Las relaciones de poder en la construcción discursiva de los actores (dentro) de los sectores dominantes (y la subjetividad de los medios de comunicación) | Centro Cultural de la Cooperación

Las relaciones de poder en la construcción discursiva de los actores (dentro) de los sectores dominantes (y la subjetividad de los medios de comunicación)

Autor/es: Valeria Rimoldi

Sección: Investigaciones

Edición: 19


Introducción

Esto es sin duda lo que hay de diabólico en esta idea [sobre El Panóptico de Jeremías Bentham] como en todas las aplicaciones a que ha dado lugar. No existe en ella un poder que radicaría totalmente en alguien y que ese alguien ejercería él solo y de forma absoluta sobre los demás; es una máquina en la que todo el mundo está aprisionado, tanto los que ejercen el poder como aquéllos sobre los que el poder se ejerce. Pienso que esto es lo característico de las sociedades que se instauran en el siglo XIX. El poder ya no se identifica sustancialmente con un individuo que lo ejercería o lo poseería en virtud de su nacimiento, se convierte en una maquinaria de la que nadie es titular. Sin duda, en esta máquina nadie ocupa el mismo puesto, sin duda ciertos puestos son preponderantes y permiten la producción de efectos de supremacía. De esta forma, estos puestos pueden asegurar una dominación de clase en la misma medida en que disocian el poder de la potestad individual.

Michel Foucaulti

Teniendo en cuenta que, dentro de toda relación social y política, se encuentran, de manera implícita y explícita, relaciones de poder, entendiendo al poder en términos de Foucault (1985), es decir como la relación de fuerza que fluye, se traspasa y permanece en cada rincón de la sociedad, no necesariamente cercana al centro; ya sea dentro de la organización familiar, laboral, de una pareja o en cualquier ámbito, es que intentaremos a lo largo de este trabajo, dar cuenta de las relaciones de poder hacia dentro de los sectores dominantes y, por lo tanto, de la puja de poder dentro de ese mismo espacio.

En este caso en particular, nos interesa analizar la relación que se entabla dentro del campo político, a través de la utilización del discurso, a fin de acrecentar el poder simbólico de los actores involucradosii; es decir, cómo la entidad poder fluye a través de la construcción discursiva, y ésta es utilizada como una herramienta visible de la pelea entre los sectores dominantes.

Pierre Bourdieu (2000) plantea que el periodismo (campo periodístico) forma parte del campo político en tanto puede transformar el estado del mismo, al mismo tiempo que puede ser “determinante en la determinación de la importancia política” (Bourdieu, 2000). En este sentido, seleccionamos como actores en disputa dentro del mismo campo, a parte de la prensa gráfica argentina y al Gobierno Nacional, de 1988. A lo largo de la investigación que llevamos adelante, de la cual seleccionamos un extracto en este artículo, analizamos -puntualmente- los editoriales del diario Clarín, teniendo en cuenta que es allí donde se expresa la “opinión” y “análisis” del medio sobre una noticia o simplemente sobre un tema de coyuntura, es decir, su línea editorial. Intentamos dar cuenta, a través de esta revisión hemerográfica del periódico, de la construcción discursiva del diario, atinente a acrecentar su poder simbólico; a fin de generar la legitimidad social necesaria para presionar al entonces gobierno a que instaure los cambios económico-políticos del sector dominante al que el medio gráfico pertenecía, entendiendo que la profundización de las políticas de concentración económica iniciadas durante la década anterior, era parte de la disputa por obtener el monopolio de la información, intención última del grupo empresario. Consideramos relevante analizar la construcción, por parte de un medio de comunicación gráfico, de parte del discurso social; para poder comprender el accionar social. Entender el discurso en tanto necesario para la identificación de los mecanismos significantes que estructuran el comportamiento social, a fin de comprender lo que los actores hacen (Verón y Sigal, 2008), y cómo en su accionar, se muestran a favor, o no, del accionar de los otros.

Seleccionamos, entonces, los meses previos y posteriores a la presentación del primer proyecto de Ley de Radiodifusión del Presidente Raúl Alfonsín, en abril de 1988iii, que buscaría dejar de lado a la, entonces, vigente Ley 22.285, y habilitaría, con restricciones, el acceso de empresas periodísticas gráficas a las licencias de radio y televisión; cuestión clave para dichos empresarios, entre otras modificaciones; a fin de dar cuenta de las intenciones del matutino en su “intervención” sobre la construcción de legitimidad de la medida gubernamental.

Sobre los formadores de opinión: empresas y Estado

Según Eliseo Verón y Silvia Sigal, podría hablarse de la sociedad argentina, como una sociedad mediática hasta fines de la década del 70 y como una mediatizada, luego. Como lo expresan los mismos autores:

El retorno a la democracia en 1983 fue pues al mismo tiempo una irrupción de la lógica de la comunicación política mediatizada, y produjo una suerte de “puesta al día” de la Argentina a ese respecto, de una manera a la vez brutal y apresurada, que tal vez explique algunas características posteriores del funcionamiento de los medios en nuestro país.

Tal es así, que hoy en día, los medios de comunicación, no sólo continúan con la tarea de la construcción de un “sentido común”, sino que son los principales responsables de la mediatización de los procesos políticos, con la creciente centralidad de la televisión como soporte del discurso y la emergencia de las encuestas de opinión y del “marketing” político como factores determinantes de las decisiones estratégicas (Verón y Sigal, 2008).

Cuestión que toma mayor relevancia al comprender que, más allá de la capacidad de negociación política que pueda tener un medio de comunicación, en tanto actor empresario, con los variados actores políticos con los que trate; es la aptitud de “fijar agenda” su mayor ventaja, en el marco de una sociedad mediatizada; en términos de Bourdieu, la capacidad de transformar el campo al que pertenece (Bourdieu, 2000). Dentro del campo político, ¿qué lugar ocupan los medios de comunicación y cuál es su relación con el resto de los actores de ese mismo espacio? Al mismo tiempo, ¿cuánto de las políticas llevadas adelante por los gobiernos se hace visible y, en consecuencia, cuenta o no con legitimidad social? Y, por otro lado, ¿cuánto de esas mismas políticas aplicadas se conoce a través de los medios de comunicación? En este sentido, ¿cómo se utiliza la herramienta discursiva por cada uno de los actores del campo político, en la disputa? Si bien nuestro artículo analizará sólo el discurso del medio gráfico nos interesa dejar planteado este interrogante.

Michel Foucault, entre otros, teoriza sobre la noción de formación discursiva, estableciendo que es un sistema enunciativo general, al que obedece un grupo de actuaciones verbales, al mismo tiempo que a los sistemas lógico, lingüístico y psicológico. Llama, por su parte, "práctica discursiva" al “conjunto de reglas anónimas, históricas, siempre determinadas en el tiempo y el espacio que han definido en una época dada, y para un área social, económica, geográfica o lingüística dada, las condiciones de ejercicio de la función enunciativa” (Foucault, 1979).

