Libro del CCC: Finanzas desde la periferia: debates y desafíos para el desarrollo económico.
Finanzas desde la periferia: debates y desafíos para el desarrollo económico.
Coordinadores: Martin Burgos y Nicolás Zeolla
Prólogo
¿Que economía y que argentina tras la pandemia? (Carlos Heller)
Introducción
Bloque histórico
1-La política económica de Martínez de Hoz durante la dictadura y el origen de la preeminencia de lo financiero sobre lo productivo (Julian Zicari)
Bloque mundo
2- El largo camino del dólar hegemónico: un análisis del sistema monetario internacional (Marcelo Bruchanski)
3- El impacto de los Quantitive Easings estadounidenses sobre los flujos financieros internacionales hacia Argentina, Brasil y Chile (Estanislao Malic)
4- Finanzas internacionales y la autonomía de la política pública en américa latina: algunas reflexiones para la pospandemia (Florencia Medici)
5- Las crisis de la periferia en 1994-2002 y las teorías del balance de pagos (Noemi Brenta)
Bloque argentina
6- Viejos conocidos: La dinámica política del acuerdo de cambiemos con el FMI (Pablo Nemiña y Germán Ricci)
7- El sistema bancario argentino: reflexiones en torno a la desregulación y liberalización financiera y sus efectos (2011-2019) (Cecilia Allami y Alan Cibils)
8- Ciclo de deuda y fuga de capitales durante el gobierno de Cambiemos (Martín Burgos y Magdalena Rua)
9- Aislamiento monetario: los controles de cambio en la Pandemia de Covid-19 (Genaro Grasso)
10- Sobre-endeudamiento, crisis de balanza de pagos y reestructuración de la deuda pública argentina con los acreedores privados y el FMI entre 2019 y 2022 (Eugenia Aruguete)
Introducción
Martín Burgos y Nicolás Zeolla
Este libro se empezó a diagramar en el seno del Departamento de Economía Política del Centro Cultural de la Cooperación, en 2019, con la intención de congregar una serie de ideas originales, en torno a las cuestiones de las finanzas en la periferia, exponiendo desde el punto de vista estructuralista y nacional temas de primer importancia para el desarrollo económico.
Aqui participan investigadores/as y especialistas en temas financieros de primer nivel, integrantes del Centro Cultural de la Cooperación, docentes e investigadores de Universidades Nacionales, CONICET, Centros de Estudios, Economistas de larga trayectoria en la Función Pública y del Sistema Bancario Estatal y Cooperativo a los cuales queremos agradecer su aporte.
Creemos que hay tres elementos que funcionaron como disparadores de este trabajo. El primero de ellos fue el libro “El nuevo modelo económico y sus consecuencias” editado por el Centro Cultural de la Cooperación en 2017. Varios de los autores y autoras de esa primera compilación son los investigadores e investigadoras que nutren este nuevo estudio . La presentación de esa primera compilación de trabajos nos permitió recorrer diversos seminarios académicos y charlas con actores sociales y económicos a lo largo del país. Desde el comienzo teníamos la intención de presentar una mirada crítica sobre el proceso de desregulación cambiaria irrestricta y apertura financiera llevado adelante por el entonces gobierno de la Alianza Cambiemos. Queríamos enfatizar los riesgos para la estabilidad macroeconómica, la distribución del ingreso y la soberanía nacional que implicaba continuar por el camino del endeudamiento, la especulación y la dolarización. Tristemente, muchos de los elementos allí advertidos, terminaron cumpliéndose. Sin embargo, las presentaciones en torno a ese libro sirvieron para atraer cada vez más interés en observar con mayor detalle la temática financiera.
El segundo disparador fueron los diversos congresos y seminarios en donde un grupo más amplio de investigadoras e investigadores se reunió y observó que compartía un diagnóstico similar. Digamos que la realidad argentina no daba espacio para menos. A la par de la profundización de problemas cambiarios, financieros, inflacionarios y la vuelta del FMI, apareció la necesidad de plasmar las ideas en una categoría más conceptual, reivindicando una visión propia y adaptada a la realidad Argentina y Latinoamericana. Entre los varios encuentros se destaca el eje de Macroeconomía y Finanzas en los sucesivos Congresos de Economía Política organizados por el Centro Cultural de la Cooperación y la Universidad Nacional de Quilmes, las Jornadas Monetarias y Financieras organizados por la Universidad Nacional General Sarmiento y el Centro Cultural de la Cooperación y las distintas ediciones del Congreso de Economía Política Argentina.
