La economía mundial en discusión | Centro Cultural de la Cooperación

La economía mundial en discusión

Autor/es: Julio C. Gambina

Sección: Opinión

Edición: 1

Español:

Luego de la ruptura de la bipolaridad global entre 1989 y 1991 se puso nuevamente en discusión el rumbo del sistema mundial. La contradicción entre capitalismo y socialismo, la posibilidad de una visión del tercer mundo inclinado a un primer mundo liderado por EEUU -aún en la disputa con Europa y Japón- o al segundo mundo encabezado por la URSS, dejó paso a la ofensiva del capital transnacional y a una mirada unilateral de un discurso hegemónico de predomino del horizonte capitalista.Es en ese marco que adquirió relevancia la emergencia de una institucionalidad transnacional. En ese contexto debe insertarse la experiencia de los "encuentros internacionales de economistas sobre globalización y problemas del desarrollo" realizados anualmente en La Habana entre 1999 y 2007. Uno de ellos fue el que se realizó entre el 5 y 9 de Febrero de 2007 en La Habana, el IX Encuentro Internacional de Economistas sobre Globalización y Problemas del Desarrollo. En tal oportunidad, como se demuestra en el artículo se dejó ver la existencia de una oportunidad en América Latina y el Caribe para avanzar por rumbos de emancipación, pero también, la tensión de proyectos diferenciados, que pobló las polémicas en La Habana.


Luego de la ruptura de la bipolaridad global entre 1989 y 1991 se puso nuevamente en discusión el rumbo del sistema mundial. La contradicción entre capitalismo y socialismo, la posibilidad de una visión del tercer mundo inclinado a un primer mundo liderado por EEUU -aún en la disputa con Europa y Japón- o al segundo mundo encabezado por la URSS, dejó paso a la ofensiva del capital transnacional y a una mirada unilateral de un discurso hegemónico de predomino del horizonte capitalista. La acumulación capitalista eliminó por entonces obstáculos estructurales para su desarrollo, legitimando un discurso único sobre el orden económico y social. De ese modo se instaló el programa de la liberalización económica, con la apertura de los mercados, la facilidad para la circulación del dinero y las mercancías, definiendo una orientación al mercado sustentada en la promoción de la iniciativa privada. La carrera del capitalismo se presentaba ahora sin el obstáculo que por más de 70 años le había interpuesto el intento socialista de la revolución en Rusia.

Es en ese marco que adquirió relevancia la emergencia de una institucionalidad transnacional. Junto al papel tradicional de los Organismos Financieros Internacionales (FMI, Banco Mundial, BID), se destaca la aparición de la Organización Mundial del Comercio (OMC) en 1995 y un conjunto de Foros e instancias de articulación entre el capital más concentrado a escala global y los principales estados capitalistas desde comienzos de los 70 hasta nuestros días. Entre las iniciativas privadas destaco al Foro Económico Mundial (Davos, Suiza), la Comisión Trilateral (Lobby integrado por Europa, Japón y EEUU) y, entre los estados nacionales, al Grupo de los 7 y sus consecuentes ampliaciones, junto a otras iniciativas que intentaban otorgarle rumbo a la iniciativa política de la dominación y explotación capitalista. El camino aparecía liberado para esa estrategia global, pero la inevitable respuesta del bloque social y económico agredido generó respuestas de resistencias diversas desde el comienzo de la ofensiva del capital que pusieron en crisis la estrategia discursiva y de acumulación del capital transnacional y los estados imperialistas. Son resistencias que buscan constituirse en proyecto global alternativo y entre las cuales sobresalen (por el intento de articulación global) el Foro Social Mundial, desplegado a comienzos del nuevo siglo, y un conjunto de campañas globales, tales como el No al ALCA o a los tratados de libre comercio; contra el FMI y el pago del endeudamiento de los países empobrecidos y de confrontación con las estrategias belicistas y de militarización impulsadas por el imperialismo contemporáneo liderado por EEUU. Son iniciativas que pretenden poner en crisis la estrategia de acumulación del capital y al mismo tiempo confrontar y deslegitimar el discurso hegemónico. En este último aspecto sobresalen los intentos de una nueva búsqueda intelectual por renovar la crítica de la Economía Política en la actualidad.

