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La fundación, en 1973, del Instituto de la Cooperación (IDELCOOP) permitió la expansión de los principios y valores de la cooperación a través de actividades educativas dirigidas a las entidades nucleadas en el Instituto Movilizador. Una de esas actividades fueron las Escuelas Móviles Cooperativas, una iniciativa basada en la práctica de técnicas pedagógicas de dinámica de grupos enfocadas a ampliar y, en muchos casos, iniciar el recorrido por los principios cooperativos. Las escuelas se denominaban móviles porque los educadores se trasladaban por las ciudades donde se requerían los cursos.

Luego de 1978, la etapa de transformación de las cajas de crédito en bancos requirió, además de la actividad habitual de las escuelas, la realización de cursos intensivos y conferencias tanto para los antiguos empleados y funcionarios como para los nuevos integrantes del personal que se incorporaban a las flamantes entidades. «Había que buscar formas de llegar, dinámicas menos formales, más vinculadas con las experiencias cotidianas. Las escuelas móviles introdujeron a mucha gente en la práctica de volver a recibir algún tipo de formación cooperativa», expresaba al respecto Alberto Rezzónico, ex integrante de Idelcoop, en una entrevista del Archivo Oral del Cooperativismo de Crédito.