El tercer elemento se relaciona con el dictado de clases en el Posgrado de Finanzas para el Desarrollo organizado por la Universidad Nacional de Quilmes. Varios de los autores y autoras de este libro dictan materias vinculadas a las Finanzas Internacionales, Teorías alternativas del dinero y sistema bancario nacional, Finanzas corporativas y Fuga de Capitales e Historia de los Regímenes Monetarios y Bancarios en la Argentina, entre otros. La combinación entre trabajo en clase, intercambios entre estudiantes y docentes y la elaboración de material fue un primer esbozo de varios capítulos de esta compilación.
Observamos que los problemas de Argentina y América Latina deben entenderse en un contexto global. Asimismo, reivindicamos un enfoque histórico de los problemas financieros. Junto con lo anterior, entendemos que lo financiero no puede pensarse al margen de la matriz productiva y el orden político y social. Creemos que estos elementos funcionan como transversal al libro y sirven de puntapié para establecer un enfoque metodológico para una teoría financiera desde la periferia.
Lo que vivió la economía mundial en los últimos veinte años tiene pocos antecedentes en el capitalismo moderno. Una sucesión de crisis financiera global en 2008, una pandemia con lockdowns en 2020, y una guerra en Europa que amenaza con reconfigurar el panorama productivo y geopolítico en todo el hemisferio norte en 2022 y que aún continuaba al cierre de esta obra.
Frente a esta realidad, se han cuestionado los paradigmas económicos establecidos para tratar de generar cambios de la escala que significó la emergencia del paradigma keynesiano en occidente en la segunda posguerra. Y aún con sus limitaciones, logró transformar el sentido común económico hacia una economía centrada en la producción, con elevada la regulación financiera, crédito dirigido y mejora en los indicadores sociales. Además, fue el origen de muchos de los planteos más originales de lo que después se terminaría conociendo como estructuralismo latinoamericano.
Sin embargo, la teoría económica convencional no parece haber tomado nota de lo sucedido en estos años. Y si bien la política fiscal y monetaria se ha mostrado muy activa como respuesta a una crisis de la magnitud de la pandemia, especialmente en los países centrales, y con la crisis subprime se recuperaron elementos de regulación financiera, hay sabor a poco. Tal es así que, aún sin que la economía se haya recuperado totalmente, el shock inflacionario que implicó el estallido de la Guerra de Ucrania revivió algunas recetas ortodoxas para combatir la inflación de costos cuyo origen es más complejo que un simple apretón monetario y de demanda.
El caso argentino es el extremo de todo ello. El nuevo gobierno neolibrel de la Libertad Avanza y sus aliados del Pro y Cambiemos revinidican un discurso liberal de barricada, con ideas económicas marginales, por su radicalismo y consecuencias sociales adversas, aún para la practica habitual del mainstream economico. Se trata de un enfoque fiscalista y de desregulación estatal para todos los problemas economicos indistintamente de su naturaleza y particularidades. Un único paraguas para ordenar la macroeconomía, la falta de dólares, el crecimiento, el desempleo, la inserción internacional y la distribución del ingreso, para mencionar los principales puntos.
El sentido común económico continúa marcado por una ortodoxia que concibe a las crisis como una excepción, lo monetario como un apéndice accesorio de la economía real, y los mercados financieros eficientes al margen de la intervención estatal.
El capitalismo de los últimos cincuenta años se ha construido en torno a la hegemonía del sector financiero. El régimen de acumulación financiarizado fue conformado a la medida de las necesidades de los países centrales, especialmente EE.UU, y luego exportado a los países periféricos con el objetivo de poner un límite al exacerbado conflicto social y el deterioro de la tasa de ganancia observado en la década de los setentas. Las finanzas fueron clave en la reestructuración de la forma de producción, comercio y la distribución del ingreso a nivel global modificando el interés desde lo productivo hacia la valorización financiera.
Por ello, la necesidad de tener una mirada alternativa a la convencional sobre el tema financiero cobra cada vez más centralidad. A medida que pasamos de un mundo unipolar con la indiscutible hegemonía del dólar, a una posible transición hacia un multilateralismo en la cual la desdolarización aparece como un esquema en el que algunas potencias están experimentando. Y aunque aún parece lejana la perspectiva de un nuevo esquema monetario internacional, la pandemia y la guerra de Ucrania han acelerado procesos.
