La ruta de la soja: Aportes para el entendimiento de la relación Argentina-China | Centro Cultural de la Cooperación

La ruta de la soja: Aportes para el entendimiento de la relación Argentina-China

Autor/es: Martín Burgos

Sección: Estudios de Economía Política y Sistema Mundial

Edición: 16


1. Introducción

En el inicio del siglo XXI, Argentina conoce un cambio importante en su comercio exterior, esencialmente por el peso creciente de los países como Brasil y China, que de a poco reemplazan a socios más tradicionales como los países europeos y Estados Unidos como los mayores destinos de las exportaciones y origen de las importaciones. Estos cambios, sin dudas, son el reflejo de las grandes transformaciones que está conociendo la economía mundial, que se traducen en reacomodamientos de todos los países en un nuevo contexto. En buena medida, los cambios que estamos presenciando se deben a la emergencia de la República Popular China como potencia económica mundial: este nuevo “taller del mundo” conoce una revolución industrial que modifica su estructura productiva interna, y se proyecta en su comercio exterior, colocándolo como el primer exportador de mercaderías del mundo, y el segundo importador. ¿Quien recuerda que hasta mediados de los años 80, sus exportaciones consistían por la mitad en productos primarios: petróleo y alimentos? Hoy las exportaciones chinas se componen de todo tipo de bienes industriales, no solo productos de consumo masivo (electrodomésticos, computadoras), sino también bienes de capital.

Desde nuestro continente, la faceta más conocida de esta nueva división internacional del trabajo que se desarrolla alrededor de China la constituyen sus importaciones de materias primas (alimentos, petróleo y minerales), que llegan desde regiones lejanas como África, América Latina, Medio Oriente y Oceanía. Nuestro país se encuentra en esa situación, la de proveedor de materias primas e importador de bienes industriales desde China. Varios autores ven en esa relación la reproducción de la relación desigual que Argentina mantenía con el Reino Unido durante el modelo agroexportador, algunos para criticarla y otros para alabarla. Los argumentos son variados, y pasan por el déficit de nuestro comercio bilateral, las inversiones directas realizadas por capitales chinos orientados exclusivamente hacia la explotación de los recursos naturales, y la dependencia de nuestro país respecto de la venta de soja hacia China.

Aunque los argumentos vertidos parecen razonables, y que el riesgo de caer en una relación de dependencia es una posibilidad, resulta necesario marcar otros aspectos de la relación bilateral con China que matizan o directamente contradicen esa interpretación, para avanzar hacia un mayor entendimiento de la situación actual. En este estudio nos centraremos en dos argumentos de peso para evaluar la relación de nuestro país con China: por un lado, la evolución del comercio bilateral a través de la balanza comercial, y por otro el patrón de comercio bilateral.

La evolución de la balanza comercial de Argentina respecto de China fue superavitaria hasta 2008, año a partir del cual el saldo empezó a ser negativo por más de 1.000 millones de dólares, y creciendo hasta llegar a más de 4.000 millones de dólares en 2011. Pensado desde la perspectiva del mediano plazo, los datos de los últimos años no parecen muy alentadores: el comercio con China, lejos de dejarnos divisas, pareciera acercarnos al freno que implica la restricción externa al crecimiento. Esta preocupación llegó a un consenso bastante grande entre los especialistas pero, si bien es clave para nuestra relación con China, merece un mejor análisis de los datos del comercio exterior bilateral. Por eso la primera parte de este trabajo se dedicará al estudio de las estadísticas del comercio bilateral que, pese a ser un punto básico, ha sido poco atendida. En efecto, las investigaciones dedicadas a la relación bilateral con China toman los datos de exportaciones e importaciones argentinos como ciertos, cuando se sabe que las diferencias estadísticas existentes entre los datos oficiales argentinos y chinos son muy grandes. Nos proponemos enfrentar ese problema y llegar a datos de exportaciones e importaciones que se acerquen a la realidad, para sacar conclusiones respecto de la dinámica del comercio bilateral y sus resultados.

En la segunda parte nos dedicaremos a otro de los temas que generan bastante consenso en la literatura especializada sobre el tema, en cuanto el patrón de especialización comercial que se generó entre Argentina y China nos condena a una “dependencia” de exportación de materias primas, en particular la soja y sus productos derivados. En esa interpretación, Argentina tendría muy escasos márgenes de maniobra para defender su industria nacional, y la adopción de una política comercial adversa a los intereses chinos será respondida con fuertes represalias. Si bien queda bastante esclarecida la importancia de China en el comercio exterior argentino, para tener una correcta apreciación de la relación bilateral es necesario un estudio de la estructura de las importaciones chinas con el objetivo de ubicar el papel de Argentina como proveedor y su posición respecto de otros competidores. Es el trabajo que nos proponemos realizar en esa segunda parte, para poder entender en su totalidad cuales son los temas económicos subyacente a los roces comerciales que existen entre ambos países, y para evaluar los márgenes de negociación existentes para la política de defensa de la industria nacional llevada adelante por el gobierno nacional.

2. Aproximaciones estadísticas

Los numerosos artículos y opiniones difundidos sobre la relación bilateral entre China y Argentina hacen hincapié en el creciente déficit comercial existente, un déficit que de 2007 a 2011 no dejó de crecer, llegando a la cifra de 4.000 millones de dólares. Así es como se fue forjando un consenso acerca de los problemas de divisas que traía aparejada la relación bilateral con China, centrado en el dato del saldo comercial negativo. Pero veamos esta cuestión un poco más de cerca.

