Texto de Juan Pablo Perez para Paula del Cueto | Centro Cultural de la Cooperación

Texto de Juan Pablo Perez para Paula del Cueto

29/04/2013

Nocturnidades

¿Por qué será la noche tan larga

alucinada, tan sola y tan desalmada

larga aurora perfumada, diáfana y azulada?

Chabuca Granda

La muestra Nocturnos de Paula del Cueto propone a través de la fotografía habitar silenciosamente ciertos territorios desde otro lugar. Esos últimos instantes de luz que intenta retener la cámara y revelar lo oculto. ¿Será el anhelo de captar los silencios en la transposición a los diferentes lenguajes? Sus fotografías buscan “Arrojar luz en la oscuridad. Descubrir lo secreto. Quitar el velo de lo ignorado y sacar a la luz haciendo visible lo apartado”. Sin embargo hay algo más allá de los resquicios del día en la noche cuando habla de: “Luz desolada, noche negra, callada, invasora, desvelada. Noche que envuelve, que invade, que lleva, que pierde”. Sus imágenes abren hendiduras que atraen la inmensidad de un espacio deshabitado. Nos recuerda a los artistas románticos, enfrentados a los miedos y angustias pasionales, cuya mirada posada en el protagonismo de la naturaleza, remite a la contemplación de la contemplación que referencia Rafael Argullol (La atracción del abismo) para interpretar los paisajes en clave sublime de Caspar David Friedrich a principios del siglo XIX.

En ese sentido, las fotografías gestan a la vez un paisaje en tensión -desolado e inquietante-, que a través de la vibración de esos pequeños momentos de luz sedimenta un vínculo específico con el lugar, de manera más carnal, en un territorio inconmensurable como la imagen de la ciudad de Abra Pampa, en plena puna jujeña. Sin caer en exotismos y marginalidades, enuncia la presencia de un suelo sulfuroso donde el paisaje desértico se hace monstruoso en la inmensidad del vacío. Allí aparecen los hedores y las pulcritudes disputándose un espacio común donde dialogan simultáneamente la luz y la oscuridad. Quizás encontremos en ese vacío provocador de las fotografías ciertos destellos subjetivos que siguen horrorizando a los cultores de los paisajes ordenados, racionalizados y dominados.

Enfrentarse a los Nocturnos de Paula del Cueto es interpelar los restos del día en la noche, momentos efímeros de luz y penumbras que se mezclan y habitan los extremos. Ventanas entreabiertas hacia donde mirar que nos permiten seguir espiando los abismos de la noche, y encontrar allí entre lo urbano y lo rural, esos tonos pardos, verdes y azulinos como breves haces de luz, grietas indefinidas de otros silencios por develar.

Juan Pablo Pérez

Curador

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