Homenaje al Padre del Teatro Sanjuanino: Oscar Kümmel (1935-2012) | Centro Cultural de la Cooperación

Homenaje al Padre del Teatro Sanjuanino: Oscar Kümmel (1935-2012)

Autor/es: Gisela Ogás Puga

Sección: Palos y Piedras

Edición: 16

Español:

El maestro Oscar Kümmel, actor, director, mimo y titiritero sanjuanino, constituye la figura teatral más importante para la provincia de San Juan, en él radica el origen, las raíces del acontecer teatral local actual. Kümmel es la piedra fundacional del teatro sanjuanino moderno. Su huella sigue serpenteando en algunos gestos de nuestro teatro que contrastan o se funden con los gestos de las nuevas generaciones que fluyen de sus innumerables discípulos. Involuntariamente retirado de las tablas por cuestiones de salud hace unos pocos años, su partida ,el 14 de septiembre de 2012 a los 77 años de edad, conmovió a toda la comunidad sanjuanina.


Si quieres ser universal, habla de tu aldea”. León Tolstoi

En esta sección de la Revista del CCC dedicada al teatro argentino pretendo dar a conocer y alumbrar, desde mi lugar de investigadora del teatro de la provincia de San Juan dentro de la cartografía teatral nacional, parte de la trayectoria de Oscar Kümmel como pilar fundamental en la historia del teatro sanjuanino y, además, como gran agente teatral argentino. Porque su labor rebasa los límites de lo vernáculo no sólo a través de la relevancia que alcanzaron sus obras fuera de la provincia, sino también por su militancia como actor y director nacional defensor del teatro independiente; impulsor y luchador junto a otros caudillos teatrales de la Ley Nacional del Teatro, a través de la cual se crea el INT.

Contar la vida de Oscar Kümmel implica contar la historia del teatro sanjuanino desde la segunda mitad del SXX en adelante. Fue el maestro de todos, dedicó toda su vida al teatro. Gracias a su persistencia y continuidad hoy existe un crecido teatro en San Juan, floreciente, libre, creativo, ecléctico y, por sobre todo, amante de su quehacer en las tablas. Transmitió pasión y vocación, formó actores y espectadores con sus magníficas e innovadoras puestas. Contagió su pasión de tal manera que innumerables y heterogéneos discípulos, hoy importantes referentes del teatro local no dejan de llamarlo por estos días su “Padre teatral”, “Padre de mi carrera profesional”. Parte del ADN de todos ellos reconoce en su genética a Kümmel. El maestro está en todos ellos; en las continuidades y rupturas del teatro sanjuanino se respira Kümmel, quien no deja de ser para estos hijos “el aliento de las cosas”, como enunciara en el año 2007 el director Juan Carlos Carta en entrevista personal sobre el maestro casi como un inefable secreto: “Kümmel es el aliento de las cosas”.

Su figura constituye un hito en la escena local tanto por su productividad teatral como por su proyección en el imaginario escénico cultural. Es por eso que la poética de Kümmel debería ser central en los estudios sobre teatro en San Juan, dado que este teatrista es en gran medida uno de los responsables de que exista hoy un campo teatral en la provincia. Kümmel sería algo así como la punta del iceberg teatral, pero invertido en el actualmente prolífico y creciente teatro sanjuanino.

Para estudiar a Oscar Kümmel se realizó un exhaustivo trabajo de campo, que incluyó como puntos más relevantes el valioso material audiovisual y testimonial rescatado, y la experiencia personal ligada al sujeto de estudio como su espectadora, alumna y luego analista de este agente teatral. La zona de experiencia del investigador se vio enriquecida y ampliada por la propia voz de Kümmel plasmada no sólo en sus espectáculos, sino también en la reflexión sobre su poética. Se realizó el análisis de algunas de sus obras a partir de los documentos relevados y de la propia experiencia expectatorial y también un intento de reconstrucción de algunas obras paradigmáticas de su trayectoria.

La vocación de Oscar Kümmel surge a partir de un curso de teatro dictado en 19581 por una docente porteña, Adelaida Hernández de Castagnino quien se queda en la provincia como maestra en la primera Escuela de Arte Dramático de San Juan, abierta en 1959, y que luego en 1960 se integraría al Instituto Superior de Artes (ISA: 1960-1965), antecedente directo que llevó a la creación de la Facultad Filosofía, Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de San Juan.

