CUBA: Los desafíos del cooperativismo | Centro Cultural de la Cooperación

CUBA: Los desafíos del cooperativismo

24/05/2013


Las cooperativas se vislumbran como una de las formas empresariales no estatales que tendrán mayor protagonismo en el nuevo modelo económico cubano. Si hasta ahora solo eran de carácter agropecuario, comienzan los experimentos en otros sectores.

Sobre el tema, Vanguardia conversó con la doctora Grizel María Donéstevez Sánchez -profesora titular de Teoría Económica en la Facultad de Ciencias Económicas, de la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas-, quien desde hace tres décadas investiga sobre el tema del cooperativismo agrícola, y actualmente trabaja como coordinadora del Grupo de Nuevas Figuras Productivas en una propuesta de viabilidad de las cooperativas para la construcción de viviendas en Cuba.

Profesora, partamos de definir qué se entiende por cooperativa.

Es la asociación consciente y voluntaria de los miembros que la constituyen --socios--, a partir de un patrimonio que gestionan y/o administran de conjunto. Su constitución obedece a la necesidad de los integrantes de satisfacer sus necesidades, incluidas las de la familia y la sociedad.

«Este concepto responde a la forma en que se organizaron las primeras cooperativas en el siglo xix en Inglaterra. Algo que se deduce de él es que deja claro que las cooperativas no tienen como fin la ganancia; eso las diferencia de las empresas capitalistas, aunque indudablemente, sí presuponen la garantía de cubrir los gastos con los ingresos».

¿Qué valores las diferencian de otras estructuras empresariales?

--Lo primero es no tener como objetivo supremo la ganancia. Las cooperativas se sustentan en determinados valores: solidaridad, igualdad, ayuda mutua, honestidad, transparencia y responsabilidad social. Estos rasgos la «identifican como tipo especial de empresa basada en el trabajo cooperado, la acción y dirección colectiva de los miembros que la conforman». El cumplimiento de estos la acercan a una forma particular de organización socializada de la producción, y por ello es posible su existencia en el tránsito al socialismo.

¿Y cuáles son los principios que las distinguen?

La voluntariedad, la cooperación, la decisión colectiva, la igualdad de derechos de los socios, la autonomía y sustentabilidad económica, la disciplina cooperativa, la educación cooperativa, la responsabilidad social, la contribución al desarrollo y al bienestar de sus socios y familiares, y la colaboración y cooperación intercooperativas y con otras entidades.

«Ninguno de estos principios debe ser soslayado en las acciones que asuma la gestión en la cooperativa. Desde su fundación, exige la voluntariedad de los miembros a integrarla para asegurar el compromiso de los asociados con las acciones que acometerá la asociación y garantizar estabilidad. Por su parte, el éxito está en el cumplimiento de los principios de autonomía en la gestión y el control democrático de sus miembros.

«Debo señalar que cuando se dice que los socios administran de conjunto la cooperativa, se está precisando como condición indispensable la participación activa de estos en las decisiones sobre la producción, la distribución de ingresos, la actitud sobre las inversiones y el control sobre los recursos, entre otros. Las decisiones se toman con la participación de los socios, sin intromisión de terceros que puedan lastrar la actividad económica; la independencia sobre sus actos permite la sustentabilidad y el crecimiento en beneficio del colectivo y la sociedad. La autonomía y sostenibilidad en un inicio pueden tener como objetivo la satisfacción de las necesidades de sus integrantes y provenir de individuos aislados o de un conjunto de ellos; estos son de diversa índole: garantizar empleo estable, utilización de capacidades productivas o riquezas naturales ociosas en localidades o territorios, rescate de producciones donde existe una cultura del trabajo heredada en oficios o empleos que solo admiten la explotación en pequeña escala, disponibilidad de un patrimonio individual o familiar que solo puede ser explotado de forma colectiva».

¿Cómo valora la percepción en Cuba sobre el cooperativismo?

--En general, la población alberga sentimientos más nobles hacia las cooperativas que hacia las formas privadas de economía. Sin embargo, no siempre conoce bien las ventajas que las cooperativas pueden propiciar. La percepción puede variar en dependencia del conocimiento que tenga de buenas prácticas del cooperativismo agrario nacional o del internacional. En estos criterios desempeña un papel importante la divulgación a través de los medios masivos de difusión.

«No siempre las cooperativas de éxito, como formas colectivas de producir, son referenciadas por los medios de comunicación. Los referentes universales y de la región latinoamericana y caribeña han estado permanentemente ausentes, por lo que existe muy poca información en la población, sobre todo, de sus posibilidades en nuestras condiciones».

A su juicio, ¿qué tipos de cooperativas se avienen mejor al escenario económico que necesita el país?

En noviembre de 2012 fueron aprobados dos decretos leyes y varias resoluciones que permiten la formación de cooperativas fuera del sector agropecuario. Estos decretos (305 y 306) tienen carácter experimental y dan cumplimiento a una serie de lineamientos del VI Congreso del PCC. Solo después de la validación en la práctica de la viabilidad de las cooperativas que sean objeto de experimentos, se podrá aprobar una legislación general sobre cooperativas inclusiva para todos los sectores de la economía nacional.

«A partir de la experiencia internacional y nacional, pueden ser adoptadas diferentes formas, atemperándolas a las peculiaridades de nuestra economía. Se plantea que existan cooperativas de primer y segundo grado. Esta definición esta ceñida al nivel de desarrollo que alcanza la cooperación entre los productores.

