La teoría clásica de la renta diferencial. Una aproximación al papel de la renta del cultivo de soja en el periodo post-convertibilidad | Centro Cultural de la Cooperación

La teoría clásica de la renta diferencial. Una aproximación al papel de la renta del cultivo de soja en el periodo post-convertibilidad

Autor/es: Nicolás Hernán Zeolla

Sección: Estudios de Economía Política y Sistema Mundial

Edición: 16


1. Introducción

La teoría económica contemporánea se encuentra en una encrucijada. Los hechos de la actual crisis económica internacional devienen, entre los conceptos vigentes, como fenómenos extraños, desconocidos, ajenos; mostrando la incapacidad de las ideas económicas oficiales para dar una explicación consistente de lo sucedido. Es por ello que, en este fracaso, debemos reconocer el urgente pedido de la teoría económica por una transformación fundamental.

Nuevas explicaciones asoman sobre las viejas, dando cuenta del funcionamiento de la economía global, donde se incluyen procesos históricos y variables estructurales. Las nuevas teorías hacen retornar las ideas económicas a aquellas nociones básicas de los economistas clásicos en donde la línea divisoria entre lo económico y lo político parecía carecer de un sentido analítico relevante. Este nuevo giro nos lleva a preguntarnos por el rol del sistema financiero, más allá de meros intermediadores entre oferta de ahorro y demanda de inversión, sino como lugar depositario de intereses específicos, fomentador del endeudamiento y sus relaciones, cumpliendo un rol fundamental dentro del nuevo ordenamiento en el sistema de acumulación global. También nos impulsa a cuestionarnos por el contenido por sobre las formas asépticas de las relaciones comerciales internacionales, las relaciones mercantiles entre individuos y el rol del Estado como intermediador entre ellas.

En este contexto puede apreciarse la importancia de la experiencia latinoamericana que ha demostrado, como anticipo en su historia reciente, que la exacerbación del libre mercado deviene en las mismas consecuencias, de otra magnitud, en la actual situación internacional. Es por ello que la crisis argentina se muestra paradigmática, su recuperación también lo es.

Así, nociones distintas flotan en el aire. En ellas rebotan los ecos de voces de la economía política clásica, descienden pesadas y se apoyan sobre las cosas mostrando su verdadero contenido, pero las muestran en formas distintas, con los colores de los nuevos tiempos de avance popular, crecimiento, distribución del ingreso y democracia.

Por ello, en el presente trabajo pretendemos hacernos de algunas ideas fundamentales de la economía política clásica para analizar el rol de la renta de agraria en la estructura económica argentina. En la primera parte presentaremos de manera resumida los principales conceptos sobre la renta diferencial en Ricardo y en Marx. Posteriormente estudiaremos el caso de la producción de soja en donde ensayaremos una aproximación de la renta agraria para el periodo post-convertibilidad.

2. El concepto de la renta de la tierra

En términos generales, la renta de la tierra es considerada un factor principal en la generación de excedente. Esta condiciona la estructura de las relaciones sociales, económicas y políticas, respecto a cómo se genera y distribuye. Como veremos en el apartado siguiente, el análisis de la renta de la tierra ha conducido a lo largo de la historia a numerosos debates sobre su determinación e implicancias, lo que hace posible y necesario el poder hablar de la especificidad de lo agrario como una categoría de reflexión teórica.

Valor, Capital y Renta en la teoría neoclásica

Hacia la segunda mitad del siglo XIX, ya estaban sentadas las bases sobre las que se construiría un nuevo consenso en la ciencia económica. Con la burguesía consolidada como único sujeto político hegemónico, su rol histórico de transformaciones de las relaciones tradicionales comenzó a debilitarse. En el contexto de una conflictividad social en asenso, aparece con mayor relevancia necesidades tanto de consistencia teórica como de contexto político para la redefinición del objeto de estudio1. El nuevo giro le quitó “lo político” fuera del nombre de la disciplina y, con ello, la especificidad y la importancia del análisis de las relaciones de producción. Hacia 1890, y ya destilados por Alfred Marshall los aportes de la revolución marginalista la Economía se había convertido en una “ciencia pura”.2

Por ello es que, frente al predominio de la teoría subjetiva del valor, la reflexión respecto a la especificidad de la renta, no sólo como factor de generación de excedente sino como categoría de análisis teórico, perdió su vigencia analítica fundamental.

Por un lado, en la economía neoclásica rige la teoría utilitarista o subjetiva del valor3. Esta toma en cuenta a las mercancías simplemente como cosas útiles y escasas escindidas de sus relaciones históricas y sociales. Dada la riqueza y los gustos de los individuos, la teoría subjetiva encuentra su motivación al dar el fundamento teórico a la demanda de mercado para una oferta dada exógenamente. El valor de cambio o precio es el que igualan aquellas a partir de relaciones entre agentes libres en intercambios voluntarios. A su vez, detrás de estos precios se corresponden ‘justas’ retribuciones para quienes intervienen en la producción: el trabajador, el capitalista y el dueño de la tierra. Como derivado de la teoría general, en los mercados de factores gobiernan las mismas leyes que en el de los bienes finales, donde cada uno de ellos es retribuido según lo que aportan físicamente al proceso productivo en forma de salario, ganancia o renta, de acuerdo a sus productividades marginales4. De ello se deriva una teoría de la distribución social del ingreso basada en la contribución de cada uno de los factores a la creación de riqueza relativa. Entonces, en el sistema marshalliano, la teoría aditiva de los costos de producción implica que el precio se constituye simplemente por la suma lineal de las retribuciones a los factores de la producción.5

Como dijimos, en un modelo de intercambio la oferta está dada exógenamente. La teoría de la producción en la economía neoclásica es una de bienes que, literalmente, no son producidos6. Desde la teoría de la firma (y para la economía agregada) el objetivo es, dada una tecnología, asignar eficientemente recursos escasos. Como consecuencia de ello se igualan los medios de producción producidos y producibles con los no producidos, dándole el mismo tratamiento teórico a la tierra que al capital. Esta simplificación excesiva de la realidad tergiversa las verdaderas relaciones sociales y las categorías económicas que hacen al funcionamiento del sistema productivo. Entonces, la renta de la tierra queda definida, al igual que la ganancia del capital, como la retribución del sacrificio al propietario por la abstinencia al no consumirse su capital7; eliminando las particularidades que la definen como categoría económica específica.

Como característica final, también es posible afirmar que toda la teoría de la distribución del ingreso neoclásica sólo es válida cuando los rendimientos a escala no son crecientes, lo cual solo ocurre a largo plazo en un régimen de competencia perfecta, sin tener en cuenta las particularidades que definen a la estructura económica y productiva como tal8.