A partir de esta primera experiencia en 1958, Kümmel decidió dedicar su vida al teatro, y así lo hizo ininterrumpidamente hasta el año 2010. En estos primeros años en el marco de estas instituciones Kümmel participaba como actor en obras de autores como Cervantes, García Lorca, Lope de Vega, J. y S. Álvarez Quintero en el pequeño teatro de cámara del Instituto Superior de Artes, “El Globito”, levantado con la colaboración de todos en el Parque de Mayo, y derribado en febrero de 1965 por orden del gobierno de turno. La desaparición del mítico Globito fue un preanuncio del final de esa institución ese mismo año. Sin embargo, surgieron varios elencos de teatro independiente, entre ellos el elenco de Oscar Kümmel, que luego de varias etapas fue llamado “Nuestro Nuevo Teatro”.

Fueron muchos los que protagonizaron esta época (1970) pero lo cierto es que de todos aquellos que coadyuvaron a la formación y consolidación del campo teatral sanjuanino, Kümmel es el único agente que se mantiene haciendo teatro como actor, director y maestro en forma ininterrumpida.

La productividad del elenco “Nuestro Nuevo Teatro” (1972-2010) será crucial en la historia teatral sanjuanina. Kümmel recuerda que la directora del Instituto Goethe de San Juan, al verlo actuar en una obra de autor alemán dirigida y actuada por él (Conoce usted la vía láctea, de Karl Wittlinger) le ofreció hacer teatro en el Instituto, dice Kümmel: “... nos costaba una enormidad hacer teatro, reciclábamos ropa, todo... no teníamos nada de plata. Entonces vi una oportunidad. Y nos vinimos para acá (Instituto Goethe) con todo el elenco...” 2.

Así fue como en el año 1973 el elenco Nuestro Nuevo Teatro dirigido por Kümmel pasó a funcionar en el Instituto Goethe en forma estable hasta el año 2010. El Instituto Goethe implicó para Kümmel el refugio de una institución legitimante que le brindó el espacio físico, los medios económicos y la protección política en una década marcada por la dictadura militar en la Argentina. De todas maneras, Kümmel recuerda algunos episodios de persecución ideológica típicos de la época:

...he dado funciones con policías detrás de los telones con ametralladoras en las manos para intimidarnos...(...)...aunque nos estaban controlando nos arreglábamos para decir lo que queríamos. Eran tan brutos que no entendían absolutamente nada de lo que decíamos... 3

Kümmel transformó aquel espacio del tercer piso del Goethe en una sala teatral, una especie de teatro de cámara que él metamorfoseaba con cada puesta en escena que encaraba desafiando las columnas que interferían el espacio y todo aquello que resultara un obstáculo. Allí dirigió y actuó infinidad de obras, especialmente de autores argentinos y alemanes4.

Las obras paradigmáticas de la trayectoria de Kümmel fueron Angelino (1984), Argimón (1993), ambas versiones libres de Oscar Kümmel y El cepillo de dientes (1995) de Jorge Díaz. Estas puestas fueron reconocidas dentro y fuera de la provincia por importantes medios periodísticos, obtuvieron elogiosas críticas, ganaron los primeros lugares en fiestas provinciales y nacionales de teatro y fueron representadas fuera de la provincia; Angelino (1984) y Argimón (1993), en la Capital Federal con amplia repercusión en la crítica periodística especializada.

Durante las entrevistas inferimos cuántas adversidades supo sortear, enfrentar y resistir Oscar Kümmel en su vida como teatrista: el cierre de la Escuela de Arte Dramático del Instituto Superior de Artes y la demolición de su mítico teatro de cámara El Globito, la intermitencia en la búsqueda, hallazgo y pérdida de lugares en donde hacer y enseñar teatro, “las vigilancias” de la censura durante la dictadura militar y las restricciones en la libre elección del repertorio en su primera etapa en el Instituto Goethe, las dificultades económicas y los trabajos paralelos para poder vivir, entre muchas otras.

