La potencia diversificadora: entrevista a Maximiliano Altieri, de Objetable Teatro | Centro Cultural de la Cooperación

La potencia diversificadora: entrevista a Maximiliano Altieri, de Objetable Teatro

Autor/es: Facundo Beret

Sección: Palos y Piedras

Edición: 20


En los últimos veinticinco años del teatro argentino observamos un auge de lo micropolítico, con la caída de los grandes discursos que guiaban y a la vez limitaban a toda la producción teatral. Se produce, entonces, una proliferación discursiva en la producción teatral que no tiene antecedentes. La compañía Objetable Teatro proviene del interior del país, y por ello es importante considerar su producción, puesto que no constituye una excepción a este fenómeno.

Fundado en 2011, este elenco proveniente de la ciudad de Bariloche realizó una gira que los ha llevado por el XIX Festival Espectacular de Bonecos de Curitiba (Brasil), y el 24º Temporales Teatrales de Puerto Montt (Chile), con una parada en Buenos Aires. En la ciudad Capital han hecho tres funciones de Diferencias en Colores, un espectáculo para niños donde abordan la temática de la diversidad y la inclusión en múltiples ámbitos y sentidos, motivo por el cual ha sido auspiciado por el INADI, organismo de asistencia por situaciones de discriminación en la Argentina. La obra, además, fue seleccionada como una de las tres mejores obras de la provincia de Río Negro en la Fiesta Provincial del Teatro y, recientemente, ha sido seleccionada junto a otras once para participar del proyecto Igualdad Cultural, cuyo lema es “Inclusión en la Diversidad”. En esta ocasión, hablamos con Maximiliano Altieri, integrante del elenco de Objetable desde sus inicios, para hacer algunas preguntas que nos permitan abrir líneas de pensamiento sobre sus poéticas.

¿Cómo surge Objetable Teatro?

El grupo tuvo un primer antecedente en el año 2000. Cristina, mi compañera de trabajo, es de Misiones, aunque estuvo viviendo tres años en Bariloche. En ese contexto, vi una obra suya (Los caminos del deseo) que hacía con otro compañero, y me conmovió tanto, que pensé en que yo quería hacer esa obra. La contacté manifestándole mi interés y, tras una serie de conversaciones, empezamos a trabajar juntos en una primera experiencia, con aquella misma obra, Los caminos del deseo, que ella había pensado para adultos. Hicimos otra obra juntos: Pasión 5 Pasión, que no tuvo mayor trascendencia en cuanto a público y crítica. Luego Cristina tuvo que volver a Misiones, por lo que suspendimos las actividades compartidas. En 2011, Cristina volvió a Bariloche y comenzó una nueva etapa mucho más potente y formal, ya como Objetable Teatro. Reestrenamos Los caminos del deseo, y en julio del año pasado estrenamos una obra para niños que escribimos juntos y que titulamos Diferencias en colores, en la que abordamos el tema de la diversidad.

¿Por qué se produjo este pasaje del teatro para adultos al teatro para niños?

La idea era tener un trabajo para niños y uno para adultos para poder movernos con mayor optimización de nuestro trabajo: es mucho más interesante para un festival poder llevar dos espectáculos con las mismas tres personas y una carga similar, que llevar un solo espectáculo. Además teníamos muchas ganas de trabajar para niños. Yo tengo una familia conformada por mi compañera y nuestras dos hijas, y mi mundo está rodeado de niños: siempre es un público que me provoca inspiración y el máximo de los respetos. Dentro de los regalos que reciben mis hijas, recibieron un libro que se llama Rey y Rey, que es la historia de un rey que estaba buscando una princesa para casarse y ninguna la gustaba, hasta que conoce a un príncipe, y se enamora perdidamente de él. Me pareció que ese libro debía convertirse en una obra de títeres, y ese fue el disparador inicial de nuestro trabajo. Después nos dimos cuenta de que el tema de la diversidad y las diferencias es mucho más profundo que lo sexual, y nos atrevimos a meternos de lleno en el tema con la responsabilidad que significa tocarlo para y con los niños.