En ese contexto debe insertarse la experiencia de los "encuentros internacionales de economistas sobre globalización y problemas del desarrollo" realizados anualmente en La Habana entre 1999 y 2007.

Una década para evaluar

Desde el comienzo de la convocatoria han pasado ya nueve años de un debate plural sobre la economía mundial, su estado actual, las perspectivas y alternativas "al neoliberalismo", para unos, y "al capitalismo", para otros. Es un debate entre los que defienden la política hegemónica actual, "neoliberal", más allá de críticas o matices aducidos por los "efectos indeseados", como la pobreza o el desempleo, y los que ejercemos la crítica al pensamiento hegemónico. En esta última corriente se encuentran quienes proponen cambios "dentro de lo posible" y los que sostenemos ir más allá del capitalismo. Convengamos que este debate solo es posible en Cuba, por las condiciones inigualables que este país ofrece para una discusión democrática de pensamientos antagónicos. Algunos han criticado que desde la isla de la revolución se le otorgue la palabra a responsables globales de la inequidad y la sobreexplotación de los trabajadores. Sin embargo, nos parece encomiable la posibilidad de poner en evidencia la batalla de ideas entre protagonistas de la lucha por la emancipación humana y los promotores del orden de explotación vigente. En estos cónclaves confluyen los representantes de los Organismos Internacionales, los dirigentes regionales de la profesión (Contadores, Administradores, Economistas), e intelectuales de todo el mundo, entre los que figuran algunos premios Nobel. Cada versión convoca a miles de profesionales cubanos y cientos de participantes de más de cincuenta países en el marco de una reflexión diversa de una realidad compleja.

Una complejidad que deviene últimamente del papel de la asociación entre EEUU y China como promotores globales de la reactivación productiva y especulativa mundial, que impacta directamente tanto en la demanda de recursos naturales de América Latina y el Caribe, como en la alimentación de un circuito de circulación de dinero a modo de apropiación de la renta generada en los países empobrecidos. Se trata de un ciclo económico que recrea y amplia la crisis capitalista que se manifiesta de múltiples formas, al igual que las contratendencias. No olvidemos que buena parte del déficit fiscal estadounidense se financia con las compras de bonos del tesoro, desde Beijing y otros países emergentes (dependientes). La compra de divisas para fortalecer las reservas internacionales de los países y evitar vulnerabilidades externas actúa como mecanismo de financiamiento de la crisis fiscal de los países más desarrollados, especialmente de EEUU. Es una estrategia que tiene a China en la vanguardia con más de un billón de dólares de reservas internacionales, y al conjunto de nuestra región con unos 200.000 millones de dólares y en pleno ciclo de expansión. EEUU tiene su crisis fiscal y quién se la financie. En este sentido, y para agregar complejidad, el discurso venezolano, instalado desde el 2004, por un "Socialismo del Siglo XXI" actúa como un disparador estimulante en el pensamiento sobre qué hacer desde los gobiernos, desde los movimientos sociales y los partidos políticos para transformar la realidad. Interrogante que atravesó buena parte de los debates de las últimas versiones de los cónclaves académicos realizados en Cuba, en la medida en que discute el límite de formulaciones previas para confrontar adecuadamente con la corriente principal. Es que desde la primera convocatoria se pretendía hacer emerger un discurso alternativo a las Políticas de Ajuste Estructural (PAE) y al Consenso de Washington (CW), y que por el nivel limitado de las luchas globales apenas si asomaba con restringidas propuestas para avanzar hacia un incierto pos neoliberalismo.