Algunos postulados de su poética según su propia visión o pensamiento:

  • Autodefinición de su teatro: El teatro es el lugar donde todo es posible. Volar en el escenario (Argimón ) o que una mesa gire sola sobre sí misma ( El cepillo de dientes ) no son imposibles para el teatro de Kümmel. No hay límites sino desafíos. He aquí la poderosa energía emanada por Kümmel en sus discípulos:

…Yo creo que el teatro es todo... yo creo que el teatro es de todos... y yo creo que hago un teatro total, un teatro en donde no hay límites para hacer, si esto se puede hacer se hace, si no se puede no se hace. Es como el efecto de los molinos (para hacer el Quijote), yo sé que se puede hacer, pero no sé cómo todavía. Pero por ahí sale, si es teatral, va a salir…5

  • Los códigos teatrales como lenguajes poéticos:

…Siempre hago que la escenografía tome parte...que sea un personaje más de la integración de la obra, que sea parte también, como debe ser la música, como deben ser todos los lenguajes que integran una obra. Una obra está integrada por los lenguajes del actor, más los lenguajes del espacio, y hoy en día los lenguajes de la luz, siempre ha sido la luz un lenguaje, nada más que antes era poco ocupada. Hoy en día se ocupa más la luz y el sonido y todo usándolo no como adorno nada más, sino como efecto…6

  • Autoconciencia y experiencia: De la intuición a la experiencia, así definimos el camino de Kümmel, porque su acotada formación -de la que está plenamente agradecido- fue muy clásica y tradicional; sin embargo, en forma experimental y autodidacta, supo hacer crecer y trascender una poética propia, nueva, llevándola a lugares originales e insospechados para el universo teatral sanjuanino. Kümmel se reconoce consciente de sus aciertos y de que la seguridad que da la experiencia pareciera según él llegar tarde:

...Y yo soy consciente de todo eso. Soy consciente de que manejo todo eso bien, pero he venido a ser consciente ahora recién. Yo hacía todo eso inconscientemente. Pero uno cuando va adquiriendo experiencia, experiencia, experiencia, está seguro, está empezando a ser seguro, entonces, ahora por eso me gusta tanto dirigir, porque se cómo manejar esto, como manejar aquello... La experiencia es así... viene cuando ya uno... ya no la puede hacer... quisiera hacer más...7

  • El espacio: La categoría del espacio en Kümmel es definidora de su teatro y es uno de los elementos que lo caracterizan. El espacio, especialmente en cuanto a la disposición escenográfica y los objetos incorporados en sus puestas constituye una fuerte metáfora de su interpretación de la obra y de su estilo personal de encarar el desafío de “llevar a escena” una pieza teatral. La transformación del espacio en función de que el público se sienta atrapado por él es uno de los fuertes de Kümmel.

…Muchas veces José Annecchini me dice: vos manejás perfectamente el espacio. Le digo, el espacio es lo esencial... porque eso me lo ha dado el mimo, porque el mimo trabaja con el espacio, uno se mueve dentro de un espacio, un espacio tridimensional y eso es lo que hay que sacar de la puesta en escena frontal. Que no sea una cosa chata sino que salga!... que salga! Que salga del escenario! Por eso me gustan tanto los espacios no convencionales. Nadie pensaba que yo acá dentro podía hacer Fausto, ahí con todos los personajes que tiene y sin embargo ocupé todo... todo... hasta atrás del público, las pasarelas, las cosas, todo, todo...8

Kümmel genera su propia poética del espacio guiado por sus conocimientos autodidactas de mimo y por una gran creatividad e “imaginación técnica”9, término que utiliza Beatriz Sarlo para hablar del tipo de creatividad de los artistas marcados por el espíritu de la modernidad y su creencia en lo “posible” de la mano de la “invención técnica”. Así para Kümmel, el teatro es el lugar donde todo es posible y es justamente esta inventiva técnico-humana la que hace que “todo sea posible”. De ahí el concepto de “máquina” como epíteto de Kümmel: maquinaria imparable de creativos efectos poético-técnicos sobre el escenario, maquinaria de invenciones desopilantes y de poderosos efectos auráticos sobre el público, máquina de hacer surgir el gusto y la vocación por el teatro, máquina resiliente ante las inclemencias de tiempos y espacios adversos, maquina irrefrenable de pasión hacedora y contagiosa de teatro.