Por su parte, Michel Pêcheux profundiza respecto de la dimensión psicológica, cuando analiza la noción de interdiscurso, la cual, hacia 1983, formula en relación a la existencia “de un cuerpo socio-histórico de huellas discursivas que constituyen el espacio de memoria de la secuenciaiv”.

“El término interdiscurso caracteriza ese cuerpo de huellas como materialidad discursiva, exterior y anterior a la existencia de una secuencia dada, en la medida en que esa materialidad interviene para constituirla. Lo no dicho de la secuencia no es entonces reconstruible sobre la base de operaciones lógicas internas, reenvía aquí a lo ya dicho, a lo dicho afuera” (Pêcheux, 1990).

En este sentido, creemos relevante comprehender estas herramientas de la formulación enunciativa, a fin de interpretar el discurso a analizar. Entendemos que, en el caso de los empresarios, los medios de comunicación utilizan varios elementos a fin de potenciar el mensaje que emiten, a la hora de formar opinión: desde el vocabulario utilizado; la construcción de las ideas; la apelación a la memoria colectiva; el lugar donde se plantea cada eje del contenido, ya sea dentro del periódico y, para el caso de esta investigación, dentro de la columna editorial; hasta el lugar desde donde se construye a sí mismo como emisor, en tanto “independiente” de cualquier idea o ideal político, siendo “objetivo” y “neutral” en su análisis, e informando “la verdad” de los hechos.

Tomaremos asimismo, el artículo Resonancias Discursivas y Cortesía en Prácticas de Lecto-escritura, el cual presenta un estudio sobre lectura contrastiva y producción escrita, de Silvana Serrani-Infante. Allí, la autora desarrolla una noción analítica a la que llama resonancia discursiva, la cual utiliza para examinar la construcción de estrategias argumentativas. En su publicación, describe que “existe resonancia discursiva cuando determinadas marcas lingüístico-discursivas se repiten, contribuyendo a construir la representación de un sentido predominante” (Serrani-Infante, 2001)v.

Como entendemos que los medios de comunicación utilizan su discurso, entre otros, con el fin de potenciar aspectos del contexto político, económico y social; al mismo tiempo que construyen y reconstruyen ideas del imaginario colectivo, que pueden favorecerse por cierta coyuntura o fortalecerse con ella; es que pensamos la noción de resonancia contextual, entendiendo que se trata de aquella marca que resuena en el receptor del mensaje y potencia, a través del uso de adjetivaciones y descripciones retóricas, al contexto, ya sea, negativa o positivamente; al mismo tiempo que, haciendo uso de esa situación coyuntural potenciada, construye discursivamente aquellas ideas que desea instalar, tanto social, como políticamente. A través del análisis de palabras o ideas que resuenan negativamente, a la vez que en su repetición, intentaremos dar cuenta del objetivo del matutino de ganar terreno en la batalla política, sobre la legitimidad del entonces gobierno.

En ese sentido, analizamos, en este artículo, y como síntesis del trabajo realizado en la investigación, algunas de las editoriales del diario que ejemplifican dichas marcas; tanto en las cuestiones cotidianas del imaginario social, así como de los temas relacionados a la economía, finanzas y situación política del paísvi.

Argentina por Clarín

El partido gobernante había incluido en su plataforma política de 1983 la intención de modificar la entonces vigente Ley de Medios, dejando planteados tres sistemas para la explotación de la radio y la televisión: el reservado al Estado, el reservado a la gestión privada, y el reservado al ente autónomo de derecho público no gubernamental (Com, 2009). Tampoco se planteaba la renuncia del Estado a sus funciones productivas; las privatizaciones sólo se contemplaban para aquellas firmas privadas que formaban parte de su estructura. Sin embargo, hacia 1986, el entonces jefe de Estado, Raúl Alfonsín, inicia cambios en la política económica del país en el sentido pretendido por los organismos de crédito internacional y ciertos sectores del poder interno: abrir el juego a los inversores privados y reducir el gasto público (Borón y Thwaites Rey, 2004)vii.

Las empresas de medios gráficos, por su parte, buscarían la posibilidad de acceder a la radio y la televisión y, para ello, necesitarían la modificación de la Ley de Radiodifusión, sancionada durante el gobierno de facto en 1980, Nº 22.285 que, en su artículo 45, fijaba las condiciones necesarias para acceder a la adjudicación de una licencia de radiodifusión. Puntualmente, el inc. e) mencionaba: “No ser propietario ni socio de diferentes sociedades de radiodifusión. No tener vinculación jurídica o económica con empresas periodísticas extranjeras. Tampoco con empresas periodísticas nacionales”viii.

En tanto existiera ese requisito, Clarín no podría acceder a ninguna licencia, ya fuera televisiva o radial, a fin de poder crecer empresarialmente. Sería cuestión de legitimar el total y libre acceso a los medios audiovisuales, en la sociedad, ya sea “ganando” legitimidad en su propuesta o desgastando las propuestas del gobierno. Es decir, librando la batalla discursiva dentro del campo político; cuanto más espacio “ganara” Clarín, menos movimiento tendría Alfonsín y, por ende, menos legitimidad. La disputa no sólo le permitiría el crecimiento económico, sino también simbólico al poder intervenir en la construcción del discurso social.

Un año después, el 13 febrero de 1987, el entonces Presidente de la Nación, Raúl Alfonsín, citaba al diario de mayor tirada del país en el acto de inauguración de la Biblioteca Julio Saguier, en la localidad de Villa Lugano, en la entonces Capital Federal. Allí dijo:

Soy respetuoso de la libertad de prensa, pero ustedes tienen un ejemplo hoy, en los diarios de hoy, yo les pido que lean el Clarín, que se especializa en titular de manera definida, como si realmente quisiera hacerle caer la fe y la esperanza al pueblo argentino. Yo respeto al diario el Clarín y el Clarín respeta al presidente, sin duda, y no ha de pretender que calle su opinión. Lean ese artículo que está vinculado a los anuncios sobre la desocupación. Sabemos que es un opositor acérrimo y no nos interesa. Sabemos que es, también, este tipo de artículos el que aparece cotidianamente en el diario. Pero léanlo porque la forma falaz en que está presentada la noticia de la disminución de la desocupación en la Argentina, es un ejemplo vivo contra lo que tenemos que luchar los argentinos.

Luego, agregó: “…si el pueblo argentino fuera lo que el Clarín dice que es, estaríamos todos destrozándonos entre nosotros”ix.

