendo el BASTA, con sumo respeto por todos,pero firmes en las convicciones emancipatorias. Todavía quedan resabios de colonialismo en nuestro continente. Malvinas, Guyana Francesa, Puerto Rico, varias islas del Caribe, las Malvinas y más de 70 bases militares que no responden, precisamente, a nuestros intereses.

No nos divertimos cazando elefantes, ni casando a nuestros hijos por conveniencia, para mantener los fueros y las prebendas feudatarias. Nuestros problemas son de otra índole: el colonialismo mental del que todavía adolece gran parte de nuestras clases dominantes (Quizás constituyen problemas mucho más complejos de resolver que tirar por la borda, y de una buena vez, a la decadente monarquía europea). No vivimos del esfuerzo ajeno, y todavía debemos soportar el peso de la infausta deuda externa, ya pagada con creces (vilmente contraída por traidores a la patria y al pueblo), la que nos priva de recursos genuinos para resolver nuestros problemas y acrecienta las alforjas de vuestras “cajas”.

Recordamos también, no es chovinismo nacionalista, sino solidaridad de pueblos que se construyen como tales con el aporte de millones de exiliados españoles (entre otros pueblos) que inmigraban a América en busca de una mejor vida, esa vida que no tenían en España. Trabajaron mucho para lograrlo. También la cultura afro es constituyente de nuestra identidad pluriversal. Juntos hoy somos Nuestra América, por lo que nos sentimos autorizados para enviarles este mensaje fraterno y digno.

No es dable que un monarca del siglo XXI pretenda acallar a un demócrata que hasta biológicamente fue antimonárquico, pues se nos fue joven. Ustedes no tienen la estatura moral para pretender imponernos nada. No se lo pedimos. Luego de 300 años de colonialismo, con secuelas que todavía estamos saldando y del horrendo espectáculo que ofrecen hoy al mundo con la perpetuación de las monarquías y la impunidad franquista (otra forma de barbarie) no son dignos de altanería alguna.

Aquí estamos construyendo democracias plenas (“se hace camino al andar”, decía Antonio Machado) descartando totalmente el sistema monárquico (absolutista o de opereta), y seguimos lidiando con los vestigios de la impunidad criminal de los Videla, los Pinochet, los Banzer y demás escorias cipayas.

Nos constituimos sin autoridad para invadir país alguno. Todo lo contrario; nuestro lema es: “La patria es el otro”. Somos respetuosos receptores de cuanto ciudadano del mundo desee buscar aquí lo que no encuentra en otros rincones del globo, y le otorgamos derechos (muchos españoles están llegando a la Argentina en estos momentos). Además, estamos ensayando formas económicas, sociales y culturales que nos permitan superar las calamidades de un capitalismo perverso que valora la acumulación de riquezas en pocas manos –sólo posible mediante la violencia–, por sobre el bienestar de todos –sólo posible mediante la paz y la colaboración recíprocas.

Hugo Chávez ha sido el gran demócrata del resurgir nuestroamericano, y no la pantomima de la decadencia de un régimen que por aquí ya da pena. Él y Néstor Kirchner junto a Fidel y otros líderes del Sur sepultaron con mucha dignidad el ALCA, gran proyecto neocolonizador de los Estados Unidos. Lo hicieron en Mar del Plata, en 2005.

Por todo esto, nos sentimos autorizados para decir: “¡Por que no te callas, Borbón!” Somos democracias y no monarquías, estamos juzgando a los criminales de lesa humanidad. Allí en España, además de un brutal ajuste que golpea al pueblo, sigue gobernando una casta de absolutistas, y viven bajo la impunidad de los crímenes cometidos por el franquismo. Haití se liberó de la monarquía en 1804. España en 2014, aún no.


i Nueve países todavía son gobernados por monarquías hereditarias, encabezados por España y el Reino Unido de Gran Bretaña. 1) España: Juan Carlos I de Borbón (Rey); Felipe de Borbón y Grecia (Príncipe de Asturias); 2) Países Bajos: Príncipe Guillermo Alejandro de Orange-Nassau; 3) Reino Unido: Príncipe Carlos (Príncipe de Gales). (Herederos: Príncipe Guillermo (William) y Príncipe Enrique (Henry); 4) Suecia: Carlos XVI Gustavo, Rey de Suecia y Soberano de la Real Casa de Bernadotte. (Heredera: Princesa Victoria); 5) Noruega: Harald V (Heredero: Haakon de Noruega); 6) Bélgica: Alberto II de los Belgas; 7) Mónaco: Alberto II de Mónaco; 8) Liechtenstein: Hans-Adam II de Liechtenstein; 9) Luxemburgo: Enrique I de Luxemburgo.

Compartir en

Desarrollado por gcoop.