Como el Hamlet Machine” de Heiner Müller daremos a luz un libro que se llamará Máquina Kümmel10…porque así como Hamlet devino en “máquina” por Müller, gracias al fructífero Hamlet de Shakespeare que nunca pereció, y volvió y fue millones en la productividad de su legado, así, la productividad imperecedera de Kümmel se vuelve imparable máquina en la territorialidad sanjuanina, dentro de la gran aldea de la cartografía teatral argentina.

Podemos considerar a Kümmel como el primer mimo de San Juan y el primer director que montó una obra de teatro enteramente ideada para mimo - Angelino (1984) – siendo concebida de esta manera como pieza teatral por primera vez en la provincia de San Juan. De las diferentes formas del mimo, Kümmel parece elegir el mimodrama (Pavis: 1994) construyendo una verdadera fábula a partir de un encadenamiento de episodios gestuales y corporales, y reencontrando las estructuras narrativas de la tragedia y la comedia. El relato descriptivo de las escenas que hemos podido inferir –valioso en cuanto a que no existe un registro filmado ni un guión escrito de la puesta, y se cuenta con escaso material fotográfico- sugiere una escenificación cargada de una crítica evidente a los aspectos sociales despiadados de la modernidad encarnados en “la ciudad”. Kümmel se transforma en un “ingeniero” de la escena. Detrás de la magia, ocultas, están las manos del director haciendo y deshaciendo trucos que sostienen los sentidos de la puesta y que atrapan al asombrado espectador.

Es fundamental remitirnos a la obra Argimón, (1993) en la que propone un teatro simbólico con elementos expresionistas a través de una escenificación navie y poética, donde el acontecimiento teatral ofrece un espectáculo mágico, onírico, que parece volvernos al mundo de lo infantil, a una estética que nos recuerda el cuento tradicional o el dibujo animado por su ingenuidad de trazos, que a veces se vuelve caricatura en la crítica satírica que propone. La singularidad de Kümmel como puestista radica en una simplicidad extraña: con recursos mínimos de su propia manufactura logra efectos máximos sobre el escenario. El diseño de la escena en su totalidad refleja el afán ingenioso del director que con sus artefactos – mecanismos escénicos kummelianos- construye el estilo de su propio arte, legado modélico que aparece resemantizado y reinventado en algunos gestos de la nueva puestística sanjuanina.

La segunda mitad de la década del 90 fue para Oscar Kümmel una nueva época de experimentación en géneros y estilos teatrales en su repertorio que implicaron un giro en cuanto a temáticas abordadas y un desafío en cuanto a la dirección actoral: el absurdo y el grotesco. Así en su versión de El cepillo de dientes de Jorge Díaz estrenada en 1995 resuelve la puesta en escena de una obra absurda recurriendo a la parodia. Se destaca la escenografía que con su estilo naif parodiante habla por sí misma convertida en un personaje más, fiel al estilo del director. Nuevamente Kümmel aparece como un director- mago o deus ex machina (dios que baja de una máquina), resolviendo escenas como el escape de los objetos flotando en luz negra, o inventando imágenes finales originales, como la mesa giratoria debajo de la cual está él mismo haciendo girar “despacito” un tornillo, escondido durante toda la obra para en la última escena hacerla girar. Así, siempre con simpleza e ingenio, sigue sosteniendo la actitud moderna del hombre capaz de resolver todo mediante su inventiva y poniendo la técnica al servicio del arte. Como el griego deus ex machina, Kümmel es el dios de sus propias puestas capaz de resolverlo todo con sus manos en la escena.

De víctimas y victimarios del argentino Aarón Korz integró el corpus de obras estrenadas en el segundo ciclo de Teatro Abierto en 1982. En San Juan fue estrenada en el año 1996 bajo la dirección de Oscar Kümmel. Aquí el director configuró su propio guión, alargó y enriqueció algunas escenas de gran efecto cómico, e hizo volar o flotar objetos, incorporando así imágenes surrealistas que generaban extrañamiento hecho que no figura en el texto original.