¿Alcanza con la formulación de medidas que eran parte de los programas de la izquierda en los 50, 60 o 70, tales como las "nacionalizaciones" o los "controles" o la construcción del socialismo requiere de cambios de las relaciones sociales? La experiencia de los nuevos gobiernos emergentes en Sudamérica, tanto Brasil, la Argentina o Uruguay está dando cuenta de los límites que impone la dominación capitalista para avanzar en el camino de las "reformas". Por eso, más allá de la formulación de "programas", lo que interesa es la constitución de sujetos para la organización de nuevas reglas (relaciones sociales) de funcionamiento económico social. Ese parece ser el camino que, con matices, se sigue en las experiencias más radicalizadas de la región, tales como Venezuela, Bolivia o Ecuador: parten de reformas políticas, constitucionales, para encarar procesos de reformas económicas sustanciales. Son procesos en construcción en los que aparecen nuevas formas de articulación cultural, política y económica. En este sentido, puede pensarse en la Alternativa Bolivariana para las Américas, ALBA, iniciada por Cuba y Venezuela, que contiene hoy a Bolivia y Nicaragua, con un proceso creciente de articulación con Ecuador y otros estados y movimientos sociales de varios países. Resulta claro que uno de los temas clave es la participación popular en la toma de decisiones de los programas de gobierno, no solo en lo que concierne a lo que se debe hacer, sino en el involucramiento de cómo hacerlo. No puede haber inserción internacional que no parta de la solución de reivindicaciones y problemas que sufren los pueblos. La integración alternativa requiere de sujetos y por eso no alcanza con los enunciados de "programas". Lo definitorio es la constitución de sujetos para la transformación de las relaciones sociales.

La complejidad del momento actual del sistema mundial incluye a la ofensiva del capital y la búsqueda, especialmente en América Latina y el Caribe, de rumbos alternativos. Es virtud de los organizadores del cónclave, los anfitriones de la Asociación nacional de Economistas de Cuba, ANEC, y de la profesión regional, mediante la Asociación de Economistas de América Latina y el Caribe, discutir el mundo de la economía hoy, que es tan complejo, como estudiar las tendencias del sistema mundial y su hegemonía estadounidense, pero también constatar la emergencia de proyectos alternativos, los que se procesan desde algunos gobiernos, sí, pero sobre todo en múltiples ámbitos de construcción de subjetividad para un nuevo orden mundial.

Año 2007, capítulo noveno

Entre el 5 y 9 de Febrero de 2007 se realizó en La Habana el IX Encuentro Internacional de Economistas sobre Globalización y Problemas del Desarrollo. En la síntesis de la relatoría del IX Encuentro puede leerse que "La novena edición del Encuentro Internacional de Economistas sobre Globalización y Problemas del Desarrollo se ha prestigiado con la presencia de cerca de 1600 participantes, procedentes de 55 países y las valiosas contribuciones de representantes de 27 organismos e instituciones regionales e internacionales, así como los aportes de 17 Colegios de Economistas de América Latina y el Caribe"1. Participaron desde el FMI, el Banco Mundial, CEPAL y otros organismos internacionales, hasta intelectuales marxistas, referentes del pensamiento crítico y una variedad de analistas, profesionales e investigadores universitarios y del movimiento popular. Los participantes, pertenecientes a un arco político diverso, analizaron la situación del sistema mundial, resaltando el nuevo papel de China en la economía y la política global, los procesos de integración alternativa como el ALBA, la situación de deterioro social en el este de Europa, derivada del avance capitalista en los últimos años.

