¿Quién fue Celestin Freinet? | Centro Cultural de la Cooperación

¿Quién fue Celestin Freinet?

09/10/2016

Marta Marucco

El Grupo de Reflexión sobre la práctica decidió encarar el estudio de Celestin Freinet, el maestro de grado francés que a partir de la década del 20 del siglo pasado desarrolló una práctica docente profundamente renovadora que conmovió los cimientos de la escuela tradicional Con el propósito de compartir con nuestros lectores la información recogida sobre su vida y su obra, intentamos responder la pregunta

¿Quién fue Celestin Freinet?

Jesús Palacios lo ubica junto con Rousseau, Ferréire, Piaget y Wallon entre los precursores del movimiento de renovación pedagógica que dio origen a la escuela nueva,  nacida, sostiene Palacios, de “las decepciones y las lagunas que caracterizan a la educación tradicional, (…) que disloca lo real, procede por vía autoritaria, desconoce tanto la riqueza física, estética, caracterial y social del educando como su singularidad. (…)  ignora las enseñanzas de la psicología del desarrollo, no establece nexos entre la motivación y el aprendizaje, se fundamenta en el formalismo y la memorización, en el autoritarismo y la disciplina”1 A esta educación, Freinet contrapone una pedagogía centrada en el niño, una escuela enraizada en la vida cotidiana, un aprendizaje basado en el trabajo, una enseñanza  fundada en el tanteo experimental Las raíces de su pensamiento y de su práctica pedagógica hay que buscarlas en sus orígenes y su linaje. Celestín Freinet nació en 1896 en una pequeña localidad de los Alpes franceses ubicada en la región de Provenza. Hijo de una humilde familia campesina, su experiencia de niño pastor constituye una de las claves de sus inquietudes profesionales. «La experiencia pastoril será para Freinet el leitmotiv de su experiencia educativa», escribió en 1977 Elise, su esposa y colaboradora. Su madre analfabeta fue un poderos estímulo para que el joven Celestin ingresara a la Escuela Normal de Niza de la que egresó en 1915 como maestro de primera enseñanza, sin haber finalizado las prácticas docentes ya que fue movilizado para intervenir como oficial de infantería en la primera guerra mundial. Su participación en la batalla de Verdún, la más larga y sangrienta del conflicto, (duró 10 meses y produjo 25.000 muertos y 500.000 heridos), fue  determinante para su vida. En el prolongado período de convalecencia de la grave  herida pulmonar sufrida en el combate, inició su formación política leyendo a Marx, Engels y Lenin, en el marco de la construcción del primer estado socialista de la historia. En 1920, Freinet renunció  a su pensión vitalicia como veterano de guerra y se incorporó a la enseñanza como maestro de niños de 6 a 8 años. La lectura no solo fue  motor de su formación ideológica sino también pedagógica. Las exigencias de la práctica docente lo llevaron a buscar en los textos caminos para paliar las insuficiencias y distorsiones de su capacitación inicial. En esas circunstancias descubrió a Montaigne, Rousseau, Pestalozzi, Ferriére… y a los propulsores de la Escuela nueva, movimiento con el que compartió los cuestionamientos a la enseñanza tradicional y los fundamentos conceptuales de una renovación pedagógica, pero criticó el carácter elitista de las realizaciones concretas a las que dio lugar porque exigían instalaciones, materiales y recursos inaccesibles para los establecimientos públicos. La escuela de la que fue alumno Freinet y aquella en la que era maestro pertenecían a un medio social y económico muy diferente a las creadas para experimentar los principios de la nueva educación Así como Luis Iglesias al ser designado maestro único de una escuela rural debió crear sus propias técnicas y materiales para enseñar simultáneamente a alumnos que cursaban  de 1° a 7° grado, Freinet debió afrontar entre otras limitaciones, serias  dificultades respiratorias secuela de sus heridas de guerra que no le permitían hablar durante períodos prolongados. Al respecto reconoce con ironía que su propuesta de aprendizaje basada en la actividad de los niños, una de las claves de su pensamiento educativo, tenía relación con su propia incapacidad para hablar tanto como lo hacían en general los maestros. En 1922 viajó a Hamburgo para apreciar personalmente los ensayos de pedagogía libertaria desarrollados entre 1918 y 1936 por un centenar de docentes con autorización oficial. Las Comunidades escolares y los Maestros compañeros fueron experiencias educativas radicales que confiaban en la posibilidad de los alumnos de autorregularse, respetaban su libertad para elegir lo que aprenderían y decidir, además del qué, el cómo, el dónde y el cuándo lo harían En 1923, Freinet asistió al II Congreso de la Liga Internacional para la Educación Nueva, (Montreux–Suiza). Allí comenzó su vinculación con pedagogos representativos de la nueva educación: Edouard Claparède, promotor de una pedagogía experimental construida a partir del conocimiento de la psicología del alumno; Adolphe Ferrière, impulsor de la escuela activa; Pierre Bovet, que influyó notablemente en Piaget con sus desarrollos sobre la psicopedagogía; Roger Cousinet, pedagogo francés, creador del método de trabajo en equipo, para quien el niño es su propio educador En 1925 viajó a la URSS con una delegación de sindicalistas y allí conoció a Nadia Krupskaia, esposa de Lenin, impulsora de transformaciones educativas revolucionarias tendientes a acabar con el analfabetismo, favorecer la emancipación de la mujer, crear una red de bibliotecas en todo el territorio, garantizar la educación continua de los adultos En 1926, contrajo matrimonio con la maestra Elise (1898-1983), su principal colaboradora en vida y continuadora de su construcción pedagógica a su muerte. En 1927, publicó el libro La imprenta en la escuela, (traducido al español por Herminio Almendros en 1936), y creó la Cooperativa de Enseñanza Laica (CEL) a nivel nacional que, además, de realizar congresos anuales editaba el boletín mensual: La imprenta en la escuela. La