Las exportaciones totales a China fueron de 5.100 mil millones de dólares en 2007, 6.300 en 2008 y 3.600 en 2009, de acuerdo a los datos de la Dirección General de Aduanas. En contraparte, importamos desde ese país bienes industriales por un valor creciente, por lo cual a partir de 2007 Argentina empezó a tener un déficit comercial con China. Pero si nos referimos a los datos de China proporcionados por las Naciones Unidas, sobre la base de los datos oficiales de ese país (GCAC, General Customs of Administration of China), las exportaciones e importaciones entre Argentina y China dan números muy distintos: las importaciones desde Argentina son de 6.300 mil millones de dólares en 2007, 9.300 en 2008 y 4.300 en 2009. O sea entre 20 y 45 por ciento superior a los datos de exportación argentinos. Si nos fijamos en la balanza comercial bilateral, según esos datos, Argentina tendría superávit comercial en todos los años, salvo 2011.

Esas diferencias estadísticas con China vuelven a aparecer cada vez que funcionarios de los respectivos gobiernos se reúnen a negociar sobre materia comercial. Pero esto no es exclusividad de nuestro país: las diferencias estadísticas en el comercio exterior con China son un problema que todos los países conocen. En Estados Unidos el cálculo de las exportaciones e importaciones con China ha dado lugar a una importante bibliografía al respecto1. Sin embargo no se conocen estudios que retomen este problema y traten de resolverlo para Argentina, por lo que nos proponemos plantear algunas soluciones2.



Si observamos el flujo de mercancías entre China y Argentina (importaciones argentinas), las diferencias son amplias pero la tendencia no cambia entre una y otra fuente (Gráfico N° 1). Pero si consideramos el flujo de las exportaciones argentinas (mercancías que van de Argentina a China), la diferencia durante el año 2008 entre las dos fuentes resulta muy importante (Gráfico N°2). El impacto de ese dato se refleja en el cálculo de la balanza comercial bilateral, ya que según la DGA Argentina pasa a tener un déficit fiscal a partir de 2008, mientras que el cálculo de la GCAC muestra un superávit creciente en 2007 y 2008 (Gráfico N° 3).

Para entender ese fenómeno es necesario volver sobre algunos factores explicativos, que dividiremos en factores técnicos, en factores geopolíticos y factores económicos.

A. Factores técnicos

Una breve revisión de los fundamentos de la contabilidad nacional nos permite poner de relieve algunas de las causas técnicas que explican las diferencias entre las bases de DGA y GCAC. En primer lugar, mientras las exportaciones se calculan contabilizando el valor de la mercadería (FOB), las importaciones toman en cuenta ese valor, y también los costos de transporte y seguro internacional (CIF).

De acuerdo a las convenciones nacionales de contabilidad adoptadas en el Quinto Manual de Balanza de Pagos del FMI3, las importaciones se calculan CIF (Cost, Insurance and Freight: Costo, seguro y flete), mientras que las exportaciones se calculan FOB (Free on Board, Libre a bordo). En el caso de las importaciones, se incluyen en el precio CIF los costos necesarios para su transporte hasta el puerto nacional: los costos de transporte internacional, pero también los costos de seguros internacionales y derivados.

En consecuencia deberíamos llevar los datos al mismo nivel para poder comparar los valores exportados e importados. Al no disponer de datos de las importaciones FOB para los datos de fuente China, hay que utilizar los datos a nivel CIF.

La información sobre las importaciones de fuente argentina permite calcular una diferencia entre los valores CIF y FOB de 5 al 8% dependiendo del año, lo cual es consistente con las evaluaciones internacionales de otros autores sobre el tema4. Igualmente estamos lejos de resolver las diferencias entre los datos de la DGA y el GCAC, por lo que nos remitiremos a los factores geopolíticos y económicos.

B. Factores geopolíticos

La política internacional tiene muchas consecuencias para los flujos del comercio mundial, por lo que es normal considerar los problemas geopolíticos como un factor de diferencias estadísticas. En este sentido, Hong Kong y Macao recientemente han sido devueltas a la República Popular China, por lo que deberían contabilizarse el flujo de mercancías que pasa por esas ciudades como parte del comercio sino-argentino. Por otra parte, China reclama la isla de Taiwán como una provincia de su territorio, aunque los dos países son independientes y a los fines de este estudio hay que considerarlos como tal5.

La situación jurídica y política de Hong Kong y Macao es compleja: después de haber sido retrocedidas por el Reino Unido en 1997 y Portugal en 1999 (respectivamente), estas ciudades-estado han formado la Región Administrativa Especial (RAE) de la República Popular de China. De acuerdo con el principio "un país, dos sistemas", Hong Kong y Macao mantienen su dinero legal y su sistema político regido por la Ley Fundamental. Los acuerdos de restitución garantizan una autonomía relativa respecto de China hasta el 2047 (para Hong Kong) y el 2049 (para Macao).

La principal consecuencia de esta situación jurídica en términos estadísticos es que el flujo de las importaciones y exportaciones de Hong Kong y Macao se registran por separado del resto de la República Popular de China. De acuerdo con varios artículos6, la principal dificultad radica en la relación entre China y Hong Kong debido a que el peso de este último en el comercio internacional es considerable, pero también por otras razones. En primer lugar, Hong Kong es un centro de comercio mundial, ya que importa productos de Asia oriental (productos semi-terminados y componentes) que luego re-exporta hacia la República Popular de China (especialmente en la zona vecina de Guangdong), donde los productos se ensamblan para la exportación. El circuito se cierra cuando Hong Kong vuelve a importar los productos terminados procedentes de China para su re-exportación, principalmente hacia Europa y los Estados Unidos pero más generalmente a todo el mundo, incluido Argentina.

