Un año intenso en la disputa cultural | Centro Cultural de la Cooperación

Un año intenso en la disputa cultural

Autor/es: Juan Carlos Junio

Sección: Editorial

Edición: 11


El año 2010 fue pródigo en sucesos cuyas consecuencias nos seguirán a lo largo del nuevo año que ya comenzamos a transitar. El acontecimiento más importante fue la pérdida del ex presidente Néstor Kirchner, hecho que cambió las estrategias de oficialismo y oposición, así como las agendas de los principales medios. Estos últimos fungieron durante todo este tiempo como una suerte de vanguardia política, ideológica y organizativa de hostilidad al gobierno y a todas las otras fuerzas sociales, culturales y políticas que desde espacios diversos apoyan muchas de las medidas de ruptura con el modelo neoliberal llevadas a cabo por él.

Las muertes violentas de personas en actos de protesta, la ocupación de tierras como expresión de una carencia candente, la pertinacia de patotas usadas como grupos de choque que abrevan en el macrismo y el duhaldismo, burilaron los últimos días del año y marcaron el inicio del nuevo.

La ausencia de Kirchner movió el tablero en dos direcciones opuestas pero convergentes: por un lado, quitó a la oposición un formidable enemigo en quien descargar la ira y las frustraciones de las clases de dominantes de la Argentina. Éstas rechazan tajantemente la tendencia distribucionista y participativa del gobierno de CFK, cuestión que se notó en la perplejidad con que se fueron dando los titulares de esos medios que tenían en el ex presidente un blanco para adjudicarle todos los males y todas las malas intenciones del mundo. Por el otro lado generó un momento de reacomodamiento en el esquema de poder gubernamental. En definitiva con el fallecimiento de Néstor Kirchner se abrió un nuevo ciclo entre dos proyectos fundamentales en disputa. De un lado, quienes desde distintas tradiciones ponemos en el centro los derechos de las mayorías a una vida digna; y por otro, quienes de una manera abierta o solapada pugnan por retornar a la patria conservadora.

La lucha entre estos dos proyectos se revela a cada paso y en cada circunstancia. Un recorrido por el proceso iniciado en 2003 nos permite balancear lo hecho y lo pendiente. Por un lado, deben ser claramente valoradas las conquistas innegables para nuestro pueblo. La política de derechos humanos no sólo puso en el banquillo de los acusados a los genocidas, asumiendo la demanda de justicia imperiosa para construir una auténtica democracia, sino que también avanzó hacia las complicidades civiles. El caso de Papel Prensa es una expresión de esta decisión gubernamental.

La política exterior sufrió un viraje histórico, pasando sin escalas de las relaciones carnales a una decidida política de integración americanista, uniendo a los pueblos y gobiernos hermanos de nuestro continente. La Secretaría General de Unasur, en el breve período en el que le tocó actuar a nuestro ex presidente, Néstor Kirchner, reveló un alto grado de eficacia y determinación política en la resolución de las crisis entre países hermanos.

La política económica, resistiendo las presiones de las grandes corporaciones ha generado un crecimiento de la riqueza a pesar de la crisis internacional del capitalismo. Uno de sus efectos fue la creación de casi cinco millones de puestos de trabajo.

La política social fue orientada a reparar la exclusión perpetrada contra los sectores más vulnerables. La atención de los jubilados –para lo cual fue menester estatizar el régimen de jubilaciones privatizado por Menem y Cavallo- se complementó con la Asignación Universal por Hijo que redujo significativamente la indigencia y la pobreza.

La Ley del Matrimonio Igualitario, votada en el Parlamento Nacional, marca también un hito de enorme trascendencia en el plano ideológico y simbólico, que amplía el horizonte de nuestra democracia, dejando atrás las rémoras de dogmas anacrónicos y sectarios, que segregaban y dividían a nuestra sociedad.

La decisión del gobierno de no reprimir la protesta social constituye una definición ideológica que valoramos, a pesar de la enorme e influyente presión mediática que exige mano dura como solución a todos los problemas de seguridad.

La Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, o la democratización de Fútbol para Todos, expresan una definición drástica, para cambiar y democratizar los sentidos de la palabra y la cultura.

Se revaloriza el papel del Estado en la vida social –no ya simplemente como instrumento al servicio de una burguesía predadora- sino como un actor que va a equilibrar las profundas asimetrías que caracterizan el orden social. Reconocemos y valoramos entonces el rumbo emprendido, aunque creemos que resulta vital defender lo conquistado, apoyándose en un fuerte protagonismo de nuestro pueblo.

En suma, las derechas exigen que se cambie el rumbo. Claro que hacia atrás, hacia la tradicional subordinación a grandes potencias mundiales y a los dictados de corporaciones locales ávidas como siempre de recuperar y sostener sus posiciones y privilegios en pos de su tótem sagrado: la tasa de ganancia capitalista.

Ciertamente, vivimos un nuevo momento, que si bien está cargado de acechanzas, está también preñado de desafíos apasionantes, que pueden afirmar nuestro camino hacia una auténtica emancipación de los grandes poderes mundiales y locales junto a los otros pueblos hermanos de nuestra América.

Con ese marco nuestro CCC continuó con su tarea de ser difusor y productor de pensamiento crítico. Realizamos durante el año actividades de debate coorganizadas con el Alba cultural, siendo la nuestra la única institución en la Argentina que desarrolla propuestas programadas con ese espacio de avanzada latinoamericano. Tuvimos el honor de recibir en nuestra sede al presidente Rafael Correa, evento que generó gran convocatoria e interés en todos los niveles de la cultura, la política y los medios de comunicación. Con esta visita seguimos la línea de acercar a los grandes protagonistas del momento histórico de la región al pueblo argentino para intercambiar opiniones y experiencias con el fin de consolidar tan rico proceso.

Continuamos con la tarea de proponer espectáculos que convoquen a la reflexión y a la discusión de los grandes temas; tratando de unir lo novedoso con la valoración a las mejores tradiciones culturales nacionales y latinoamericanas sobre la base de la belleza, el talento y la creatividad.

Hemos profundizado nuestra línea editorial, continuando con la publicación de nuestros propios investigadores y también reeditando a pensadores de la izquierda que han hecho aportes importantes al debate nacional, ignorados pero no menos vigentes. En este sentido, destacamos especialmente la edición de los cuatro tomos “Del Centenario al Bicentenario”, junto al Fondo Nacional de las Artes. En la colección se incluyen ensayos e investigaciones sobre literatura, dramaturgia, música e ideas visuales. Consolidamos nuestra presencia comunicacional renovándonos en capacidad y tecnología. Este año se ha consolidado nuestro programa radial, que se emite todos los días en Radio Cooperativa, realizado por integrantes del CCC. Repetiremos nuestra presencia en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires consolidando nuestra identidad en uno de los momentos trascendentes de la cultura argentina.

Afirmamos una vez más, nuestro compromiso con la educación pública, la investigación y el estudio. El despliegue de nuestro dirigente cooperativo Carlos Heller en su función de Diputado Nacional expresa de manera condensada el compromiso de nuestro movimiento con su tradición solidaria y decididos a dar batalla en el campo político como lugar del debate y realizaciones de la razón democrática. En este sentido, aunque constituimos un espacio nuevo, nos reconocemos como receptores y continuadores de distintas tradiciones y experiencias políticas de nuestra historia, que bregaron y aportaron a la lucha de siempre de nuestro pueblo por lograr una sociedad más igualitaria y democrática.

Como decíamos, vamos con optimismo y compromiso por un 2011 en el que nuestro Centro se afirme en el ideario de los fundadores de la Patria y en los objetivos y sueños de Floreal Gorini: aportar desde las ideas y los símbolos a la creación de conciencia crítica que contribuya a la disputa cultural por la liberación de nuestra Patria.

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