idea de laicidad imperante en el período en el que Freinet promovió la CEL va más allá de la oposición a enseñar religión en las escuelas. Era una corriente de pensamiento que sostenía la organización aconfesional del Estado. En lo que respecta a educación, proclamaba la función indelegable, inalienable e imprescriptible del Estado en la organización, sostenimiento y desarrollo de la enseñanza, sin injerencias del poder eclesiástico que tradicionalmente la había tenido a su cargo. La educación laica no solo implicaba el respeto a la libertad de conciencia sino que era condición para asegurar una formación científica alejada de todo tipo de dogmatismo La Cooperativa de Enseñanza Laica, propulsada por Freinet, tenía por función la elaboración y adaptación de materiales escolares que posibilitaran la eliminación del  texto único, que según Freinet esclavizaba al maestro y al alumno y de los otros remanentes de una enseñanza escolástica que debían ser erradicados. La rápida adhesión de muchos maestros a las técnicas que proponía generó la necesidad de una comunicación pedagógica que tuvo en el CEL su núcleo organizador.  Su boletín mensual constituyó el mejor instrumento de trabajo cooperativo ya que posibilitó el intercambio permanente de ideas y la ayuda mutua para perfeccionar las técnicas de enseñanza adaptadas tanto a las necesidades de los niños como a las posibilidades de los maestros y del medio escolar, todo esto en el marco de un ideal común: servir a la escuela del pueblo, mejorándola. Es necesario destacar que su activa militancia sindical y política como miembro del Partido Comunista Francés se canalizó en la construcción de lo que denominó la Escuela Moderna para diferenciarse de la Escuela Nueva a la que censuraba el carácter minoritario de sus realizaciones experimentales que exigían condiciones inaccesibles para las escuelas públicas y para sus maestros y alumnos. Freinet como maestro del pueblo no empezó teorizando sobre una escuela diferente sino haciéndola Maestro del  nivel inicial de la enseñanza primaria en la pequeña escuela de Bar-sur-Loup, se propuso superar la primacía del memorismo, el verbalismo y el alejamiento del entorno real, propios de la enseñanza tradicional. Observó que no se puede educar si no se parte del interés del que aprende, y organizó una enseñanza cercana a la vida cotidiana del alumno. Del hacer diario en el aula nacieron sus principales aportes: el texto libre, la imprenta escolar, la cooperativa escolar. Pero su comprensión de que para cambiar la educación no alcanzaba con modificar las técnicas de enseñanza, lo llevó a iniciar un movimiento nacional que proponía la creación de una nueva escuela popular proletaria. En 1928, fue trasladado a la escuela Saint-Paul-de-Vance y ese mismo año comenzó a diseñar las primeras fichas del “fichero escolar cooperativo” como una alternativa a los manuales escolares. En 1929, el boletín del CEL pasó a denominarse El educador proletario El escaso interés de la administración municipal por la educación, su militancia política y la práctica de una pedagogía progresista, determinaron que un sector reaccionario de la población consiguiera su destitución en 1933. Molestaban los textos que los alumnos escribían exponiendo sus ideas y para expulsarlo inventaron una extraña situación que más tenía que ver con la limpieza de la escuela que con su forma de encarar la pedagogía. (En 1931, había aparecido el primer número de la Biblioteca del Trabajo, publicación monográfica elaborada por maestros y alumnos) En 1935, la CEL creó una escuela libre experimental para los hijos de los pobres en la ciudad de Vence, que fue clausurada en 1940. Ese mismo año, Freinet fue detenido y confinado en un campo de concentración por su militancia comunista, en el que escribió La educación por el trabajo y Ensayo de pedagogía sensible. Palacios al referirse a ambos libros comenta: “Es sorprendente que estas dos obras rezuman un optimismo y una confianza tal en la naturaleza y en la vida que parece imposible que estén escritas por un prisionero enfermo, por un maestro perseguido y acorralado” Obtenida la libertad vigilada, dirige el movimiento de la resistencia contra el invasor alemán en su región En 1945, reorganiza la CEL, reedita su revista con el nombre El educador y reabre la escuela de Vence. En 1948, la CEL se transforma en el Instituto de la Escuela Moderna, dedicado principalmente a la producción y difusión de material pedagógico. Dos años después presentó la Carta de la Escuela Moderna, creó la Federación Internacional de movimientos para la escuela moderna y se dedicó a coordinar las experiencias pedagógicas basadas en los principios de su pedagogía En 1953, su expulsión del Partido Comunista determinó que los enfrentamientos ideológicos se transformaran en enfrentamientos pedagógicos en las organizaciones que promoviera e integrara A su muerte, en 1966, su esposa, Elise, lo sucedió en la dirección de la escuela de Vence y en la difusión de su pensamiento y sus realizaciones Llegando al fin de esta breve cronología, descubro un artículo titulado Los olvidados en el que Jaume Martínez Bonafé2 se propone recuperar el pasado para hablar de las ausencias y los silencios del presente, partiendo de la hipótesis de que se está produciendo una pérdida de memoria histórica en la actual vida social, una especie de enfermedad de Alzheimer que nos deja socialmente inmovilizados para intervenir ante las contradicciones del presente. Y como la escuela no es ajena a ese proceso de desmemorización invita a una lectura del olvido que quiere ser fundamentalmente una lectura política de la gramática pedagógica que determina el funcionamiento actual de la práctica discursiva institucional-administrativa y académica Si necesitábamos una razón más para convocarnos a bucear en las profundidades del pensamiento y la práctica de Celestin Freinet, el catalán Martínez Bonafé nos da una y de peso. ¡Hasta la próxima entrega!

Marta Marucco

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