Cooperativas cubanas: una realidad dinámica | Centro Cultural de la Cooperación

Cooperativas cubanas: una realidad dinámica

30/09/2013


Publicamos tres artículos sobre las posibilidades de desarrollar cooperativas culturales en Cuba. El primero es un fragmento de entrevista al viceministro de Cultura, Fernando Rojas Gutiérrez, en el que marca límites a la posibilidad de desarrollar cooperativas en el sector. Confrontando con esa opinión, Alejandro Ulloa García se pregunta si la creación de cooperativas culturales en Cuba es una misión imposible. Finalmente, se describe el proceso de transformación en cooperativa cultural del "Centro Promotor del Humor", hasta hace pocos meses una institución perteneciente al estatal Consejo de Artes Escénicas.

Entrevista al viceministro de Cultura, Fernando Rojas Gutiérrez

Anneris Ivette Leyva

Hasta ahora, OnCuba había posibilitado a sus lectores asomarse al horizonte

informativo de las transformaciones que se acometen en el cine cubano, estar al tanto de las visitas o presentaciones en territorio nacional de los artistas que viven fuera de la Isla, y conocer, entre otros acontecimientos del ámbito de la cultura, las expectativas en relación con las cooperativas culturales, a tono con los nuevos modelos de gestión experimentados en el país.

No obstante, faltaba en este espacio el abordaje de tales temas desde el ángulo de alguien que, desde la institución rectora de la política cultural de la nación, pudiera hacer definiciones concretas del panorama que la actualización del modelo socioeconómico cubano abre al sector de los creadores e intelectuales.

(...)

Oncuba: Hace unas semanas entraron en funcionamiento experimental las primeras cooperativas cubanas no agropecuarias, ¿en qué punto podría decirse que están las culturales?

F.R.: Se trata de un asunto en una fase muy primaria de su discusión todavía.

Una de las grandes conquistas de nuestro sector en los últimos 20 años, es haber conseguido que los gastos en divisa que necesita el sistema de la cultura se gestionen y recauden endógenamente. Con ello se llevan a cabo las inversiones, se mantienen las escuelas de arte...entre muchos otros gastos. Ello se lo debemos al desarrollo de un modelo empresarial que ha demostrado ser exitoso.

¿Por qué hacer esta introducción para hablar de las cooperativas? Porque si esa fórmula ha sido de beneficio para el sistema cultural, poner otra a competir con ella puede deteriorar sus valores. Yo me inclino porque esa gestión empresarial se haga más eficiente, económica, flexible y cercana en su relación con el artista. Sería algo así como aplicarle la lógica de la cooperativa al desarrollo de la empresa y no crearle una competencia, hoy innecesaria, a algo que ha funcionado bien.

Quizás a escala de la localidad, alejada de los centros urbanos, en donde no impacta generalmente este esquema cerrado de financiamiento, sí tendrían cierta lógica experimentos cooperativos, no tanto con los artistas como con los vecinos, para facilitar la promoción de los bienes y servicios culturales que puedan encontrarse en esos lugares.

Cooperativas culturales en Cuba: ¿misión imposible?

Alejandro Ulloa García

"El sector de la cultura cuenta con un modelo empresarial que ha demostrado

ser exitoso, al contribuir de forma creciente a que nuestros gastos en divisa. Yo me inclino por que la gestión empresarial se haga más eficiente y flexible en su relación con el artista".
Viceministro Cultura Fernando Rojas

Por más trabas que encuentren a su paso, 15 amigos se niegan a ser cuentapropistas y proponen una cooperativa cultural, en el marco de la aprobación de este tipo de gestión y propiedad más allá del sector agropecuario.

Psicólogos, licenciados en Comunicación Social, Derecho, una relacionista pública y profesores universitarios como Hiram Hernández Castro, y el trovador Inti Santana, matizan este grupo que busca, además de la rentabilidad económica de un nuevo negocio, ofrecer un espacio cultural de nuevo tipo en varios sentidos: su administración -cooperativista- y los servicios que prestarían.