Al igual que en El cepillo de dientes se observa en la elección de esta obra un giro temático y estilístico en las obras de Kümmel. Del hombre simple y héroe angélico-alado de Angelino y Argimón -individuos solitarios en un mundo público adverso e incomprensivo-, Kümmel pasa en El cepillo de dientes al seno de una pareja incomunicada y perdida en su micromundo doméstico privado y en De víctimas y victimarios al interior de una familia, pequeño mundo-infierno de opresores y oprimidos. Así, de ámbitos sociales públicos (ciudades, pueblos) la puestística de Kümmel se abre aquí a sistemas privados familiares donde la casa es el mundo. De un planteo escénico sociológico se pasa a uno más psicológico donde las relaciones intrafamiliares parecen convertirse en una trampa para el desarrollo de la individualidad.

A partir del análisis realizado de la trayectoria y las obras de Kümmel, podemos enunciar algunos rasgos característicos de su trabajo: el carácter precursor e innovador de sus puestas, la persistencia y continuidad en el campo teatral de la provincia, la formación de nuevos teatristas y, a nivel estético, el sostenimiento a través del tiempo de procedimientos teatrales propios, a saber: la introducción del mimo como principio constructivo de puestas en escena y el otorgamiento de teatralidad al género; la creación de un Teatro del Artefacto con una “imaginación técnica” (Sarlo: 1992) al servicio de la puesta en escena: invención de artefactos, procedimientos escénicos basados en la propia manufactura (muñecos, máscaras, carros, sistemas para hacer volar personas, flotar objetos, girar mesas, simular movimiento o traslación en el espacio y en el tiempo mediante escenografía plana); innovación en la espacialización: escenografías naives y simbólicas; iluminación tradicional, lineal, sin utilización de apagones estructuradores de la puesta; el actor sustituido o multiplicado mediante muñecos, marionetas y máscaras; introducción del absurdo paródico y del grotesco en la actuación y escenificación; giros temáticos y estilísticos: del planteo escénico sociológico al psicológico; semantización: pensamiento moderno de defensa de utopías, creencia en el ser humano y sus posibilidades, actitud moderna del hombre capaz de resolver todo mediante su inventiva y poniendo la técnica al servicio del arte; en la recepción: provocación de emoción e impacto visual en el público.

Todo esto sobrepasaba el horizonte de expectativa socio-estético del público sanjuanino de los 80 y 90. Por eso Kümmel conformó una tradición vanguardista en el contexto cultural sanjuanino, pues sus puestas, en general, no fueron recepcionadas como “convencionales” o desde “lo esperable”. Logró marcar una tendencia, una manera particular de hacer teatro que lo caracteriza y que marcó hitos en la escena sanjuanina.

Podemos inferir el legado modélico que aparece resemantizado y reinventado en algunos gestos de la nueva puestística sanjuanina.

En el actor y director Ariel Sampaolesi aparece la impronta kümmeliana en algunas de sus obras d la última década, por ejemplo en la densidad de objetos escénicos y mecanismos de tramoya con una búsqueda efectista, en la incorporación de elementos insólitos, el armado de espacios aéreos, artefactos diseñados especialmente para la puesta y creados desde el ingenio del director. Ejemplo palpable de esto lo notamos no sólo en el análisis de sus obras sino también en el discurso de este teatrista a partir de las entrevistas realizadas en el marco de esta investigación:



A. Sampaolesi (lo que observa en sus puestas como legado de Kümmel): “el exceso de chirimbolos, o sea el exceso de objetos, de complicaciones de armado, de quilombos… (...) y secretos, y tanzas y sogas y eso… huevadas que yo no puedo zafar de eso, yo siempre termino poniendo esas cosas, o sea siempre este concepto de que tiene que… de que en cierto momento de las obras tienen que suceder cosas para seguir captando la atención. Como que… bueno, ta ta, despierten, despierten, otra cosa más, algo cae, algo roza…”11

El director Juan Carlos Carta reconoce que aprendió la técnica clásica del mimo a partir del modelo tomado por Kümmel de Marcel Marceau, pero produce una estilización12 del mimo kummeliano, aplicando sus propias técnicas del clown y circenses, suprime la máscara blanca e innova en un tipo de escenificación expresionista.