El sistema ricardiano: la teoría del valor y la teoría de la renta

A diferencia de la teoría subjetiva del valor del sistema neoclásico, en Ricardo rige la teoría del valor trabajo que es el punto de partida y premisa fundamental de todo el sistema teórico9.

En términos históricos, el alza de los granos en la Inglaterra industrial de principios del siglo XIX inaugura una serie de controversias en las que Ricardo participa activamente. Por ello, los elementos esenciales de su teoría del valor y la distribución ya estaban presentes en febrero de 181510, cuando publicó el folleto Ensayo sobre la influencia del bajo precio del trigo sobre las utilidades del capital, donde sostenía que la tasa de ganancia de la economía se encuentra regulada por la tasa de rentabilidad de la producción agrícola de la tierra menos fértil11.

El problema del valor para Ricardo se presentaba a partir de discusiones prácticas sobre su entorno. Su objetivo era el subrayar cómo la dificultad de obtener alimentos era la causa principal en la caída de los beneficios del capital, lo que interrumpía el proceso de acumulación y crecimiento12.

En este contexto se había vuelto de vital importancia poder probar consistentemente que, a diferencia de como afirmaba Adam Smith, un alza en los salarios no hacía aumentar los precios.13

En el primer capítulo de los “Principios…” encontramos la solución ricardiana al problema del valor, pues:

Por poseer utilidad, los bienes obtienen de valor de cambio de dos fuentes: de su escasez y de la cantidad de trabajo requerida para obtenerlos.

Donde:

[L]a cantidad comparativa de bienes producidos por el trabajo es la que determina su valor relativo presente o pasado, y no las cantidades comparativas de bienes que se entregan al trabajador a cambio de su trabajo. 14

Como el valor de las mercancías depende del trabajo necesario empleado y no del salario (trabajo comandado o los bienes entregados como pago al trabajador)15, al aumentar los salarios no aumenta el valor de los bienes, sino que disminuye la porción correspondiente al beneficio o “utilidades del capital”.

[U]n aumento de salarios… por la dificultad de suministrar los productos necesarios en que se gastan, no produce el efecto de elevar los precios, sino que tiene un efecto importante para reducir las utilidades…16

Por ello, en el sistema ricardiano, la teoría del valor, la teoría de los beneficios y la teoría de la renta de la tierra se vinculan estrechamente por su influencia conjunta.

Ni bien comienza su análisis de la renta, en los “Principios…”, encontramos que, para Ricardo:

Renta es aquella parte del producto de la tierra que se paga al terrateniente por el uso de las energías originarias e indestructibles de suelo.17

Con lo que dada la apropiación privada de la tierra, la renta queda definida como una remuneración al terrateniente por el uso de sus tierras.

Para entender el lugar que tiene la renta dentro del sistema ricardiano podemos hacer el siguiente ejercicio. Supongamos una economía con salarios reales fijos y rendimientos constantes a escala en todos los sectores de la economía, pero decrecientes en la producción agrícola. El comportamiento diferencial se debe a que el sector agrícola utiliza para su producción la tierra, que es un recurso natural no reproducible y que presenta diferentes niveles de fertilidad (o se encuentra ubicada a diferentes distancias de los centros de comercialización).

Si partimos inicialmente de una situación, como la expuesta por la teoría clásica, en que la competencia entre los capitalistas por obtener la máxima ganancia posible lleva a la igualación de la tasa de rentabilidad del capital entre todos los sectores18, al crecer la economía también crece la demanda de mano de obra y, dados los salarios reales fijos, la masa salarial. Como en este modelo los trabajadores demandan básicamente alimentos y la demanda de alimentos es inelástica respecto a los precios, por más que estos se encarezcan, los obreros continuarán demandándolos porque necesitan alimentos para sobrevivir19. De este modo, con el crecimiento de la economía y el incremento de la demanda de trabajo aumentará proporcionalmente la demanda de alimentos, lo que eleva su precio.

El aumento de los precios hace que la tasa de ganancia de la producción agrícola sea mayor que en el resto de la economía. Por ello, los capitales se desplazarán a ese sector compitiendo por el arriendo de las tierras más fértiles, incrementando el precio de las mismas, poniendo en producción tierras de menor fertilidad (o más alejadas de los centros de comercialización).

Este proceso de expansión de competencia por los arrendamientos y expansión de la frontera agrícola continuará hasta que se iguale la tasa de ganancia de toda la economía dejando como resultado, a nivel agregado, una redistribución del ingreso de las ganancias de los capitalistas a la renta de los terratenientes20. Por ello es que, llegado a este punto, Ricardo afirma:

[E]l interés del terrateniente siempre es opuesto al de todas las demás clases de la sociedad. Su situación no es nunca tan próspera como cuando los alimentos son escasos y caros, mientras que para todas las otras gentes es un gran beneficio tener alimentos baratos21.

Entonces, para Ricardo la renta de la tierra queda definida conceptualmente como un excedente productivo fundado en los rendimientos diferenciales de las parcelas, y se expresa como la retribución monetaria a los propietarios privados de esos recursos por su uso productivo.

Precios de Producción y Renta de la Tierra en Marx

El sistema ricardiano es una poderosa herramienta de análisis, pues los puntos clave del funcionamiento de la economía quedan representados en nociones claras, abstractas e interrelacionadas que cierran sobre sí mismas una dinámica completa. Pero, más allá de sus avances, Ricardo no pudo resolver el problema de la vigencia conjunta de la ley del valor con la igualación de la tasa de ganancia en las distintas ramas de la economía22.

En el Tomo III de “El capital”, Marx da una solución consistente a este problema pendiente. El desarrollo teórico fundamental implica el concepto de transformación de los valores en precios de producción23. En resumidas cuentas, lo que sucede es que, en una economía capitalista, las mercancías no son vendidas a sus valores, sino a sus precios de producción24, que son los costos de producción más una ganancia promedio25. Todo el plusvalor producido por los trabajadores es destinado a un “fondo común” que conforma la cuota de ganancia media que “representa la media de todas aquellas cuotas de ganancia distintas”26. Este trabajo excedente total finalmente es divido entre todos los capitalistas de acuerdo a la relación entre capital variable y capital constante, es decir, su composición orgánica, y la relación media de la sociedad. Ya que el capital constante no crea nuevo valor, sino que sólo transfiere el suyo al producto, a partir de la transformación de valores a precios de producción sucede que en el mercado unas mercancías son vendidas por sobre sus valores, y otras por debajo de ellos; donde una rama de producción con mayor capital constante recibe, de acuerdo a la relación entre sus costos de producción y la ganancia media, mayor plusvalor que el que ella produjo.27

En el análisis marxista del problema de la renta girará en torno a lograr explicar la apropiación por parte del terrateniente de esa porción el ingreso que excede la ganancia normal.28 En el Tomo III, sobre el final, Marx dedica una sección entera al estudio la renta29. Para los objetivos de nuestro trabajo no pretendemos un desarrollo completa los aportes de Marx sobre esta materia, sino que subrayaremos los aspectos de su teoría que resultan superiores respecto a los que expusimos sobre Ricardo, conceptualizando las características más relevantes de cada uno.