«Las de primer grado son como las que conocemos en la agricultura. Las de segundo presuponen la unión de varias cooperativas con el objetivo de organizar actividades complementarias afines, o que agreguen valor a los productos y servicios o comercialicen los resultados de la actividad económica de las cooperativas que la conforman en localidades o territorios.

«Por el tipo de actividad económica, estas pueden ser de producción, de servicios y de consumo; existen en todos los sectores: el agrícola, la construcción, el transporte, la gastronomía, la viviendas y el turismo, entre otros. La diferencia principal en los tipos de cooperativas está en el origen y la forma de gestionar el patrimonio que poseen colectivamente.

«La tipología también se diferencia por el sector de la economía y sus peculiaridades, el cual le imprime su sello característico. Con lo que quiero decir que cada sector puede tener sus tipos de cooperativas y organizar las formas de gestión que más se correspondan con sus características».

¿Qué roles se les asignarían en el nuevo modelo económico?

Las cooperativas son un tipo especial de empresa que se integra en todos los momentos al sistema de relaciones económicas, es decir, en la producción, distribución, cambio y consumo; y en todos los niveles: nacional, territorial y local; crea capacidades para la introducción de iniciativas e innovaciones tecnológicas y sociales que amplían las posibilidades de desarrollar el tejido empresarial.

«Los lazos de cooperación que se establecen entre las unidades productivas y de servicios formadas por ellas completan las cadenas productivas y de valor, y rompen con el aislamiento relativo que implica la sectorialización.

«El cooperativismo permite que las cooperativas cuya producción casi siempre es pequeña o mediana, puedan ser competitivas y sostenibles en el tiempo. Son fuentes de empleo, de incremento de la producción y de los servicios a partir del aprovechamiento de recursos naturales y económicos locales.

«Este tipo de organismo social está llamado a ser uno de los componentes esenciales de la economía a escala local; su responsabilidad social permitirá el crecimiento económico y el desarrollo en general. Al mismo tiempo que los valores y principios que le son característicos permitirán que su gestión constituya una inmensa oportunidad de aprendizaje colectivo continuo».

¿Existen barreras que pudieran entorpecer la introducción de las cooperativas no agropecuarias?

Los elementos que limitan la generalización del cooperativismo en la economía cubana van desde lo histórico, lo legal y aquellos que son propios del modelo de construcción del socialismo adoptado en el país.

«Desde lo histórico, es bueno reconocer que antes de la Revolución no había tradición de formar cooperativas, como sí ocurrió en el resto de los territorios de América. El cooperativismo se inscribe a partir de las leyes agrarias y como parte de la transformación socioeconómica que propiciaron estas en el campo. Aun así, se limitó a las formas más simples; por ello las CCS son el tipo más antiguo y simple de cooperativa existente hasta hoy.

«La inexistencia de un marco legal que permitiera el cooperativismo fuera del sector agropecuario ha limitado su creación, pese a que existen en diversos sectores relaciones de cooperación que, aunque informales, constituyen la base social principal para las cooperativas en los más diversos sectores, sobre todo, en las localidades; ejemplo de ello son las brigadas de constructores que combinan el trabajo individual especializado de albañilería (construcción de placas, repello, paredes, azulejar mesetas, entre otros).

«A lo cual hay que agregar que la Constitución de la República no considera nada más que la propiedad cooperativa en la actividad agropecuaria; a partir de aquí, en el modelo económico de construcción socialista adoptado se desestimaron las formas cooperativas en otros sectores. Por lo tanto, no existe un sistema de gestión para este tipo de cooperativas que recoja la experiencia acumulada por las agrícolas y esté acorde con los cambios que se perfilan.

«Para la ampliación del cooperativismo en las condiciones actuales hay que definir su modelo de organización y gestión, el cual debe estar asentado en sistemas participativos, democráticos y flexibles, que faciliten los procesos de cooperación y especialización productivas, atendiendo a las particularidades de cada sector, para lo cual es imprescindible un programa de divulgación y capacitación que promueva su formación y el éxito».

¿No le parece que hubiera sido más aconsejable estimular el cooperativismo primero que el cuentapropismo?

A muchos puede parecernos que a la medida de ampliar el trabajo por cuenta propia debió antecederle la de la ampliación del cooperativismo; sin embargo, cuando usted hace un análisis integral sobre los componentes de la estructura socioeconómica y sus variaciones en los dos últimos decenios en el país, se da cuenta de que en la mayoría de los oficios en que se amplió, este existía de manera informal.

«La legislación lo que ha hecho es crear el régimen legal para estos ciudadanos, al mismo tiempo que propiciar su ampliación para aquellos en los que el sector estatal y cooperativo y campesino, dentro del reordenamiento laboral, no tendría posibilidades de empleo.

«Otra circunstancia no menos importante emana de las limitaciones a las que hicimos referencias antes; no obstante, la agilidad en la introducción de las cooperativas no agropecuarias dependerá de cuán veloces sean los proyectos que se presenten y logren mostrar progreso a las localidades en las distintas esferas donde se planteen surgir.

«Por último, no olvidemos que la base social más importante que existe en los territorios para la formación de las cooperativas son los trabajadores por cuenta propia».

Periódico Vanguardia  http://www.vanguardia.co.cu/

Norland Rosendo González

17 de Mayo de 2013

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