Debemos escapar de la trampa de entender lo financiero al margen de lo social y lo político. Entendemos que los mercados son también un escenario de construcción de un libreto oficial, dentro del cual no es posible llevar adelante trayectorias de cambio progresivo en función de una planificación del desarrollo y la soberanía nacional, especialmente en los países periféricos.
En América Latina abundan ejemplos de este tipo. Basta enunciar una política tributaria, regulatoria, ambiental o de infraestructura que tenga algún carácter orientado a la justicia social o la apropiación de la renta de recursos naturales para que esta sea sujeta a la evaluación de los mercados financieros a riesgo de ser penalizada con presiones de salida de capitales, calificación crediticia e inestabilidad financiera. Ni hablar de la posibilidad de establecer relaciones comerciales y financieras en monedas locales o al margen del dólar.
Dentro de este marco, la economía argentina se convirtió en un laboratorio perfecto para el estudio y la interpretación de nuevas ideas. En este libro se tratará de hacer un recorrido histórico y sistematizar los debates que se fueron dando en las distintas coyunturas críticas que se sucedieron en la economía argentina de los últimos años
La experiencia argentina reciente es sumamente ilustrativa resoecto de esto. En diciembre [nz1] de 2015 el entonces gobierno de Cambiemos inició un proceso de profunda desregulación cambiaria, financiera y endeudamiento externo con el fin de reconfigurar el funcionamiento de la economía argentina desde un régimen de fuerte peso del mercado interno, la producción local y la distribución mediante políticas de seguridad social, hacia otro vinculado a la apertura comercial y financiera y la menor intervención pública.
En menos de un año, se eliminaron la totalidad de los controles cambiarios, se aprobaron y ejecutaron los pagos de la deuda en poder de los llamados “fondos buitre”, se establecieron las condiciones para el circuito de valorización de las LEBAC en manos de inversores extranjeros, se promovió el endeudamiento externo público y privado, se desreguló la fuga de capitales,
Esto dio lugar a un ciclo corto de expansión económica que no duró más allá de octubre de 2017, en coincidencia con las elecciones de medio término, y a partir del cual los problemas previos que la economía argentina tenía desde hacía varios años (inflación y bajo crecimiento) no hicieron más que agravarse.
Para marzo de 2018, las tensiones en el mercado de cambios se hicieron muy evidentes. La persistencia de la Formación de Activos Externos requería el ingreso permanente de inversores especulativos en el circuito de las LEBAC. El inicio del fin se dió el 25 de abril de 2018 cuando un grupo de inversores liderados por el banco JP Morgan y el Banco Merrill demandaron más de 1.400 millones de dólares en una sola rueda al BCRA. Desde allí, el flujo ingresante se convirtió en egresante, y los inversores domésticos que ya tenían una demanda de dólares elevada, comenzaron a demandar más fondos que antes. Mientras tanto, el BCRA continuaba con el drenaje de reservas, las subas discretas del tipo de cambio y la tasa de interés.
Ya para este momento, la posibilidad de restablecer rápidamente los niveles de crecimiento y distribución implicaba una tarea ardua. Sin embargo, el gobierno de Cambiemos no tuvo mejor idea que volver al FMI, cuyo papel perjudicial para el desarrollo económico y social de la economía argentina ya se había comprobado en el pasado y había tenido el rechazo de los actores sociales que habían sufrido la crisis de 2001.
En 2019, la oposición se coaliciona en el Frente de Todos y comenzó a plantear una agenda distinta para un futuro gobierno de naturaleza popular. Previo al balotaje presidencial, los fallidos intentos de estabilización del gobierno saliente a través de las mismas recetas ortodoxas, no hicieron más que agravar el problema inflacionario, distributivo, de deuda y crecimiento. Fue solo a partir de la implantación de controles cambiarios en su versión actual, que la macroeconomía comenzó a estabilizarse.
A los pocos meses de asumido el nuevo gobierno, la pandemia de COVID-19 vino a cambiar las urgencias del gobierno de Alberto Fernandez, que tenía que lidiar con los diferentes tipos de problemas que le había dejado el macrismo en un contexto de cierre de actividades productivas y desplome de mercados financieros globales. Si bien se logró negociar la deuda con los acreedores privados y con el FMI, los debates sobre las consecuencias de esas negociaciones terminaron de poner en dificultad a la coalición gobernante.
