Frente a los hechos de conocimiento público en torno al proceso de reforma de planes de estudios en el nivel secundario, a las diversas expresiones que vienen realizando algunas conducciones sindicales, docentes, estudiantes y padres, y a movimientos de las autoridades educativas porteñas que nos resultan preocupantes, los trabajadores de la Dirección de Currícula consideramos necesario proporcionar información en relación con nuestro trabajo y las condiciones en que lo desarrollamos.
En primer lugar, muchos de los trabajadores docentes técnicos trabajamos hace más de 10 años en la Dirección de Currícula y ejercemos además la docencia en las escuelas. Somos parte del colectivo de trabajadores de la educación, por tanto las preocupaciones y las luchas de docentes y estudiantes no nos son ajenas.
En distintas ocasiones nos hemos pronunciado y actuamos colectivamente contra el vaciamiento de la educación pública, los cierres de cursos y la censura ideológica de los Materiales del Bicentenario (que nosotros mismos elaboramos), contra la precarización laboral y las cesantías de trabajadores, contra las políticas de atar evaluación docente a salario y la modificación del régimen de Juntas de Clasificación Docente. En esas circunstancias, actuamos conjuntamente con dirigentes y compañeros de los sindicatos docentes comprometidos con la educación pública, así como con legisladores coincidentes con esas posiciones: saben quiénes somos y cómo trabajamos.
Como parte de nuestra actividad específica realizamos, de manera colaborativa con docentes de diversas asignaturas y modalidades, la actualización de los programas de 1º y 2º año de Bachilleratos y Comerciales (años 2002 a 2004); la formulación del plan de estudios de las Escuelas de Reingreso y la elaboración de sus programas (años 2004, 2005 y 2006); el diseño y la coordinación de la implementación de un proyecto experimental de articulación entre las Escuelas de Reingreso y Centros de Formación Profesional para que los estudiantes que lo desearan accedieran a cursar trayectos de formación profesional (años 2007 y 2008); la elaboración de los actuales profesorados conjuntamente con las escuelas medias dependientes de la Dirección de Educación Artística (años 2009, 2010 y 2011); entre muchas otras tareas.
En segundo lugar, como todo el trabajo docente, nuestra tarea se desarrolla en condiciones cuya definición es responsabilidad de las gestiones políticas. De esta manera, un cambio de planes de estudios es ante todo una decisión política de las gestiones de gobierno que, como tales, definen los marcos y el modo en que ese cambio se lleva a cabo y cómo se comunica, etc.
El cambio de planes de estudios actualmente en curso en la Ciudad deriva de resoluciones del Consejo Federal de Educación que fueron discutidas y aprobadas en ese ámbito entre los años 2007 y 2009, en todos los casos con el voto afirmativo del ministerio porteño que integra dicho organismo federal. La información debería llegar a las jurisdicciones a través de los funcionarios correspondientes (en el caso de la escuela secundaria, la Subsecretaría y las Direcciones General y de Área, y los referentes designados por el ministerio ante organismos como el INET).
Sin embargo, recién en octubre de 2011 se nos comunicó que ocho planes de estudios de la educación técnica secundaria debían estar cerrados al 31 de diciembre del mismo año para tramitar la validez de los títulos. Esa fecha fue entonces acordada entre los ministerios nacional y porteño.
Reiteradamente y como es nuestra práctica habitual antes y después de la asunción de esta gestión, señalamos a las autoridades que semejantes condiciones dificultarían realizar de forma apropiada la comunicación, socialización e implementación de mecanismos amplios de consulta al sistema educativo. Pero no fue esto lo que se priorizó desde la gestión política, sino acatar los plazos acordados en la normativa nacional, sin garantizar las mínimas condiciones para la implementación en la Ciudad.
No obstante, y con un gran esfuerzo de los equipos técnicos docentes, los planes de estudios elaborados fueron sometidos a consulta con docentes de distintas especialidades en la medida en que esos tiempos lo permitieron.
Cabe señalar que el ministerio publicó las resoluciones que aprueban los nuevos planes de estudios por Boletín Oficial sin implementar un adecuado dispositivo de comunicación. Este accionar generó que el conflicto se amplifique, dado que las normas federales involucran también procesos de cambio en todas las modalidades de los niveles medio y superior.
El diálogo que no se ha desarrollado en los tiempos y formas apropiados se transformó así en una desorganizada proliferación de propuestas curriculares generadas por actores diversos que no tienen la función de elaborar criterios y diseños curriculares. Con esto se licuan, objetivamente, las funciones y tareas específicas de las áreas del ministerio y, por extensión, las tareas de sus trabajadores.
En este marco generalizado de desinformación que, a menudo, parece intencionada, haciendo a los nuevos planes de estudios atribuciones que dan cuenta de una ausencia de lectura de los mismos, o bien de la tergiversación de su contenido, los trabajadores de esta dirección quedamos en el centro del conflicto.
Como trabajadores técnicos docentes nos responsabilizamos de los criterios pedagógicos que adoptamos en nuestra tarea, los que hemos compartido con los docentes de los distintos niveles cada vez que las gestiones políticas lo han propiciado, porque queremos preservar nuestras funciones y la calidad de nuestras tareas con el compromiso que históricamente hemos tenido en el trabajo con el sistema educativo.

TRABAJADORES DE CURRÍCULA
DELEGADOS JUNTA INTERNA ATE ESMERALDA 55