¿Hay una confianza, entonces, en una tarea pedagógica del teatro en torno a la integración?

Por supuesto, aunque nunca nos proponemos enseñar nada, simplemente mostrar de modo poético lo que sucede alrededor y después que cada uno saque sus conclusiones.

En cuanto a la dramaturgia de la obra ¿el texto lo hicieron ustedes basándose en Rey y rey?

No, la obra salvo dos textos muy cortitos que escribí yo y que son el comienzo y el final de la obra, no tienen textos: el libro simplemente fue el disparador y está adaptado en una de las escenas, que es reconocible por el argumento. Abordamos mucho más que la diversidad sexual: también hablamos de la diversidad religiosa, de las discapacidades y de lo racial.

¿Por qué la opción de utilizar poco la palabra?

Porque nos gusta ser lo más universales posibles. Además también nos pasa que creemos que la palabra está un poco devaluada y nos gusta experimentar y forzarnos a transmitir lo que tenemos ganas de decir con otros elementos. El de la palabra es un lugar cómodo, está buena la incomodidad que genera el no uso de la palabra. Y esto ocurre no sólo en Diferencias, sino que Los caminos del deseo no tiene nada de texto en la dramaturgia, pero eso mismo la vuelve más poética.

¿Hubo algún tipo de reescritura después de ponerlo en escena, o se sigue con el plan craneado desde antes de la puesta?

No, en eso nos gusta seguir haciendo aportes y modificaciones, es parte del crecimiento y de lo que vas recibiendo del intercambio con el público. Nos cuesta mantenernos muy estancos repitiendo una y otra vez una misma fórmula, así que dentro de lo que se puede, vamos introduciendo pequeñas modificaciones. Por ejemplo, ahora estamos en un festival en Curitiba y estoy estudiando el texto del inicio para hacerlo en portugués, y ya eso va a generar todo un cambio. Que los chicos estén viendo un tipo que les habla en portuñol, seguramente generará otras cosas, que no son las habituales cuando la hacemos en castellano para el público de nuestro país.

¿Cómo pensás el tema de la integración sexual desde lo que todavía llamamos “el interior” del país, donde -al menos, desde el prejuicio porteño- la sociedad es más conservadora?

Creo que es muy difícil hablar del “interior“ todo, hay lugares más conservadores y lugares menos conservadores, no te olvides que nosotros vivimos en una ciudad muy marcada por la inmigración interna, hay muy poca gente que es de Bariloche. Yo veo que de a poco se van venciendo muchas barreras: el tema es un problema y una preocupación para los adultos, no tanto para los niños. Ellos acomodan mucho más rápido e incorporan el tema sin mayores conflictos. En la obra hay un beso entre dos varones y los chicos no se quedan colgados en eso: es un tema más, y rara vez pasa que alguien vuelva al finalizar la obra y nos pregunte específicamente por ese tema. La verdad que no soy un experto en la temática gay, ni presto especial atención a las obras que abordan el tema, pero en Bariloche no he visto demasiadas obras que lo traten. Ahí sí creo que en “el interior” de la Argentina hay más resistencia o pudor, o como quieras llamarlo, a la hora de abordar esa temática.

Por último, ¿qué influencias reconocen en su creación y qué saberes creen que circulan en cuanto a su formación artística?

Nos gusta experimentar mucho, y el cruce de lenguajes también siempre nos resulta atractivo. Creo que tomamos mucho del cómic, Tim Burton es evidentemente un referente que seguimos todo el tiempo. Ahora estamos, por ejemplo, trabajando con Ana Alvarado, una referente indiscutible del teatro de objetos. A la hora de encontrar referentes hay miles, pero de todas maneras siempre hemos tratado de trabajar con una estética muy propia: por lo general, cuando ves una obra nuestra, no hay dudas de que es nuestra. Los muñecos de todas las obras los hace Cristina, mi compañera de laburo, que es una artista plástica increíble. Son unos muñecos un tanto oscuros, pero finalmente muy encantadores.

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