SECESIONISMOS: VIEJAS ARTIMAÑAS | Centro Cultural de la Cooperación

SECESIONISMOS: VIEJAS ARTIMAÑAS

28/02/2009

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La política secesionista es una vieja herramienta usada por Estados Unidos en los casos en que le convino más desmembrar Estados que invadirlos, porque sencillamente no tenía otra posibilidad. Cuando tuvo condiciones, anexó los nuevos países que se creaban; así ocurrió con la isla de Hawai en 1898, originariamente un reino tribal independiente; con Puerto Rico, anexándolo primero como “territorio”, cuando se desmembró de España en el mismo año y, finalmente, como Estado Libre Asociado; y lo intentó también con Cuba, al calor de las luchas independentistas de ambas islas.

En México logró que Texas se declarara primero país independiente y luego, en 1848, solicitara su incorporación a la Unión, hecho que motivó una guerra entre México y Estados Unidos. En esta guerra, como se sabe, perdió México, con lo cual Estados Unidos no sólo anexó Texas, sino también Nuevo México, Arizona, California, Nevada, Utah y parte de El Colorado. En total, pasaron a ser territorios estadounidenses dos millones de kilómetros cuadrados, más de dos veces el tamaño de Venezuela.

En 1903, Estados Unidos alentó el movimiento separatista de Panamá[1], logrando que ese Estado perteneciente a Colombia se transformara en República independiente. El objetivo, en este caso, era poder controlar al pequeño país naciente para dominar la construcción del canal que ya se proyectaba, y posteriormente detentar su control militar y económico.

Durante el siglo XX Estados Unidos apoyó los movimientos secesionistas, entre otros, en Ecuador –Guayaquil contra Quito-, en parte del norte amazónico brasileño, en Bolivia –Santa Cruz de la Sierra contra La Paz (fenómeno que ha adquirido actualidad)- e inclusive en la Patagonia argentina contra Buenos Aires.

Se sabe que la Venezuela bolivariana es un gran dolor de cabeza para el imperialismo; además de llevar adelante un proceso soberano e independiente, ejemplo para muchos países hermanos, tiene mucho petróleo. Estados Unidos importa petróleo venezolano, y ese petróleo está en el lago de Maracaibo en El Zulia. Fracasados los intentos electorales para desplazar a Chávez, y no creadas todavía las condiciones plenas para una invasión, intentan la jugada separatista. Allí se formó la organización autodenominada “Rumbo Propio”, la que promueve un plebiscito, para lo cual cuenta con profusos fondos con los que despliega una campaña que, por ejemplo, consta –entre otros elementos- de coloridos y enormes carteles murales que rezan: “Sí al Estatuto Autonómico. No al Socialismo. Basta de Izquierdas”.

Existe un trabajo de los venezolanos Luis Britto García y Fermín Toro Jiménez, titulado “Oscuras Intenciones” (6/9/02) que se refiere a las dos modalidades separatistas alentadas por Estados Unidos: la llamada “dura”, que impulsa la desagregación lisa y llana de una parte de un territorio nacional bajo la bandera de la autonomía e independencia, y la modalidad “blanda”, que consiste en potenciar el poder de los grupos dominantes de una región, con el objetivo de minar la capacidad de los Estados nacionales en cuanto a la coordinación e implementación de sus políticas administrativas, económicas, sociales y culturales. En este último caso entraría el accionar de las fuerzas contrarias al gobierno nacional boliviano en Santa Cruz, como plan “B”, si no logran la secesión como objetivo principal. También podemos ubicar aquí  el intento de unificación, pocos años atrás de los poderes provinciales de Río Negro y Neuquén en la Argentina, con el pueril pretexto de achicar los gastos de las respectivas administraciones provinciales.

En el año 1999 el diario chileno El Mercurio, en su edición dominical del 5 de septiembre, publica un artículo del periodista argentino Andrés Oppenheimer en el que difunde, a su vez, un trabajo del investigador mexicano Juan Enríquez Cabot, miembro del Centro David Rockefeller para Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Harvard. En dicho trabajo el autor cita a Enríquez, quien plantea que en un futuro próximo surgirán nuevos países en Sudamérica, centrando concretamente esa posibilidad en el sur de Chile y Argentina a partir de la adquisición de extensos territorios por parte de privados extranjeros. “Hasta ahora –plantea Enríquez- el hemisferio occidental ha sido una parte del mundo que parece haberse mantenido al margen de los impulsos secesionistas”. Más adelante señala: “El objetivo de la mayoría de las guerras actuales es hacer a los países más pequeños, no más grandes”. Avala su tesis con las siguientes cifras: 62 países había en el mundo en 1914; 74 en 1946 y 193 en 1998.

¿Será entonces Sudamérica la región del mundo que sufrirá las maniobras secesionistas futuras de Estados Unidos? Y afirmamos “Estados Unidos” porque creemos que seguirá vigente la aplicación de la Doctrina Monroe en la disputa por los nuevos repartos territoriales entre los socios imperialistas. Ya existen planes en marcha, como veremos en casos concretos, en Venezuela y Bolivia, Argentina, Chile, Brasil.

( En próximas entregas veremos los casos citados y otros, en particular).

 

Horacio A. López.

 

 

 


[1]  No abrimos juicio en este trabajo sobre las razones esgrimidas por los patriotas panameños para bregar por la independencia.

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