Faltan 2 parrafos para discutir lo que pasa ahora…
Habria que hablar del cierre y “todo el poder a Massa”
Y el ajuste de Milei de ahora (ver que no se pise con lo de antes o volverlo a poner aca)
A la luz de todo esto, la pregunta de fondo remite a las alternativas que se abren para intentar contener, morigerar o revertir los efectos más adversos del proceso de financiarización en la Argentina y en la región. El presente libro busca brindar luz sobre una perspectiva novedosa que tenga por objetivo entender los problemas financieros actuales desde el enfoque de los países periféricos.
Presentación de capítulos
El libro se divide en 3 bloques, el primero refiere a la historia larga de la deuda externa y la fuga de capitales, el segundo al lugar de la periferia en las finanzas globales, el tercero se aboca al caso de Argentina y las políticas económicas llevadas a cabo en los últimos años.
En el primer bloque, nos remitimos a los antecedentes históricos de la deuda externa y la fuga de capitales, dos elementos claves de las finanzas periféricas, para dar cuenta que el problema que enfrenta Argentino no es nuevo sino que viene acompañando los avatares políticos y económicos de nuestro país.
El capítulo de Julián Zícari “La política económica de Martínez de Hoz durante la dictadura y el origen de la preeminencia de lo financiero sobre lo productivo” busca explicar el quiebre económico y cómo operó el cambio de patrón de acumulación en la Argentina a partir de la última dictadura militar de un modelo económico de base industrialista a otro de valorización financiera. La tesis central que se desarrolla es que dicho quiebre no se realizó de forma “espontánea” ni a través de mecanismos de libre mercado, sino que fue decidido y operado desde las altas esferas militares con el fin de transformar a la sociedad argentina, utilizando la estrategia financiera como arma política. En este sentido, se fueron realizando diversas modificaciones: el quiebre distributivo y el de la lógica productiva, gracias a la reforma financiera aplicada en 1977 por Martínez de Hoz. Esto, a su vez, se lograría consolidar con la irrupción de nuevos elementos, que ganarían un peso inusitado en la economía argentina, como el endeudamiento externo sistemático, la fuga de capitales y la dolarización. En función de mostrar cómo se realizó la articulación y entrelazamiento de las diferentes disposiciones económicas, se apuntará a mostrar el enorme poder económico y político que tuvieron desde entonces las finanzas.
El segundo bloque dedicado al rol de la periferia en las finanzas globales empieza con el capítulo de Marcelo Bruchanski “El largo camino del dólar hegemónico: un análisis del sistema monetario internacional” donde se muestra que el dólar es una moneda relevante a nivel internacional hace alrededor 100 años, es hegemónica hace aproximadamente 75 años y es fiduciaria desde hace más de 50 años. En consecuencia, el dólar estable, fuerte y convertible en oro a una paridad fija no aparece como una condición necesaria para el desarrollo industrial y tecnológico norteamericano del siglo XIX, sino más bien como una consecuencia de este proceso. La emergencia del dólar como moneda internacional se produce recién en el período de entreguerras, cuando Inglaterra resultó incapaz de estabilizar el sistema monetario internacional, pero se convierte en hegemónico recién a la salida de la Segunda Guerra Mundial mediante un sistema de paridades fijas y control de capitales. A pesar de la crisis de los años setenta, el dólar retomó su hegemonía de manera ampliada convirtiéndose en la primera moneda internacional completamente fiduciaria. Como se describe, los cambios en la unidad de cuenta internacional se asocian inexorablemente a modificaciones del orden económico internacional en un sentido mucho más amplio que el estrictamente monetario.
En el capítulo de Estanislao Malic “El impacto de los Quantitive Easings estadounidenses sobre los flujos financieros internacionales hacia Argentina, Brasil y Chile”, se analizan tres economías periféricas con una inserción subordinada en el sistema financiero mundial. Estos tienen perfiles marcadamente diferentes en lo que hace a la regulación de flujos de capitales de cartera, así como de acceso a la dolarización, los ingresos y egresos de capitales que le dan un carácter específico a su macroeconomía. Se analizó la influencia de la política monetaria estadounidense (particularmente las políticas de expansión cuantitativa realizadas a fin de estabilizar la economía tras la crisis subprime y la pandémica) en los flujos de capitales hacia estos tres países, dando cuenta que la sustentabilidad externa parece ser decisiva al momento de explicar las diferencias del impacto en el perfil de cada economía.