Una de las mesas de debate más polémicas por su actualidad se concentró en los desafíos del MERCOSUR. La discusión estuvo animada por Plinio de Arruda Sampaio de Brasil y Antonio Elías de Uruguay. Completamos la mesa tres argentinos, Hugo Varsky de la Cancillería; Carlos Chacho Alvarez, en su carácter de Coordinador del MERCOSUR, y el suscripto. El debate se concentró en el rumbo a seguir, especialmente con la incorporación de Venezuela, que genera un interrogante sobre la primacía de la perspectiva capitalista o socialista. En la relatoría puede leerse:

En el análisis de las dinámicas actuales del MERCOSUR se revelaron perspectivas disímiles. De una parte, se planteó que se atraviesa una nueva fase en el desarrollo del bloque, en la cual se están redefiniendo sus perfiles a partir de una renovada voluntad política. En esa dirección, se argumentó a favor de la recuperación de la capacidad regulatoria del Estado; así como la búsqueda de un crecimiento acompañado de una mejor distribución del ingreso, que a su vez requiere la coordinación de políticas impositivas regionales.
Otros requisitos se asocian al imperativo de poner en el centro de la integración la colaboración en la esfera productiva; la creación de un brazo financiero propio, el desarrollo de una infraestructura funcional al desarrollo endógeno y no al de enclaves de exportación; la emergencia de una sociedad del conocimiento regional; la necesidad de producir el tránsito de la intergubernamentalidad a la supranacionalidad. Se evidenció el avance del MERCOSUR en la búsqueda de mecanismos de participación de la sociedad civil. Se reconoció que la integración estratégica no forma parte de la agenda cotidiana de muchos de los gobiernos de América Latina.
Desde otra perspectiva, se planteó que los cambios del discurso no se han materializado en nuevas políticas dentro del MERCOSUR; se mantiene una excesiva confianza en la liberalización y en el regionalismo abierto. Varios participantes enfatizaron que para los países de menor desarrollo se mantienen limitaciones en los espacios integrados y que los mayores beneficiarios de los procesos continúan siendo los grandes capitales. No obstante la evaluación crítica se señaló la pertinencia y deseabilidad de su existencia como un ámbito de enfrentamiento a la propuesta de una integración subordinada a Estados Unidos. Algunos expositores consideraron la posibilidad de buscar puntos de convergencia entre los procesos regionales, subregionales y el ALBA.

Se reconoce en el texto el lenguaje diplomático y genérico de las resoluciones en ámbitos diversos, pero puede detectarse entrelíneas una discusión que pone en tensión el rumbo de la integración regional y el proceso de desarrollo en nuestra América. Hoy no puede pensarse una articulación económica fuera de la política y, especialmente, a partir de las iniciativas de política exterior de una Venezuela asociada a Cuba y enarbolando las banderas del socialismo. Es cierto también que el intento por interactuar en el MERCOSUR supone la suscripción de normas de una institucionalidad liberalizadora que cubre las disposiciones normativas de un protocolo de integración inspirado en la ofensiva neoliberal a comienzos de los años 90. La disputa es también con la estrategia imperialista de los tratados de libre comercio y los tratados bilaterales de inversión, eje de las negociaciones y protocolos suscriptos durante la década pasada. Que EEUU y sus aliados hayan perdido la batalla por el ALCA en la cumbre marplatense de noviembre de 2005 no elimina la estrategia de los acuerdos bilaterales o regionales para la integración subordinada. La posibilidad de un camino hacia al socialismo o la subordinación a la dominación imperialista son decisiones que se procesan en los Estados nacionales y las condiciones que a ellos les imponen las dinámicas de luchas populares y el poder alternativo que desarrollan proyectos inspirados en la construcción de relaciones sociales solidarias, de cooperación y no explotación.

Es evidente que existe una oportunidad en América Latina y el Caribe para avanzar por rumbos de emancipación, pero también, la tensión de proyectos diferenciados, que pobló las polémicas en La Habana. Se destaca en la declaración la ausencia de una voluntad o vocación por parte de varios líderes de gobierno en lo que concierne a la dimensión regional de sus responsabilidades. A esto podríamos adicionar la insuficiente articulación de la organicidad del movimiento popular para demandar por el cambio de las relaciones sociales, combinando así un entramado de límites que favorece la estrategia del capital. La ausencia de una potencia integrada entre un programa para el cambio, sujetos articulados en demandas por un nuevo mundo y una fuerza política material necesaria para las transformaciones, constituyen la tríada de problemas a resolver para definir un rumbo independiente en nuestro América.