La función económica de Hong Kong se vio favorecido por su ubicación geográfica y su infraestructura portuaria, así como ciertas ventajas institucionales, tales como la existencia de una zona franca internacional, las preferencias arancelarias concedidas por China y una carga tributaria liviana. El atractivo de fabricar en Guangdong, a su vez, se explica por la exención del impuesto existente sobre los bienes importados para el comercio de productos ensamblados, y por los bajos costos de la mano de obra. Esto le imprime a Hong Kong un papel de tránsito entre China y el mundo, una relación que comenzó incluso antes del período de apertura7.

Por lo tanto, es necesario añadir el comercio de Hong Kong y Macao en la contabilidad de la Argentina para el comercio bilateral entre China y Argentina. Aunque la diferencia es sólo el 2% en la acumulación de flujo de las mercancías desde China hacia Argentina durante el período 2003-2011, en algunos años las diferencias llegaron a representar 14% del total. Para los flujos desde Argentina hacia China, estas diferencias se amplifican y representan el 5% durante todo el período. Como lo vemos, estos datos tampoco terminan de explicar las diferencias existentes en el flujo de comercio entre ambos países. Así es como los factores económicos, a nuestro entender, son la principal causante de esos desajustes, como trataremos de explicarlo en lo que sigue.

C. Factores económicos

Ajustando los datos por factores técnicos y geopolíticos, vemos que no resolvemos la totalidad de las diferencias entre datos argentinos y chinos. En consecuencia, debemos pensar que gran parte de esas diferencias son el fruto de la práctica del comercio internacional, en la cual pueden ocurrir reexportaciones o reimportaciones, mercadería en tránsito, precios de transferencia y distinto tipo de triangulaciones realizadas por algún motivo económico o fiscal, en todo caso para mejorar las ganancias empresarias. Un ejemplo común es la triangulación de mercaderías que van de China a Estados Unidos, y que ahí siguen su ruta hasta llegar a Argentina. Seguramente esa transacción será contabilizada por la aduana china como una exportación a Estados Unidos, cuando en verdad es una exportación hacia Argentina. La aduana argentina, en el mismo caso, contabilizará esa transacción como importación desde China.

Como lo vimos con los lazos comerciales entre Hong Kong y China, la desagregación del proceso de producción que conforma una verdadera división técnica del trabajo a nivel internacional genera un comercio internacional intra-firma de alcance notable. Las empresas multinacionales son los actores principales de estas prácticas, ya que les permiten alcanzar el objetivo de reducir al mínimo los costos mediante la diversificación geográfica de su producción. Las triangulaciones que surgen, no solo debido a las reexportaciones y reimportaciones, sino también transbordos, sub o sobrefacturación, o problemas por las fechas y tiempo de transporte, hacen que estas prácticas comerciales intra-empresa o entre empresas tomen una dimensión sustancial en el comercio internacional.

Sin entrar en detalles, es necesario volver sobre algunos conceptos a tener en cuenta para acompañar una explicación general. Hablamos de triangulaciones en las re-exportaciones y las mercancías en tránsito, siendo la primera la que pasó por aduana pagando el arancel, mientras que las mercancías en tránsito sólo pasan por el país, sin pagar arancel. La sobre o sub-facturación y sus variantes de "precios de transferencia" se llevan a cabo entre filiales de una misma empresa, y se realizan generalmente por razones financieras o contables (transferencia de beneficios de una subsidiaria a otra, dependiendo de los niveles de impuestos, por ejemplo)

No obstante, conviene diferenciar entre las triangulaciones intra-firmas o intra-industrial, que responden a reexportaciones y reimportaciones con agregación de valor y transformación del producto –como las que existen entre Hong Kong y China-, de otras prácticas comerciales que solo tienen efectos financieros. En ese sentido, el comercio entre Argentina y China, claramente inter-sectorial, tendrá sin dudas triangulaciones por motivos distintos de las triangulaciones de China con el resto de los países de Extremo Oriente (China, Japón, Corea del Sur, Taiwán), donde el comercio intra-industrial es muy significativo.

Estas prácticas comerciales pueden ser una causa de las diferencias entre los datos de la DGA y la GCAC. En parte porque el país exportador no siempre es capaz de saber cual será el destino final del producto, mientras que el país importador sabe con mayor precisión el origen y recorrido de una mercancía. Esta asimetría deja en una posición ventajosa a los países importadores sobre los países exportadores en cuanto a información se refiere. Para la Argentina, se pueden conseguir datos con la procedencia de las importaciones originarias de China, es decir, el camino recorrido por los productos para llegar a la Argentina. La siguiente tabla presenta los principales resultados:

Cuadro N° 1 Procedencia de las mercancías originarias de China 
En dólares CIF, acumulado enero 2003-junio 2010

PROCEDENCIA

TOTAL PORCENTAJE
CHINA 21.817.185.882 73%
ESTADOS-UNIDOS 3.251.090.848 11%
HONG KONG 2.716.271.225 9%
BRASIL 278.819.100 1%
MEXICO 204.657.611 1%
Fuente: DGA

Encontramos que el 82% de las importaciones procedentes de China tienen una procedencia china (China o Hong Kong), pero el resto (18%) pasan por otro país, incluyendo los Estados Unidos, que tienen una representación significativa (9%). En el detalle anual, China representa 70% del total de procedencias en el año 2003 y el 83% en 2009 (incluyendo Hong Kong, que considerado solo representa el 13% del total en 2003 y el 8% en 2009). Los Estados Unidos, mientras tanto, reducen su importancia pasando del 14% en 2003 al 10% en 2009.