Enseñar aparece en Kümmel como una necesidad vital ya desde sus primeros años como docente en la misma Escuela de Arte Dramático del Instituto Superior de Artes donde se inició, y donde también, hasta hace muy poco tiempo, dictó durante muchos años talleres y creó su escuela en el Instituto Alemán. En el año 1991 se abrió en la Facultad de Filosofía, Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de San Juan la carrera de Estudios Teatrales, y Oscar Kümmel fue convocado para formar parte del plantel de profesores. Este nombramiento que lo hizo sentir “halagado pero al mismo tiempo también extraño” según sus propias palabras, tiene pocos precedentes en la Universidad. Es decir, el hecho de incluir en una carrera de grado a un docente sin formación universitaria, implica un reconocimiento explícito a la trayectoria de Oscar Kümmel como profesional del teatro en la provincia.

Dos de los directores más importantes y hoy referentes del teatro actual sanjuanino, lo ubican en primer lugar dentro de la historia de sus trayectorias y destacan el haberles infundido una pasión irrefrenable por el teatro al que se dedicaron por el resto de sus vidas:

...Kümmel fue el que nos enseñó a ser emergentes...” “...era muy fuerte el ambiente que se creaba, lo perseguíamos a todos lados (a Kümmel)...” “...nos llenaba de una filosofía sobre la vida y el teatro, y hacer teatro siempre y a pesar del sistema y de todo... (Ariel Sampaolesi)13

...un tipo que para mi es un maestro... que te muestra incluso las cosas que a él no le interesan es un maestro...fue muy importante...” “... él me dio Beckett para que leyera a pesar de que a él no le gustaba y Beckett marcó un rumbo para mí... alguien que te da algo para que leas aunque no le guste, es un maestro...” “... Es un gran puestista aunque muy simple en su forma de mirar la vida...” “... Kümmel es el aliento de las cosas... (Juan Carlos Carta)14

Kümmel se animó a ser un teatrista innovador al proponer una manera de hacer teatro diferente a la vigente en la primera mitad del siglo XX en la provincia. Se animó a hacer mucho más de lo que recibió en sus inicios en la Escuela de Arte Dramático, en cuanto a géneros, autores, estilos y técnicas y, a la vez, supo mantener y transmitir el fuego interior por el teatro que le dejaron sus primeros maestros. A Kümmel se le debe la profesionalización de la labor teatral en San Juan, ya que fue pionero en el sostenimiento de la actividad teatral como un trabajo, como una profesión, y no sólo como un hobby o entretenimiento en momentos en que esto no era bien visto por la sociedad. Esta actitud marcó un precedente que luego siguieron muchos otros artistas sanjuaninos, contribuyendo a que hoy exista un campo teatral consolidado en la provincia.

A modo de conclusión

Oscar Kümmel se erige como tradición en el proceso cultural de San Juan en tanto supervivencia del pasado en algunos procedimientos teatrales actuales y a la vez fuerza activamente configurativa en el imaginario del presente, constituye una figura emblemática en la historia de nuestro teatro por ser maestro de nuevas generaciones de actores y directores y por constituir un pilar fundante del teatro sanjuanino moderno.

Oscar Kümmel fue un Quijote del teatro en la provincia y paradójicamente ésta fue la última obra que le quedó por estrenar. Luchó contra duros molinos de viento, políticos, económicos, sociales y culturales.

Fue un adelantado para su época en cuanto a la utilización y creación de técnicas y estilos con una impronta propia. El teatro de Kümmel en los 70 y 80 estaba a la vanguardia de las grandes corrientes. Uno de los rasgos que lo distinguieron fue la utilización de muñecos, marionetas y otros objetos y dispositivos de su propia creación que hacían del teatro “el lugar donde todo es posible” como él mismo decía. Para Kümmel no había límites para hacer y su resiliente imaginación lo llevó a la creación de grandes obras que impactaron a nivel nacional, con las que recorrió escenarios del país y recibió muchos premios. Triunfó dentro y fuera de la provincia impactando al público con obras como “Angelino” (1984) y “Argimón” (1993), de importante repercusión en la crítica periodística nacional. Este reconocimiento lo llevó a ser convocado como Co-director de la Comedia Federal en 1986, un proyecto que se realizó en Córdoba y que nucleaba teatristas del país.

