En busca del teatro de Andrés Binetti | Centro Cultural de la Cooperación

En busca del teatro de Andrés Binetti

Autor/es: Martha Silva

Sección: Palos y Piedras

Edición: 7

Palabras clave: Teatro, Nación, Territorio, Política
Español:

Andrés Binetti es un joven actor, director y dramaturgo, fundador -junto con Paula López- del “Teatro de los Calderos” desde hace una década. Los integrantes de dicha agrupación, que nuclea ya a 16 personas, se reparten las tareas. Estas breves líneas parten de un estudio que esperamos sea de mayor envergadura. Son un acercamiento apenas a lo que hacen, que en ocasiones han denominado: “vulgaridad contemporánea”, lo cual alude a un teatro no hermético ni sofisticado. La idea de lo nacional ha entrado en crisis y se supera con el concepto de territorialidad, que va más allá de lo geográfico y que además implica lo histórico y lo cultural. La manera de estar en el mundo del sujeto creador, cómo lo habita, lo crea, y cómo se relaciona con el arte.


Andrés Binetti es un joven actor, director y dramaturgo, fundador -junto con Paula López- del “Teatro de los Calderos” desde hace una década. Los integrantes de dicha agrupación, que nuclea ya a 16 personas, se reparten las tareas.

Estas breves líneas parten de un estudio que esperamos sea de mayor envergadura. Son un acercamiento apenas a lo que hacen, que en ocasiones han denominado: “vulgaridad contemporánea”, lo cual alude a un teatro no hermético ni sofisticado.

Binetti suele decir que sus obras, representadas tanto en Capital como en provincias, son muy distintas entre sí. Sin embargo hay algo que las atraviesa y es que generalmente no transcurren en un espacio urbano, salvo “Ratones en la boca”. Son por lo general pueblos, estaciones, bares, hoteles que en algún momento han sido prósperos.

Así ocurre en “La piojera, un procedimiento justicialista”, donde la vida bullía hasta la privatización de los ferrocarriles en los 90. Ahora en ese bar perdido –escenario similar al de “Harina” de Román Podolsky, hay sólo atraso y miseria entre los parroquianos, lo que los lleva a implementar un procedimiento -el del subtítulo- bastante objetable.

La variante para darle vida es hacer descarrilar un tren, que resulta ser de carga, para que la prostituta del bar tenga clientes.

No es posible soslayar aquello de : “Ramal que para, ramal que cierra”, pero es interesante el hecho de que no se hace un discurso ideológico sino que lo tratan como un elemento más de la realidad. La ideología trasciende, se hace notoria, de modo que no es necesario explicitarla- cree Binetti.

“Petit Hotel Chernobyl” describe un hotelucho de mala muerte; alojamiento de pasajeros, gente que se eternizó allí tratando cada uno de encontrar una salida, con un ingenio digno de mejor fortuna.

La agrupación “El teatro de los Calderos” viaja mucho y va al interior del país, de donde emergen esos personajes de increíble carnadura y de un humor oscuro. Binetti por su parte ha sido criado en la localidad de “Los Macachines”.

Este conocimiento de los pueblos es interesante porque ha hecho que produjera, además, una de sus obras más perfectas cual es : “Llanto de perro”, con tres hermanos como personajes perdidos en el medio de la pampa, sin conexión con casi nada que pueda llamarse civilización. La única compañía que tienen es la sequía, la escasez, unos pocos animales.

Allí arribará Rebeca, una encuestadora del INDEC, trayendo un mundo que ellos no entienden. La interacción genera un rechazo de ambas partes. El clima que se recrea es casi inédito.

Lo primero de que se habla entre los hermanos es de la aficción desmedida de uno de ellos por los animales. Zuare –entre ellos se omite la “s” final- no es un perverso sexual corriente. Todos ellos siguen sus instintos sin ninguna mediación cultural a excepción del tabú universal del incesto, el que al parecer tienen en cuenta: “No e’ bueno que se baile entre hermano”, ha dictaminado Pere, el mayor de la familia.

Pero por otra parte Gome –la hermana- reprocha a Zuare lo ocurrido con la gallina que los provee de huevos, alimento único por el momento, entre ellos. No hay que molestar a la ponedora, con requerimientos impropios.

Esto no sería demasiado relevante y quizás todo continuaría igual si no fuera que se hace presente la encuestadora. Cuando ella comienza con preguntas cuya finalidad se les escapa, tanto como el significado de la sigla que menciona: INDEC (Instituto Nacional de Estadísticas y Censos) todo se complica.

Ellos no culpan al hermano por lo que algún diccionario llama aún “bestialismo”. Lo que les resulta reprochable es que con sus preguntas impertinentes Rebeca deje al desnudo esa situación precaria, especialmente la imposibilidad de instalar un chiquero, sus carencias, su aislamiento.

Todo esto va generando un clima amenazante en el diálogo, si es que se lo puede llamar así.

Cuando finalmente Zuare hace su aparición y se dirige a Rebeca impidiéndole la salida del rancho, el ambiente se vuelve inquietante.

Además Rebeca se mimetiza y comienza a cometer los mismos errores gramaticales de todos ellos. Ha caído en la trampa, ya no tiene escapatoria. Es un acto de apoderamiento de la joven y del tipo de cultura que representa. Pero, si ella se queda con el grupo en el rancho, viene a solucionarles varios problemas practicos.

El mito del buen salvaje, luego de esta puesta en escena, queda inhabilitado, se desmorona por su inconsistencia.

El tipo de humor que campea en esta obra (2005), y en otras posteriores de este autor, es siniestro y tiene que ver con el de otros dramaturgos argentinos contemporáneos.

No configuran, sin embargo, un teatro “nacional” porque esa categoría ya no alcanza para pensar estos problemas en su total complejidad.

Hay fronteras internas: la idea de lo nacional ha entrado en crisis y se supera con el concepto de territorialidad, que va más allá de lo geográfico y que además implica lo histórico y lo cultural. La manera de estar en el mundo del sujeto creador, cómo lo habita, lo crea, y cómo se relaciona con el arte.

Este teatro, el teatro de los Binetti, sin duda genera reflexiones y produce interrogantes.


Bibliografía

  • Andrés Binetti y otros, Dramaturgias Argentinas contemporáneas: Llanto de Perro, Buenos Aires, Colección Dionisio, La Voz del Espejo, 2007.
  • Jorge Dubatti, Cartografía Teatral. Introducción al teatro comparado, Buenos Aires, Atuel, 2008.

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