“Teatro I” de Mario Diament. Buenos Aires, Atuel, 2010 | Centro Cultural de la Cooperación

“Teatro I” de Mario Diament. Buenos Aires, Atuel, 2010

Autor/es: Ludmila Barbero

Sección: Palos y Piedras

Edición: 17


Este trabajo de la colección Teatro Atuel, dirigida por Jorge Dubatti, está conformado por una selección de tres obras del dramaturgo Mario Diament: Un informe sobre la banalidad del amor, Cita a ciegas y El diario de Ruth. La edición y la introducción fueron realizadas por el director de la colección.

La introducción está constituida por una breve referencia a la vida del autor y a sus principales trabajos como novelista, cuentista, ensayista, guionista cinematográfico y autor teatral. A continuación, se reproduce una entrevista que tuvo lugar en abril de 2010. En ella, Diament reflexiona sobre su acercamiento desde una edad temprana al teatro a través de la lectura, la radio y las compañías teatrales yidish que se encargaban de publicitar sus obras, al visitar casas de potenciales espectadores. Al mismo tiempo, señala el modo en que el periodismo funcionó para él como una fuente de relatos que nutrieron su dramaturgia, del mismo modo que su vocación periodística se vio estimulada por el quehacer teatral, a la manera de “vasos comunicantes”. Resulta interesante considerar que en algunas de sus obras hay, no solamente un sustrato periodístico, sino también un trabajo de investigación filosófica e histórica. Esto ocurre en Un informe, donde los encuentros entre Hanna Arendt y Martin Heidegger se hallan intercalados con proyecciones de “testimonios”, basados en los relatos de pensadores e intelectuales acerca del vínculo entre ambos filósofos. Las voces de estos personajes extra-diegéticos aportan un material fundamental a la tensión dramática de la pieza y, al mismo tiempo, la instalan en un terreno liminar, entre la historia y la ficción. Además, uno de los temas centrales tocados por la pieza, la complicidad de Heidegger con el nazismo, nos hace pensar, de por sí, en la necesidad de considerar pertinentes las reivindicaciones de verdad provenientes de la historiografíai, en la medida en que la obra trabaja sobre un suceso límite que continúa afectándonos en el presente.

Por otra parte, en la entrevista, Mario hace una historización de su trabajo teatral considerando las corrientes y referentes más fuertes en sus diferentes etapas, como el influjo de Priestley, el teatro del absurdo, el teatro político y el realismo. Al describir el proceso de creación, explica su dificultad para concebir las ideas argumentales como totalidades cerradas con anterioridad al proceso de escritura. Señala que posee, en contrapartida, una gran habilidad para captar situaciones con un alto potencial dramático, y para administrar y desarrollar ese potencial. Podemos observar en las piezas seleccionadas el modo en que la búsqueda de este potencial se vincula con la indagación de situaciones controvertidas a nivel ético. En Un informe, por ejemplo, los vínculos amorosos van al lugar de aquello que puede rescatarnos del caos de la existencia, cargándola de sentido. No obstante, se produce ya desde la trasposición del título, una identificación del amor con el mal. El amor es permisivo, amoral y, a menudo, se halla en pugna con nuestras convicciones más arraigadas. Cabe destacar también la perspectiva elegida por Diament, cuando opta por enfocarse en la intimidad de Heidegger. Algo en cierta medida similar ocurrirá en Cita a ciegas, una obra que escenifica la pregunta por el destino y el azar a partir de una serie de historias que se cruzan y tienen por testigo a un escritor ciego cuya imagen evoca a Borges. Allí, el autor decidirá delinear el devenir criminal de un personaje, mostrándonoslo en su cotianeidad, en el proceso de volverse ajeno a quienes lo rodean y a sí mismo. Aquí también, la mirada del dramaturgo enfatiza la mediocridad del mal y los nexos que vinculan el amor y las patologías mentales.

Existe, como hemos señalado, cierta continuidad en los problemas planteados en las tres piezas seleccionadas. A este respecto, consideramos que la teoría mencionada por el ciego clarividente en Cita a ciegas acerca de la existencia de mundos que se bifurcan y progresan paralelamente se halla, en cierta medida, prefigurada en una obra anterior, El libro de Ruth. En esta pieza la imaginación habilitará una solución redentora en la que la protagonista podrá modificar su pasado, como si del evento de la partida de Varsovia se desprendieran dos senderos: el que la condujo a Buenos Aires, al adulterio y a la infelicidad, y aquel otro en el que nunca se separó de su familia. En este sentido, la imagen alucinada de una realidad paralela viene a confirmar su situación efectiva, en la medida en que, en términos emocionales, ella nunca había podido partir de Polonia.

Con respecto a la última pieza mencionada, cabe señalar que, como explica Diament en la entrevista, constituye una bisagra en su dramaturgia en lo relativo a su principio constructivo, ya que no responde al principio aristotélico de las tres unidades (acción, tiempo y espacio), en tanto que la historia ocurre fundamentalmente en la mente de Ruth. Esta obra da lugar a una reflexión acerca de la complejidad de la psiquis, sobre cómo se construye la memoria y sobre el modo en que operan aquellos elementos que parecen haber quedado fuera de ella, pero que, sin embargo, forman parte de la constitución de nuestra identidad. Diament nos interpela acerca de aquellos trastos viejos que, sin saberlo, guardamos en un cajón del altillo y que en determinados momentos amenazan con despertar de sus polvorientas siestas.

Resulta interesante pensar que en Un informe se da también una apertura de las interpretaciones vinculable a las bifurcaciones planteadas en las otras dos piezas. A partir de la multiplicidad de voces, Diament nos muestra en qué medida continuamos escribiendo el relato de la Segunda Guerra Mundial, y de las complicidades, colaboraciones, silencios y silenciamientos que tuvieron lugar con respecto a la shoáh.

La dramaturgia de Diament, a partir de su temática y principios constructivos, se instala en la incomodidad: exhibe el devenir del criminal y del cómplice, interpelándonos acerca de la banalidad y la ominosa cotidianeidad del mal. Un taciturno profesor universitario puede silenciar y legitimar intelectualmente el totalitarismo y el eficiente y reconocido vicepresidente de un banco puede verse involucrado en acciones que traicionan los fundamentos sobre los que parecía erigirse su existencia. Cuando, luego de atisbar la intimidad de los personajes, los hallamos envueltos en acciones que nos revelan su extranjería, no podemos evitar reconocernos, en alguna medida, como pasajeros de aquella Barca de los necios representada por Hieronymus Bosch, que el protagonista de Un informe identificaba con su experiencia histórica presente.


i A este respecto véase: Dominick LaCapra (2005), Escribir la historia, escribir el trauma, Buenos Aires, Nueva Visión.

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