Su elenco Nuestro Nuevo Teatro (1971), nombre que evoca su amistad con Pedro Asquini, le dio grandes satisfacciones a la provincia de San Juan, en especial al público que se deslumbraba con sus invenciones y su manera de reinventar el espacio de la sala del Instituto Goethe para una comunidad que aprendió el teatro con la visión de sus puestas.

Según mis investigaciones Kümmel fue el primer mimo de San Juan y el primer director que montó una obra de teatro enteramente ideada para mimo, aprendiendo el género de manera autodidacta. Su hincapié en la corporalidad, en el espacio y los objetos, en un teatro del cuerpo y del artificio escénico con una impronta expresionista marcaron de diversas e inéditas maneras los gestos de las nuevas poéticas teatrales sanjuaninas.

Sus obras deslumbraban con una simplicidad extraña: con recursos -en apariencia- mínimos, y de su propia manufactura, lograba efectos máximos sobre el escenario. Su ingenio lo volvió un mago de la escena. Gracias a su poética del artefacto nuestros ojos vieron actores prolongados o multiplicados por muñecos de mecánica semi-humana, también vimos volar personas, flotar objetos, girar mesas por sí mismas, simular movimiento o traslación en el espacio y el tiempo con una escenografía plana. Nuestros ojos rieron, se ensombrecieron, pensaron, brillaron y crecieron a la luz de las obras del maestro. Hace poco caí en la cuenta de por qué mis ojos vibran más con aquellas obras en las que aparecen determinados “efectos” (como en Estereoscópica15 cuando el vestuario vuela)... se reactualiza el asombro mágico de las primeras experiencias teatrales como espectadora de las obras de Kümmel.

Con más de 50 años haciendo teatro e infinidad de obras llevadas a escena, en los últimos tiempos recibió premios y distinciones por su trayectoria, entre ellos Premios a la Trayectoria otorgados por el INT (2000 y 2003), Premio al Mejor Teatrista del Interior por parte de Getea, UBA (2002). En 2005 el entonces vicepresidente de la Nación lo distinguió como “Personalidad Sanjuanina” (Secretaría de Cultura de la provincia), y en 2009 en el marco de la Fiesta provincial del Teatro se le realizó un merecido homenaje siendo ésta su última aparición pública. Al día siguiente de su muerte fue recordado con un minuto de silencio en la ceremonia de apertura del Festival Internacional de Cine de UNASUR con sede en San Juan. Para sorpresa de todos el mismo Gobernador Dr. José Luis Gioja dedicó importantes palabras a la memoria de Oscar Kümmel en su discurso de apertura al Festival.

Además de mi experiencia como alumna de sus talleres, la vida y las huellas poéticas de Oscar son para mí desde hace ya varios años objeto de mis investigaciones. Casi como una premonición mi última ponencia (agosto 2012) en el IX Congreso Argentino de Historia del Teatro Universal e Historia del Actor (Centro Cultural de la Cooperación) fue acerca de su poética: “La máquina Kümmel, de la intuición a la experiencia”. Allí compartí parte del valioso material inédito que el propio Kümmel me dio en mano: sus bocetos, sus ideas, sus escritos, sus imágenes, sus músicas, la génesis de increíbles personajes y escenas. Y veo ahora a Oscar diciéndome “el teatro es el lugar donde todo es posible”, “no hay imposibles para el teatro”. Y veo ahora la plenitud del teatro sanjuanino que en gran parte él hizo posible.

Coronado de laureles vuela el maestro –como su personaje Argimón– ad astra: hacia las estrellas. Su muerte devino en acontecimiento teatral para la provincia, en amoroso convivio lo despidió su gente, sus familiares y amigos, su público, sus discípulos hoy referentes del teatro local. Conmovedora imagen la del último adiós a Kümmel, en medio de aplausos fue conducido de un lado por actores y directores –sus hijos teatrales– y del otro por sus hijos de sangre. Se fue rodeado de la admiración, el reconocimiento y el agradecimiento de todos los que lo conocimos.