Las discusiones se desarrollaron en razón de múltiples temas y entre ellos aparecen los relativos al mundo del trabajo y sus secuelas de desempleo y empobrecimiento, caída de lo salarios y mayor explotación, a la cuestión medioambiental y la fuerte demanda de recursos naturales de la región, a las corrientes migratorias y el nuevo fenómeno de las remesas, que ha pasado a constituirse en principal fuente de ingreso de divisas en varios países. Es notable la preocupación sobre las transiciones operadas en el este de Europa y los fenómenos suscitados en los países que se asumen en la construcción del socialismo. Al respeto se señala que "al tratarse el tema de las reformas económicas en Rusia, China y Europa del Este, se consideró que la transición del socialismo al capitalismo neoliberal en la URSS constituyó una involución y un grave error para la humanidad" y agrega "respecto a la experiencia de las transformaciones en Viet-Nam, que continua edificando el socialismo con características propias y ha tenido éxitos significativos. Está abatiendo la pobreza, aunque la renovación de su modelo también tiene peligros, como la corrupción y la posibilidad de desviarse del camino socialista, como resultado de la apertura al mercado, si ésta no es debidamente regulada", para finalizar destacando que "Nuevamente China fue objeto de especial atención, por su consolidación como potencia, segunda locomotora de la economía mundial y factor decisivo en la política internacional, pero sin desconocer los desafíos a que debe enfrentarse, especialmente la contaminación medioambiental, el peligro del recalentamiento de la economía, así como algunos desequilibrios macro-económicos y sociales".

No estuvo ausente la mirada desde la mujer y "Por primera vez se dedicó en esta novena edición del Encuentro un espacio específico para tratar el tema de la mujer y su vinculación con la globalización y el desarrollo" y se "enfatizó en la necesidad de lograr un desarrollo sostenible con enfoque de igualdad de género". La dimensión de la pobreza y la contribución al desarrollo de pequeñas y medianas empresas, como también el papel del cooperativismo, fueron destacados en el encuentro. En este sentido "Se analizó el desarrollo de la alternativa cooperativista contra la polarización social y la pobreza. Se fundamentó la importancia de la integración vertical y horizontal del cooperativismo en búsqueda del desarrollo de nuestros países de América Latina. Se defendió la idea de llevar adelante la lucha de las organizaciones sociales cooperativistas como anticipación del socialismo."

Final abierto

Resulta conocido que el impulsor de la saga fue Fidel Castro y que los entusiastas ejecutores fueron los economistas cubanos, quienes cuidadosamente articularon solidaridades diversas entre profesionales e intelectuales (no solo de la economía política) para afirmar una cultura del debate a punto de cumplir su primera década. En su primera versión de 1999 aún se respiraba el aliento del pensamiento único y resultaba aventurado imaginar que en tan poco tiempo los vientos soplarían en otra dirección. Primero fue la crítica al modelo hegemónico y ahora comienzan a esbozarse propuestas alternativas. Es un proceso producto de las nuevas dinámicas políticas del movimiento de emancipaciones en desarrollo entre nuestros pueblos, que obliga a la intelectualidad orgánica del movimiento popular a producir las necesarias síntesis teóricas que aporten a las progresivas transformaciones sociales. Son páginas a escribir por un colectivo intelectual que nos compromete como parte sustancial de nuestras prácticas de agrupación de pensadores y militantes por la emancipación humana. Es el aporte a la batalla cultural y de ideas por resolver en nuestro tiempo las demandas de la mayoría empobrecida. Es una disputa que invita al protagonismo y con final abierto.

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