Para Marx el sector agrícola es una rama más dentro del sistema capitalista en donde sumados a los agricultores (obreros asalariados) y arrendatarios (capitalistas) existen los propietarios de las tierras o terratenientes. Aquí rigen las leyes de igualación de la tasa de ganancia, las leyes de formación de precios de producción, la competencia, etc.

En una definición clara, para Marx, “la renta del suelo es la suma de dinero que percibe el terrateniente por poner a disposición del capitalista los recursos naturales enajenados como su propiedad territorial”, y al igual que las ganancias del capital, ésta “se paga con una parte del producto del trabajo no remunerado”30. A su vez, el rasgo distintivo de la rama agrícola (y la renta) es la intervención de “una fuerza natural… que no es producto del trabajo humano”31 y ni es reproducible por este lo que genera ganancias extraordinarias, las cuales no se encuentran a disposición de todos los capitales invertidos dentro de la misma rama.

En consecuencia, a partir de esta fuerza natural “monopolizable y monopolizada” es que se genera una ganancia extraordinaria que se convierte en renta del suelo que percibe el terrateniente.

Un punto instante es la distinción fundamental con la teoría neoclásica. Al adoptar una teoría de valor trabajo, entonces, se puede identificar con claridad que la renta del suelo no genera valor, sino que es la expresión del trabajo no remunerado generado en el proceso productivo, sustentando en una fuerza natural multiplicadora de trabajo humano, en palabras de Marx:

La fuerza natural no es la fuente de la ganancia extraordinaria, sino simplemente la base natural de ella, por ser la base natural de una productividad excepcionalmente alta del trabajo (…) La propiedad territorial no crea la parte del valor que se convierte en ganancia extraordinaria.32

Un aporte fundamental realizado por Marx es la caracterización de rentas de distinto tipo. A lo largo de toda la sección identifica la renta diferencia del tipo I (RDI), la renta diferencial del tipo II (RDII) y la renta absoluta (RA).

La renta diferencial del primer tipo es la más intuitiva, ya que se asemeja mucho al análisis realizado por Ricardo que expusimos más arriba. Esta puede definirse como:

La ganancia extraordinaria(…) que se convierte en renta del suelo cuando dos cantidades iguales de capital y trabajo se invierten con resultados desiguales en extensiones iguales de tierra. 33

Es la expansión homogénea de una escala de producción hacia tierras de distinta productividad. Como consecuencia de la tendencia a la igualación de las tasas de ganancia, el precio agrícola se va a fijar en la última tierra puesta en producción, dejando una ganancia extraordinaria equivalente a su mayor producción en las de mejor calidad34. Por ello, para la existencia de RDI, la única condición relevante son las distintas cualidades de tierras o su distinta productividad física.

Una diferencia fundamental entre el planteo marxista y el ricardiano es la distinción de la renta diferencial del tipo II. La existencia de una RDII está asociada a las diferencias que afectan a la distribución cualitativa del capital (y del crédito) entre los arrendatarios que le permite aprovechar las ganancias extraordinarias. La RDII está asociada a ganancias extraordinarias cuando:

(...) masas de capital de distinta productividad se invierten sucesivamente en la misma tierra.35

A partir de esto, Marx desarrolla un análisis detallado del resultado en términos de ganancias extraordinarias que tendría el desarrollo capital intensivo de la agricultura a partir de si existe o no alza en los precios agrícolas y si las inversiones son o no ahorradoras de trabajo, es decir, tienen o no rendimientos crecientes a escala.36

Por un lado, contempla distintos casos donde se puede aumentar las ganancias extraordinarias (RDII) expandiéndose la producción agrícola y mantenerse el precio constante o incluso disminuir.37 A su vez, este análisis contiene al caso ricardiano clásico como uno particular dentro de una relación de inversiones crecientes, pero decrecientes en productividad, siendo necesario, relativamente, más trabajo para producir una mayor cantidad de granos, haciendo que el precio y la RDII aumenten conjuntamente.38

A partir de este análisis también aparece otra distinción importante entre Marx y el planteo ricardiano. Para Marx “no es la ganancia agrícola la que determina la industrial, sino a la inversa”39.

Por último nos encontramos con la distinción de la renta absoluta. Esta se basa en el precio de monopolio que puede ejercer el terrateniente sobre el arrendatario imponiendo un derecho sobre el uso de su propiedad aun siendo “la última tierra” en términos de productividad. De este modo, la barrera impuesta por la propiedad privada impide que se igualen en la rama agrícola la tasa media de ganancia con la del resto de la economía e implica además la capacidad de que la ‘última tierra’ devengue renta40.

Es interesante notar cómo en este punto el problema marxista de la renta vuelve a poner en evidencia, al igual que en el esquema ricardiano, el conflicto de intereses entre el capitalista y el terrateniente por la apropiación de la ganancia extraordinaria que brota del proceso productivo en la rama agrícola.41

Apartado: La especulación financiera y alza en el precio de las Materias Primas

El objetivo de este apartado es poner en claro cómo ciertas transformaciones estructurales de la economía de los EE.UU. han delineado un nuevo orden global que se ha manifestado inconsistente a luz de la actual crisis financiera internacional. Este nuevo orden está caracterizado por los desbalances globales como característica permanente del funcionamiento de la economía mundial, las economías nacionales de barcaza, la falta estructural de demanda efectiva y la hegemonía del capital financiero, donde el alza de las materias primas son un fenómeno particular del funcionamiento global.

Desde mediados de los años 2000, se ha comenzado a visualizar una marcada alza en el precio de las principales materias primas, con un leve descenso tras el estallido de la burbuja hipotecaria y las primeras señales de recesión en los países centrales, para volver a recuperarse fuertemente a partir del año 2010.

