Ariel Bignami | Centro Cultural de la Cooperación

Ariel Bignami

Autor/es: Emilia Segotta

Sección: Opinión

Edición: 19


Seguramente, Ariel juzgaría irónicamente este reconocimiento, pero su militancia y trayectoria en el Partido Comunista constituyen una de esas luchas que duran la vida entera y que por eso mismo se funden con la causa que las impulsó, son inseparables de la historia del combate revolucionario.

Ariel nació en Rosario y militó desde muy joven en las filas comunistas, vivió las turbaciones de la clandestinidad y fue parte de los estremecimientos del siglo veinte. Intelectual marxista, estudioso de Antonio Gramsci y José Carlos Mariátegui, compañero de Héctor P. Agosti, pensador crítico con importante producción intelectual, que supo combinar la militancia orgánica con la autonomía intelectual.

Así lo testimonian libros y artículos, siempre en el centro neurálgico de la articulación de la teoría y de la práctica, del cerebro y el cuerpo del colectivo partidario.

Leninista, la prensa comunista lo contó durante larguísimos años en sus equipos, su materia, la lucha cultural e ideológica, que asumió como expresión de denodada resistencia política.

Abordó aristas controvertidas, como el realismo, la vanguardia, el papel del intelectual en la sociedad, con artículos como “Realismo, verdad artística y vanguardia”, “Teoría y poética realista en la Argentina”, entre muchos otros publicados sobre todo en Cuadernos de Cultura, de la cual fue activo participante.

Escritor, traductor, periodista, publicó alrededor de veinte libros con serios aportes a la teoría, la política y la estética.

Lo hizo con todo el peso ético y la seriedad investigativa e informativa que lo caracterizaron, con la coherencia entre los datos, la objetividad, la belleza y el contenido y perspectiva de las determinaciones estructurales, de la comprensión indudable y de las incógnitas de toda obra que intente dar cuenta de lo que los hechos históricos significan para una lucha de liberación. Algunos de sus títulos: Arte, ideología y sociedad; Crisis y renovación de la cultura; ¿Qué es la literatura?; Praxis artística y realidad; Intelectuales y sociedad; Apuntes para una teoría del arte; Antonio Gramsci, la conciencia de la revolución; José Carlos Mariátegui, la imaginación subversiva; El tigre azul, dan testimonio.

Sobre Praxis artística y realidad, dice Abelardo Castillo: “Ariel Bignami ha escrito una verdadera introducción a la Estética. Bignami parece ser uno de los pocos hombres de nuestra generación capaces de hacerlo sin anteojeras dogmáticas y con rigor ideológico”.

La revista Contexto, que dirigió Bignami en los duros años dictatoriales y en condiciones de clandestinidad, explica con contundencia su carácter crítico a través de la denuncia de la desaparición de intelectuales, el combate por la libertad de expresión, la censura económica, política e ideológica, las violaciones a la dignidad del trabajo intelectual, la desnacionalización de la cultura, como materia de esa publicación.

Pensador insurgente, admitía el diálogo, la discusión, el intercambio de razones. Riguroso en la teoría, consecuente para denunciar, criticar, esclarecer, y también para proponer y orientar. Creador de opinión, información, divulgación en torno a las discusiones de la cultura y de la ideología, plasmando sus reflexiones en una cuestión trascendental para el combate revolucionario: la lucha de clases.

Un momento particular de su activa y destacada participación fueron los debates en la Comisión de Cultura del PC, al momento de prepararse el 16º Congreso. Sus artículos y notas que circulaba, iban al encuentro de la lectura dogmática de la cultura argentina y a criticar lo establecido, la idea de la continuidad de la generación del 80, sin rupturas críticas, como herencia cultural.

Ya en el periódico del PC, el suplemento cultural Tinta Roja, la página de libros, los suplementos cuidadosamente editados de obras clásicas del marxismo en los años 90, que se repartían gratuitamente con el periódico, lo tuvieron como trabajador en el gran desafío de la batalla de ideas.

Gran amante de Duke Ellington y del jazz, de Marx y de Goethe, de Lenin, de Monteagudo, compartía sus descubrimientos literarios con gran generosidad.

La puñalada fatal de Cromagnon le arrancó a su nieto querido, resistió y reclamó justicia.

Militantes así confieren consistencia histórica a los partidos portadores de programa revolucionario.

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