El discurso mencionado, tuvo lugar luego de que un artículo que publicara el diario ese mismo día, se refiriera al porcentaje de desocupación de la Argentina, donde se informara sobre los datos brindados por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) a la vez que calculara el crecimiento de la tasa de desempleo durante el gobierno radical; “El INDEC produjo ayer el segundo impacto político semanal (el primero fue el desborde inflacionario) al anunciar anoche que el guarismo de desempleo y subempleo supera el 12 por ciento de la población económicamente activa (unas 10.600.000 personas) (…) El aumento del número de desocupados y subocupados es notorio en los tres años de gobierno radical, período en el cual, a causa de la política económica, la tasa de trabajadores que no pueden obtener empleo aumentó en un 33 por ciento”. Desde hacía tiempo que el periódico resaltaría, a través de la selección de noticias, en el armado de sus titulares y, a través del discurso utilizado; los puntos más negativos de la política de gobiernox.

Con este fin, y de manera similar a un juego, la disputa dentro del campo político se daría en un doble sentido, el de legitimar las acciones de cada uno de los actores, así como deslegitimar las del contrario. A fin de obtener el triunfo, el diario utilizaría estas herramientas, buscaría lograr la legitimidad social necesaria para la modificación normativa, y aspiraría a desprestigiar al gobierno radical.

Aquel febrero de 1987, en el día posterior a las declaraciones citadas del entonces presidente, el diario manifestaría: “Clarín no hace política de Comité ni le preocupan los efímeros avatares de la política de partidos. Clarín hace, en la medida de sus posibilidades, una política nacional, al servicio del argentino de carne y hueso y no de las abstracciones de las ideologías”xi.

Allí puede observarse la diferencia que esgrime el diario respecto del lugar que ocupa en relación al gobierno. El matutino menciona que “no hace política”, colocándose de esta manera en un lugar “independiente”. Luego, agrega que no actúa “al servicio de las abstracciones de las ideologías”, reafirmando lo antedicho y posicionándose desde una supuesta “objetividad”.

El domingo 15 de febreroxii el diario publicaría, en su sección Panorama Políticoxiii, un artículo escrito por Joaquín Morales Solá, titulado “Los modos de Alfonsín”, que haría referencia a los supuestos ataques sufridos por parte de “la prensa” de parte del poder político, expresado en frases como:

A ningún gobierno –en el mundo ni en la historia– le ha gustado la crítica. Pero la administración de Alfonsín es especialmente sensible a las objeciones, vengan de sectores políticos o de la prensa que no controla. (…) La prensa independiente argentina parece condenada al acoso permanente, es historia conocida las presiones y los forcejeos que debió sufrir en el anterior régimen militar. (…) un diario no debe ser opositor ni tampoco oficialista; simplemente debe mirar la realidad con los ojos que Dios le ha dado.

Seguido por varios días, quedaría en claro que el empresariado mediático apoyaba a Clarín en la pelea con el gobierno alfonsinista. El 20 de febrero, media página de la sección Política anunciaba el apoyo de otros medios a Clarín, entre otros, los diarios La Nación, La Prensa, La Gaceta y La Nueva Provinciaxiv.

Podemos observar aquí, cómo el matutino apela, en conjunto con otros actores del mismo sector empresario, a un mal recuerdo de la “memoria colectiva” de años pasados, convirtiendo a los ataques a la libertad de prensa y la censura en una resonancia contextual que profundiza la visión negativa del periódico por la coyuntura política, fijando,además, su lugar de “víctima” durante la confrontación.

Del discurso general al discurso particular, una recorrida por los editoriales

Luego de casi un año de sostener entre sus páginas “noticias” tales como la “inseguridad” (tanto en los medios de transporte, como en la vía pública en general), la “crisis” de las provincias, la “crisis” financiera, la “crisis” económica, los “bajos salarios”, los aumentos de las tarifas de los servicios y transporte, las “huelgas” interminables, el “pésimo/estado crítico” de la educación y la salud, el “desfinanciamiento” de la producción agropecuaria y la “falla total” de todos los servicios públicos; el diario Clarín, también mencionaría la “monopolización” del manejo de la información por parte del Estado, exigiendo la “administración” por parte de particulares de las estaciones de radio y televisión estatales. Se observa cómo, en su descripción y calificación negativa de cada política pública llevada a cabo, se referenciaba al Estado y a lo público como el culpable de todos los males; connotando de esa manera que la solución vendría de la mano de los empresarios y del ámbito privado; instalando no sólo la idea de mayor eficiencia en manos privadas, sino también deslegitimando el rol del Estado y, en consecuencia, del Poder Ejecutivo, construyendo un discurso generador de hartazgo y desgastexv.

Su editorial del 1 de febrero de 1988, titulada “Difícil coyuntura económica”, mencionaría una “caída productiva del 80% del PBI”, según datos de FIELxvi, al mismo tiempo que hacía hincapié en el deterioro del salario por la “inflación que vendrá”, dado que la economía “no encuentra un rumbo de crecimiento sostenido…, los últimos paquetes económicos se limitaron a operar sobre la coyuntura, respondiendo a hechos consumados”.

En su editorial del 2 de febrero de 1988, “Falta de capitalización”, plantea que “podría esperarse que el modelo se encontrara en niveles de eficiencia elevados, pero no es así, porque no ha permitido un ritmo de capitalización adecuado”, al mismo tiempo que finaliza: “…crecimiento industrial y la inversión reproductiva, únicos capaces de dar un impulso sostenido a las producciones primarias ahora trabadas”.

Dos días después, el 4 de febrero, en el marco de un editorial referida a la evasión y la intermediación financiera, planteaba: “Todo ello habla de un desorden que no puede explicarse tan sólo por la intención de los infractores y ni siquiera por la falta de control fiscal”, el “reordenamiento” se daría mediante “el crecimiento, el estímulo a la capitalización genuina y un redimensionamiento del aparato estatal que atienda a la reducción de sus gastos y a la mejora de sus servicios”.

En estos tres casos, se apela al receptor a través de una resonancia que profundiza la visión negativa respecto de la problemática económica. En el primer caso, invoca un futuro incierto, desconocido, “la inflación que vendrá”, basado sobre la situación inflacionaria coyuntural. En los siguientes dos casos deja planteados dos de los ejes de la política neoliberal: la capitalización y la reducción del gasto público, al mismo tiempo que pretende la mejora de los servicios que brinda el Estado, sin especificar, cómo se podría mejorar el servicio si se reduce la inversiónxvii. La idea del Estado resuena en el receptor de manera negativa.

En la misma línea, el 10 de febrero, el título del editorial rezaba “La apertura económica”. Allí retomaría los anuncios realizados respecto de la disminución de aranceles para la importación en siderurgia, petroquímica celulosa y papel, haciendo, al mismo tiempo, eje en la “desventaja” argentina por la “descapitalización de la industria”, sumado a la “baja calidad y alto costo de los servicios”, trabas para la actividad privada, según el periódico. Ese día, la conclusión sería:

...fortalecer… el desarrollo del mercado interno, el estímulo a la capitalización y la reducción de los costos financieros y los derivados del aparato estatal. (...) Si el orden se invierte se pagará un alto precio… y se contrariará la posibilidad de retomar el camino de la reactivación y el desarrollo.

