Texto curatorial. Adivinanzas para pequeños príncipes | Centro Cultural de la Cooperación

Texto curatorial. Adivinanzas para pequeños príncipes

04/06/2014

Adivinanzas para pequeños príncipes

“…Todo comparte la misma gracia: la luna que mira a un costado, la medianoche en su fiesta, el yo y su desfile de sombras. La niña baja los ojos, busca con vehemencia el pozo de lo invisible. Cuando llegue al castillo, abrirá la puerta un conejo blanco”.

María Negroni

La muestra de Laura Romano presenta pequeños dibujos y dioramas, cajas que necesitan ser descubiertas por el ojo curioso del espectador. Estos pequeños mundos están habitados por seres y personajes que la artista crea como metáfora de la dualidad implícita en cada una de las personas. ¿Quién elegimos ser al momento de contemplar, de inmiscuirnos a través de la mirilla del diorama? Por medio de un trabajo detallista y meticuloso conformado por micro relatos acerca de las vicisitudes de sus personajes en cada una de las obras, la artista pone de relieve la propia posibilidad de posicionarnos desde nuestras partes más silenciadas u ocultas. Si bien cada una de las obras constituye un relato per se, al mismo tiempo pueden inscribirse en un todo, un gran relato construido por ellas en sus diferentes soportes. Las imágenes de figuritas y cuentos infantiles de antaño, funcionan como un disparador en la creación de entornos fantásticos y de los dos personajes principales, que operan casi como arquetipos: el conejo (devenido a veces en coneja-niña) y el pájaro.

La infancia se hace presente, no sólo como período mágico, sino como también de grandes temores. Así, podemos observar diferentes instancias donde estos personajes conviven. En los dibujos, el espectador es invitado a acercarse y contemplar íntimamente al gran pájaro quitándose la máscara, develando otra (su verdadera) identidad, o al pájaro inconsciente ¿dormido? ¿muerto? fundiéndose con los vegetales que emergen de la tierra, debajo del conejo que reposa en la superficie. O la coneja niña, enfrentada en “La visita del cazador” a una inmensa y acechante sombra-pájaro que se proyecta en la pared y el techo de un pasillo asfixiante.

La escenificación vuelve a presentarse a través de los dioramas, esta suerte de maquetas donde conviven las piezas de los personajes en cerámica rodeados por un entorno pintado de manera minuciosa, y acompañados –en algunos casos- por elementos vegetales. En “El sueño del pastor” es el pájaro el que asume el lugar de resguardo, de espaldas al grupo de conejos que pastan inmersos entre las ramas y los árboles.

La sombra ha sido pensada como el lugar de proyección de lo inconsciente por distintos teóricos, y desde la configuración de un inconsciente colectivo a partir de las investigaciones de Carl Jung. La sombra estaría vinculada entonces a ciertos aspectos ocultos tanto de nuestra propia personalidad como de la personalidad colectiva.

Las imágenes de Laura Romano nos exhortan a entrar en el cuento, transitarlo, y encontrar en él una respuesta muchas veces angustiante: nuestra sombra más temida, es la que proyectamos nosotros mismos.

Laura Lina

Curadora

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