“Los Pies en el Camino” de Diego Starosta y Mauro Oliver. Buenos Aires, El Muererío Teatro, 2013 | Centro Cultural de la Cooperación

“Los Pies en el Camino” de Diego Starosta y Mauro Oliver. Buenos Aires, El Muererío Teatro, 2013

Autor/es: Jimena Cecilia Trombetta

Sección: Palos y Piedras

Edición: 20


La necesidad de recuperar algo de lo efímero del teatro y del proceso creativo de dicho fenómeno se convierte en este fructífero Buenos Aires una tarea que debe ser subsanada y llevada adelante por los historiadores, los investigadores y los creadores. “Los pies en el camino. 15 años de la Compañía El Muererío Teatro” realizado por Diego Starosta y Mauro Oliver, es así un libro- objeto primordial dentro de la biblioteca teatral.

El propio Diego Starosta define el libro como el proceso de un viaje teatral que ya lleva quince años, que es presente, pasado y futuro, que provoca comprender la poética de este creador y de sus compañeros de ruta. Y como sostiene Maroliver propone tensar la palabra, dar cuenta de la necesidad de mostrar los cuerpos en escena al menos mediante la fotografía.

El Muererío Teatro, nos cuenta su director, fue fundada en 1996 como un impulso para construir un camino propio, una poética personal. Esa búsqueda que se extiende y continúa hasta la actualidad fue llevada de un modo orgánico al libro. Así el recorrido, la caminata por la historia de esta compañía, se profundiza con la reconstrucción de la puesta Informe para una academia (1998). Allí podemos leer la experiencia y desafío de llevar a escena la interpretación del cuento de Franz Kafka. Para dicha empresa podemos apreciar un artículo de desmontaje teatral o de “destrucción”, tal como lo explicita su autor, que recorre minuciosamente el proceso de ensayos y emparenta la puesta con el primer germen, la primera puesta de la compañía: Do. El viento que agita la cebada (1997) sobre textos del autor y de Rudolf Steiner y Yosho Yamamoto. De ella extrajo observaciones que lo llevaron a negarse y reconstruirse como actor.

Así, ya en el comienzo del libro se puede orientar el lector que encontrará una cronología, no unívoca sino que marca críticas y correcciones, propias de todo artista que comprende el teatro como un constante cambio. Una prueba más de lo sostenido se encuentra en el espectáculo Los valientes de los tres ríos (1999), el anticipo textual y musical de La Boxe (2000). Esa nueva obra también es descripta y analizada dentro del libro, que se encarga en descomponer en seis etapas la búsqueda creativa, destacando los textos en los que se basa (Torito de Julio Cortázar, poemas de Juan Gelman y textos de Leopoldo Lugones), el espíritu pugilístico que reina dentro de la obra y esencialmente la búsqueda de las calidades físicas de los actores dentro de un espacio delimitado con múltiples combinaciones de acción.

Nuevamente el estilo que se perfila en la compañía instala un análisis sobre el espacio en El giratorio de Juan Moreira (2002) que confluye y expone la combinación entre el cuerpo actoral inmerso en la técnica de la biomecánica, el tipo de espacio y una precisa interpretación del contenido. A las continuidades de estilo entre ambas se le suma como cierre de la trilogía A penar de toro (2003) basada en el poema de Federico García Lorca “Llanto por Ignacio Sánchez Mejías”. Aquí se cierra el camino del héroe, se retoma el rito funerario que trasciende al héroe y se centra en un homenaje a todos los muertos en general.

En el camino más reciente, pero hacia la mitad de recorrer el libro-objeto, descubrimos a la compañía con un cambio poético que se repliega y se expande por fuera de sí. Quizás por eso la última creación realizada hasta el año 2012 sea Manipulaciones III: El banquete, una obra que se posiciona en el centro (un centro corrido cronológicamente) de las búsquedas realizadas en perfecto retombèe, pudiendo ser su obra final causa o efecto de su poética, es decir de todas sus creaciones a partir del año 2004. Este llamado bonus track dará paso a una extensión hacia el pasado que recorre La esperanza (o la paciencia de los imbéciles) (2004) una metáfora al sostenimiento de las falsas ilusiones, una metáfora quizás al funcionamiento de los imaginarios rotos, y un camino que impulsa a mostrar el artificio teatral en la siguiente obra de teatro semimontado: La mujer de antes de Roland Schimmelpfennig dirigida por Starosta en el 2005. Retomando lo histórico y lo político el 2006 es instalado a partir de la obra Un cuartito (un ambiente nacional). Aquí ya el lector sospechará el franco interés de la compañía de indagar sobre el imaginario, sobre los mitos, sobre la fragmentación y las rupturas cíclicas de la historia nacional. Y precisamente eso desarrollará Starosta hacia los subsiguientes años. Así Prometeo hasta el cuello (2008) basada en la tragedia de Esquilo (Prometeo encadenado) produce una lectura sobre la generación del 70, sobre la clandestinidad. Nuevamente sobre cuerpos mecanizados, sobre espacios reducidos, y sobre múltiples posibilidades de acción (política).

Luego de esas notables obras comienza la maduración de las técnicas corporales y de la utilización del espacio a través de una nueva trilogía Bacantes (2009) de Eurípides en versión de Magdalena De Santo, Manipulaciones II: Tu cuna fue un conventillo (2011) basada en Vaccarezza y la mencionada Manipulaciones III: El banquete inspirada en El matadero de Esteban Echeverría. En dichas obras, donde se mantienen los sujetos atados a imaginarios y pre-supuestos se incorpora un elemento que funda un viraje más en la poética de Starosta. Esto es la manipulación de los cuerpos por parte de los actores, una decisión estética que efectivamente amplifica y resignifica el drama de las obras.

Consideraciones finales

En el arte marcial se comprende, aún en un espacio mínimo, las posibilidades de movimiento y se reacciona en consecuencia. Es la idea de vacío entre un punto y otro la que permite la calibración justa de la tonicidad muscular, de la calidad del movimiento. Así el actor, como sostiene Starosta, puede en un espacio reducido y mecánico ajustar sus reacciones frente al flujo de un movimiento determinado, algo que se potencia en esta última trilogía donde esas reacciones deben ser acompañadas de la intensidad de otro actor que se encuentra manipulando.

Desde nuestro punto de vista, para interiorizarnos en la poética que ha creado a lo largo del tiempo la Compañía El Muererío Teatro y encontrar el sentido en el libro debemos recordar el ritmo interno de sus obras y los niveles de subtextos a partir de ese ritmo pautado con precisión. Algo que el libro nos ayuda a comprender a partir de textos teóricos que explican con nitidez cada uno de los conceptos aquí bocetados.

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