El arte de escenificar: nuevas dramaturgias de Julio Chávez | Centro Cultural de la Cooperación

El arte de escenificar: nuevas dramaturgias de Julio Chávez

Autor/es: Facundo Beret

Sección: Palos y Piedras

Edición: 16


Reseña de “La de Vicente López y otros textos teatrales” de Julio Chávez. Buenos Aires, Colihue Teatro, 2012.

Recientemente editado por Colihue Teatro, el segundo volumen de obras de teatro de Julio Chávez afirma una vez más su oficio de dramaturgo. En esta oportunidad, la compilación cuenta con seis obras teatrales, acompañadas de un estudio crítico y una entrevista al autor, ambas a cargo de Jorge Dubatti.

La primera de ellas, que da nombre al tomo, tiene como título La de Vicente López. Estrenada en El Camarín de las Musas en 2007 por la compañía Baal, se enmarca en una reunión familiar durante el Año Nuevo pensada desde la cotidianeidad. A partir de la pelea de Alicia –una de las tías– con su amante de ocasión uruguayo, se desencadenan una serie de conflictos en tensión desde el comienzo de la obra que tienen que ver con la mirada sobre el otro, la crítica despiadada y la necesidad de ocultar las propias necesidades, culpas, miserias y vacíos. Dubatti considera a esta pieza una parodia de la “comedia blanca”, esto es, “una escritura montada sobre la recuperación y transgresión (…) de la comedia ‘ingenua’ que exaltaba los valores de la clase media” (p.143). Es realmente posible ver cómo varios de los ingredientes de ese tipo de espectáculos aparecen violentados en este texto que –sin lugar a dudas– roba más de una risa al lector, pero se detiene en un campo donde la sordidez es ineludible.

La segunda obra se denomina Feliz Navidad. Al igual que todos los trabajos que completan el volumen, es de menor duración y fue estrenada en los Talleres de Formación Actoral de Julio Chávez. En ella, la familia Bacigaluppi, de clase media trabajadora, está en horas posteriores a lo que fue la noche de festejos correspondiente al veinticinco de diciembre. Ocurre que –en un momento– descubren que el resto de los familiares se han olvidado a la tía anciana muerta en el baño. La escena contiene numerosas imágenes que rozan lo grotesco y pretende remarcar un diagnóstico del autor respecto de la sociedad: la falta de interés inmediato por el prójimo.

La tercera pieza tiene por título El día del inocente, y presenta la historia de Lito y Mauricio, quienes son, respectivamente, jefe y empleado de un local de comidas. A Mauricio lo golpea el dueño de una parrilla lindante por repartir cerca de su local volantes de esta casa, que tiene una fecha de apertura aparentemente pronta, pero incierta. Quedando a merced de su empleador, que lo trata de manera impiadosa, se desencadenan una serie de discusiones que enaltecen lo absurdo de la situación completa.

El cuarto trabajo compilado, Será justicia, pone en escena a una ex pareja en situación atípica: Laura acaba de ser asaltada en la calle e ingresa, en busca de auxilio, al edificio donde vive Felipe. A partir de ello, se generan conversaciones que revuelven inconvenientes en torno a la disolución del vínculo, poniendo en juego en un tono casi melodramático la idea del “desearle el mal al otro hasta la muerte”, por considerar al amor como un bien arrebatado por su oponente.

Las últimas dos piezas breves tienen como temática recurrente el embarazo. En La bruta espera, dos mujeres parturientas discuten disparatadamente en torno al deseo de una de ellas de escaparse del lugar donde está internada para tener a su bebé. En Lo otro, una mujer sumamente religiosa se niega a mirar a su marido, dado que hizo una promesa para lograr ser madre, así como lo había hecho Sara pidiéndole a San Ramón que le concediera esa dádiva.

En el estudio crítico que acompaña a esta edición, Jorge Dubatti explica la necesidad de volver de público conocimiento el trabajo dramatúrgico de Chávez, y luego enlaza cada una de las micropoéticas –poéticas individuales de cada texto– con algunos procedimientos de poéticas abstractas universales. Un común exponente –dado el rechazo por los grandes discursos que manifiesta el dramaturgo tanto explícitamente como en su trabajo- es el realismo minimalista de Anton Chejov y Raymond Carver. Pero, dada la heterogeneidad y la riqueza que los trabajos presentan, se establecen vínculos también con el grotesco, el sainete, la comedia blanca, el absurdo, entre otras categorías teóricas cuyo alcance explicativo ha consolidado numerosos estudios teatrales. Finalmente, hay una entrevista realizada por el mismo crítico a Julio Chávez en la que ambos reflexionan acerca de la concepción del mundo y del artista, el método de escritura de los scripts, la relación de su labor con la producción de obras plásticas, el montaje de escenas como capacidad innata del ser humano, el vínculo entre las obras que componen este tomo, y la relevancia de la publicación de los trabajos en libro impreso. Al respecto, Chávez confiesa: “Publicar es una manera de dejar constancia, es una de nuestras tantas escenas de la perdurabilidad” (p. 147). La publicación de este libro, entonces, guarda íntima relación con una trascendencia que Chávez –en tanto autor particular por su originalidad– merece ganar.

Compartir en

Desarrollado por gcoop.