La identificación del nuevo funcionamiento de los mercados internacionales ha llevado a desestimar las tradicionales explicaciones de la economía marshalliana sobre las fuerzas de Oferta y Demanda en la determinación de los precios. Esta explicación identifica distintas fuerzas reales donde, por el lado la Demanda, existen “grandes cambios” en los fundamentos de los mercados de materias primas, debido a las altas tasas de crecimiento de las economías emergentes (China, India, etc.), la creciente urbanización y surgimiento de una nueva clase media que cambia sus hábitos alimenticios incluyendo carnes y lácteos. Desde el lado de la Oferta, en los intentos de reducir el consumo de combustibles fósiles, una serie de alimentos cultivados están siendo usados en la producción de biocombustibles promovidos en un amplio rango de países, principalmente en la Unión Europea y los EE.UU. Esto reduce la cantidad de tierra dedicada a la producción de alimentos para el consumo, haciendo aumentar su precio, mientras, al mismo tiempo, el cambio climático reduce la fertilidad y la producción en muchas regiones productoras de alimentos. Pero, desde nuestro punto de vista, los argumentos que relacionan todos estos factores juntos no son suficientes para explicar la fenomenal dinámica de los precios de las materias primas42. Ante a la actual evidencia, es necesario poner el acento en el creciente proceso de financiarización de los mercados de futuros de materias primas.

Luego de las crisis de las “punto com” y la inestabilidad generada por los ataques del “11-S” y la Guerra de Irak, los Inversores Institucionales43 buscaron reducir su exposición al riesgo de sus activos de renta fija y variable, típicamente acciones y bonos. Por ello, por sugerencia de los grandes bancos de inversión44, desde mediados del 2003, han adoptado nuevas estrategias, las cuales han transformado completamente el funcionamiento tradicional de los mercados de materias primas. En los mercados de futuros a los Hedgers (productores que se cubren del riesgo de las variaciones de precio) y los especuladores tradicionales (quienes cumplen un rol muy importante al dar liquidez al mercado), tras la llegada de los grandes flujos de dinero administrado, se ha sumado una nueva categoría denominada especuladores índice.45

Los inversores institucionales adoptan nuevas estrategias donde incluyen a las materias primas entre las tenencias de sus carteras como resultado de una decisión racional de diversificación de riesgos adoptando la metodología dos de los principales índices de materias primas (el S&P GSCI y DJ AIG CI 46), posicionándose en “largo” en mercado de futuros, haciendo subir su precio corriente negociado en el mercado real.47

Este fenómeno lo entendemos como la manifestación del nuevo funcionamiento de la economía internacional que ha virado, desde las transformaciones estructurales operadas desde la década de los 70 hacia una nueva hegemonía representada por las grandes corporaciones EE.UU en asociación con el capital financiero global. Estas transformaciones implicaron principalmente la desarticulación de parte del sistema productivo de los grandes centros emigrados hacia las economías periféricas, en búsqueda de menores costos y mayores ganancias. Esto generó un doble fenómeno, por un lado, la necesidad de importaciones de bienes de consumo final e insumos industriales (como comercio intra-firma y que no son producidos dentro de las fronteras nacionales) dio origen a los desbalances globales. Por el otro, ante los bajos salarios de las periferias pudo desarticularse el funcionamiento tradicional del mercado de trabajo de los EE.UU, dejando estancado el salario real desde finales de los 6048. Esto implicó la pérdida permanente de demanda agregada que fue compensada en gran parte con el endeudamiento de los hogares en circuito de valorización financiera.

De este modo, la especulación se transformó en una característica sintomática de un capital que busca valorizarse más allá del circuito del empleo y la producción distorsionando su “precio” más allá del reflejo de su “contenido”49.

3. La renta de la tierra en la Argentina

La espectacular alza en el precio de las materias primas ha generado para las periferias exportadoras de estos bienes un panorama inédito, tanto por sus posibilidades como por las nuevas características de sus problemas. En el caso de la Argentina, la mejora en los términos de intercambio habilita un panorama alentador desde la perspectiva del ingreso nacional pero por su naturaleza, pone en evidencia los límites de este mismo proceso en relación a los sectores productores más beneficiados junto a las consecuencias sobre la distribución del ingreso.

En términos de la historia de las doctrinas, puede decirse que, de la mano del desarrollo y la consolidación del capitalismo en Inglaterra y su expansión por Europa, la renta de la tierra tuvo cada vez menos relevancia en porción del ingreso nacional de los países desarrollados. A su vez, para la Argentina, este tipo de ingreso posee una gran importancia, en términos de la proporción en el total y su rol estructural fundamental, que da cuenta de la necesidad de indagar la especificidad de lo agrario dentro nuestra estructura económica. En esta sección estudiaremos que importancia tiene el cultivo de soja al interior del sector agropecuario, en la estructura económica nacional como un todo y la relación como bien de exportación en la magnitud de la renta agraria para luego ensayar una aproximación para su cálculo en el periodo post-convertibilidad y sus consecuencias teóricas sobre la distribución del ingreso.

La producción agrícola y el cultivo de soja

En el siguiente gráfico podemos apreciar la dinámica histórica del cultivo de soja en nuestra economía.

Gráfico 1: Superficie Sembrada para los 4 principales cultivos

grafico 1

Nótese que no se han graficado todos los cultivos, sino solamente los más relevantes50. La importancia de estos cuatro cultivos puede apreciarse en que, para la campaña 2011/2012, la superficie sembrada de soja, trigo, maíz y girasol por sí solas representa el 84,64% del total de la superficie agrícola sembrada.

Gráfico 2: Participación de cultivos sobre la superficie sembrada total

gráfico 2

En cuanto a la producción total de granos de más de 90.283.024 de toneladas para la campaña 2011/2012, la soja representa el 52,3%, el Maíz el 14,01% y el Trigo 13,15%. Las principales provincias productoras de soja se encuentran en el llamado núcleo maicero, compuesto por el Sur-Este de las provincias de Santa Fe y Córdoba, el Norte de la provincia de Buenos Aires, el Sur de Entre Ríos.

A partir del Gráfico 1 podemos apreciar la cada vez mayor incidencia del cultivo de soja sobre todo a partir de la campaña 1985/86 para profundizar esta tendencia en la década de los 90 y acelerar este proceso luego de la devaluación en 2001/0251. Como resultado de esto, desde mediados de la década del 90 la superficie sembrada del cultivo de soja se ha duplicado desde los más de 16 millones de Ha en 1993/94 hasta los casi 19 millones de Ha para la campaña 2011/12.