Otro recurso utilizado es la apelación a otros actores que cuentan con cierta legitimidad social, y pertenecen al mismo sector dominante, con el fin de acrecentar la visión positiva de la opinión del editorial, como el caso de la Unión Industrial Argentina. De esta forma, el 12 de febrero titularía “Recesión y déficit fisca”, mencionando que “la causa última del desbalance de nuestro presupuesto se encuentra en el estancamiento económico”. En el mismo menciona las recomendaciones de la UIA respecto de las normas de la Dirección General Impositiva (DGI), al mismo tiempo que el “Panorama del día” es, precisamente, una nota a la UIA.

Otro ejemplo de la intención de profundizar la visión nociva respecto de la coyuntura puede leerse en el editorial del 13 de febrero, dedicado al crecimiento de la pobreza, donde se plantearía una descripción de la “pobreza visible” de las calles de Buenos Aires, mientras se preguntaba “¿qué está sucediendo?, ¿por qué la otrora Buenos Aires se parece cada día más a aquellas ciudades terribles en cuyas calles se hacinan por miles los miserables, sin presente ni esperanza?”. “La pobreza –el subdesarrollo-, lejos de reducirse en el interior, se ha acentuado y ha asaltado a la orgullosa capital”.

En el editorial del 19 del mismo mes, le llegaría el momento al servicio telefónico. El “Retraso en teléfonos” expresó claramente cuál sería la postura del diario respecto de éste servicio público, al expresar que “la empresa pública estaría dando un nuevo ejemplo de administración inapropiada”, concluyendo que “buena parte de la población seguirá, entonces, sin teléfono, mientras la comunicación y el rápido fluir de la información sigue siendo uno de los pilares del progreso en las sociedades de las cuales nuestro país se retrasa cada día un poco más”.

Aquí no sólo se recurre a la idea de la “administración inapropiada”, sino que se menciona la importancia del “fluir de la información”, como un pilar del progreso del cual la Argentina se aleja. Comienza, entonces, a sugerirse la idea de la necesidad de un buen servicio de información que, en el marco de la construcción discursiva del diario, podría entenderse que debe ser prestado por un privado, dada la ineficiencia de lo público. La coyuntura se utiliza, una vez más, con el fin de ganar en la disputa.

En el sentido de lo anteriormente mencionado, puede observarse en “Perspectivas en gas”, editorial del 27 de febrero en el que se hacía referencia a la “necesidad” de dar lugar a los privados (tanto locales como extranjeros) en la explotación petrolera y gasífera, sobre todo “… si se considera el perfil de estancamiento que soporta nuestra economía en general y el retraso en la explotación petrolera en particular”.

Esa temática se repetiría en los editoriales de los días 9 de marzo “Gasto público y especulació”. El 10 de abril, opinaría sobre el rol del Estado, en el marco de un editorial dedicada a la inflación. En “Liberación de precio”, sobre la Resolución Nº 122 que eliminaba los controles de precios, diría:

“Ha llegado, por lo tanto, el momento de iniciar un reordenamiento y redimensionamiento del Estado que permita reducir sus gastos al tiempo de concretarlos en los renglones prioritarios para el crecimiento y el bienestar social”. En este caso, se observa cómo el periódico entiende y fija la idea de “crecimiento” y “bienestar social” en manos de lo privado, en lugar del espacio de lo público. Cabría preguntarse ¿de qué manera se espera el bienestar social por parte del sector empresario, quien por su naturaleza tendrá fines de lucro?

La reducción del gasto volvería a plantearse tres días después, bajo el título “Desequilibrios presupuestarios”, donde se plantea que “la única alternativa es, entonces, la reducción del gasto, (…) que es de esperar se haga recortando aquellas partidas menos sensibles para el desenvolvimiento productivo, como las que corresponden a la inversión pública”; y al día siguiente donde concluiría, al referirse a la inflación: “Por esto mismo, en tanto no se actúe sobre las causas reales del fenómeno, reduciendo el peso del sector público, la inflación seguirá deteriorando el presente y el futuro de la sociedad argentina”.

Nuevamente, resuenan dos ideas: por un lado, aquella que declama que la inversión es un gasto, al mismo tiempo en contradicción al desenvolvimiento productivo y, por el otro, vuelve a potenciar negativamente el contexto general, al condicionar el “futuro de la sociedad argentina”, igualando a todos los sectores, aun aquellos que sí se benefician de la inversión pública.

El 4 de marzo arremetería en el discurso desolador con el título “Niños desnutridos” y, además, declararía:

…los niños desnutridos son una dramática consecuencia de las políticas que llevaron a la destrucción de los sectores más avanzados en la industria y al estancamiento de las actividades extractivas, (...) la erradicación del inadmisible flagelo del hambre está así ligada a la voluntad de superar la brecha que nos separa de las naciones industrializadas, a través del desarrollo de nuestras capacidades.

Cabe hacer notar que, en la página siguiente, Marcelo Bonelli escribiría, en el ”Panorama Empresario”, respecto de los anuncios del entonces Ministro de Obras y Servicios Públicos, RodolfoTerragno sobre privatizar tres de las principales áreas de producción de YPF. Allí, el periodista de Clarín opinaría, ya desde el título “Un audaz cambio de planes”, que las multinacionales de hidrocarburos “serían las únicas con capacidades operativas…” y que “a lo sumo, las (empresas) nacionales pueden ser sus socios menores”xviii. Nada diría el periódico respecto de su complicidad con las políticas económicas llevadas a cabo por la dictadura cívico- militar años antes, las que profundizaron la destrucción de la industria nacional a través de la libre importación.

En cuanto al tema educación, a medida que avanzaba la fecha para el interrumpido inicio del ciclo lectivo, debido a los paros docentes, el periódico fundado por Noble, dedicaría el editorial del 14 de marzo a sus salarios “…tal vez se confió en una eventual contención del ritmo inflacionario… como ello no ocurrió, ahora se replantean las mismas reclamaciones,…enfrentadas a las mismas denegatorias de satisfacción basadas en la imposibilidad…”. En este caso, sin brindar información al respecto, o una opinión sostenida en algún argumento de análisis de la situación, se encargaría de mostrar un “escenario desfavorable” respecto de los reclamos docentes y el retraso en el ciclo lectivo. Cuatro días después, “Una pesada canasta escolar”, concluía:

...tanto el impacto del movimiento gremial como el del peso económico de la canasta familiar serán este año dos severas advertencias para que nuestra sociedad reconsidere con urgencia el tema educativo, como parte de la serie de postergaciones y deterioros que definen nuestra decadencia y alejan, para todos y, principalmente, para la juventud, un horizonte compatible de realización personal y colectiva.