Estas triangulaciones con los Estados Unidos se explican principalmente por las formas que toman los medios de transporte internacional de mercancías, ya que los productos industriales (sobre todo bienes de capital) pasan por los barcos que tienen "servicios en línea", es decir, tienen una regularidad y puertos intermedios donde van desembarcando parte de la mercadería. Por otra parte, la existencia de "puentes terrestres", entre la costa este y oeste de los Estados Unidos (Los Ángeles-Miami, por ejemplo) explica que las mercaderías sigan los corredores bio-oceánicos: los barcos hacen el viaje desde China hasta Estados Unidos donde dejan las mercancías, algunas de las cuales pasan del lado del Océano Atlántico por el puente terrestre para su posterior venta en Brasil y Argentina. Podemos pensar que el crecimiento de estos países de América Latina durante el período considerado volvió esos mercados más atractivos, justificando los envíos directos desde China sin pasar por los Estados Unidos. Eso explicaría la reducción de la incidencia de Estados Unidos como país intermediario de nuestro comercio con China.

D. Propuesta de Solución

Luego de analizar los distintos factores explicativos de las diferencias estadísticas que surgen entre los datos de DGA y del GCAC, en el presente apartado nos proponemos llegar a datos de importaciones y exportaciones que nos permitan arrojar mayor luz sobre la evolución de la balanza comercial entre China y Argentina.

El ejercicio que realizaremos es seguir el flujo de la mercancía que sale de China para llegar a Argentina: partiendo de los datos de importaciones CIF de fuente DGA, ir ajustando en función de los factores técnicos, geopolíticos y económicos que mencionáramos, de manera a llegar al dato de exportaciones FOB de fuente GCAC.

En el Cuadro N° 2 podemos observar que la diferencia entre el CIF y el FOB de las importaciones es de 6%. Si ajustamos el valor de las importaciones FOB por las procedencias de las mercancías vemos que China representa 71% del total. Es decir que del total importado de origen China, 71% tiene procedencia China y 39% pasa por otro país (Estados Unidos sobre todo). Eso quiere decir que los datos del flujo desde China hacia Argentina de fuente GCAC (exportaciones chinas) pueden estar subestimados en 39% del valor FOB porque se contabilizan como exportaciones hacia Estados Unidos, Hong Kong u otros.

El dato final es 3% inferior al dato al que queríamos llegar, el dato de exportaciones FOB de fuente GCAC, dando muestra que el ejercicio resultó satisfactorio. Eso parece demostrar que las triangulaciones y las prácticas comerciales son mejor captadas por la fuente de información del país que importa, mucho más que el dato ofrecido por el país que exporta. A falta de mejor opción, entonces, para medir el comercio entre China y Argentina la mejor aproximación es tomar el dato de las importaciones de cada uno: así, las importaciones de China serán las exportaciones argentinas, y las importaciones argentinas serán las exportaciones chinas8.

A esta cuenta le tenemos que sumar el flujo de comercio entre Hong Kong - Macao y Argentina para llegar al dato más certero del comercio entre China y Argentina.

Cuadro Nº 2:

Flujo desde China hacia Argentina – Ajuste desde la fuente DGA

Resultados acumulados entre enero 2003 y junio 2010

En dólares
CONCEPTOS

Total acumulado

Dólares CIF (fuente DGA) (5)

28.495.765.837

Dólares FOB

26.993.050.614

Diferencia CIF-FOB

6%

Procedencia China (FOB)

18.644.901.879

Procedencia Hong Kong (FOB)

2.364.363.609

Procedencia Estados Unidos (FOB)

2.951.371.747

Procedencia resto del mundo (FOB)

2.173.129.425

diferencia china-resto

71%

Procedencia China (FOB) (1)

18.644.901.879

IMPORTATIONES fuente china (2)

19.170.722.000

Diferencia entre (1) y (2)

-3%

Una mirada más detallada nos permitría realizar ese ejercicio sector por sector, para darnos cuenta de que, para nuestras exportaciones, 84 por ciento de la diferencia acumulada entre 2007 y 2009 entre los datos chinos y argentinos se debe a dos productos: porotos de soja y aceite de soja. Estos nuevos resultados no pueden sorprender a la vista de alguna información periodística, donde las triangulaciones financieras de la multinacionales comercializadoras de cereales aparecieron en escena, asociadas a triangulaciones comerciales con fines de evasión impositiva.

Así, los datos de exportación de nuestros países parecen estar subvaluados y no nos sirven para observar la relación comercial bilateral. En consecuencia, es necesario comparar las importaciones de cada país si queremos medir correctamente ese comercio. Si recalculamos los flujos comerciales según esa metodología, nos damos cuenta que el superávit comercial de Argentina con China no tiene la tendencia negativa que arrojan los datos de fuente DGA, sobre las que trabajan los investigadores, sino que la tendencia es positiva entre 2006 y 2008. En ese año, nuestras exportaciones a China alcanzaron un record, mientras los dueños del campo paralizaban la comercialización de alimentos en el mercado interno. 2008 fue también el año donde los precios internacionales alcanzaron un pico, y donde las diferencias entre datos chinos y argentinos son más agudas, lo que seguramente significa triangulaciones más intensas.


Durante el año 2009, nuestra balanza comercial registra un saldo negativo con China, explicado en gran medida por la sequía que afectó parte de la pampa en ese año. Pero en los primeros meses del año 2010 la balanza comercial bilateral vuelve a ser favorable a la Argentina, hasta el freno a las exportaciones de aceite de soja argentina por parte de China, por lo que ese año también la balanza comercial arroja un saldo negativo.

Es decir que hasta 2010, según nuestra metodología de cálculo, Argentina tuvo un saldo comercial positivo o levemente negativo en 2009 y 2010 debido a circunstancias particulares (sequía en 2009, disputa comercial en 2010). Estos datos están lejos de las tendencias alarmantes que arrojan los datos de la DGA, según los cuales el déficit comercial es creciente desde 2008. Recién durante el año 2011, el déficit comercial con China empieza a ser inquietante, llegando a casi 4 mil millones de dólares.

