“Apuntes sobre la historia del teatro occidental” de Roberto Perinelli. Buenos Aires, Editorial Inteatro, 2011 | Centro Cultural de la Cooperación

“Apuntes sobre la historia del teatro occidental” de Roberto Perinelli. Buenos Aires, Editorial Inteatro, 2011

Autor/es: Natacha Koss

Sección: Palos y Piedras

Edición: 16


tapaRoberto Perinelli, dramaturgo y docente, comienza a saldar en estos dos copiosos volúmenes una importante deuda pendiente en nuestro país: realizar una historia integral del teatro en occidente.

Si bien en los últimos años han hecho eclosión las publicaciones sobre historia teatral, pocos son los proyectos que incluyen o pretenden una visión de conjunto. Merced al auge de las micropoéticas, la visión del detalle del detalle del detalle (en términos de Peter Brook) ha sido muy fructífera para la valoración de las diferencias y para la comprensión del campo teatral contemporáneo, del canon de la multiplicidad (según propone Jorge Dubatti). No obstante, estas notables virtudes han tenido una contracara: la falta de una historia general del teatro, que permita visiones macro.

A partir de su experiencia de más de veinte años como docente de la Escuela Municipal de Arte Dramático (hoy Escuela Metropolitana de la Ciudad de Buenos Aires), Perinelli aborda en su historia las grandes líneas tradicionales, trayéndolas al presente a partir de referencias cinematográficas, puestas en escena o visitas extranjeras recientes a la Argentina.

En el tomo 1 trabaja sobre el teatro en Grecia, en Roma y en la Edad Media. En el tomo 2 continúa con el Renacimiento, el Barroco, el teatro Isabelino, el Siglo de Oro español, el teatro Italiano, y el Clasicismo francés.

El enfoque historicista que propone da especial relevancia a la historia social general, como marco para el desarrollo de las poéticas. Por ejemplo, siguiendo las líneas didácticas que proponen la necesidad de conocimiento de una cultura general, para trabajar el teatro en Grecia se remonta a la Edad de Bronce; o antes de adentrarse en la Edad Media hace un recorrido que abarca desde las Cruzadas, pasando por el nacimiento de la burguesía hasta el arte bizantino.

Estos volúmenes no pretenden traer novedades en el análisis, las categorías o la estructura de la periodización. Parten de los estudios clásicos sobre el tema y elaboran un corpus de obras y teatristas acorde al canon clásico.

Para trabajar el mundo griego y apoyándose fundamentalmente en los estudios de Arnold Hauser (1962), Roland Barthes (1992), Cecile M. Bowra (2005) y Juan Antonio López Férez (1995), se adentra en el problema del mito. Si bien cita otros géneros dramáticos, retoma solamente la dramaturgia de los tres trágicos haciendo un breve resumen de cada una de sus obras; con Aristófanes, además, realiza un recorrido con respecto al problema de la comedia y sus diferentes concepciones. No descuida tampoco la teoría de Aristóteles, ni la cuestión arquitectónica del teatro.

Al pasar a Roma, también abreva en las fuentes míticas. Como es de esperar, no ya las de Homero sino las de Virgilio. Hace un repaso por la introducción del teatro de la mano de los griegos, los nuevos géneros que aparecen, y finalmente realiza un recorrido por las obras de Plauto, Terencio y Séneca. Al igual que en el capítulo precedente, no descuida la teoría teatral, esta vez de la mano de Horacio, y también incluye un trabajo sobre el edificio teatral. Sus referencias principales son, en este caso, además del citado Barrow, Paul Veyne (1990), Germán Viveros (1978) y Diego Gándara (2007).

Con respecto a la Edad Media, lo primero que hace es detenerse en la pertinencia epistemológica del término que da nombre al período, para luego realizar una periodización histórica interna, con consideraciones que van desde la constitución de la cristiandad hasta el lugar de la mujer. Apoyándose principalmente en Hauser, José Luis Romero (1956), Gerrado Vidal Guzmán (2004) y Jacques Le Goff (2007), este capítulo opera como preámbulo para, en el capítulo siguiente, abordar los problemas teatrales de la época. Rechazando la vieja idea de que el teatro desaparece durante este periodo, Perinelli hace un repaso por las formas del teatro medieval y alguno de sus textos claves, como Le jeu de Robin et Marion. Amparándose en los estudios de Silvio D´Amico (1961) y Fransec Massip (1992), este capítulo resulta quizás un tanto breve, si lo comparamos con la introducción que lo precede.

