Desarrollo económico y evolución social: algunas ideas educativas del nuevo Ministerio de Educación nacional | Centro Cultural de la Cooperación

Desarrollo económico y evolución social: algunas ideas educativas del nuevo Ministerio de Educación nacional

08/01/2016

Compartimos con nuestrxs lectorxs la desgrabación que anunciamos sobre Mercedes Miguel, Secretaria de Calidad Educativa del Ministerio de Educación Nacional:

La educación argentina no puede seguir siendo pensada como potestad exclusiva y excluyente de los ministerios de educación. Desarrollo social, desarrollo económico y educación tienen que ser una mesa de tres patas que no se separen nunca, porque educación es progreso social y también es desarrollo económico para el país.

Y también no quiero dejar de hablar de la inequidad (…) Todavía los chicos están condicionados por el vientre del que nacen y eso se tiene que terminar.” (VII Foro de Calidad Educativa - Educar 2050, Facultad de Derecho, UBA, 2014).

De esta frase, tres elementos nos interesa analizar.

El primero, remite a la necesaria vinculación que Miguel encuentra entre educación, progreso social y desarrollo económico. El supuesto de que la educación lleva y conduce a ambas variables ya aparecía en los orígenes del sistema educativo nacional y en las corrientes más positivistas vinculadas a la educación del siglo XX. Otro supuesto es el de la idea de una historia lineal y evolutiva, donde hombres y mujeres avanzan indefectiblemente por un camino que conduce a la civilización, pero donde las condiciones sociales y económicas de existencia parecen no tener estrechas vinculaciones con ese “desarrollo”. Cabe preguntarse entonces, cuál será el horizonte al cual esa línea debe conducir en el proyecto educativo que nos propone Miguel, ya que no sólo la frase expresa lo evolutivo del proceso educativo sino también la idea de un único horizonte.

Un segundo elemento que emerge de la frase es el de quiénes son “los ministerios” que deben sentarse a pensar lo educativo. Y aquí sorprende que aparezcan áreas que suelen dedicarse a otras actividades y no estrictamente educativas, como ser, “desarrollo económico”. En el caso del GCBA, ese área “elabora políticas e instrumenta proyectos y programas dirigidos al desarrollo de actividades comerciales, industriales y de servicios con énfasis en la generación de empleo” (Web oficial). Aquí aparece, como podemos rastrear en infinidades de discursos de los funcionarios macristas, la palabra “empleo”, utilizada desde el neoliberalismo para barrer la noción de trabajo. Es decir, la educación debe ser pensada desde un ministerio que concentra actividades empresariales y comerciales de toda índole con los objetivos de generar empleo y rentabilidad. Un Ministerio que pregona la “creatividad”, el “emprendedorismo”, la “innovación”, que reúne a pymes, emprendedores e industrias y que lo único “educativo” que tiene es el ofrecer capacitación en oficios, por ejemplo, en convenios con la Universidad Católica Argentina y el Banco Santander Río. Y vuelven las frases que citábamos en el posteo anterior, de la relación entre educación y trabajo, o educación y empleo. Nos preguntamos cuáles son los fines de la educación que propone Miguel, puesto que no es lo mismo pensar que la educación debe formar sujetos integrales y críticos, con herramientas que le permitan desenvolverse con autonomía y responsabilidad en determinado contexto social, que pensar que el fin es formar sujetos polivalentes que se adapten a las necesidades del mercado. Incluso, no es lo mismo pensar que la educación tiene que formar sujetos conscientes de la importancia del trabajo como fuente de vida, de la vinculación entre el trabajo material e inmaterial y de la existencia de formas organizativas de trabajo como el cooperativismo, que abonar a las tesis de que el mercado es quien debe determinar los formatos educativos que generen la fuerza de trabajo que necesita en cada tiempo histórico.

Un tercer elemento es la cuestión de la concepción biologicista, racista, discriminatoria y machista que se evidencia con la vinculación entre “el vientre” y el crecimiento general de la niñez. Por un lado, la cuestión del vientre, que viene a abonar la idea de la maternidad como algo natural, el desarrollo de la niñez como algo que depende exclusivamente de las mujeres y lo peor, que depende de qué vientre nacieron, cuál será “su destino”. La fatalidad de la frase aparece con esta noción de destino manifiesto, determinado por las condiciones del nacimiento. Por otro lado, la cuestión discriminatoria de la posibilidad de tipificar vientres, cunas, orígenes (esta enumeración podría llegar hasta la xebofobia) y, por consecuencia, de clasificar a los niños y a las niñas, según sean pobres, ricos, “mejores”, “peores”. Y como tercera idea, la cuestión del "vientre" viene a abonar a la noción de pareja heterosexual, invisibilizando otras posibilidades de familia que ya existen de hecho y que gozan de reconocimiento por parte del Estado. Nos preguntamos cuáles son mejores condiciones para enseñar y aprender y cuáles son las políticas que deben ejecutarse para articular con las educativas y así generar mejores condiciones de vida generales. Porque, sin desconocer la importancia de los contextos de vida, de las condiciones materiales y de los diversos modos en que crecen los y las estudiantes, no son lxs vientres los responsables de los problemas educativos que esgrime Miguel. Nos preguntamos, en esta línea de reflexión, cuál es el rol que el Estado tiene que jugar para la garantía del derecho a la educación y así dotar de responsabilidad a quienes se comprometieron nacional e internacionalmente con respetar, defender y promover tal derecho.

Compartimos estas líneas de análisis con la intención de mantenernxs informadxs.

Invitamos a opinar y compartir.

Observatorio de Políticas Educativas

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