La resonancia se encuentra, en este caso, en toda la descripción de la situación educativa, a través del uso de adjetivaciones negativas, que parten del fenómeno inflacionario, y finalizan con una caracterización condenatoria del “destino de la juventud”. No sólo se potencia la idea con el uso del vocabulario, sino también se potencia el contexto, y con él, la “crisis”. La educación universitaria no quedaría exenta de la opinión del matutino, el 27 de abril, luego de hacer referencia a “la situación de los salarios docentes” y a la educación como “eje de las revoluciones industriales” (en palabras del entonces rector de la UNLP), “cede la palabra” a un rector de una universidad privada (no da su nombre ni a qué institución pertenece), quien dice: “lo peor no es lo que estamos viviendo, sino lo que va a pasar cuando nos atiendan como médicos u odontólogos los actuales estudiantes, con la deficiente enseñanza práctica que recibieron”. Sin quedarse atrás, la editorial finalizaría diciendo que:

...es consecuencia del estancamiento productivo, que a su vez promueve y consolida el divorcio entre Universidad y realidad (…) en caso contrario (…) se producirán profesionales inútiles, peligrosos y resentidos, atentando contra las garantías y derechos que indudablemente implica la Constitución Nacional al hablar de enseñanza.

Aquí no sólo se potencia negativamente la descripción de la situación universitaria del momento, sino que se pone en boca de “un otro” desconocido, probablemente inexistente, la opinión respecto del futuro actuar laboral de los estudiantes, utilizando información no corroborable. La resonancia se observa en la estigmatizaciónxix de los profesionales en formación y en la expresión de “peligro” frente al no cumplimiento de derechos y garantías que dependen del Estado.

Una muestra del panorama negativo de la cotidianeidad más llamativo, es quizás el editorial del 15 de marzo, titulado “Crisis en indumentaria”, donde se “analizaría” la declinación del mercado interno y se plantea que la industria textil está en decadencia como todas las otras industrias del país. Allí explica que “sólo la reactivación de nuestro aparato productivo podrá devolver a la industria de la vestimenta su nivel de antaño y a los argentinos su antigua elegancia”. Cabría preguntarse cuál era el “nivel de antaño” en cuanto a la vestimenta y a qué se refiere con la “antigua elegancia” de los argentinos. Sin embargo, sí puede concluirse respecto de la negatividad planteada en esa misma línea, ya que deja en claro por contraposición que el contexto del momento, no era del nivel que podría ser a fin de mejorar el “estilo” de los argentinosxx.

A lo largo del mes de marzo, se discutiría la desregulación de los servicios públicos, temática de gran interés por parte del periódico, que en su editorial del 19 de marzo, luego de relatar acerca de los reclamos de los usuarios telefónicos, que llegaban a la instancia judicial, y de las “promesas incumplidas” del Estado, argumentaría que “es indudable que se deben resolver los grandes problemas de fondo (…) pero no es justificable, que la arrogancia burocrática añada siempre, mayores perjuicios a un usuario que debe recurrir a solicitudes extraordinarias para hacer valer su aspiración a un trato comercial razonable”. Dos páginas después, se publicaría la “noticia” del acuerdo firmado con España para transformar Entel, (en manos de Telefónica de España, en un 40%)xxi.

La temática servicios continuaría el 30 de marzo, cuando le tocaría el turno del desprestigio a los telepostales; así como el 6 de abril, “Limitaciones de un servicio”, plantearía los problemas de la entonces Obras Sanitarias, empresa estatal: “la ineficiencia administrativa de la empresa y los criterios burocráticos de conducción ocasionaron en los últimos tiempos el contrasentido de imputar a los usuarios las eventuales fallas de control en la factura”. Ese mismo día, en la página 16 se publicaría un artículo sobre “el fuerte aumento” en las tarifas del mismo servicio (“Fuerte aumento de Obras Sanitarias”, sobre un aumento del 38,25% para el bimestre marzo/abril). Puede observarse en estos ejemplos la caracterización negativa respecto del Estado, en su descripción del accionar “burocrático”, contraponiendo el comportamiento empresarial como eficiente, mostrando su afinidad respecto del sector privado, al mismo tiempo que potenciando la idea existente en el “sentido común” sobre las demoras en la gestión “burocrática”.

El 20 de marzo, el diario plantearía en su editorial que:

...la restricción monetaria [se] traduce en falta de aliciente para la inversión, volúmenes deficientes de producción y caída en el nivel de empleo (…) este tipo de estrategia resulta completamente ineficaz para contener las expectativas inflacionarias. La asfixia monetaria sólo logra generar un clima artificial en los mercados durante la cual se acumulan tensiones que suelen estallar luego con fuerza inusitada.

En este caso, puede observarse cómo comenzaría a “asentar” explícitamente, el discurso del “libre mercado”, al mismo tiempo que, una vez más, potencia la coyuntura de “crisis” cuando se refiere a “tensiones que estallan”, simplificando una problemática económica que requeriría de un análisis más profundo. La palabra “crisis” resuena todo el tiempo.

El editorial del día siguiente (21/3) estaría “indirectamente” relacionada con la presentación de una “noticia”. La cíclica crisis del algodón, dentro de la cual se retomarían las “promesas incumplidas” y la “inacción oficial” y donde haría referencia a la marginación de...

...grandes sectores de la región, jaqueando la rentabilidad del productor y frustrando las posibilidades que la actividad ofrece, no sólo para el desarrollo del área sino también para incrementar las exportaciones y aumentar el ingreso de divisas.

En este ejemplo vuelve a verse claramente el uso de una resonancia contextual, al plantear una crisis que es cíclica, en palabras del mismo diario, como otro problema económico coyuntural. Nuevamente, la utilización de verbos y adjetivaciones negativas como la “frustración”, potencian la visión del lector respecto de la cotidianeidad.

Palabras como “fatalidad” serían usadas para referirse a las evacuaciones que se sucedieron en la Capital Federal y el Gran Buenos Aires durante el período estival. El 25 de marzoxxii diría que tal situación “no es tal, sino un efecto del subdesarrollo, del estancamiento, del inmovilismo económico y social”. Nuevamente se utilizan cuestiones “cotidianas” para potenciar la coyuntura de manera negativa.

El 7 de abril, el diario dejaría aun más explícita su postura respecto de los cambios en política económica planteados por el Consenso de Washington. “La responsabilidad propia” plantearía que el problema de los países “subdesarrollados” como la Argentina “se inició hace casi ocho años” (es decir, a fines de 1980), además, reivindicaría que:

...sería ingenuo postular que los problemas del mundo subdesarrollado en general y de nuestro país en particular comenzaron con el endeudamiento externo…”, “…estos países han sufrido escasez de capital, problemas del sector externo y trabas de diversa índole a su crecimiento debidas tanto al crónico intercambio desigual –verdadero factor estructural- como a la incapacidad de sucesivos gobiernos por emprender con decisión las transformaciones necesarias para modificar el perfil de la economía y superar así el atraso.

