"El tango es puro cuento". Federico Mizrahi, Guillermo Fernández, Luis Longhi. Buenos Aires, Ediciones del CCC, 2011.
Autor/es: Ana María Ramb
Sección: Comentarios
Edición: 13
"El tango es puro cuento". Federico Mizrahi, Guillermo Fernández, Luis Longhi. Buenos Aires, Ediciones del CCC, 2011.
Defendido por Ricardo Güiraldes y Oliverio Girondo cuando no era bien visto que lo bailaran las niñas y señoras de la burguesía vernácula, el tango, ave fénix que resurge de sus cenizas cada vez que vaticinan su desaparición, resume en forma coherente rasgos estéticos y sociales de nuestra identidad plural y diversa, y a esta altura ya ganó su reconocimiento como patrimonio cultural de la humanidad. De algunos años a esta parte, los chicos lo bailan en familia y hasta en la escuela, y recitan con gozo, por ejemplo, las deliciosas Milongas tamaño alpiste de Laura Devetach. Hoy les llega El tango es puro cuento, publicado por el Departamento de Ediciones del Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini y la editorial Abrazos, de Unquillo, Córdoba.
Quizá Cátulo Castillo categorizaría “romancero canyengue” este libro-objeto deslumbrante, que va en dupla con un CD que porta la música de Guillermo Fernández, Luis Longhi y Federico Mizrahi. A ellos se suman las voces de Teresa Parodi, Sandra Mihanovich, Kevin Johansen, Walter Chino Laborde, Horacio Fontova y Pedro Aznar.
Las ilustraciones del soporte libro, confiadas a una constelación de artistas que provienen de las Bellas Artes, el diseño gráfico, la historieta o la empecinada búsqueda de los autodidactas, conforman una galería que demuestra la excelencia alcanzada por creadores con definidas personalidades que encontraron su rumbo original, en un cabal aprovechamiento de las enseñanzas de maestros como Hermenegildo Sábat, Marcia Schvartz o Guillermo Roux. No obstante su juventud, estos artistas ya han incursionado con éxito en ámbitos internacionales, donde la ilustración argentina disfruta de prestigio. Ellos son: Max Aguirre, Julieta Arroquy, Pablo Bernasconi, Poly Bernatene, Fernando Calvi, Sebastián Dufour, Pablo Fayó, Pablo Fernández, Diego Parés, Pedro Penizzotto, Alfredo Sábat, Gabriel Sainz, Troche y Tute (Juan María Loiseau).
Las letras de Luis Longhi son alegres, zumbonas, y están escritas en lenguaje porteño, pero sin abrumar con localismos; pueden ser bien entendidas por toda la comunidad de parla castellana. Hay alusión a letras consagradas, como en “Yo y mi solitaria”:
Saciate, rompé el silencio
No ves que estoy comiendo
Comiendo para los dos
Por qué no vas saliendo
El presupuesto no alcanza
Es para mí o para vos.
En algunas composiciones se cuela nuestra historia social, como en “Pan”:
Si Felipe fue budín
Y Miñón, sándwich de miga
Maldita suerte la mía
Perder mi función social
Viví categorizado
Junto a la paz y al trabajo
En boca de luchadores
Contra el hambre universal.
El juego con la lengua, tan apreciado por los jóvenes lectores, está presente en la jerigonza y las locas jitanjáforas de “E.T.”: un decir a media lengua, entre el balbuceo y la palabra dotada de significado, por el simple placer de oír los sonidos.
Loconó peléno sisi mara dona
Delgar neche vero zola
Tino iese caro gan
Tiqui toca yumba toca
noninoche gotán peine
Novi lola dale pincha
Chanichán.
En el prólogo, Alejandro Dolina se plantea si, tal vez, la niñez no está ya en manos de los fabricantes de consolas y videojuegos. Y se contesta: “En este caso, estos tangos de hadas podrán llegar a aquellos adultos que como Peter Pan han resuelto seguir jugando en secreto”. Nosotros preferimos pensar que no está todo perdido: con El tango es puro cuento, una banda de artistas viene a dar su corazón. Cuando la intención es noble y bella, los chicos saben responder. Chan-chan.