Esta expansión ha sido, en la zona núcleo maicera, en detrimento de otros cultivos como es el Maíz, y, en las tradicionalmente provincias productoras de otros cultivos (Salta, Chaco, suroeste de Buenos Aires) ha debilitado todo el entramado económico de las economías regionales que tiene como característica fundamental el ser importantes creadoras de empleo rural y productoras de una gran variedad de productos como frutas, verduras y hortalizas que entran directamente como bienes en la canasta de consumo.

De ello deviene un fenómeno muy importante donde el llamado proceso de agriculturalización durante todo este último periodo es fundamentalmente un proceso de sojización de la producción agraria, mono-expansivo y sustitutivo de otros cultivos muy elásticos en la generación de empleo rural.

Además, esta nueva estructuración del sector agropecuario posee consecuencias teóricas muy importantes. En la primera sección introdujimos el concepto de renta de la tierra en el sistema ricardiano, donde los salarios reales estaban fijos en granos al nivel de subsistencia. Pero, nótese que, a diferencia de la economía en tiempos de Ricardo, los salarios no quedan determinados por la superficie sembrada, la producción y los precios de manera directa, porque en la estructura económica argentina existe una diferencia fundamental: el grano de soja como cultivo de mayor relevancia para toda la rama no entra como bien de consumo directo en la canasta salarial de ningún trabajador nacional, pues el grano de soja no es apto para el consumo humano de manera directa. Como consecuencia de esto, al estudiar la economía argentina desde el marco teórico ricardiano tradicional, debemos poder reconocer que el efecto del precio de los granos sobre los salarios reales acontece, principalmente, vía efecto sustitución de otros cultivos por el cultivo de soja y, ya a nivel internacional, como insumo para alimento bovino y porcino.

De esta característica también se desprende que casi la totalidad de la producción de soja es destinada al mercado externo. Esto implica que Argentina sea el tercer exportador de granos de soja del mundo y el primer exportador de Harinas y Aceites52.

Entonces, reconociendo que la economía nacional funciona sobre una estructura productiva desequilibrada, queda implícita la relevancia fundamental del sector agropecuario como proveedor neto de divisas que permite financiar los requerimientos de importaciones derivados de la acumulación simple y ampliada del capital.

Este marco hace que el complejo sojero adopte una relevancia fundamental. Sus aportes de divisas dentro del comercio internacional total han implicado en los últimos 8 años que 1 de cada 4 dólares que ingresan al país en concepto de exportaciones se relacionen directamente con la producción de soja, ya sea en granos, aceites o harinas.

Un punto interesante para resaltar es la concentración económica del circuito de compra, procesamiento y exportación de la producción de soja. Solamente un grupo de 8 empresas (Cargill, Bunge Argentina, AGD, Dreyfus, Vincentin, Molinos río de la Plata, Nidera, ADM Argentina) controlan cerca del 90% de toda la cadena entre exportación de granos, producción y procesamiento de harinas y aceites53. Esto implica todo un desafío por la relevancia del sector y el peso específico de algunos actores como límites políticos para la implementación de, no solo políticas específicas de redireccionamiento de la producción agrícola dentro del sector, sino de los márgenes para la realización de política económica en general54.

Un modelo ricardiano para la argentina actual

De lo que hemos analizado en el primer apartado podemos reconocer la fuerte relación que existe entre la expansión de la frontera agrícola y el alza de la renta debido a la competencia de los capitalistas por los arrendamientos55. En el siguiente gráfico mostramos esta relación aproximándola por el precio de venta de la tierra en la zona núcleo maicera:

Gráfico 3: Renta, Precios de la Tierra y Superficie Sembrada del cultivo de soja
gráfico 3

Como podemos observar, desde la salida de la convertibilidad en 2002, la relación entre el precio de la tierra y la superficie sembrada ha ido en aumento. Si comparamos el año 1998 (el mejor precio de entre los años de la convertibilidad), contra el último precio disponible para el año 2012, el alza en la hectárea en dólares para la zona núcleo maicera es de un 260,23%. A su vez, si comparamos los precios de la Hectárea en la zona núcleo desde la salida de la convertibilidad con la última campaña, los valores de las propiedades se han incrementando en 550,74 %.

Este fenómeno afecta fuertemente al funcionamiento de toda la economía nacional. De este modo, haciendo referencia al esquema ricardiano más simple, el aumento de los precios de la soja extiende la superficie sembrada en búsqueda de una mayor rentabilidad, esto genera competencias entre los productores por las tierras, que aumentan su valor de venta y los arrendamientos. Esta expansión del cultivo reconvierte o desplaza a los productores tradicionales a tierras marginales56, provoca un ajuste estructural de cultivos más trabajo intensivo a menos, e impone a toda la rama agrícola los costos de la la producción más rentable, aumentando los costos y generando una puja distributiva por los aumentos de los precios de los alimentos, explicado principalmente por factores externos, estructurales y exógenos a la dinámica del mercado interno.

La renta agraria para el cultivo de Soja

En cuanto al cálculo de la renta diferencial para el cultivo de soja, existen distintos trabajos que han explorado una estimación completa utilizando distintas metodologías.57 A continuación nosotros ensayaremos una aproximación propia para el cálculo de la renta diferencial de la renta para la Argentina desde el 2003 a la actualidad, siguiendo los lineamientos generales de los principales autores. Por último, expondremos una conclusión siguiendo los desarrollos y conceptos que hemos planteado.

Gráfico 4: Renta diferencia para el cultivo de soja

gráfico 4

La estimación en dólares nos permite aislar el efecto de la renta diferencial de las variaciones en el Tipo de Cambio Nominal (TCN), uno de los componentes más importantes al analizar la renta en moneda local. Como sabemos, el precio local se puede expresar como:

El valor de las exportaciones en moneda local “” es igual al precio internacional de los granos “” en quintales multiplicado por el rendimiento en quintales por hectárea, el tipo de cambio nominal “E” menos un impuesto ad-valorem a las exportaciones “(1-t)”.