La idea es un café-concert, donde tendríamos una programación en vivo de trova, música alternativa...; ofreceríamos un servicio gastronómico diverso -que garantizaríamos nosotros mismos-; además de ofrecer talleres, conferencias, así como espacio para exposiciones, eventos, etc., comenta Inti Santana.

El profesor de Filosofía la Universidad de La Habana Hiram Hernández Castro, aclara que lo que queremos con la cooperativa no es solo vivir de lo que sabemos hacer, sino vivir como pensamos.

Desde el primero de julio de este año, comenzaron a funcionar en el país las primeras 124 cooperativas no agropecuarias en sectores productivos y de servicios, más específicamente en mercados agropecuarios, transportación, recuperación de desechos, construcción y servicios al transporte. Hasta el momento, la política de selección o creación ha sido la rentabilidad económica de estas nuevas experiencias y como resultado de declarada valoración "caso a caso".

Ante la imposibilidad constitucional de crear cooperativas no agropecuarias, pues la carta magna cubana solo reconoce las de tipo agropecuario -artículos 19 y 20-, una particularidad legal de esta forma de propiedad es su carácter "experimental", signado en el artículo 1 del Decreto-Ley 305 del 15 de noviembre de 2012, que les da constitución. De ahí que el "experimento" responda a políticas focalizadas y no masivas.

Desde el año 2010 comenzamos a darle forma al proyecto. Nos dimos cuenta entonces, cuando aún no se hablaba de cooperativas de nuevo tipo, que un espacio como este era pertinente, comenta Inti.

Y continúa: Más allá de las coyunturas actuales, pensamos que la cooperativa es en sí una manera digna y linda de organizarse, donde cada uno tiene poder de decisión, y a eso le damos tremenda importancia.

Asimismo, Hiram Hernández Castro dice: Cuando pensamos en una cooperativa cultural, la pensamos en un sentido amplio, no solo artístico. También nos incluye a nosotros, los que nos relacionamos de alguna forma con las ciencias sociales.

Apoyados en un primer momento por la especialista en cooperativas Camila Piñeiro, este grupo de amigos ha hecho las gestiones necesarias para que su idea "camine". En 2012 fueron convocados a buscar un local tentativo, y ya presentaron el proyecto a las instituciones competentes; sin embargo, sus esfuerzos no han dado resultados.

En cuanto al capital inicial -un punto importante para la factibilidad del proyecto- Hiram explica: Pensábamos contar con apoyo. Porque la mayoría de nosotros somos trabajadores asalariados del Estado. ¿Y qué capital puede tener un profesor de la Universidad de La Habana? Aunque progresivamente nuestro trabajo luego iba a proveer lo necesario para cumplir con las obligaciones impositivas reglamentadas.

Si bien el aporte dinerario que podrían hacer los futuros socios de esta cooperativa no es tan limitado, han buscado la cooperación de sectores artísticos y la han logrado, según explican.

Igualmente, buena parte de las cooperativas no agropecuarias aprobadas hasta ahora cuentan con los medios de producción que antes administraba el Estado y que hoy poseen en arrendamiento. Además, el propio Decreto-Ley 306 en la tercera de sus disposiciones finales faculta al Ministerio de Finanzas y Precios para crear el Fondo en Fideicomiso Público, administrado por los bancos, con el objetivo de financiar el capital de trabajo inicial y otros bienes que se determine vender a las cooperativas no agropecuarias, en los casos que no resulten sujetos de créditos bancarios.

Hasta ahora, del primer grupo de cooperativas seleccionadas, el 70% tuvo necesidad de este tipo de financiamiento, según información brindada por miembros de la Comisión de Implementación de los Lineamientos en el programa televisivo Mesa Redonda.

Inti Santa considera que el mayor obstáculo ha sido la carencia de un espacio, y que mientras no se encuentre un lugar, no podrán hacer nada. A ello, Marihue Fong acota: Además, para el proyecto tenemos que estar respaldados por una institución, aun cuando tuviéramos el local.

Para esto, la cooperativa en formación, según el artículo 11 del Decreto-Ley, debe presentar su solicitud a los respectivos órganos locales del Poder Popular, organismos o entidades nacionales que rigen las actividades en que se prevén enmarcar, además de solicitar el inmueble a los órganos locales, organismos o entidades nacionales cuyas empresas o unidades presupuestadas lo administran.