3. Argentina en las importaciones de China

Otro de los problemas que viene siendo señalado es la excesiva dependencia de nuestra economía a la exportación de soja y sus productos derivados. La reproducción de un patrón de comercio agro-exportador en el cual Argentina se especialice en materias primas mientras importa desde China bienes industriales aparece como un peligro real de los cuales se hacen ecos varios autores9. Esa especialización demasiado intensa de nuestras exportaciones hacia China puede transformarse asimismo en un obstáculo para el objetivo de diversificar la estructura económica argentina, dado que la excesiva dependencia de un producto y un país reduce los márgenes de negociación. Si bien la estructura de nuestro comercio con China está bien estudiada10, en lo que sigue pretendemos completar el análisis con la otra cara de la moneda: la estructura de las importaciones de China.

Sabemos que China es un gran importador de materias primas. Sin embargo más de la mitad de su comercio en esta última década se realizó con sus vecinos del Asia oriental, que profundizaron un proceso de integración regional en base al comercio intra-firma realizadas por las multinacionales, con el objetivo de abaratar sus costos. Ese comercio se nuclea alrededor de sectores industriales como el de las computadoras, televisión, celulares, y otros bienes electrónicos, en los cuales China realiza el ensamblado de piezas que le llegan desde Japón, Corea del Sur o Taiwán, y luego exporta los bienes terminados a Europa y los Estados Unidos.

En primer lugar, observamos que las importaciones chinas se componen sobre todo de productos industriales, contrariamente a lo que se podría suponer: los capítulos arancelarios 84, 85 y 90 en conjunto representan 44% del total importado entre 2001 y 2010. Las materias primas, como petróleo (capítulo 27), minerales (26, 71 y 74) y soja (12,15) en conjunto sólo representan 22% del total.

Cuadro Nº 3. Principales productos importados por China, por capítulos arancelarios
En porcentaje


Capítulo Descripción Participación en el total
85 Maquinas, aparatos y material eléctrico, y sus partes; aparatos de grabación o reproducción de sonido, aparatos de grabación o reproducción de imagen y sonido en televisión, y las partes y accesorios de estos aparatos 25%
84 Reactores nucleares, calderas, maquinas, aparatos y artefactos mecánicos; partes de estas maquinas o aparatos 13%
27 Combustibles minerales, aceites minerales y productos de su destilación; materias bituminosas; ceras minerales 11%
26 Minerales metalíferos, escorias y cenizas 5%
90 Instrumentos y aparatos de óptica, fotografía o cinematografía, de medida, control o precisión; instrumentos y aparatos médicos quirúrgicos; partes y accesorios de estos instrumentos o aparatos 6%
39 Plástico y sus manufacturas 5%
87 Vehículos automóviles, tractores, velocípedos y demás vehículos terrestres, sus partes y accesorios 3%
29 Productos químicos orgánicos 3%
74 Cobre y sus manufacturas 2%
71 Perlas naturales (finas) o cultivadas, piedras preciosas o semipreciosas, metales preciosos, chapados de metal precioso (plaque) y manufacturas de estas materias; bisutería; monedas 2%
72 Fundición, hierro y acero 3%
12 Semillas y frutos oleaginosos; semillas y frutos diversos; plantas industriales o medicinales; paja y forrajes 1%
15 Grasas y aceites animales o vegetales; productos de su desdoblamiento; grasas alimenticias elaboradas; ceras de origen animal o vegetal 1%
  Suma 80%
Fuente: TRADEMAP

Si ordenamos los mismos datos por países, observaremos que los 3 primeros orígenes son países de la región (Japón, Taiwán y Corea del Sur), lo que podría explicarse por cuestiones geográficas pero también económicas, por el fuerte comercio intraindustrial existente entre los países de la región. Esto implica una interdependencia que convierte a los vecinos en socios estratégicos para la producción industrial China.

Por otra parte, entre los primeros 10 orígenes solo 3 pertenecen a las primeras 10 potencias mundiales calculadas en PBI per cápita: Japón, Estados Unidos y Alemania. Entre los primeros 28 orígenes, solo la mitad pertenece al club de las 20 principales potencias mundiales. Estos datos parecen indicar que las necesidades de importaciones de China no son provistas exclusivamente por los países desarrollados, sino que abre grandes oportunidades a muchos países que tenían poca presencia en el comercio mundial.

Cuadro Nº 4

Principales orígenes de las importaciones de China, por país Promedio 2001-2010

País Participación en el totalde las importaciones de China Ranking PBI per cápita
Japón 17% 3
Taiwán 11% 23
República de Corea 11% 14
Estados Unidos 9% 1
Alemania 5% 4
Singapur 4% 37
Malasia 4% 39
Australia 3% 13
Tailandia 3% 30
Filipinas 2% 47
Brasil 2% 6
Federación de Rusia 2% 9
India 2% 10
Arabia Saudita 2% 21
Francia 2% 5
Indonesia 1% 16
Italia 1% 8
Reino Unido 1% 7
Suiza 1% 19
Angola 1% 62
Canadá 1% 11
Irán (República Islámica del) 1% 26
Chile 1% 43
Bélgica 1% 24
Sudáfrica 1% 28
Omán 1% 66
Países Bajos (Holanda) 1% 17
Argentina 1% 27

Fuente: TRADEMAP y FMI.

Profundizando el análisis, los mismos datos nos permiten mostrar el cruce entre productos y países. Por el grado de concentración de origen por producto podemos encontrar un indicador de la relación de dependencia que China desarrolló con algunos países proveedores.