Teniendo en cuenta esto, si presentamos un gráfico con las principales relaciones podemos ver que:

Gráfico 5: Renta diferencia, Precios FOB y Rendimiento para el cultivo de soja

gráfico 5

Como vemos en el gráfico, podemos distinguir tres etapas. La primera se inicia con la salida de la convertibilidad en 2002 y va hasta 2004/2005, donde el movimiento relevante del aumento de la renta puede explicarse principalmente por el aumento en el TCN (289%), seguido por la mejora en los precios internacionales y el buen rendimiento de las cosechas que estabiliza la renta agraria en torno a los u$s 253 por Ha. Luego se inicia, en la campaña 2005/2006 hasta 2007/2008, una segunda etapa donde se alcanza el punto máximo de todo el periodo con una renta de u$s 603,00Ha (de $ 1.874,38/Ha), donde el extraordinario desempeño de la renta agraria se explica por la evolución de los precios internaciones que aumentan un 92,30% en dólares y netos de retenciones. Desde allí se inicia una nueva etapa hasta la actualidad, en donde la renta comienza a caer y tiene un comportamiento irregular. Primero desciende con un leve repunte en las campañas 2010/11 para volver a caer en la última campaña58. Lo que explica esta caída relativa es el re-acomodamiento de los precios internacionales, luego de la burbuja gestada anterior a la crisis internacional, sumado a la fuerte caída en el rendimiento, lo que, en conjunto, hicieron caer el ingreso bruto del productor. Para la última campaña 2011/2012, si bien el TCN continuó aumentando junto con los precios internacionales, aunque la variación relevante (más de 20% en 30 días) se produjo posterior a la finalización de la cosecha59. A su vez, los costos en dólares se mantuvieron altos, lo que dedujo una porción del ingreso neto y engrosó la proporción que corresponden a los beneficios del capital.

Habiendo fundamentado fuerte componente especulativo del alza del precio de las materias primas y, como consecuencia de esta mayor relevancia de la renta agraria, en la porción del ingreso nacional (llegando a representar el 8,89% del PBI en la campaña 2007/08), se genera una situación paradojal, tanto por su excepcionalidad histórica, como por su dinámica. La característica excepcional aparece en los precios record de los productos primarios exportables por la argentina.

En cuanto a explicar la dinámica sectorial de los productores agropecuarios de soja frente a al modelo económico de crecimiento con distribución del ingreso implica el reconocimiento de una característica estructural fundamental que hemos introducido a lo largo del desarrollo teórico de nuestro trabajo. La existencia de un sector agroexportador ligado al desempeño en el mercado externo implica una relación objetiva y simbólica especial con el mercado interno en donde la mano de obra es un costo directo sobre sus ingresos dentro de las fronteras nacionales vía un descuento neto en granos de los saldos exportables. El crecimiento y la dinámica del mercado interno implican mayores salarios reales y mayor consumo, donde, a su vez, como el bien producido por el sector agrícola forma parte de la canasta salarial (trigo, maíz, girasol), o influye sobre ella indirectamente vía sustitución de cultivos (soja), el sector productivo presiona para mantener los salarios reales estables y altos los beneficios y la renta. A su vez, la dinámica alcista de los precios internacionales exacerba esta tendencia acentuando sus contradicciones. Entonces, el sujeto agropecuario, aunque el mayor beneficiario de este último período funciona, protegiendo sus intereses sectoriales, como un freno al proceso de acumulación más exitoso de los últimos 35 años.

Apéndice: Metodología y detalle cuantitativo de las estimaciones

Para los objetivos de este trabajo, hemos calculado la renta diferencial como la diferencia que surge de restarle a los ingresos netos promedio de los meses de cosecha los costos de una unidad productiva estándar junto a un beneficio variable.

Hemos supuesto el cálculo para un campo tipo que produjo a lo largo de toda la serie Soja de 1ª. Existen otras combinaciones posibles para cada cosecha, como es el cultivo de Maíz, o la combinación Trigo/Soja 2ª, arrojando rentabilidades individuales más altas que las que consideramos para cada campaña.

Los meses de cosecha para el cultivo de Soja de 1º es de marzo a junio de cada año. Para esos meses, hemos calculado el promedio de los costos considerando que un productor puede levantar la cosecha en cualquier momento de ese periodo. A su vez de forma equivalente lo hicimos con los ingresos tomando valores equivalentes para el TCN y los precios FOB.

Un punto interesante para detenerse es la construcción de “el beneficio” del capital agrícola. Los distintos autores que han trabajado el tema suponen tasas fijas para el beneficio para trabajar las series60. Nosotros hemos supuesto un beneficio que se construye a partir de la tasa de interés promedio en pesos para plazos fijos a 60 días cubierta la devaluación efectiva, vigente en los meses de cultivo, de octubre a abril de cada año. Lo que estamos diciendo en definitiva es que el “arrendatario o productor” puede optar por embarcarse al cultivo de soja u optar por dejar su capital en el banco cubierto de la devaluación, ya que sus ingresos los percibe en moneda extranjera.

En el cálculo presente tampoco se tienen en cuenta los beneficios extraordinarios,61 derivados del aprovechamiento de las fuertes economías de escala en la reducción de costos muy presente en cultivo de soja dado su paquete tecnológico, en los grandes arrendatarios y propietarios agrícolas. A su vez, desde el lado del ingreso, también queda subvaluada la renta diferencial de aquellos productores que poseen tierras que superan la productividad promedio nacional.