Pero si en algún momento recibieron "señales positivas" del Ministerio de Cultura -la institución que los debe amparar-, comenta Hiram que comenzaron a recibir señales negativas, y el grupo ha respondido a eso con la desarticulación y búsquedas individuales, que es realmente lo que se está promoviendo.

Y no se equivocan respecto a las "señales", pues en recientes declaraciones a OnCuba, el viceministro de Cultura Fernando Rojas señalaba sobre la posibilidad de cooperativas no agropecuarias en el sector cultural:

Se trata de un asunto todavía en una fase muy primaria de su discusión. El sector de la cultura cuenta con un modelo empresarial que ha demostrado ser exitoso, al contribuir de forma creciente a que nuestros gastos en divisa se financien con la gestión del propio sistema.

Yo me inclino por que la gestión empresarial se haga más eficiente y flexible en su relación con el artista. Sería algo así como aplicarle la lógica de la cooperativa al desarrollo de la empresa, complementarla, no crearle una competencia innecesaria a algo que ha funcionado bien.

En todo caso, podría razonarse si a escala de las localidades apartadas de los centros urbanos, tendría lógica emprender experimentos cooperativos entre los vecinos, que faciliten la promoción de los bienes y servicios culturales originados en esos lugares.

Ante esta valoración "competitiva" de las posibles cooperativas, Hiram Hernández Castro opina que las instituciones culturales cubanas han hecho lo que ninguna otra en el mundo para socializar la cultura. Pero nosotros no seríamos competencia, sino una alternativa que llenaría un espacio vacío en nuestra sociedad.

Inti, Hiram y Marihue aducen que existen locales por cuenta propia que brindan música en vivo, ofertas gastronómicas, y que no están mal, pero son exclusivos y excluyentes, sobre todo por sus precios. Por eso, lo que el grupo pretende es unir la necesaria creación de valores culturales a un concepto básico de las cooperativas, que es el de la socialización de la propiedad y el poder.

Una cooperativa, según la especialista Camila Piñeiro, "es una asociación de personas y una empresa a la vez. Pero es una empresa donde lo asociativo, lo social, es lo que guía el funcionamiento de lo empresarial".

Mientras se procede con los experimentos cooperativistas en Cuba, a veces con demasiadas ansias de funcionalidad económica, Hiram Hernández Castro sabe que al socialismo no se llega exclusivamente por la eficiencia económicamente pensada, porque ese es el pensamiento capitalista de la sociedad de mercado; el socialismo es, sobre todo, un proyecto cultural.

El Centro Promotor del Humor: de empresa subsidiada a cooperativa cultural

Susadny G.R

El Centro Promotor del Humor, institución cubana perteneciente al Consejo de

Artes Escénicas (CNAE) del Ministerio de Cultura, vive una transformación empresarial. Actualmente los humoristas cubanos que forman parte de la platilla del Centro funcionan como miembros de una cooperativa cultural.

Tras ser subsidiados con un tratamiento especial que reservaba un por cierto considerable de las ganancias al CNAE, el Centro presume de ser pionero -en el sector de la cultura- en la implementación de la filosofía: a cada cual según su trabajo. "La retribución a partir de los ingresos personales nos convierte en una empresa de nuevo tipo», asegura en exclusiva el humorista Luis Enrique "Kike" Quiñones, actual director de la institución, una faena que no parece cosa de chiste. "Funcionamos como una suerte de cooperativa a partir de un catálogo de 115 artistas, que son los que el Centro quiere representar. Antes se entregaba un proyecto, era evaluado por una junta artística formada por personas de mucho prestigio y trayectoria, y se asumía representarlo. En el nuevo escenario los contratos tienen un marco temporal, que potencia la creación, impulsa el desarrollo artístico y levanta el techo del humor. El Centro no se creó como una empresa recaudadora, aunque recauda mucho dinero, sino con el objetivo de trazar una política de desarrollo a partir del humor, coherente con nuestra cultura.»

-¿Cómo ha funcionado el "experimento"?