En el sector de plástico (capítulo arancelario 39) y productos químicos orgánicos (29), los tres orígenes más importantes (Taiwán, Japón, Corea del Sur) concentran entre 54 y 56% de las importaciones totales. Estados Unidos ocupa el cuarto lugar (entre 8 y 10%). Una vez más, además de Alemania, otros países del sudeste de Asia representan una proporción significativa, incluyendo Singapur, Tailandia y Malasia.

Una estructura similar se puede observar para las industrias de fundición de hierro y acero (72), donde las importaciones también son lideradas por los vecinos Japón, Corea del Sur y Taiwán.

El sector de automóviles (capítulo arancelario 87) tiene un grado de concentración por origen mayor que otras industrias (73% en los dos primeros orígenes), debido al papel de los países desarrollados como Japón (34%) y Alemania (31%) y en menor medida el Reino Unido, los Estados Unidos, Corea del Sur y Taiwán.

El petróleo (27) es una materia prima esencial para la ecuación energética china, el origen de sus importaciones es muy diversa y el índice de concentración muy bajo. Los 3 principales orígenes (Angola, Arabia Saudita, Irán) sólo representan el 32% del total. Entre los proveedores de petróleo, encontramos no solo a los países extractores (Rusia, Angola, Arabia Saudita, Irán y, en menor medida, Australia, Brasil y algunos países del sudeste asiático), sino también países que son importantes en esta área por su carácter de intermediarios o de transformador de la mercancía (Corea del Sur, Singapur, Japón).

Los minerales se dividen en 3 posiciones (26, 74, 71): son estratégicos para las industrias básicas, tales como mineral de hierro para la industria siderúrgica o de cobre para los productos electrónicos. Las importaciones chinas son originarias principalmente de 4 países: Australia, Brasil, India, y Chile para el cobre.

En cuanto a las oleaginosas y sus aceites (12 y 15), su importancia se debe al peso de la población china: la soberanía alimentaria es una prioridad para la estabilidad interna del poder político. La concentración de los orígenes de este sector es intensa, ya que los Estados Unidos, Brasil y Argentina representan 91% del total de importaciones en semillas y frutos oleaginosos (soja sobre todo), mientras que Argentina, Malasia e Indonesia representan 77% de las importaciones de grasas y aceites.

Los capítulos arancelarios 84, 85 y 90 contienen varios productos industriales y representan casi la mitad de las importaciones. Por esas posiciones se incorporan los bienes de capital pero también los productos electrónicos y sus partes, que es fundamental para la economía china. El cuadro nos permite observar la intensidad de los intercambios con los demás países de la región por esa posición, en la cual Japón, Corea del Sur y Taiwán tienen los primeros lugares.


Cuadro Nº 5 Principales orígenes de las importaciones de China, por país y producto
Ordenado por producto. Año 2001-2010

Capítulo Arancelario
Países 85 84 27 26 90 39 87 29 74 71 72 12 15
Japón 21% 25% 2% 22% 18% 34% 18% 14% 8% 30%
Taiwán 20% 8% 1% 26% 20% 2% 14% 11% 1% 16%
Corea del Sur 15% 8% 6% 23% 17% 8% 22% 9% 4% 16%
Estados Unidos 7% 10% 1% 1% 11% 10% 8% 8% 6% 9% 4% 40% 2%
Alemania 3% 13% 6% 4% 31% 3% 4% 2% 3%
Singapur 7% 5% 6% 1% 5% 3% 1% 1%
Malasia 8% 3% 2% 1% 3% 2% 2% 1% 37%
Australia 3% 31% 4% 1% 1% 3%
Tailandia 3% 6% 1% 1% 5% 3% 3% 1%
Filipinas 5% 3% 1% 2% 2% 1%
Brasil 1% 18% 2% 31% 7%
Rusia 8% 1% 1% 2% 1% 1% 5%
India 15% 1% 2% 2% 23% 2% 1%
Arabia Saudita 13% 3% 7%
Francia 1% 2% 1% 1% 2% 1% 1% 1% 1%
Indonesia 1% 1% 3% 2% 2% 1% 1% 22%
Italia 1% 3% 1% 1% 1% 1% 1% 2% 1%
Reino Unido 1% 2% 1% 1% 4% 1% 3% 1%
Suiza 1% 1% 1% 9%
Angola 11%
Canadá 1% 2% 1% 1% 2% 4% 5%
Irán 9% 1% 1% 1%
Chile 5% 21%
Bélgica 1% 2% 1% 2% 1% 11% 1%
Sudáfrica 5% 1% 7% 3%
Omán 6%
Países Bajos 1% 1% 1% 1% 1%
Argentina 20% 17%
Tasa de concentración* 56% 48% 32% 64% 70% 56% 73% 54% 45% 42% 62% 91% 77%
Fuente: TRADEMAP. (*) La tasa de concentración se calculó como la representación de los 3 primeros orígenes de las importaciones sobre el total del sector.

Los mismos datos ordenados según la concentración por producto de cada origen nos aportan información respecto de la posición que puedan tener esos países exportadores respecto de China.

Desde ese punto de vista se destacan claramente 3 grupos de países: los que exportan hacia China sus materias primas, en general, tienen índices de concentración muy fuertes en los 3 primeros productos exportados. Para otros, en general los más desarrollados, hay poca concentración. Generalmente en este último caso los productos comercializados son bienes industriales.

Los casos más notables son aquellos países “petroleros”, que concentran sobre el capítulo arancelario 27 casi la totalidad de sus exportaciones a China: Angola (99%), Arabia Saudita (77%), Irán (82%) y Omán (96%). En un caso similar podríamos ubicar a países como Chile y Argentina, que si bien exportan por 2 capítulos arancelarios distintos (Chile por los de productos mineros y Argentina por los de alimentos), concentran en ellos más de 82% de sus exportaciones hacia China.