cuadro 1

cuadro 2


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Sitios Web


Notas

1 La conflictividad social en asenso hace referencia a toda la serie de revoluciones europeas que culmina en la revolución socialista frustrada de 1848. Sobre las necesidades políticas de transformación del objeto de estudio estamos haciendo referencia a la interpretación de los primeros socialistas ricardianos, Tomas Hodgskin principalmente. La teoría del valor como denuncia de la clase trabajadora a la explotación capitalista se tornaba una ley indeseada para la fundación de la ciencia para una clase burguesa ya consolidada. Véase Rubin, I. I. (1929:1989), Dobb, M. (1975), cap.4.
2 Sobre ‘Ciencia Pura’ hacemos referencia a Walras, L (1874). Sobre Economía (a secas) estamos haciendo referencia a la traducción del inglés de la palabra ‘Economics’ o su equivalente al español ‘Economicas’ o ‘Economía’. En los debates sobre el contenido y el nombre de la ‘nueva economía política’ es el mérito de Richard Whatley haber inventado el nombre “cataláctica” para definir el nombre y el rumbo que debía tener la economía como “ciencia del intercambio”. Sobre este periodo véase Dobb, M. (1973:1975), cap. 4, p. 125, Screpanti, E. Y Zamagni, S. (1997), Cap. 3 p. 97.
3 Si bien la tradición utilitarista se remonta a los aportes precursores del filósofo griego Epicúreo de Samos (341 AC – 270 AC), en la ciencia económica moderna es la filosofía utilitarista desarrollada por Jeremy Bentham (1748 – 1832) la que realizó su aporte teórico fundamental.
4 Lejos de ignorar su existencia, al no ser directamente objetivo de este trabajo pasaremos por alto el problema de la función de producción neoclásica y la distribución del ingreso o las conocidas ‘controversias de Cambridge’.
5 En la síntesis de Marshall, el precio encuentra su explicación a partir de la oferta de la teoría “ricardiana a la Mill” y la demanda de la revolución marginalista de Jevons que, como las dos hojas de una tijera, cortan con la misma relevancia pero a distinta velocidad. Luego, precio de mercado y precio normal son las expresiones temporales del mismo fenómeno que sintetizan tras sí casi 100 años teoría económica inglesa.
6 Véase Patinkin, D. (1956) en referencia a las mercancías en un modelo de intercambio las que son “como el maná que cayó del cielo sobre el pueblo de Israel”
7 Véase Senior, W. N. (1836), p. 153 y Mill, John Stuart (1848:1996), Libro III, cap. III, p. 406. La estrategia al formular la teoría de la abstinencia era poder mostrar que el capitalista, como personificación de sus medios de producción, tiene una función activa en el proceso productivo. Su abstinencia funciona, al mismo nivel que el trabajo, como una fuente de valor la que legítimamente debe ser remunerada
8 La prueba lógica tradicional implica que competencia perfecta, productividades marginales y rendimientos crecientes a escala se implican mutua y necesariamente para la existencia de equilibrio. Simplemente supongamos que existe dentro del mercado una empresa con una tecnología superior que le permite producir permanente a menores costos a medida que aumenta su producción sobre un rango relevante de la función de producción. Esta empresa obtendría una ganancia más allá de la productividad marginal de su capital y al poco tiempo haría fundir a las demás transformándose en la única oferente. Sobre rendimientos crecientes a escala, economía política y estructura productiva véase List, F. (1841) “Sistema Nacional de Economía Política”.
9 En 1818 Ricardo escribe: “le confieso que me llena de asombro encontrarme que usted piensa… que el precio natural, tal como el precio de mercado, están determinados por la demanda y la oferta…. Al decir esto ¿quieres decir que niegas que la facilidad de producir hará descender el precio natural, y la dificultad de producir lo subirá?… De hecho si esta doctrina fundamental para mi fuera probada como falsa debo admitir que toda mi teoría que cae con ello.” Cartas a Malthus, carta del 30/01/1818, citada por Meek, R. (1950), p. 53. [traducción propia]
10 Véase Carta de Ricardo a Malthus del 18/12/1814, citada por Meek, R. (1850)
11 Ricardo, D. (1815:1950) p. 14-16.
12 “Adam Smith, sin embargo, imputa uniformemente la baja de utilidades a la acumulación de capital y a la competencia que resulta de ella, sin advertir nunca la dificultad creciente de proporcionar alimentación al número adicional de obreros a los cuales puede dar ocupación el capital adicional.” Ricardo, D. (1817:2008), Cap. XXI, p. 216.
13 Recordemos el problema de trabajo comandado y el trabajo empleado más allá del estado ‘rudo y primitivo’. Véase Smith, A. (1776), Libro I, cap. V y VI.
14 Ricardo, D. (1817:2008), cap. I, p. 9.
15 Una vez comprendido esto, resulta consecuente el admitir que la teoría del valor trabajo ricardiana, al considerar el beneficio como un residuo, lleva implícito una teoría socialista de la explotación. Esta es la idea que tenían los primeros socialistas, como Thomas Hodgskin y Piercy Raverstone como fundamento de sus luchas teóricas y políticas en los tiempos de la consolidación de la burguesía y el naciente movimiento obrero.
16 Ricardo, D. (1817:2008), Sec. III, cap. I, Apéndice, p.48.
17 Ricardo, D. (1817:2008), cap. II, p.51.
18 Aquí estamos haciendo abstracción del poder de monopolio y otras causas que diferencien la rentabilidad del capital.
19 Aquí puede verse nuevamente la importancia del contexto histórico para la elaboración de los supuestos, ya que en los tiempos de Ricardo las organizaciones obreras eran aún débiles y los salarios de hambre, por lo que el consumo de alimentos constituía la mayor parte del gasto de los trabajadores. Es por ello que para la teoría clásica cualquier aumento de “p”, dado “w/p” de subsistencia, hacía subir “w” en la misma proporción.
20 Como corolario de este proceso es que “la tasa de ganancia de la economía se encuentra regulada por la tasa de rentabilidad de la producción agrícola de la tierra menos fértil.” Ricardo, D. (1815:1950), p.14.
21 Ricardo, D. (1817:2008), cap. I, p. 9-12.
22 Para ser estrictos, el sistema ricardiano funciona consistentemente bajo los supuestos heroicos de que las mercancías son intercambiados en el mercado a sus valores y todas las ramas tienen la misma distribución entre capital fijo y circulante o, alternativamente, composición orgánica del capital. Sobre el problema del valor y la tasa de ganancia ver Ricardo, D (1817:2008), Cap. I, Sec. IV, P. 33.
23 Marx, K. (1894:2011), cap. IX, p. 161.
24 Para ser estrictos a son vendidas a sus precios de mercado, que pueden estar por encima o debajo de los precios de producción, pero no llegaremos aquí a ese desarrollo.
25 Marx, Tomo III (1894:2011), cap. IX, p.171. Marx define la fórmula: [ pc + pc*g` ]; donde pc es el costo de producción, y g’ es la tasa de ganancia promedio.
26 Marx, K. (1894:2011), cap. IX, p. 164.
27 Luego de este desarrollo, las definiciones clásicas toman nuevos significados y aparecen con más claridad la categoría de valor, según Marx “El precio de costo se refiere solo a la cantidad de trabajo pago contenido en ella [la mercancía], y el valor se refiere a la cantidad global de trabajo pago e impago contenido en ella; el precio de producción se refiere a la suma de trabajo pago mas una cantidad determinada de trabajo impago [que depende de la magnitud del capital individual]” K. Marx, Tomo III (1894), cap. IX, p.171.