Dando pie al Renacimiento, el tomo II se abre con un amplio capítulo que, como hizo anteriormente, realiza un paneo sobre la cultura, la vida religiosa, el marco político y científico y, finalmente, algunas consideraciones con respecto al arte. Su base se apoya en los estudios de Paul Johnson (2005). Entramos inmediatamente en el Barroco, breve capítulo que funciona como introducción a los teatros nacionales. Aquí aborda directamente cuestiones del arte en general y, ahora sí, también del teatro. Para ello analiza la forma en que Aristóteles fue interpretado (sobre todo por los franceses) en la época, a la vez que contrasta su Poética con otros manifiestos modernos, como El Arte nuevo de hacer Comedias de Lope de Vega, y cierra con una referencia a la gran novedad que implica el teatro histórico como género.

Pasando al apartado sobre teatro isabelino, comienza con un amplio panorama histórico de Inglaterra al que le sigue una historia del teatro medieval inglés, haciendo especial hincapié en el teatro académico como antecedente. Desarrollando el teatro isabelino-jacobino más concretamente y apoyándose en los estudios de Ilse M. de Brugger (1959) y Jan Kott (1969), se centra en las figuras de Christopher Marlow, William Shakespeare y Ben Jonson. En todos los casos hay un estudio sobre vida y obra, con reseñas de las puestas más importantes. Luego se dedica a cuestiones del acontecimiento teatral y los edificios teatrales existentes, para finalizar con un estudio sobre la recepción y circulación de los tres grandes dramaturgos mencionados en Buenos Aires.

Saltamos al siglo de oro español para encontrarnos con un criterio organizativo similar; comenzamos con un amplio contexto histórico, pasamos a cuestiones teatrales generales (relación con el teatro medieval, uso de carros para las representaciones, formación actoral y compañías) para culminar con un estudio de los dramaturgos, que va desde la generación contemporánea a los reyes católicos, siguiendo por el teatro universitario, y deteniéndose en Cervantes, Lope de Rueda, Lope de Vega (por obvios motivos, el estudio más amplio), Tirso de Molina y Calderón de la Barca. Cierra el capítulo con un copioso trabajo sobre los diferentes lugares de representación. La bibliografía principal utilizada para esta sección está integrada por los volúmenes de Francisco Ruiz Ramón (1967) y Juan Manuel Rozas (2002).

El teatro italiano repite esta estructura, aunque siguiendo los problemas de la unificación, Perinelli se detiene en el estudio de los diferentes principados. En cuanto a la cuestión teatral, no es tanto a dramaturgos a lo que refiere sino, más bien, a las relaciones entre la Comedia Erudita y la Comedia del Arte. Finaliza con un trabajo sobre el espacio, y se apoya en Silvio D´Amico (1961), María de la Luz Uribe (1983) y Anne Surgues (2005).

El capítulo que cierra el volumen está dedicado al teatro francés y está organizado de idéntico modo. Apoyándose principalmente en los textos de Juli Leal (2006) y Georges Bordonove (2006), se inicia con un amplio contexto histórico, retoma las características del teatro medieval en territorio francés, para abrevar finalmente en el llamado período neoclásico. Se detiene especialmente en la farsa, en la Poética de Boileau y luego analiza la dramaturgia de Molière, Pierre Corneille (y la relación entre ambos) y Jean Racine. Cierra con una mención a la Comédie Française.

Como queda evidenciado, la pretensión es ofrecer una visión general e integral de la historia del teatro en occidente, amparándose en estudios clásicos y facilitando una contextualización cultural, lo que queda de manifiesto en la enorme cantidad de bibliografía general y específica de la que el autor se vale. En este sentido, la labor de Perinelli es sumamente valiosa y otorga una meritoria herramienta para alumnos y docentes, así como público en general interesado en la cuestión.

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