En una situación similar aunque con menor grado de concentración se encuentran Brasil y la India, cuyos primeros 2 capítulos arancelarios representan entre 65 y 67% de sus exportaciones totales a China.

Pero esta situación, si bien es general en los países proveedores de materias primas, no es exclusiva de estos productos, ya que los encontramos también en países que exportan bienes industriales a China, como Filipinas, donde el 85% de sus exportaciones provienen de 3 capítulos, así como Malasia (75%), Taiwán (67 %) y Singapur (80%).

Por último, los países más desarrollados son los que menos concentración por producto muestran, dando cuenta de la diversificación de su propia estructura productiva.

Cuadro Nº 6 - Principales orígenes de las importaciones de China, por país y producto
Ordenado por países Año 2001-2010

Capítulo arancelario

Países 85 84 27 26 90 39 87 29 74 71 72 12 15 C3*
Japón 32% 20% 1% 7% 6% 5% 4% 2% 1% 5% 59%
Taiwán 44% 10% 1% 13% 9% 4% 2% 4% 67%
Corea del Sur 36% 10% 6% 12% 8% 2% 7% 2% 1% 4% 58%
Estados Unidos 20% 16% 1% 1% 7% 6% 2% 3% 1% 2% 1% 6% 43%
Alemania 16% 33% 7% 4% 16% 2% 2% 1% 2% 65%
Singapur 46% 16% 18% 2% 7% 3% 1% 80%
Malasia 56% 12% 5% 1% 4% 2% 1% 7% 75%
Australia 1% 2% 10% 51% 1% 3% 1% 1% 1% 64%
Tailandia 26% 28% 5% 2% 9% 3% 3% 1% 63%
Filipinas 67% 18% 1% 2% 1% 1% 2% 2% 87%
Brasil 1% 1% 6% 43% 1% 1% 1% 3% 22% 2% 71%
Rusia 1% 2% 41% 3% 1% 3% 1% 2% 7% 51%
India 2% 1% 1% 39% 2% 3% 2% 28% 3% 1% 70%
Arabia Saudita 77% 8% 13% 98%
Francia 18% 15% 4% 3% 3% 3% 1% 1% 1% 37%
Indonesia 9% 7% 24% 8% 2% 6% 2% 1% 10% 41%
Italia 10% 31% 4% 3% 1% 1% 1% 3% 2% 45%
Reino Unido 19% 24% 1% 7% 4% 7% 1% 2% 6% 2% 50%
Suiza 9% 16% 5% 1% 2% 16% 41%
Angola 99% 1% 100%
Canadá 10% 7% 3% 7% 2% 4% 2% 7% 1% 1% 1% 5% 3% 24%
Irán 82% 6% 3% 4% 1% 92%
Chile 30% 54% 84%
Bélgica 6% 11% 1% 10% 2% 7% 4% 33% 2% 54%
Sudáfrica 1% 1% 4% 33% 1% 1% 1% 2% 22% 10% 65%
Omán 96% 1% 1% 1% 98%
Países Bajos 13% 21% 2% 9% 10% 1% 5% 4% 2% 44%
Argentina 8% 1% 1% 1% 53% 21% 82%
Fuente: TRADEMAP (*) C3: La tasa de concentración se calculó como la representación de los 3 primeros orígenes de las importaciones sobre el total del sector.

En resumen, se pueden considerar las importaciones de China como teniendo dos dinámicas distintas: los bienes industriales por un lado, las materias primas por otra. Dentro de esta última, asimismo, la posición de China con los diferentes países es distinta en función de la competencia existente en el mercado. El petróleo, como hemos visto, se caracteriza por proveedores altamente especializados como Arabia Saudita, Irán y Angola, para quienes ese producto representa más del 80% de sus exportaciones a China. Sin embargo, este sector tiene una concentración por proveedores particularmente baja si tenemos en cuenta los primeros tres países (32%).

Al contrario, los sectores de oleaginosas, grasas y aceites se encuentran muy concentrados en pocos países: Brasil, Estados Unidos, Argentina, Indonesia y Malasia. Si nos referimos al poroto de soja (capítulo 12), Argentina, Brasil y Estados Unidos representan 91% de las importaciones de China. Es decir que de no conseguir soja en Argentina, a China le quedará solo dos exportadores potenciales, uno de los cuales es Estados Unidos. Por el carácter que tiene la relación entre China y Estados Unidos, podemos inferir que China no desearía depender de Estados Unidos para proveerse de alimentos para su población. A esto le tenemos que agregar un factor de estacionalidad, que hace que las cosechas de Estados Unidos y las de Brasil y Argentina se realizan con 6 meses de diferencia, dando potencialmente el monopolio del poroto de soja a Estados Unidos entre agosto y octubre de cada año, y a Argentina-Brasil entre marzo y mayo. Estos factores hacen de Argentina y Brasil dos proveedores claves para china, más aún que los proveedores de petróleo.

El sector minero tiene un nivel de concentración por proveedores intermedio, aunque se destacan los minerales metalíferos (64%). Para los principales proveedores como Brasil, Australia, India, Sudáfrica y Chile, las exportaciones a China representa gran parte de sus exportaciones con ese país, destacándose el caso de Chile (84%).

Por otra parte, como ya lo mencionáramos, Argentina concentra 74% de sus exportaciones a China en esos productos. Entonces, para decirlo de algún modo, se configuró una relación de doble dependencia entre China y Argentina donde el papel de Argentina como proveedor es muy relevante sino estratégico para el gigante asiático.