Para finalizar, elijo las palabras de un elenco local16 que creo representativas del sentir de todos los sanjuaninos hoy: “para nosotros el teatro tiene tres caras, la de la alegría, la de la tristeza y la de Kümmel…”


Bibliografía:

  • Fernández, Ogás Puga et. alia, Escritos sobre la escena sanjuanina, San Juan, EFU (Editorial Fundación Universitaria), 2011..
  • Dubatti, Jorge, Filosofía del Teatro I. Convivio, experiencia, subjetividad. Buenos Aires, Atuel, 2007.
  • -----------------, Análisis teatral, poética comparada. Filosofía del Teatro II, Buenos Aires, Atuel, 2007..
  • -----------------, Cartografía teatral. Introducción al Teatro Comparado, Buenos Aires, Atuel, 2008.
  • Sarlo, Beatriz, La imaginación técnica. Sueños modernos de la cultura argentina, Buenos Aires, Nueva Visión, 1992.
  • Williams, Raymond, Marxismo y literatura, Barcelona, Península, 1980.

Notas

1 En 1958 fue creada por ley la Dirección provincial de Cultura cuyo primer director fue el poeta Rufino Martínez, gran impulsor de la creación de la primera Escuela de Arte Dramático de San Juan en el año 1959.
2 Entrevista realizada a Oscar Kümmel por Gisela Ogás Puga, 13 de marzo de 2007.
3 Fragmento extraído de entrevista a O. Kümmel por “El Nuevo Diario”. Viernes 6 de mayo de 2005, pág 6.
4 Algunas de ellas: El pupilo quiere ser tutor (1981) de Peter Hanke, Woyzeck (1983) de Büchner, El desperfecto (1984) de Friedrich Dürrenmatt, Historia de cómo nuestro amigo Panchito se enteró de la peste bubónica en África (1985) de Osvaldo Dragún, El Sr. Puntila y su criado Matti (1986) de Bertolt Brecht, Fausto (1988) de Goethe, De cómo el Sr. Mockinpott consiguió liberarse de sus padecimientos (1990) de Friedrich Dürrenmatt, Historias para ser contadas (1993) de Osvaldo Dragún, Trescientos millones (1993) de Roberto Arlt, Por simpatía (1995) de Mirko Buchín, El cepillo de dientes (1995/96) de Jorge Díaz, De víctimas y victimarios (1996) de Aarón Kurz, El carnaval del diablo (1996) de Juan Manuel Ponferrada, Homo simplícimus (1997) de Oscar Kümmel, Las dos máscaras: La farsa del fierro candente y La marquesa de las cucarachas (1998) de Hans Sachs y Tennesse Williams, El hombre y la mosca (1999) de José Ruibal, El mundo es un pañuelo (2000) de Jorge Díaz, Extraño juguete (2002) de Susana Torres Molina, Érase una vez (2003) de Oscar Kümmel.
5 Entrevista realizada a Oscar Kümmel por Gisela Ogás Puga, 13 de marzo de 2007.
6 Ibid.
7 Ibid.
8 Ibid.
9 Retomamos esta categoría de Beatriz Sarlo (1992), quien la utiliza justamente para hablar del tipo de creatividad de los artistas marcados por el espíritu de la modernidad y su creencia en lo “posible” de la mano de la “invención técnica”.
10 En co-autoría con el Prof. Jorge Fernández con quien llegamos por diferentes caminos generacionales y experienciales de investigación a la categoría de “máquina” para caracterizar el teatro de Kümmel. Concepto que aparece esbozado en el volumen “Escritos sobre la escena sanjuanina”, Fernández, Ogás Puga et. alia. EFU, 2011: San Juan.
11 Ibid
12 La estilización representa el estilo ajeno en el sentido de sus propios propósitos artísticos (Bajtin: 1986).
13 Entrevista realizada a Ariel Sampaolesi por Gisela Ogás Puga, 15 de mayo de 2007.
14 Entrevista realizada a Juan Carlos Carta por Gisela Ogás Puga, 5 de abril de 2007.
15 Obra del Ballet de Teatro San Martín de la Cuidad Autónoma de Buenos Aires. 2012.
16 Cooperativa Teatro de Arte de San Juan.

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