28 En los términos de este problema estamos siguiendo a Flichman, G. (1977).
29 Véase Marx, K. El Capital (1894:2011), Tomo III, Sec. IV, cap. XXXVII y ss. Aquí analiza principalmente la renta del suelo, pero puede generalizarse a las renta de las minas, los cursos de agua, etc.
30 Marx, K. El Capital (1894:2011), Tomo III, Sec. IV, cap. XXXVII p. 577 y p. 591.
31 Marx, K. El Capital (1894:2011), Tomo III, Sec. IV, cap. XXXVIII, p. 598.
32 Marx, K. El Capital (1894:2011), Tomo III, Sec. IV, cap. XXXVIII, p. 602.
33 Marx, K. El Capital (1896), tomo III, cap. XXXIX, p. 604.
34 En RDI Marx distingue además de la fertilidad del suelo la ‘ubicuidad’ de la parcela puesta en explotación agregando los costos de transporte como equivalente al descuento en la merma en producción física. Véase Marx, K. El Capital (1894:2011), T. III, cap. XXXIX, p. 605.
35 Marx, K. El Capital (1894:2011), T. III, cap. XL, p. 625.
36 Como vemos tenemos tres resultados para el precio y los rendimientos (aumente, se mantengan constantes o caigan) dando lugar a 9 ‘resultados posibles’ para la RDII.
37 Esto lo logra a través de la intensificación de la producción en las tierras inmediatamente menores a las últimas, eliminándolas tras la inversión y definiendo el nuevo precio (menor) en relación a la mejora de productividad en estas donde las tierras de menor calidad resulten superfluas para igualar las nuevas necesidades a la oferta vigente.
38 Véase Marx, K. El Capital (1894:2011), T. III, cap. XL, p. 664. En términos generales Marx acusa a Ricardo de tratar el problema de RDII de un modo “completamente unilateral y como si fuese cosa sencilla”, véase cap. XL, p. 630
39 Marx, K. El Capital (1894:2011), T. III, cap. XXXIX, p. 608.
40 A un planteo igual podemos llegar tras reconocer que la frontera de producción para la rama agrícola no es ‘perfectamente elástica’ o esta ordenada, en términos de mayor a menor por sus productividades de forma escalonada. Véase Asiain, A. (2012).
41 En términos generales los arrendamientos se van a ubicar en torno a la valuación monetaria de los beneficios productivos de cada parcela. En el caso de la RDI resulta evidente que el terrateniente es el que se la apropia desde el comienzo del contrato de arrendamiento. En el caso de la RDII sucede que habiendo hecho las inversiones dentro del periodo del contrato, el capitalista puede apropiarse de esta ganancia extraordinaria hasta tanto se vuelva a discutir un nuevo precio para la utilización del campo
42 Un conjunto de 25 materias primas más relevantes han aumentado desde el 01/07/03 hasta la 20/04/12 en un promedio de 239% , registrándose variaciones de casi doble en materias primas como el petróleo WTI y el cobre.
43 Estos inversores son los grandes flujos de ahorro de la economía de los EE.UU. en fondos de retiro, créditos hipotecarios y universitarios, cuentas de seguro médico, de vida, etc.
44 Goldman Sachs, Morgan Stanley, JP Morgan Chase y Barckleys, Para tener una dimensión estos cuatro representan alrededor del 25% de todos los contratos de negociación de materias primas. Véase Randall, L. W. (2009).
45 Estas son las categorías que utilizan Masters, M. & White, A. (2008), Wray, R. L. (2009) y otros.
46 Sus siglas significan S&P GSCI: Standar & Poors – Goldman Sachs Commodity Index y el DJ AIG CI: Dow Jones – AIG Commodity Index Véase http://www.spindices.com/assets/files/commodities y http://www.djindexes.com/commodity/
47 Véase Masters, M. & White, A. (2008).
48 “en 2008 el salario real promedio de los trabajadores norteamericanos era sólo un 3,0% mayor que en 1964” Informe 67, Nota Técnica Nro. 9, MECON (2009), p.3.
49 En esta distinción de forma y contenido entendemos lo mismo que Hegel, G.W.F. en “La Fenomenología del Espíritu” (1807:1985) Cap. III, p.83 y otras, y es de la misma manera que lo entendió Marx, K. (1867, 1894)
50 Para la correcta edificación de la evolución histórica de la superficie total sembrada debiésemos de identificar también al Sorgo, que hasta mediados de la década del 80 representaba casi la misma superficie en proporción del total que el Maíz o el Girasol.
51 En relación al TCR y la expansión de la producción/exportación agropecuaria nosotros creemos que “la total inelasticidad de la oferta de bienes primarios de exportación respecto a los precios es confirmada por las estimaciones econométricas realizadas para el caso argentino” (Díaz Alejandro, 1970; Nicolini, 2007ii, p.77).”
52 Fuente USDA. http://www.siia.gov.ar/index.php/series-por-tema/usda. Un dato importante fue que para la campaña 2007/208 dada la enorme capacidad de procesamiento del complejo aceitero/harinero nacional, tuvo que importarse granos de Soja de Paraguay para suplir la caída en la producción interna.
53 Véase INTA (2009).
54 Debemos mencionar el caso de la empresa Cargill que por sí sola representa algo más del 20% de las exportaciones en los mercados de granos, harinas y aceites de Soja.
55 La cuestión de la apropiación de la ganancia extraordinaria de la rama agrícola, sus mecanismos y su dinámica queda mucho más esclarecida en el análisis de la renta que hace Marx. Para este es la garantía institucional del derecho de propiedad del terrateniente sobre un bien no reproducible por el trabajo humano y monopolizable, como es la tierra, que le permite reclamar una parte (la totalidad) de las ganancias extraordinarias generadas en esta rama en concepto de arrendamientos para su uso productivo. Véase Marx, K. “El Capital” (1894:2011), Tomo III, Sec. IV, cap. XXXVII y ss.
56 Una consecuencia de esto son posprimeros cordones agrícolas a las afuera del gran Buenos Aires, estructuralmente dedicados al cultivo y provisión de alimentos a las poblaciones urbanas, como La Matanza, que por los actúales márgenes hace que tierras mayores a 500ha esten dedicadas la producción de Soja.
57 Ver Mansilla, D. (2006), Ingramo, J. (2004), Arceo, E. (2003), Iñigo Carrera, J. (1999) o Rodríguez y Arceo (2005), Azcuy Ameghino, E (2007) y Plesencia, A. (1995), entre otros.
58 De acuerdo a la definición de renta, nótese que la caída de la renta no implica que la producción deja de ser rentable. Véase Sec. I y Apéndice metodológico en este trabajo.
59 El día anterior de la finalización de este trabajo el precio de la Soja cotizaba u$s 645,78, estableciendo un nuevo record en el mercado internacional de chicago y habiéndose levantado para los últimos días de mayo cerca del 96% de la cosecha. Véase cotización 22/07/12 y http://www.ambito.com/noticia.asp?id=646363
60 Según Arceo, N. (2005) e Ingramo (2004) suponenen un 8 % sobre los costos. El promedio de tasas de interés nominal en pesos a 60 días descontada la devaluación para el periodo 1991-2012 es de 8,71%, lo que se corresponde con nuestras estimaciones.
61 En términos de Marx, K (1894:2011) podríamos hablar de Renta Diferencial del tipo II.

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