4. Reflexiones finales

La relación de nuestro país con China es uno de los desafíos más relevante que tiene que asumir el gobierno nacional en la economía internacional. En la actualidad, como ha sido mencionado, esa relación es antes que nada comercial y parece instalarse un patrón de comercio muy especializado que podría recordar viejos paradigmas del modelo agroexportador. Sin embargo, aunque esa interpretación tiene bastante asidero en la opinión pública, conviene hilar más finos y dar cuenta de las complejidades que rodean la nueva economía internacional que emerge de la crisis mundial.

En este artículo pudimos mostrar por un lado que los datos de comercio bilateral sobre los que se fundan gran parte de los análisis son discutibles. Hemos propuesto una metodología de cálculo alternativa que arrojan datos no tan catastróficos para nuestra balanza de pagos: mientras el superávit comercial con China se prolonga de 2002 a 2008, con mejoras en 2007 y en 2008, los saldos comerciales negativos recién aparecen en 2009 y 2010, pero en forma leve y por causas puntuales (sequía en 2009, conflicto comercial en 2010). Recién en 2011 el déficit comercial empieza a ser inquietante. Con estos datos no tenemos intención de negar algunos aspectos negativos de la relación con China, sino tratamos de echar luz sobre una cuestión sensible y de esa manera tener una mejor perspectiva de nuestro intercambio comercial. Ese intercambio muestra una evolución positiva que refleja simplemente el buen momento por el que pasan los términos de intercambio de nuestro país, pero no nos lleva a concluir que la relación comercial entre China y Argentina es favorable a nuestro país. La experiencia histórica nos muestra que los buenos precios internacionales no durarán eternamente, y que en todo caso siempre estaremos a la merced de una mala cosecha, como la de 2009. La mejor alternativa ante ese escenario posible es aprovechar la bonanza para cambiar nuestro patrón de comercio bilateral con China.

El segundo punto tratado fue el de la dependencia de Argentina respecto de la exportación de soja hacia China. Del panorama presentado sobre la estructura de las importaciones chinas podemos extraer dos conclusiones: por un lado Argentina logró una fuerte presencia en la provisión de alimentos, especialmente a través de la soja y sus derivados, en la cual se posiciona entre los 3 principales y casi únicos proveedores, junto a Brasil y Estados Unidos. De esa manera podemos calificar la relación de Argentina con China como de “doble dependencia”, que ubican a nuestro país en una posición más cómoda que muchos de los países que exportan petróleo a China, ya que los proveedores de ese producto se encuentran muy atomizados.

Sin embargo la debilidad de nuestra posición radica en que más de 75% de los productos exportados por Argentina a China son alimentos, y la mitad soja y sus derivados, razón por la cual es necesario tratar de exportar otros productos con mayor valor agregado. Si bien la tarea resulta difícil, no es imposible dado que el acceso al mercado chino está lejos de estar acotado, tanto por producto como por origen. Como lo pudimos comprobar, la mayoría de sus importaciones son de productos industriales y muchas provienen de orígenes que no son los tradicionales del rubro. La oportunidad que supieron aprovechar otros países “emergentes” debe ser un ejemplo para mejorar la inserción por producto de nuestro país en la nueva división del trabajo internacional.


Notas

1 FERRANTINO Michael y WANG Zhi, Accounting for discrepancies in bilateral trade: The case of China, Hong Kong, and the United State, China Economic Review 19, p. 502-520, 2008, y FUNG K.C. y Lawrence LAU Adjusted estimates of United States-China bilateral trade balances: 1995-2002, Asian Economic Journal 14, p. 489-496, 2003.
2 Esta parte se basa en un trabajo previo, Martin BURGOS, La route du soja. Les tensions commerciales de l’Argentine avec la Chine. Mémoire de Maîtrise EHESS-Paris, 2011.
4 FERRANTINO Michael y WANG Zhi, ya citado.
5 No podemos dejar de mencionar que Argentina también reclama soberanía sobre un territorio ocupado por el Reino Unido: las Islas Malvinas. Sin embargo a los fines de nuestro estudio no consideraremos el comercio realizado por las Islas Malvinas como comercio realizado por nuestro país.
6 Esta cuestión se trató en investigaciones sobre las estadísticas de comercio chino, por ejemplo Commission européenne y CESD, The customs general administration of the Popular Republic of China, 1997. Más recientemente FUNG K.C. et LAU Lawrence, ya citado y FERRANTINO Michael et WANG Zhi, ya citado.
7 LEMOINE Françoise, L’économie de la Chine, 2006, Collection Repères, Ed. La Découverte Paris. Esa función fue siempre muy útil para China, dado que le permitía guardar una relación comercial en caso de bloqueo comercial o de ausencia de relaciones diplomáticas, como por ejemplo con Taiwán.
8 Pudimos conseguir un antecedente para esa forma de calcular el comercio bilateral con China en el caso de México. En este caso, es la embajada mexicana en Pekín la que comparó los datos de importaciones para evitar los efectos de la triangulación: http://espanol.cri.cn/161/2005/12/05/1@77253.htm
9 Por ejemplo SEVARES Julio, El ascenso de China: oportunidad y retos para América Latina, Revista Nuevo Sociedad N° 235, 2011 y SLIPAK Ariel, La emergencia de China como potencia: desafíos para el desarrollo que enfrenta la Argentina, IV Congreso AEDA 2012.
10 Véase por ejemplo D’ELIA, Carlos, Carlos GALPERIN y Néstor STANCANELLI, El rol de China en el mundo y su relación con Argentina, Revista del CEI N° 13, 2008 y LOPEZ Andrés y Daniela RAMOS A la sombra del gigante chino:¿Hay lugar para la Argentina en el nuevo mundo? Boletín informativo Techint N° 326, 2008.

Compartir en

Desarrollado por gcoop.