Fuente: Revista CONVERGENCIA N° 47    (10-09-2012)

Por: Alejandro Pisnoy

“El gran y augusto deber que nos impone la memoria de las víctimas sacrificadas el 24 de Septiembre es declarar y sostener la independencia de América”.

Bernardo Monteagudo, 29 de Octubre de 1812.

En Marzo de 1812, mientras San Martín arribaba al Río de la Plata Belgrano llegaba a Salta y se hacía cargo de un ejército diezmado de soldados, armamentos, comida y medicamentos; además de no contar con el apoyo de Buenos Aires porque estaba más preocupado por lo que sucedía en la Banda Oriental que en el norte. En Agosto, y ante el desolador panorama, sumado a las malas noticias que llegaban del Alto Perú, Belgrano con el apoyo y el consentimiento del pueblo jujeño, decide aplicar la política de “tierra arrasada” y evacuar el territorio, trasladando a toda la población a Tucumán, y resistir desde allí. De esta manera, cuando el ejército realista al mando de Pio Tristán llegase no encuentre ni alimentos, ni ganado.

Una vez asentado en Tucumán, sumó el apoyo de la población tucumana que estaba a favor de la revolución. Belgrano decide desobedecer las órdenes de Buenos Aires que le solicitaba que se retire hasta Córdoba y deje la región del norte a manos del ejército realista, presentó batalla y logro una victoria muy importante para la revolución...

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