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Durante el siglo XX y hasta el presente, muchos artistas han manifestado sus posturas antifascistas. En la década del ´30, en defensa de la Revolución Española. En la del ´40 contra el nazismo. En los ´60 contra la la agresión imperialista al Vietnam y contra la dictadura de Onganía. En la última dictadura militar de 1976-1983 se organizaron para resistir a la censura y el silencio.

En 1945, mientras el fascismo caía en Italia y en Alemania, Raúl Lozza, el artista plástico y militante del Partido Comunista Argentino de cuyo nacimiento se cumplen 100 años, le enseñaba a su hijo Arturo el valor de la lucha contra las derechas, lucha que ambos nunca abandonarían.

Este es un fragmento de una entrevista a Arturo Lozza del Archivo Oral Subjetividad, política y oralidad de la Biblioteca Utopía:

Transcripción: Entrevista a Arturo Lozza 15/3/2007

Era el momento en que era la derrota del nazismo, era la efervescencia. Me acuerdo que las reuniones se interrumpían para salir en manifestación a las calles contra el fascismo, y salían a la calle los artistas a participar de todas esas manifestaciones. Me acuerdo que cuando cayó París en manos de los aliados se formó una gran manifestación espontánea en el Obelisco y mis padres salieron a manifestar en las calles y yo quede en casa con otro grupo de intelectuales que había ahí, pero yo salí a la calle igual. Vivíamos en un departamento en un 5to piso, baje por el ascensor y pasaba la manifestación y la caballería de policías y yo me subí arriba del techo de un auto, tenia 6/7 años, y empecé a gritar. Le gritaba a la gente, gritaba arriba del auto. Y ahí fue cuando me llevaron preso por primera vez. Me agarro la cana “¿con quién estas?” “con nadie”, “¿donde vivís?” bueno, y ahí fue mi primer encuentro. La cuestión es que la cana subió conmigo al departamento donde estaba todo el movimiento de arte concreto, menos mi padre y otros que habían salido a manifestar, y claro, la cana venia dispuesta a dar un gran sermón seguramente de porqué dejan a los chicos solos en la calle, y cuando tocaron y me vieron entrar a mí y a la policía te das cuenta la reacción de los intelectuales. Prácticamente le agradecieron a la policía pero lo dijeron váyase usted no tiene nada que hacer acá, así que la policía se quedo sin dar su sermón.