Florencia Medici en su capítulo “Finanzas internacionales y la autonomía de la política pública en américa latina: algunas reflexiones para la pospandemia” retoma las ideas del estructuralismo latinoamericano, según la cual el subdesarrollo de la periferia se recrea permanentemente por medio de la dependencia tecnológica, financiera y cultural. En este capítulo se discute cómo el comportamiento global de los flujos de capitales se vuelve el eje central del problema del desarrollo al limitar la capacidad de los Estados de controlar el valor de su moneda y al reducir el espacio de la política económica para impulsar el crecimiento. En las últimas décadas, las propias características del mercado financiero global independizaron el comportamiento de la cuenta financiera de la balanza de pagos de la cuenta comercial. Los capitales ingresan en las economías más allá de las necesidades de financiamiento de las transacciones externas, y la dolarización de los activos domésticos es un fenómeno presente tanto en países desarrollados como subdesarrollados, acentuado por el crecimiento del mercado de bonos y derivados financieros. No obstante, en la periferia latinoamericana este fenómeno se erige sobre una estructura productiva dependiente y una economía desregulada que retroalimenta la volatilidad inherente de los flujos financieros, reduciendo la prima de liquidez de los activos domésticos y perjudicando el desempeño macroeconómico. La pandemia COVID-19 ha agravado la situación económica y social de América Latina,y por lo tanto la autora aporta una reflexión sobre el grado de autonomía de los países para sostener políticas expansivas que impulsen la producción y el empleo en el actual contexto financiero global sin pensar en una planificación del proceso de sustitución de importaciones y del financiamiento externo de ese proceso.
En “Las crisis de la periferia en 1994-2002 y las teorías del balance de pagos”, Noemi Brenta hace un recorrido histórico de las crisis ocurridas en numerosos países periféricos (México 19994/95, Sudeste asiático 1997, Brasil 1999 y Argentina 2001/2002) en pleno auge del liberalismo económico y de las reformas estructurales pro mercado que, entre otras políticas, liberaron los movimientos de capitales y acumularon persistentes déficits de la cuenta corriente. Al revés de lo que preveían las teorías de balance de pagos del FMI, la autora demuestra que esos déficits de cuenta corriente fueron una de las claves para entender esas crisis en la periferia que se pueden identificar como crisis de balance de pagos.
El bloque dedicado a Argentina se compone de 5 capítulos que repasa los debates de los últimos años en el país. En el capítulo “Viejos conocidos: La dinámica política del acuerdo de cambiemos con el FMI”, Pablo Nemiña y German Ricci se proponen analizar críticamente el acuerdo Stand-by firmado entre Argentina y el FMI en 2018 por 57.000 millones de dólares, el crédito no precautorio más grande otorgado por el Fondo en su historia. Para ello, se analizó el contenido del acuerdo y los primeros resultados durante el 2019. Las características inéditas que presentó el acuerdo no solo contradicen algunos principios y reglas del Fondo, sino que también comprometen su liquidez futura. En este sentido, este capítulo busca contestar ¿A qué responden estas discrecionalidades? Desde el punto de vista nacional y regional, ¿Qué está en juego en este endeudamiento con Argentina? Y finalmente, teniendo en cuenta los resultados económicos del Acuerdo ¿Qué implicó la vuelta al Fondo? Se argumenta que las particularidades inéditas del presente Acuerdo responden a la afinidad ideológica con el gobierno local en el contexto de crisis. El Acuerdo de 2018, con una magnitud y escalonamiento inédito de desembolsos, procuró reforzar las chances electorales del gobierno de Cambiemos. Por otra parte, tras la fallida experiencia del 2001 y la relativa ausencia posterior, constituyó una nueva oportunidad para relegitimarse como el Organismo acreedor de última instancia en Argentina. Por último, se sostiene que la vuelta del Fondo como prestamista no tuvo los resultados económicos esperados y esta intervención estuvo lejos de traer renovadas políticas económicas, distintas al tradicional plan de ajuste; si bien el Acuerdo ha intentado diferenciarse a través del pilar social y la perspectiva de género, el alcance de ambas “novedades” ha sido limitado.