Aquí no sólo se observa nuevamente, la simplificación de cuestiones complejas, que pueden abrir la puerta a la “desinformación”; sino también muestra la relación establecida con la primer junta militar del gobierno de facto iniciado en 1976, al plantear que los problemas económicos se iniciaron a fines de 1980.

Nueva Ley, nuevos ataques

Hacia fines de abril de 1988, con el Nº de Expediente 82-PE-87xxiii, el Dr. Raúl Alfonsín, envió un proyecto de Ley para debatir un nuevo régimen de Radiodifusión en el país, que nunca llegó a ser discutido en el Congreso. Parte de sus fundamentos manifestaban:

Hoy en día, sabemos que la posesión de la información equivale a la posesión del poder. Los esquemas democráticos formales no perduran en una sociedad en donde el poder del dinero o el poder político equivalen al poder de informar. La regulación de los medios tiene el efecto de distribuir ese poder. (…) En primer lugar, se limita la posesión de medios en todo el país. En segundo término, se impiden los monopolios de medios locales o regionales. En tercer término, se desalienta la concentración. Se desea preservar la debida multiplicidad de fuentes, de enfoques, de opiniones políticas, de estilos para tratar las noticias y toda la programación.

Asimismo, si bien no restringía el acceso a licencias de radio y televisión para los propietarios o accionistas directos de medios gráficos, fijaba límites en la cantidad de licencias que cualquier titular podía tenerxxiv.

Frente al anuncio, el 28 de abril, un artículo relacionado al tema (página 8, Sección Política) mencionaría que el vocero presidencial, José Ignacio López, le habría dicho al periodista de Clarín presente: “No existe más el Art. 45, ¿supongo que lo que le preocupa es la imposibilidad del acceso a la licencia de los medios gráficos?”.

En el editorial de ese día, el tema sería el “estancamiento económico” y concluiría en la “falta de voluntad política” para lograr el “progreso”. Dos días después, el editorial se concentraría en “el recorte de los gastos del Estado, tarea decisiva que debe realizarse atendiendo a dos principios. El primero es que esos recortes deben corresponderse con la urgencia de bajar el gasto. El segundo es que deben realizarse con un estricto criterio de selección para concentrarlos en gastos no productivos, sin afectar aún más el ya deprimido nivel de inversión pública”. Una vez más, la postura del periódico se inclinaría hacia la gestión privada en detrimento de la pública, al mismo tiempo que soslaya la idea de “gastos improductivos”, sin aclarar a qué se refiere dentro de las inversiones del Estado. Resuena, una vez más en el lector, la negatividad de la actividad pública y la ineficiencia del Estado.

El 10 de mayo, volvería a opinar sobre la inflación, haciendo “centro”, entre otros, en el “problema del gasto público”: “…como otras veces afirmamos, en tanto no se actúe sobre las bases del problema, reduciendo realmente el peso del sector público, promoviendo la actividad económica y la confianza de la población, la inflación seguirá siendo uno de los graves problemas de la sociedad argentinaxxv.

El 17 de mayo, bajo el título “Vandalismo alarmante”, mencionaría, a raíz de daños producidos en plazas y paseos públicos, al crecimiento de la “inseguridad” y a la “aparición de elementos antisociales”. Así, describiría:

La existencia de tales individuos no es ajena, tampoco, a la crisis que generan los fenómenos antes descriptos y que se enlaza, indudablemente, con el impacto que ha tenido sobre la sociedad el achicamiento productivo, la desocupación, el achatamiento salarial, la falta de un horizonte estable para proyectar la realización personal y colectiva.

Se observa, en dicho editorial cómo se establece la resonancia contextual, una vez más, a través de la presentación negativa de un conjunto de problemas sociales que confluyen en la idea de la dificultad de realizarse tanto individual, como colectivamente.

El 23 de mayo volvería a referirse en su editorial a cuestiones de economía, donde se mostraría conforme frente a anuncios presidenciales; esta vez, dejando una resonancia en el discurso social, de manera positiva. “Producción postergada” celebraría los cambios anunciados por el gobierno y continuaría dando su “opinión” respecto de los “problemas de los argentinos”:

La escena económica de las últimas semanas estuvo dominada por las discusiones sobre redimensionamiento del gasto público, implantación de nuevos impuestos y privatizaciones. Algunas de las nuevas orientaciones gubernamentales conocidas en este lapso pueden considerarse alentadoras, en tanto apuntan a la reducción del gasto público y a dar a la actividad privada un mayor espacio de desempeño en actividades clave.

El 26 de mayo, volvería a incursionar en el terreno de los “movimientos” de la economía y la “incertidumbre” cotidiana de manera negativa, al titular su editorial “Desconfianza y recesión”:

La reducción de los gastos del Estado fue reiteradamente anunciada por el gobierno, pero ésta no se practicó hasta el momento en la medida necesaria”. “La sociedad espera, más que versiones o anuncios sobre parcialidades, medidas de fondo que se compadezcan con la magnitud de los problemas actuales.

Luego de que se informara sobre el ahorro en empresas públicas, dado la disminución del gasto estatal, Clarín publicaría el 3 de junio, un editorial dedicado a la discusión de la Ley del Presupuesto de 1988, en la que mencionaría las críticas de la oposición y concluiría: “…lo cierto es que la Argentina debe prepararse para un nuevo año de política recesiva y de alta inflación, que seguirá reproduciendo las más graves distorsiones de la economía pública y privada”, dejando una vez más una mirada negativa sobre el contexto futuro que resuena.

Dos días más tarde, publicaría un “Informe Especial” (páginas 30 y 31) sobre la televisión púbica. Bajo el título “Los canales estatales pierden plata, pierden audiencia, pierden anunciantes – Qué mal se TV”, detallaría los montos provenientes de “aportes del Tesoro Nacional” y de las “deudas con el COMFER”xxvi. Detallaría a través de cifras, hasta los “problemas salariales” de los canales 7, 11 y 13. Sus autores: Tabaré Áreas (periodista de Clarín hasta 1999) y Marcelo Bonelli.

El 10 de junio dedicaría su editorial a la inflación, los aumentos y a las “irregularidades” en los servicios públicos. “Incremento de tarifas” finalizaría:

...la reducción del gasto fiscal y la reforma del Estado, jalones ineludibles de todo intento de revertir el estancamiento de nuestra economía, derrotar la inflación y poner al país en marcha, no son variables independientes. (…) que la capitalización revitalice todos los ámbitos de actividad, a través de inversiones que generen mayor ocupación, mejores sueldos y el desarrollo armónico y global de nuestro aparato productivo.

