COMBUSTIBLES: ¿PERDIMOS EL AUTOABASTECIMIENTO? | Centro Cultural de la Cooperación

COMBUSTIBLES: ¿PERDIMOS EL AUTOABASTECIMIENTO?

14/02/2011

Por Diego Mansilla

En diversos medios de comunicación se difundió la noticia de que nuestro país se transformó en importador neto de combustibles, por primera vez desde 20 años. Sin embargo, esta noticia se basa en un análisis parcial y erróneo del sector, publicitado únicamente con el propósito de generar temor entre los consumidores y presión para que aumenten los precios de la energía.

La pérdida del autoabastecimiento de combustibles, efectivamente se encuentra en el horizonte de nuestro país debido a la continuidad de la estructura neoliberal que presenta el sector, heredada de la 'larga década privatizadora' de los noventa. Sin embargo, en el año 2010 nuestro país no ha llegado a ser importador neto. Más allá de una discusión 'técnica' o estadística, lo importante es remarcar el análisis difundido por los grandes medios de comunicación, que presentan a "la intervención estatal" como el único culpable, haciendo un análisis sesgado que únicamente beneficia a las grandes petroleras internacionales que domina oligopólicamente el petróleo argentino.

Como primer punto, es mentira que el autoabastecimiento de combustibles se haya logrado en 1990 (es decir, gracias a la desregulación menemista de 1989). Fue Y.P.F. estatal quien en la década del ochenta logró con mucho esfuerzo que el petróleo y los combustibles dejen de ser la pesada carga que significó durante gran parte del siglo XX. Sin ir más lejos, durante las dos grandes crisis del petróleo de 1973 y 1980, nuestro país no sufrió con el drástico aumento del precio internacional como sí lo hicieron otros países de la región. Actualmente, mientras vivimos la tercera gran crisis del petróleo (esta vez en tiempo de paz), las petroleras buscan que nuestro país incorpore a su mercado interno esos precios internacionales.

Se menciona que en los primeros once meses del año, nuestro país exportó 3.000 millones de dólares de combustibles mientras importó 3.300 millones. El motivo de este déficit sería la mayor importación de gas oil (para el campo y el transporte) pero que también se importó naftas premium, al tiempo que disminuyeron las exportaciones.

Para empezar, el trabajo oculta un detalle en absoluto menor. En el mismo periodo, nuestro país exportó petróleo crudo por 2.200 millones de dólares, lo que alcanza a compensar ese supuesto déficit en los combustibles y las importaciones de gas natural y gas licuado que se realiza desde 2004 (unos 487 millones de dólares durante el 2010).

En cuanto a las naftas, nuestro país es ampliamente superavitario, ya que contra los 74 millones de dólares importados de nafta súper y ultra, se exportan 854 millones de naftas intermedias. Esto es, productos con los que por medio de una nueva refinación se obtienen naftas vehiculares.  ¿Por qué nuestro país debe exportar estas naftas intermedias si la demanda no esta satisfecha? Sencillamente porque las refinerías nacionales carecen de capacidad para refinar internamente esos combustibles. La capacidad instalada de las refinerías es prácticamente la misma que en 1989 y el plan "Refino Plus" no ha logrado modificar el abandono de las inversiones por parte de las petroleras.

En definitiva, el único producto que es claramente deficitario es el gas oil, pero esto de ninguna manera es una novedad. Estructuralmente, Argentina consume mucho más gas oil que naftas con periodos muy específicos de gran demanda (en invierno y en la siembra y cosecha agrícola). Sin embargo, la proporción en que ambos productos se obtienen de un barril de petróleo casi no puede ser modificada. Por tanto, históricamente nuestro país decidió producir las naftas que se necesitan e importar el gas oil demandado en los meses de mayor consumo. Como el precio interno del combustible es menor al internacional (lo que representa un importante subsidio al sector agrícola), la diferencia entre este gas oil importado y el precio de venta se compensaba con la ganancia obtenida con las exportaciones y la venta interna del resto de los productos.

Con el aumento económico y el extraordinario crecimiento del sector agrícola, la demanda de gas oil se multiplicó, lo que hizo que las importaciones de gas oil llegaran a los 2.000 millones de dólares en 2010.

Por tanto, si bien es cierto que la extracción petrolera esta en franco descenso y que si no se modifica la política petrolera deberemos importar petróleo en el corto plazo, no es verdad que el culpable de la importación de combustibles sea la intervención estatal en los precios sino, justamente, la falta de intervención estatal en el sector y el mantenimiento de la estructura regulatoria de los noventa.

Para comenzar, de aumentarse la cantidad de petróleo extraído, no bajaría la importación sino que solo crecería la cantidad de petróleo y naftas intermedias exportadas ya que las refinerías no tienen capacidad operativa para refinarlo. Las petroleras han abandonado las inversiones en expansión desde la privatización de los hidrocarburos sin que el Estado intervenga. La actual legislación permite a las petroleras la libre exportación de petróleo crudo y los combustibles (obteniendo además la posibilidad de no ingresar al país el 70% de las divisas conseguidas) a pesar de que el país necesite importar los mismos productos. Los ex secretarios de energía han denunciado que el país compra fuel oil a Venezuela cuando al mismo tiempo exportan fuel oil de mayor calidad. Lo que no dicen es que ellos mismos cuando ocuparon el cargo público crearon el entramado legal que permite a las refinerías exportar el combustible que necesitan los argentinos, si con esto obtienen mayores ganancias.

Más allá del importante crecimiento de la demanda de naftas por el aumento del parque automotor, lo que en definitiva genera el déficit de combustibles es la demanda del agro y el transporte que no dependen del precio sino del tamaño de las cosechas y la actividad económica. Si las petroleras logran que en nuestro país rija el precio internacional, estos sectores perderán el subsidio pero continuarán demandando la misma cantidad de combustibles. Como resultado, los empresas que puedan transferir sus mayores costos a los precios generarán un crecimiento de la inflación y los que no, disminuirán sus ganancias en beneficio de las petroleras y refinerías. Todos los argentinos pagaremos aún más por todos nuestros productos para que las petroleras puedan aumentar sus ganancias.

Diego Mansilla es economista, investigador del departamento de economía política y sistema mundial del Centro Cultural de la Cooperación y autor del libro Hidrocarburos y política energética

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