En “El sistema bancario argentino: reflexiones en torno a la desregulación y liberalización financiera y sus efectos (2011-2019)”, Cecilia Allami y Alan Cibils describen las consecuencias en la estructura y funcionamiento del sistema bancario argentino actual la reforma profunda llevada a cabo por la última dictadura cívico militar en 1977. Al centrarse en su evolución en el período 2011-2019, se analizaron en particular dos variables centrales: la evolución del crédito al sector privado y la composición de la rentabilidad del sistema bancario. Los autores muestran que los desequilibrios que comenzaron a acentuarse a causa de la profundización de políticas de desregulación y liberalización en la segunda parte del período durante el gobierno de Mauricio Macri, generaron una fuerte retracción de los créditos a la producción -revirtiendo la tendencia del kirchnerismo-, en un contexto de brutal caída de la actividad económica. Esta retracción del crédito tuvo su contracara el fuerte aumento de las inversiones en activos financieros emitidos por el BCRA (LELIQ) de los bancos. En este sentido, el sistema bancario quedó subordinado a los objetivos de política monetaria, siendo recompensado con tasas de ganancias siderales. Se concluye la necesidad de implementar un marco regulatorio que garantice, al margen de la orientación del gobierno, un nivel de crédito productivo que pueda acompañar un proceso de desarrollo económico sustentable.
En el “Ciclo de deuda y fuga de capitales durante el gobierno de Cambiemos”, Martín Burgos y Magdalena Rua analizan la relación entre el endeudamiento externo y la fuga de capitales durante el gobierno de Cambiemos, considerando el vínculo histórico que presentan ambos fenómenos, detallando las características particulares de este último ciclo de deuda y fuga, y sus perjudiciales efectos para la economía argentina. De esa forma, se destacan distintas etapas: la eliminación de los controles de cambios y la desregulación de la cuenta financiera, la burbuja generada por las LEBAC, el préstamo del FMI y la vuelta a los controles cambiarios.
El capítulo de Genaro Grasso “Aislamiento monetario: los controles de cambio en la Pandemia de Covid-19” analiza los impactos de la pandemia de Covid-19 en términos sanitarios, económicos y sociales en medio de un proceso de “normalización” de políticas monetarias y financieras, de reestructuración de deudas y de ordenamiento incipiente del mercado de cambios a través de un control cambiario ordenado por la Ley de Seguridad Social y Reactivación Productiva. Se estudia cómo evolucionaron los instrumentos fiscales, monetarios, financieros y cambiarios desde el impacto de la Covid-19, y se analiza el impacto según los diversos actores y plazos de inversión y los resultados sobre la brecha cambiaria, los precios y las reservas, mostrando cómo los comportamientos de los diversos actores del sector privado fueron reaccionando a la política oficial y a su vez, cómo el Estado también ha ido modificando las regulaciones ante estos nuevos comportamientos. Se concluye que las regulaciones financieras y cambiarias no pueden ni deben ser un instrumento cristalizado y estático, sino en evolución permanente de acuerdo a las innovaciones financieras del propio mercado. En este sentido, más que definir buenas o malas políticas monetarias o cambiarias, se menciona que la discusión relevante es identificar los límites a las políticas y los instrumentos que se pueden utilizar para correr el límite de las mismas.
Por último, el capítulo de Eugenia Aruguete “Sobre-endeudamiento, crisis de balanza de pagos y reestructuración de la deuda pública argentina con los acreedores privados y el FMI entre 2019 y 2022” se centra en los desafíos del gobierno para enfrentar una nueva crisis de balanza de pagos, derivada del ciclo de sobre-endeudamiento público en moneda extranjera de 2016 a 2019, y un escenario de gran inestabilidad fruto de los desequilibrios macroeconómicos asociados a ella. Sin acceso a financiamiento externo ni local, y en el marco de una crisis global por la pandemia del COVID-19, el gobierno argentino situó el problema externo en el centro de sus prioridades y encaró la reorganización de sus compromisos financieros con el fin de restaurar la sostenibilidad de la deuda pública argentina. En 2020 avanzó en la reestructuración de la deuda con acreedores privados, logrando un alivio financiero sustantivo y una mejora en el perfil de vencimientos que permitió relajar las necesidades de divisas más inmediatas. Cerrado el Canje con privados, encaró las gestiones con el FMI. Tras un período de negociaciones, a principios de 2022 firmó un Programa de Facilidades Extendidas para refinanciar el Stand By de 2018, logrando además postergar vencimientos de capital, extender plazos y suavizar el cronograma de obligaciones. El nuevo Programa no incluyó compromisos de reforma estructural pero sí metas fiscales, monetarias y financieras que delimitan los márgenes de la política económica a futuro. A pesar de las mejoras alcanzadas, y dada la envergadura del problema heredado, el nuevo perfil de la deuda pública prevé vencimientos abultados a partir de 2027/28 cuya cancelación dependerá del éxito de la Argentina para mejorar su capacidad de repago en un corto período de tiempo.

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