La opinión del matutino deja resonar su “mirada” positiva y negativa sobre las necesidades y acciones de gobierno, respectivamente, en el marco de la disputa discursiva por legitimar su voluntad dentro del sector dominante.

La “suba del dólar” sería el tema preponderante en las páginas de los días siguientes. El editorial del 2 de julio, se dedicaría a “hablar” de la inflación. “Coyuntura fuera de contro” responsabilizaría a las autoridades económicas en trabajar en las “causas fundamentales de la inflación, como el gasto estatal”, finalizando: “Ahora ya no se juega la eficacia de un modelo o el éxito de una administración sino la suerte del país”. El tono catastrófico del editorial es otro ejemplo de la escenificación negativaxxvii.

Dos días después, el editorial volvería a tomar el tema de la inflación como eje central. “La crisis que no cesa” mencionaría los aumentos constantes en las tarifas de servicios públicos, dada su “necesidad” de autofinanciarse, al mismo tiempo que resaltaría el “temor” al desempleo, además de comparar la coyuntura con la situación de otros países: “los modelos no suelen ser transferibles. Pero lo que sí es necesario rescatar y adoptar es la decisión política para el crecimiento. (…) aprovechando las oportunidades de cooperación externa que tiene atinencia con nuestro propio desarrollo”.

El 10 del mismo mes, editorializaría “la sombra de la hiperinflación vuelve a crecer”, ejemplificando en esta frase la voluntad de aumentar en los lectores del diario la desconfianza y los “ánimos de cambio” respecto de la coyuntura. Nuevamente, el recuerdo de la hiperinflación es utilizado para aumentar la visión negativa sobre el gobierno y resquebrajar su legitimidad.

“El cambio que se demora”xxviii retomaría, una vez más, el aumento inflacionario y la “pasividad del gobierno”, en desmedro del “deterioro de la economía”.

El 30 de mayo de 1989, a menos de dos meses de entregar el gobierno al nuevo presidente, Carlos Saúl Menem, el Poder Ejecutivo enviaría a la Cámara de Diputados, el Proyecto de Ley 13-PE-89, destinado a “regular el proceso de privatización inmediata de un conjunto de licencias de radio y televisión, actualmente bajo la administración del Estado Nacional. Modificación del Art. 45 de la ley 22.285”xxix.

A modo de conclusión

No es intención del presente artículo medir la legitimidad social con la que el entonces presidente Raúl Alfonsín finalizó su mandato, ya que eso requeriría de otro tipo de trabajo de investigación. Sí intentamos dar cuenta cómo un actor perteneciente al sector dominante, utilizó la herramienta del discurso a fin de disputar poder hacia el interior del mismo sector, con otro de sus actores.

El diario Clarín, a través de la forma en la que presentaría las “noticias” a través de sus editoriales, el vocabulario utilizado y la adjetivación negativa en cada tema presentado, colaboró a construir un discurso social sobre el gobierno de turno que, a nuestro modo de ver, logró socavar gran parte de su poder efectivo de acción.

Creemos que, analizar los editoriales del diario, a través de la categoría presentada, nos facilitó comprender cómo se llegó a fijar en los lectores la idea de que un medio de comunicación “independiente” y “objetivo”, informaba “verdades absolutas”, logrando posicionarse en un lugar, inexistente, de neutralidad valorativa y desideologización, como si ese lugar no fuera, incluso, una posición política dentro de la lucha de poder.

Será tarea de un próximo trabajo analizar cómo se llevó a cabo la contraofensiva al diario Clarín, qué herramientas se utilizaron y cómo puede deslegitimarse a un actor que monopoliza el discurso mediático.

Al mismo tiempo que quedaría pendiente preguntarnos sobre la contraofensiva al sector dominante desde el lugar de los dominados.

“Hay que analizar el conjunto de las resistencias al panóptico en términos de táctica y de estrategia, pensando que cada ofensiva que se produce en un lado sirve de apoyo a una contra-ofensiva del otro. El análisis de los mecanismos de poder no tiene como finalidad mostrar que el poder es anónimo y a la vez victorioso siempre. Se trata, por el contrario, de señalar las posiciones y los modos de acción de cada uno, las posibilidades de resistencia y de contra-ataque de unos y otros”xxx.