- Hemos tenido la suerte de estar dirigido siempre por humoristas, Osvaldo Doimeadiós, Iván Camejo. Entendemos cómo puede operar el pensamiento del creador y eso facilita la comunicación. Las nuevas transformaciones han facilitado un grupo de cosas que estábamos por cambiar hace tiempo y no se había podido por los mecanismos burocráticos. Antes estábamos obligados a descontar un 40 por ciento de los ingresos de taquilla por las presentaciones teatrales, ahora las retenciones son menores (20 por ciento). Realmente somos una empresa de oferta y demanda, donde incluso la calidad o popularidad de un artista y de la propuesta, determinan las tarifas. Y así se maneja a la hora de establecer vínculos contractuales con otras instituciones.

-¿Consideras que estos cambios condicionan la manera de hacer humor?

-Sí, la gente tiene que tener sus problemas económicos resueltos, pero aunque parezca paradójico no considero que lo económico condicione el proceso creativo. Durante el período especial se hicieron las mejores cosas, las de mayor vuelo, y sin embargo fue una etapa dura para los cubanos. Al mejorar las posibilidades de ingreso se puede exigir más y podemos ofrecerle al público lo que realmente queremos que vea. Eso evita que vayan a buscar lo menos elaborado. Normalmente los espectáculos cuestan diez pesos moneda nacional, tratamos de hacerlo asequible para el cubano de a pie que no puede pagar un centro nocturno, porque el humor tiene una función social muy importante. Por eso el teatro es el espacio que idolatramos, el que todos respetan, donde la gente todavía se viste elegante y va con su familia. Es el que defendemos pues se acerca al objetivo para el cual fue creado el Centro: llevar a la escena lo mejor del humor cubano.

-¿Entonces asumes que el espacio también condiciona el humor?

Sí. En los centros nocturnos es imposible pensar en una propuesta de elevada factura, por los horarios o el tipo de público, que dentro de todas las cosas disfruta del espectáculo, pero no fue precisamente a reírse. Eso está hecho para recaudar dinero. No ha habido una comunión de criterios entre el ministerio responsable y lo que nosotros como institución defendemos. Hay gente que hacen cosas agradables pero nada significativas. En el teatro doy mi propuesta, en una discoteca actúo según las respuestas del público, es como un "sálvese quien pueda", hay que tener la sapiencia para dominar al auditorio.

-Tal vez por eso no sea viable medir el humor por los decibeles de la carcajada

-Para nada. Los cubanos disfrutamos el humor, pero tampoco somos los más humorísticos. Como suele decir Les Luthiers una propuesta puede dar risa, crear una sonrisa o un estado de gracia. Para los cubanos ese último escalón que es tan delicioso, sugerido, no existe. La gente va al teatro y puedes hacerlo pensar, reflexionar, pero no perdona salir sin reírse. En el mundo puedes montar un espectáculo de una hora y media sobre ese estado de gracia donde hay carcajada, o puede ser ingenioso, aquí no. Hay que reírse.

-¿El público cubano es difícil?

-Mucho, porque tiene referentes, te somete a comparaciones constantes. Nuestro público evalúa al humorista a partir de lo que vio y le gustó y por lo cual considera que eso es lo que le interesa. Pero casi siempre las personas prefieren las cosas de mayor elaboración. Hoy los humoristas cubanos se preocupan por trabajar su espectáculo y brindar una propuesta decorosa.

http://www.oncubamagazine.com

publicación mensual norteamericana que cuenta con Corresponsalía Permanente debidamente aprobada en Cuba por el Centro de Prensa Internacional (CPI) siendo su Corresponsal Permanente Tahimi Arboleya Delgado (ciudadana cubana). OnCuba es editada por Fuego Media Group, empresa perteneciente aCuba Business Development Group, Inc (CBDG) que preside Hugo Cancio (ciudadano cubanoamericano).

Su objetivo es ser un puente de comunicación entre Cuba y Estados Unidos, abordando temas de la cultura y la realidad cubana con la mirada puesta en los seres humanos. Cuenta actualmente con dos revistas impresas: OnCuba, con una tirada mensual de 17 mil ejemplares y Art OnCuba, una revista especializada en arte cubano con una tirada trimestral de 5 mil ejemplares.

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