Notas

i Michel Foucault, “El Ojo del Poder”, entrevista a Michel Foucault, en Bentham, Jeremías, El Panóptico, Ed. La Piqueta, Barcelona, 1980. Traducción de Julia Varela y Fernando Álvarez-Uría.
ii Entendemos las categorías de campo político y poder simbólico en los términos de Pierre Bourdieu (1979, 1989, 1996 –con Wacquant- y 2000).
iii Cabe aclarar que, a lo largo del gobierno de Raúl Alfonsín, varios legisladores nacionales (diputados y senadores) de partidos políticos diversos, presentaron proyectos de reforma o derogación de la entonces Ley de Radiodifusión. Pueden nombrarse los proyectos de los radicales Fernando Mauhum, Luis León, Lindolfo Gargiulo y Dolores Díaz de Agüero; los justicialistas Oraldo Britos, Carlos Grosso, Floro Bogado; y Jorge Solana, del Movimiento Popular Neuquino.
ivSegún el autor, la memoria refiere “a un conjunto complejo, preexistente y exterior al organismo, constituido por series de tejidos de indicios legibles que constituyen un cuerpo socio-histórico de huellas” (Pêcheux, 1990).
v Serrani-Infante plantea que al analizar las resonancias discursivas se examina la repetición de, entre otros elementos léxicos, los modos de enunciar presentes en el discurso, “tales como el modo determinado y el modo indeterminado de enunciar; el modo de definir por negaciones o por afirmaciones –categóricas o modalizadas–; el modo de referir por incisas de tono casual, etc.” (2001).
vi Cabe mencionar que no es el objetivo del presente trabajo analizar el o los intereses del grupo empresario, entendiendo que, por su complejidad, puede ser tema de otra investigación; sino intentar dar cuenta de las herramientas discursivas utilizadas a fin de describir y fijar posición en el contexto imperante.
vii Meses después, luego de la derrota electoral sufrida en septiembre de 1987, Rodolfo Terragno, recién nombrado Ministro de Obras y Servicios lanzaría un proyecto que incluía la privatización parcial de las empresas estatales Entel (servicio telefónico), Aerolíneas Argentinas y del sector petrolero (Borón y Thwaites Rey, 2004).
x El 23 de enero de 1987 había publicado un editorial sobre la “inseguridad en los transportes públicos”, especificando el caso de robos en los colectivos. Un día después su columna haría referencia a la “insolvencia del gobierno” y a la “recesión imperante, en el marco de la situación financiera”. El día anterior al de las declaraciones presidenciales citadas, el diario publicó la “Lista negra de precios del mes de enero”, donde se darían los porcentajes de aumento de precios de diversos productos de consumo, a fin de medir el costo de vida, según el INDEC. Al respecto decía: “El promedio de las carnes rojas fue de 9,3%. El ranking fue liderado por el asado (12,7%), el matambre (11,2%) y el vacío (11,3%). Aunque el calor reine en verano habrá que acostumbrarse a comer mondongo, cuyo precio cayó 2,4%, la excepción que confirma la regla”.
xi En su libro La Noble Ernestina, Pablo Llonto, relata los orígenes del grupo empresario, desde la fundación del periódico hasta la presente década, dejando en claro cómo fue el “acercamiento” de su dueña a la Junta Militar de 1976 y su relación con el golpe cívico militar.
xii Los domingos eran los días de mayor tirada, en promedio, del diario. Fuente IVC.
xiii La sección “Panorama Polític” pertenecía a un apartado de “Panoramas” (Político, Económico, Educativo, Gremial, Empresario, etc.) que se publicaba seguido del editorial de cada día. Allí, a través de “columnistas especializados” el diario realizaría un “análisis” de la coyuntura. Por entonces, escribirían en dicha sección Marcelo Bonelli, Joaquín Morales Solá, Ricardo Kirschbaum, Horacio Finoli, entre otros.
xiv El día posterior al discurso del entonces presidente, el diario publicó, además, las críticas de ADEPA a “los conceptos de Alfonsín sobre la prensa”; y el domingo 15 de febrero, más de media página en la Sección Política, con declaraciones de varios actores de la oposición, quienes “rechazaban” los juicios del Presidente.
xv Nuevamente, dejamos en claro que no es el fin del presente artículo analizar el rol del Estado, así como el rol que parte del sector empresario entiende que debe cumplir el Estado.
xvi FIEL es la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas. Según Página 12 del 27-4-10 Esta se autodefine en su página web como una institución “independiente” y “apolítica”. Fue conformada en 1964 con el aporte de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, Cámara Argentina de Comercio, Sociedad Rural Argentina y la Unión Industrial Argentina. Actualmente cuenta entre sus socios y directivos a empresarios de sectores concentrados de la actividad económica.En la lista se encuentran Guillermo Alchouron, ex presidente de la SRA y de Orígenes AFJP, y ex diputado por Acción por la República (cavallista); Luis Bameule, presidente de Quickfood; Hugo Biolcati, de la SRA; Aldo Roggio, titular del holding; Carlos De la Vega, de la CAC, y Adelmo Gabbi, de la Bolsa. El consejo académico está compuesto por Miguel Kiguel, Manuel Solanet y Mario Teijeiro. Entre sus economistas “estrella” figuran Daniel Artana, Juan Luis Bour, Fernando Navajas y Santiago Urbiztondo.http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-144669-2010-04-27.html
xvii Cabe mencionar, asimismo, que la utilización del término “gasto” al referirse a la utilización de fondos públicos con el fin de brindar servicios a la población, no es exclusiva del diario, sino que fue utilizado por los sectores liberales afines a la aplicación de las políticas propuestas por el Consenso de Washington.
xviii Los anuncios del ministro se habían sucedido luego de que él mismo denunciara, en una entrevista radial, al entonces secretario de Energía, Jorge Lapeña, de haber realizado compras “ilícitas” en YPF, cuestión que dio pie a la editorial del 6 de marzo. Desde su título “Ilícitos públicos, el diario “reforzaría” la sospecha denunciada días previos y, en la misma línea, la idea de la necesidad de la privatización. A pocas líneas de distancia, Joaquín Morales Solá, dentro del “Panorama Político”, detallaría las “internas” del partido de gobierno.
xix Entendemos estigmatización, en los términos de Goffman (1986), quien plantea que aquellos quienes realizan la estigmatización, no consideran a los estigmatizados como humanos. Asimismo, plantea que los estigmatizadores practican “diversos tipos de discriminación, mediante la cual reducen en la práctica, aunque a menudo sin pensarlo, sus posibilidades de vida. Construyen una teoría del estigma, una ideología para explicar su inferioridad y dar cuenta del peligro que representa esa persona, racionalizando a veces una animosidad que se basa en otras diferencias, como, por ejemplo, la de clase social”.
xx Desde su clásico eslogan “Un toque de atención para la solución argentina de los problemas argentinos”, el uso del gentilicio toma relevancia desde su lugar de enunciador y destinatario del mensaje. Es decir que no hay un “otro” en el relato sino que el mensaje se transmite entre “iguales”.
xxi Una semana después, se publicaría, en la página 19, una entrevista al entonces presidente de Telefónica de España, Luis Solana, titulada “Entel debe ser rentable”.
xxii Volvería a referirse a los problemas aparejados por las lluvias de marzo, en la editorial del 29 de marzo, bajo el título El costo de no hacer, refiriéndose al gobierno –en general-.
xxiiiFuente: Sección Revistas de la Biblioteca del Honorable Congreso de la Nación (TP 226/88, Msje. 525)
xxiv ítulo V, Fomento del pluralismo informativo, Art. 31 y 32.
xxv Cuatro días después, volvería a tratar el tema de la “pobreza” en su editorial, a través del “análisis” de la pérdida de capacidad de consumo en la clase media. Aquí pueden observarse dos cuestiones relevantes a la hora de disputar legitimidad dentro del sector dominante, por un lado vuelve a editorializar respecto de la “pobreza”, profundizando el contexto de “deterioro” del país; al mismo tiempo que la relaciona directamente con el “empobrecimiento” de la clase media.
xxvi El Comité Federal de Radiodifusión (COMFER), órgano autárquico del Estado, era la entonces autoridad de aplicación de la Ley de Radiodifusión.
xxvii El 3 de julio, día en que sería elegido Eduardo Angeloz como candidato presidencial en las internas radicales, el “Informe Especial” (páginas 28 y 29) estaría dedicado al gasto público. Con el título “Las Empresas del Estado en rojo profundo”, Marcelo Bonelli recorrería los “números” (producción y deuda) de gran parte de las empresas estatales: Ferrocarriles, ELMA, YPF, Aerolíneas Argentinas, OSN, Puertos, Encotel, Agua y Energía, Gas del Estado, YCF, SEGBA, ENTEL. En este caso, se ejemplifica una vez más, que la voluntad de fijar la negatividad a través de la utilización de palabras, frases o ideas que resuenan en el contexto, no sólo se expresa en sus editoriales.
xxviii Clarín, 23 de julio de 1988, editorial.
xxix Fuente: Sección Revistas de la Biblioteca del Honorable Congreso de la Nación (TP 21/89, Msje. 728)
xxx Michel Foucault, ibídem.

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